Alina Fiore
El hombre misterioso me observa de una manera que me cala los huesos y me hace sentir extraña, indefensa y desnuda ante su escrutinio.
No puedo evitar fijarme en lo apuesto que es, sin embargo, un aura oscura lo envuelve como una sombra que parece eclipsar su personalidad; como si ocultara algo dentro de la apariencia de poder que demuestra.
—¡Llévensela! —ordena a sus hombres y me sacan del lugar a trompicones. El dueño del burdel no dice más, lo que me hace darme cuenta de la autoridad que mi héroe misterioso tiene sobre él.
—Muchas gracias, señor —murmuro al hombre que camina unos pasos más adelante.
—No agradezcas aún —responde saliendo del edificio y subiendo a la lujosa limusina negra donde me obligan a entrar también.
Me siento abrumada inmediatamente y me quedo muy quieta en mi lugar, por el temor de dañar algo. El sujeto se encuentra justo al frente de mí y aprovecho el tiempo que se mantiene entretenido en su teléfono móvil, para detallarlo sin que pueda sorprenderme.
Es bastante atractivo, si soy sincera: su piel ligeramente bronceada se me antoja tan suave, su rostro enmarcado por una prolija barba de candado que rodea cuidadosamente esos labios perfectos y carnosos. Su nariz recta y cejas pobladas, le dan a su rostro ese toque de rudeza que le queda tan bien. Los ojos no puedo observarlos, debido a que mantiene la cabeza baja durante la mitad del trayecto, pero, podría asegurar que son hermosos como todo lo anterior.
Salgo del embrujo de su presencia cuando me doy cuenta de que, en realidad, no sé a dónde me llevan, así como tampoco estoy segura de quienes son, o lo que quieren de mí.
—¿Puedo preguntar a dónde nos dirigimos? —indago con cautela por el temor que me causa. Él solo se limita a observarme con aburrimiento y responde de la misma manera:
—Vamos a mi casa, aquí no es seguro hablar. —Sus palabras me generan más preguntas que respuestas, pues, ni siquiera nos conocemos, ¿de qué se supone que debemos hablar?
No digo nada más y espero con impaciencia el momento de terminar con esto, y poder regresar a casa, mi nona me necesita en el hospital; el recuerdo de su cuerpo conectado a todos esos aparatos me mantiene en una constante preocupación, que no hace más que incrementar con el pasar de las horas.
Después de lo que me pareció una eternidad, hemos llegado a una enorme y absurdamente ostentosa mansión, en el sector más exclusivo de la ciudad; de esos que solo había visto por televisión y jamás me imaginé poder ver en persona nunca en mi vida.
Debo cerrar mi boca para disimular el asombro que siento, y me veo obligada a seguir a los hombres que me guían al interior del lugar, donde el lujo es aún mayor. El hombre misterioso, con facha de “El padrino”, me indica con un movimiento de cabeza que lo siga hacia la oficina donde entramos solo él y yo. Los nervios me asaltan de pronto, asimismo, el lugar se siente más pequeño de lo que en realidad es, debido a su imponente presencia.
—Toma asiento. —Señala uno de los sofás frente al escritorio, mientras que él se coloca en su lugar detrás de la mesa. Hago lo que dice y no puedo evitar apretar mis dedos con nerviosismo ante el secretismo de la situación.
—¿Qué hago aquí? —Me animo a preguntar.
—Tengo una propuesta para ti —dice recostando su cuerpo del respaldar de su asiento con confianza, antes de proseguir—: Como sabrás, esta noche estuviste a punto de ser subastada a algún hombre al azar y, no precisamente para casarse contigo.
—Lo entiendo —respondo bajando la cabeza con vergüenza—. Gracias por salvarme de ese destino, señor…
—Espera. —Me interrumpe antes de que pueda terminar de hablar—. Si bien te salvé, ¿no creerás que lo hice sin segundas intenciones?
—Por supuesto que no lo creo, pero, ¿qué podría necesitar un hombre como usted, de una joven humilde como yo?
—En realidad, nada —concuerda conmigo, haciéndome sentir aún más inferior de lo que ya me sentía—. Pero, aunque no lo creas, sí hay algo en lo que me puedes ayudar. —Guarda silencio aumentando la expectativa y, cuando continúa, un mareo me desestabiliza al escuchar su propuesta—: Necesito que te cases conmigo.
—¡¿Cómo?! ¿P-por qué yo? No lo conozco, jamás podría hacer algo como eso.
—Solo sería por un año. —Ignora mi estado y continúa enumerando las condiciones de nuestro supuesto matrimonio como si mi opinión no valiera nada—, después de eso serás libre de regresar al cuchitril en el que vives con el borracho de tu padre. Por supuesto que esto deberá quedar entre nosotros y nadie podrá enterarse de que nuestro matrimonio es falso.
