LukaLa bella imagen frente a mí casi me hace derrumbarme sobre el piso. Alina luce preciosa en ese vestido veraniego que enmarca su hermoso cuerpo y queda perfecto con el rojo natural de su cabello. No pudo evitar que mis ojos se recreen en su belleza sin discreción y solo me interrumpo por el movimiento del niño que sostiene entre sus brazos.Podría llorar ahora mismo, al ver al pequeño pelirrojo disfrazado de lo que parece ser un cachorro y mi corazón corre desbocado cuando sus ojos se fijan en los míos y me sonríe.«Mi hijo me está sonriendo» sus inocentes ojos se iluminan como si pudiera reconocerme y le diera mucho gusto verme de nuevo, pero sé que no puede ser cierto, pues ha pasado demasiado tiempo desde la última vez que lo cargué entre mis brazos. Una eternidad, o por lo menos así se ha sentido.Alina se da cuenta y no hace nada por detener la lágrima que corre libre por su mejilla. Me acerco despacio a ellos, cauteloso de su reacción; esperando que no se trate solo de un es
Alina Después de tanto tiempo sin haber visto a Luka, el tenerlo aquí, frente a mí, cargando a nuestro hijo entre sus brazos; es toda una fantasía vuelta realidad. Lo extrañé tanto, que por mi mente cruza la idea de pedirle a los invitados que se retiren y nos dejen solos para poder tenerlo tan cerca como quiero ahora mismo. Es increíble la manera en que mi cuerpo lo recuerda y reacciona ante él. De solo oler esa fragancia masculina y deliciosa que despierta mis sentidos, mi mente viaja al pasado y cientos de imágenes de nosotros juntos destellan como relámpagos en mi memoria. Las horas siguientes son una tortura hasta que el último de los invitados se despide y por fin quedamos solos, como una familia. —Por fin —exclama aliviado, expresando el mismo sentimiento que me recorre entera—. Ahora, este cachorrito irá a su cama para mami y papi puedan tener una larga… conversación —anuncia de manera sugerente. «Él no quiere conversar… y, yo tampoco» Subimos a la habitación en silencio.
Alina FioreEl sonido chirriante del sartén ya me tiene harta, el molesto olor del humo que llena la cocina pica en mi nariz, y los murmullos de mis compañeros no hacen mas que aumentar el dolor de cabeza que sufro desde hace más de una hora. Recién comienzo mi doble turno en la cafetería donde trabajo, y ya no puedo esperar para que termine mi jornada e ir a casa a descansar.«Y pensar que en casa me espera más trabajo» me lamento al recordar el desorden que dejé antes de venir aquí esta mañana.Soy la cocinera encargada en esta pequeña cafetería desde hace poco más de dos años, cuando dejé la escuela de gastronomía, después de que mi madre muriera y mi padre se dejara llevar por su duelo, a tal grado de caer en los vicios.Desde entonces, vivo con mi abuela y mi padre en un pequeño departamento en Lower East Side en Manhattan. Con mi sueldo apenas nos alcanza para pagar la renta y algunos servicios, así que, desde hace algunos meses, hago turnos dobles en la cafetería para poder sol
Alina Tres semanas más tarde, mi familia y yo salimos del hospital y subimos al taxi que nos llevará de regreso a casa. Por suerte, las heridas de mi padre no fueron tan graves como se pensaba, y después de la operación y la recuperación, hoy por fin lo llevaremos a casa. Estos últimos días he trabajado sin descanso, he duplicado turnos en la cafetería y hasta he hecho labores que no me corresponden con tal de ganar un poco más de dinero. Además, hablé con el arrendatario del departamento y conseguí una prórroga por dos meses más, todo para poder reunir el dinero que mi padre debe a esos hombres y poder deshacernos de ellos. Aún debo cuidar de su nieta durante las tardes, pero no me importa, con tal de salir de nuestros problemas de una vez por todas. —Mira papá —digo con alegría al hombre, una vez que hemos comido y descansado. Mi padre se encuentra en el sofá frente a la televisión, mientras que yo le muestro el dinero que, con tanto esfuerzo, he logrado reunir en estas últimas
