Capitulo Un encuentro en el bar Emanuel salió de su oficina al anochecer, sintiendo que el peso del día lo aplastaba más que nunca. Las luces de la ciudad parecían demasiado brillantes para la oscuridad que llevaba dentro. Había tratado de concentrarse en el trabajo, de buscar distracciones, pero nada parecía calmar el torbellino en su cabeza Evitó a toda costa. así secretaria ,ya estaba pensando en que volvieran a su puesto habitual hasta que logrará sacarla de su vida .. Necesitaba hablar con alguien, desahogarse, y un nombre apareció en su mente y recordó a Verónica. No estaba seguro de por qué pensó en ella, pero algo en su manera de ser le había transmitido confianza desde el primer momento. Recordó su sonrisa cálida, su forma tranquila de hablar, como si cada palabra estuviera cuidadosamente elegida para apaciguar cualquier tormenta. Sin pensarlo mucho más, decidió dirigirse al bar donde sabía que la encontraría y así fue . Al entrar, el ambiente lo envolvió con su cálido
Emanuel y el peso de la verdad Emanuel abrió la puerta de su casa con el corazón oprimido. La conversación con Verónica en el bar lo había ayudado a aclarar sus pensamientos, pero no le había dado el valor necesario para enfrentarse a lo que venía. Al entrar, el aroma familiar del café recién hecho lo recibió, junto con el suave sonido de alguien moviéndose en la cocina. Cuando llegó al marco de la puerta, vio a Ismael sentado en la mesa, comiendo un sándwich. Su hijo se levantó al verlo y cruzó el espacio en dos zancadas, abrazándolo con fuerza. Emanuel sintió el calor de su abrazo y cerró los ojos, deseando que este momento de calma durara más de lo que probablemente podría durar . —Papá, ¿cómo estás? —dijo Ismael con entusiasmo, soltándolo y volviendo a sentarse. Emanuel se quedó de pie, observándolo. Había algo diferente en él, algo que no había notado antes. Su sonrisa era más amplia, sus ojos brillaban con una chispa que no veía desde hacía mucho tiempo. Ismael tomó un sorbo
El peso del futuroVerónica miraba a Carolina desde la mesa del comedor. El pequeño apartamento que compartían no era gran cosa, pero había sido su hogar desde que ella se separó del padre de Carolina. Ahora, mientras veía a su hija frente a sus libros, con el ceño fruncido y una preocupación evidente, sentía un nudo en el pecho.—¿Cómo vas con eso? —preguntó Verónica, rompiendo el silencio.Carolina levantó la mirada, sus ojos llenos de cansancio.—Bien, supongo… —respondió, aunque su tono no convencía. Cerró el libro de golpe y se pasó las manos por el cabello. —Mamá, ¿para qué seguir con esto si no voy a poder pagar la universidad?Verónica sintió un pinchazo en el corazón al escucharla. Sabía que su hija estaba pasando por un momento complicado, y la sola idea de que pudiera rendirse la aterrorizaba.—Caro, no digas eso —dijo con suavidad, pero firme. —Has trabajado demasiado para llegar hasta aquí.—¿Y para qué? —respondió Carolina, alzando un poco la voz. —Perdí el año pasado, m
La Noche Inolvidable de Ismael Ismael caminaba sin rumbo por los pasillos de la universidad con las luces iluminando sus pasos mientras su mente volvía a aquella noche inolvidable en el hotel. Era un recuerdo que guardaba con tanto cariño como intensidad. Todo había sucedido tan rápido, pero al mismo tiempo, sentía que había sido el momento más especial de su vida.Georgina… Desde el primer momento en que la conoció, ella había captado toda su atención. No era solo su belleza, que era evidente, sino algo más. Su forma de hablar, su manera de sonreír, la forma en que lo hacía sentir cuando estaba cerca de ella. Había algo en ella que lo atrapaba, algo que no podía explicar, pero que sabía que era único.Esa noche en el hotel había sido perfecta, casi como sacada de un sueño. Recordaba cada detalle: cómo ella había aceptado cenar con él, cómo habían terminado hablando durante horas, perdiéndose en una conversación que lo había hecho sentir más vivo que nunca.Cuando llegaron al hotel,