—No lo acepto —respondo envalentonada y asqueada de toda la locura que acaba de decir.
—Creo que no nos estamos entendiendo —dice sonriendo con suficiencia—. Si te niegas, solo hay otra opción: yo buscaré a otra mujer que sí acepte casarse conmigo, y tú volverás al burdel de donde te saqué para ser subastada de nuevo.
—¡Eso no es justo! —Sollozo sin poder evitar el sentimiento que me hunde en el mismo hueco de donde creí haber salido—. No me está dando opciones reales, me está chantajeando.
—Así son las cosas en mi mundo, bonita —espeta encogiéndose de hombros, con una soltura que me causa repulsión y continúa—: Mi mafia es de las más poderosas de todo el mundo, pronto seré el líder y no habrá persona cuerda que se atreva a negarme algo, y tú no serás la excepción.
—¡Pues me niego! —Me levanto de un salto con la intención de retirarme del lugar en el mismo instante, pero, antes de que pueda salir de la oficina, su cuerpo fornido me arrincona contar la puerta y su mirada se clava en la mía con ferocidad.
«Ojos verdes» me permito admirar, pero inmediatamente me reprendo al darme cuenta del peligro que su mirada esconde.
Alina Fiore —Es mi última advertencia, preciosa. O aceptas el trato que amablemente te ofrezco, o regresas a vender tu lindo cuerpo al mejor postor como estuviste a punto de hacerlo. Recuerdo lo horrible y sucia que me sentí al entrar al burdel y encontrarme ante las miradas lascivas de todos los hombres ahí, y me estremezco ante la posibilidad de regresar a ese lugar. » Piénsalo —reitera—. Te doy esta noche para tomar una decisión. Intento tranquilizarme y pensar con claridad en una manera más inteligente de salir de aquí; estos hombres no se andan con juegos y seguramente no dudarán en clavarme un tiro en la cabeza si hago cualquier movimiento en falso. Finjo estar de acuerdo y cuando salimos de la oficina, trato de recordar el camino por donde llegamos. «Sala de estar, escaleras, pasillo, vuelta a la derecha, tercera puerta a la izquierda» —Chiara te llevará a una habitación de huéspedes por esta noche, si necesitas algo, pídeselo a ella. «¿Qué? ¿Se supone que pase la noche
Luka ProvenzanoRemuevo el whisky en mi vaso, reflexionando cómo es que me metí en este maldito embrollo. Mi cabeza parece querer reventarse del dolor, gracias al atrevimiento de la maldita pelirroja que fue capaz de golpearme. Si tan solo hubiese estado conmigo uno de mis guardias, la historia sería muy diferente, pues, de seguro me hubiera convertido en viudo, antes de siquiera haberme casado con la joven.«Pero qué tamaño de ovarios para atreverse a tocar al futuro líder de la mafia»Sonrío negando con mi cabeza dolorida, al pensar en la pequeña bruja de ojos castaños que tuvo el valor de desafiarme en mis propios terrenos. Hay que admitir que tiene coraje.Unos golpes en la puerta de mi oficina me sacan de mis pensamientos, y digo a Chiara que pase con el analgésico que antes le pedí. El dolor no ha disminuido en absoluto en el transcurso de las tres horas que han pasado desde que fui agredido por esa salvaje.—Señor, la chica se niega a cenar —me informa la mujer con angustia en
Alina Dos días han pasado entre los preparativos para mi supuesta boda. La prueba del vestido es en lo único en lo que se me ha involucrado, de todo lo demás se han encargado las organizadoras que Chiara contrató para agilizar el dichoso evento que se llevará a cabo hoy.Los nervios me invaden ante lo desconocido. Jamás me imaginé que el día de mi boda sería así; sin mi familia, sin Lola… sin amor.La nostalgia me hace derramar lágrimas amargas que debo ocultar rápidamente, antes de que la maquillista que trabaja en mi rostro deba volver a regañarme por arruinar su “obra de arte”, y debo fingir que mi estado se debe a la enorme felicidad que siento por el gran día en el que cambiará mi vida… para bien, o para mal… eso aún no lo sé.Miro mi aspecto frente al espejo, y debo reprimir el sollozo que amenaza con sacudirme el pecho ante mi propia imagen. Me veo hermosa, siendo sincera; qué lástima que nadie apreciará mi belleza como podrían hacerlo las personas que en verdad me quieren.«C