Alina Fiore El hombre misterioso me observa de una manera que me cala los huesos y me hace sentir extraña, indefensa y desnuda ante su escrutinio. No puedo evitar fijarme en lo apuesto que es, sin embargo, un aura oscura lo envuelve como una sombra que parece eclipsar su personalidad; como si ocultara algo dentro de la apariencia de poder que demuestra. —¡Llévensela! —ordena a sus hombres y me sacan del lugar a trompicones. El dueño del burdel no dice más, lo que me hace darme cuenta de la autoridad que mi héroe misterioso tiene sobre él. —Muchas gracias, señor —murmuro al hombre que camina unos pasos más adelante. —No agradezcas aún —responde saliendo del edificio y subiendo a la lujosa limusina negra donde me obligan a entrar también. Me siento abrumada inmediatamente y me quedo muy quieta en mi lugar, por el temor de dañar algo. El sujeto se encuentra justo al frente de mí y aprovecho el tiempo que se mantiene entretenido en su teléfono móvil, para detallarlo sin que pueda so
Alina Fiore —Es mi última advertencia, preciosa. O aceptas el trato que amablemente te ofrezco, o regresas a vender tu lindo cuerpo al mejor postor como estuviste a punto de hacerlo. Recuerdo lo horrible y sucia que me sentí al entrar al burdel y encontrarme ante las miradas lascivas de todos los hombres ahí, y me estremezco ante la posibilidad de regresar a ese lugar. » Piénsalo —reitera—. Te doy esta noche para tomar una decisión. Intento tranquilizarme y pensar con claridad en una manera más inteligente de salir de aquí; estos hombres no se andan con juegos y seguramente no dudarán en clavarme un tiro en la cabeza si hago cualquier movimiento en falso. Finjo estar de acuerdo y cuando salimos de la oficina, trato de recordar el camino por donde llegamos. «Sala de estar, escaleras, pasillo, vuelta a la derecha, tercera puerta a la izquierda» —Chiara te llevará a una habitación de huéspedes por esta noche, si necesitas algo, pídeselo a ella. «¿Qué? ¿Se supone que pase la noche
Luka ProvenzanoRemuevo el whisky en mi vaso, reflexionando cómo es que me metí en este maldito embrollo. Mi cabeza parece querer reventarse del dolor, gracias al atrevimiento de la maldita pelirroja que fue capaz de golpearme. Si tan solo hubiese estado conmigo uno de mis guardias, la historia sería muy diferente, pues, de seguro me hubiera convertido en viudo, antes de siquiera haberme casado con la joven.«Pero qué tamaño de ovarios para atreverse a tocar al futuro líder de la mafia»Sonrío negando con mi cabeza dolorida, al pensar en la pequeña bruja de ojos castaños que tuvo el valor de desafiarme en mis propios terrenos. Hay que admitir que tiene coraje.Unos golpes en la puerta de mi oficina me sacan de mis pensamientos, y digo a Chiara que pase con el analgésico que antes le pedí. El dolor no ha disminuido en absoluto en el transcurso de las tres horas que han pasado desde que fui agredido por esa salvaje.—Señor, la chica se niega a cenar —me informa la mujer con angustia en
Alina Dos días han pasado entre los preparativos para mi supuesta boda. La prueba del vestido es en lo único en lo que se me ha involucrado, de todo lo demás se han encargado las organizadoras que Chiara contrató para agilizar el dichoso evento que se llevará a cabo hoy.Los nervios me invaden ante lo desconocido. Jamás me imaginé que el día de mi boda sería así; sin mi familia, sin Lola… sin amor.La nostalgia me hace derramar lágrimas amargas que debo ocultar rápidamente, antes de que la maquillista que trabaja en mi rostro deba volver a regañarme por arruinar su “obra de arte”, y debo fingir que mi estado se debe a la enorme felicidad que siento por el gran día en el que cambiará mi vida… para bien, o para mal… eso aún no lo sé.Miro mi aspecto frente al espejo, y debo reprimir el sollozo que amenaza con sacudirme el pecho ante mi propia imagen. Me veo hermosa, siendo sincera; qué lástima que nadie apreciará mi belleza como podrían hacerlo las personas que en verdad me quieren.«C