Poder y Desprecio Había logrado acercarse al joven en las últimas semanas, conquistando con la misma estrategia de seducción que había usado con su padre. Cueste lo que cueste, llegaré a ser la mujer del CEO —se dijo a sí misma esa noche, con una determinación inquebrantableA partir de ese momento, comenzó a acercarse al hijo de Emanuel. Usó su encanto juvenil, su inteligencia y su capacidad de adaptación para ganarse su confianza. Ismael, joven e impresionable, cayó rápidamente bajo su hechizo. Lo veía como un reto, un trofeo más que conquistar.Para Georgina, todo era un juego. Mientras Emanuel se resistía a entregarle el lugar que ella quería, Ismael la adoraba. Ambos eran herramientas, peones en un tablero que ella estaba manipulando con maestría.Georgina sabía que algunos la considerarían una villana, pero eso no le importaba. Ella no estaba dispuesta a conformarse con una vida ordinaria. Había trabajado demasiado para llegar a donde estaba, y no iba a permitir que nada ni na
Una aliada para su plan Emanuel se dejó caer en el sillón de cuero de su oficina, agotado por la lucha constante que significaba lidiar con Georgina. Desde hacía dos días, verla entrar a la empresa era un tormento. Cada vez que la miraba, recordaba lo bajo que había caído al involucrarse con ella. La imagen de Ismael lo perseguía como un fantasma, alimentando su culpa y su rabia. Había intentado poner distancia, mantenerla lejos con una frialdad calculada. Pero ella parecía no entender límites. La tarde anterior, en un acto de descaro que lo dejó paralizado, Georgina se acercó con una sonrisa venenosa. —Emanuel, si estás sufriendo por tu esposa muerta, yo puedo hacerte olvidar —susurró, inclinándose peligrosamente cerca de él. La frase lo hirió como un cuchillo. Su esposa, su amada Sandra, no merecía ser mencionada por esa mujer. La rabia le subió como una marea, pero se obligó a mantener la compostura. Respiró hondo, cerró los ojos un instante y, con un tono calculadamente cansa
El Orgullo Herido de GeorginaGeorgina estacionó su auto frente a la universidad con la seguridad de quien siempre consigue lo que quiere. Había dedicado buena parte de su día a maquinar el plan para conquistar nuevamente a Ismael. Sabía que el joven estaba loco por ella, y estaba convencida de que con un par de palabras y una sonrisa bien ensayada, lograría que dejara todo por pasar un rato juntos.Sin embargo, al subir al campus y encontrarse con Ismael en la entrada del edificio de Administración, notó que algo no iba según lo planeado. Ismael la recibió con una sonrisa amable, pero sus ojos estaban cargados de determinación.—Gina, ¿qué haces aquí? —preguntó, sorprendido pero sin perder la cortesía.—Vine a verte, tonto. Pensé que podríamos pasar algo de tiempo juntos —respondió ella, acercándose de manera seductora y tocándole ligeramente el brazo.Pero Ismael se mantuvo firme, dando un paso hacia atrás.—Me halaga que hayas venido, pero tengo un examen muy importante mañana a pr
El auto se deslizaba suavemente por las calles iluminadas mientras Georgina entrelazaba sus dedos con los de Ismael. La tensión en el ambiente era palpable, pero Ismael, con su juventud y falta de experiencia, no veía más allá de lo que tenía frente a él , es una mujer hermosa, con una presencia arrolladora que lo hacía sentir especial. Georgina lo miraba con picardía, sus ojos oscuros chispeando en la penumbra del coche. Para Ismael, era como estar en el paraíso, con una diosa que le había concedido la oportunidad de entrar en su mundo. Para Georgina, sin embargo, era un juego más. Había sido rechazada por Emanuel esa misma tarde, y eso la irritaba profundamente. No porque le interesara él como persona, sino porque nadie le decía que no. Así que, como respuesta, había ido directamente a buscar a su hijo a la universidad. Si Emanuel no quería jugar, ella se aseguraría de que Ismael lo hicieriera . Cuando Ilegaron al hotel, alrededor de las ocho de la noche, Georgina tomó las riend