Alina—Espero que sigan disfrutando de la velada. Mi amada esposa y yo ya debemos retirarnos, nos urge llegar a casa, como podrán imaginarse —habla mi nuevo esposo delante de todos los invitados a nuestra boda, haciéndolos reír por su comentario de mal gusto. Su mano envuelve la mía y da un pequeño apretón, recordándome que debo actuar como una esposa enamorada; pues, de lo contrario, habrá consecuencias, así que me obligo a sonreírle y estiro mi rostro hacia él, invitándolo a besar mis labios.Luka entiende la indirecta y acepta, dejando un rápido beso sobre mi boca, para luego abrazarme con aparente ternura, provocando los suspiros de parte de la multitud que se creen por completo nuestro cuento de amor.«Es tan convincente, que incluso yo me lo creería»—Te amo, mi amor —pronuncia delante de todos.—No tanto como yo, mi cielo.—¡Vivan los novios! —Se escucha entre los presentes y la ovación se extiende por todo el salón, seguida por los aplausos, mientras Luka y yo salimos del saló
SALVADA POR LA MAFIACAPÍTULO 5. PIEZA DE AJEDREZAlinaLlego al hospital después de haber realizado hazaña tras hazaña para poder salir de la casa sin que nadie se diera cuenta y debo darme prisa si quiero que eso siga siendo así.—Buenas noches —digo a la recepcionista, rogando a dios por que no haya problema por la hora y me permita pasar a ver a mi abuela.—Buenas noches, señorita. Lo siento, pero ya no son horas de visita, puede regresar mañana temprano…—Lo entiendo, pero, estoy buscando la habitación de mi abuela, la señora María Rossi —le explico esperando que tenga un poco de compasión—. Hace unos días estuvo en cuidados intensivos debido a problemas en el corazón…—¿María Rossi? —pregunta con nerviosismo—. Por supuesto, no hay problema. —Cambia de parecer en cuanto a la hora de visita, lo que me hace pensar que mi querido esposo tiene influencias también en el hospital—. La señora Rossi se encuentra en la habitación 601, puede pasar. —concluye con una sonrisa tímida.—Muchas
LukaEl edificio de seis plantas operado por La Camorra se vislumbra entre las ruinas del territorio abandonado sobre el muelle 54 en el Hudson. Las camionetas donde viajan mis mejores hombres se acercan con sigilo al lugar, siguiendo el plan que he diseñado para llevar a cabo el rescate de Alina, esperando llegar antes de que se atrevan a dañarla, pues, de lo contrario, mi furia arderá como lo hizo troya y no habrá lugar en el mundo que pueda esconder a la arpía de Roxanne, quien me ha metido en esta situación sin medir las consecuencias.A estas alturas, ya deben de haber escuchado el sonido del helicóptero en el que aterrizo sobre la azotea de la construcción, y bajo cuando la lluvia de disparos comienza a sonar, dándome la señal que necesito para entrar en búsqueda de mi esposa.Disparo a la cerradura de la puerta externa que me da acceso al sexto piso del edificio y golpeo al hombre que se encuentra resguardando la zona, dejándolo noqueado en el piso. Lo último que deseo es matar
LukaMe remuevo sobre la cama de manera incómoda después de una semana de mal dormir, pues simplemente no me acostumbro a otra cama que no sea la de mi habitación. Estiro mi cuerpo haciendo crujir mi columna y me levanto con pereza dispuesto a comenzar un nuevo día. Debo presentarme temprano en el cuartel, ya que hoy llegan los materiales que necesitamos para comenzar a armar el nuevo cargamento de artillería que exportaremos a los principales países del mundo.Mi tío se ha vuelto un dolor en el trasero después de la muerte de mi padre, lo que solo me confirma la sed de poder que siempre ha tenido, y que hoy está satisfaciendo al ser el encargado temporal de los negocios de mi padre; por ello, debo mantenerme más atento y presente que nunca, pues no confío del todo en él y no quiero encontrarme con sorpresas cuando por fin retome el cargo como líder.Me preparo como siempre; tomo una ducha fría, a pesar del invierno que azota la ciudad, el agua fría siempre me ayuda a despertar por co
Alina —Mi niña, me alegra mucho verte bien —murmura mi nonna cuando me despido, después de haber pasado toda la tarde con ella en el hospital—. No sabes lo preocupada que estuve estos días al pensar en tu supuesto matrimonio con ese hombre. —Ya te dije que estoy bien, nonna —reitero por tercera vez desde que llegué—. Luka es diferente, él me cuida mucho en verdad —miento a medias, al pensar en la vez en la que me rescató del secuestro y mi estómago se aprieta al recordar el temor que sentí. —Más le vale, cariño —advierte—. Es lo que los esposos deben hacer. —Sí —murmuro de manera incómoda al tener que mentirle sobre mi “feliz” relación con Luka. —Ya debo regresar a casa, nonna. Luka se preocupará si llego tarde —digo abrazándola y dejando un beso sobre su frente—. Me alegra mucho que te encuentres mejor, volveré pronto, ¿de acuerdo? —Cuídate mucho, mi niña. —Acaricia mis mejillas con cariño, antes de decir las palabras que me hacen tragar saliva con fuerza—: espero pronto poder c