Alina Fiore
—Es mi última advertencia, preciosa. O aceptas el trato que amablemente te ofrezco, o regresas a vender tu lindo cuerpo al mejor postor como estuviste a punto de hacerlo.
Recuerdo lo horrible y sucia que me sentí al entrar al burdel y encontrarme ante las miradas lascivas de todos los hombres ahí, y me estremezco ante la posibilidad de regresar a ese lugar.
» Piénsalo —reitera—. Te doy esta noche para tomar una decisión.
Intento tranquilizarme y pensar con claridad en una manera más inteligente de salir de aquí; estos hombres no se andan con juegos y seguramente no dudarán en clavarme un tiro en la cabeza si hago cualquier movimiento en falso.
Finjo estar de acuerdo y cuando salimos de la oficina, trato de recordar el camino por donde llegamos.
«Sala de estar, escaleras, pasillo, vuelta a la derecha, tercera puerta a la izquierda»
—Chiara te llevará a una habitación de huéspedes por esta noche, si necesitas algo, pídeselo a ella.
«¿Qué? ¿Se supone que pase la noche aquí?»
—No puedo pasar la noche aquí —le informo—. Debo regresar a casa, mi abuela me necesita.
—No saldrás de aquí hasta que me tengas una respuesta y, por tu bien, espero que sea positiva —amenaza.
Entro en pánico al instante, sin poder creer en el lío en que me he metido esta vez. ¿Cómo llegué a esto? yo solo anhelaba tener una vida tranquila, un matrimonio lleno de amor, con un hombre al que amara y me amara, sin necesidad de lujos, pero con amor de sobra. Ahora se supone que debo ser la esposa de un mafioso arrogante al que ni siquiera conozco, o ser vendida en un burdel para la diversión de un hombre que me tratará como cualquier cosa, menos como a una mujer.
No lo pienso demasiado, y observo el primer objeto que se atraviesa en mi camino: un candelabro de aspecto costoso y pesado se vislumbra en una de las mesitas del corredor. Lo tomo y golpeo al hombre en la cabeza, haciéndolo tambalear dando un paso atrás para recuperarse; aprovecho el momento, ya que nos encontramos solos y no creo que una oportunidad así se vuela a repetir. Me digo a mí misma que después pensaré en la manera de salir de este problema: huir del país no me parece una mala opción.
Corro por el pasillo que, a su vez, me lleva a otro pasillo, confundiendo así mi mapa mental.
«Vuelta a la izquierda, escaleras, sala de estar, puerta principal»
Corro y corro, encontrando más pasillos, y más puertas, haciendo imposible mi salida como la tenía planeada. Disminuyo mis pasos y trato de ser sigilosa cuando escucho a los hombres del mafioso buscarme por toda la casa.
«Estoy perdida. Van a matarme justo aquí»
Recobro la esperanza cuando, sin saber bien cómo, diviso la escalera por donde subimos en un principio; me detengo en el pasillo y me cercioro de que nadie pueda verme, sorprendiéndome de la soledad que se siente a mi alrededor.
«Deben estar buscándome en las habitaciones»
Camino lentamente, como un animal sigiloso que escapa de su depredador. Volteo a todos lados antes de abrir la puerta que me llevará a mi libertad y, apenas alcanzo a girar el pomo, cuando esa voz, tan sensual como peligrosa, me asalta desde mis espaldas, erizándome la piel al sentir su cuerpo pegado al mío, acorralándome justo como hace rato en su oficina.
—Te tengo, gatita escurridiza. ¿Por qué huyes de mi generosidad?
—Soy libre de decidir sobre mi destino —digo encarándolo. Sus ojos se clavan en los míos y su mirada fría provoca que mi corazón se acelere sin saber por qué.
Nuestra cercanía envía señales equivocadas a mi cuerpo, y mi respiración se agita ante su belleza. Reprimo el impulso de inhalar hondo al sentir de cerca su deliciosa y masculina fragancia, pues me daría vergüenza que se entere de que, en realidad, no me es indiferente; sin embargo, la razón regresa a mí, al ver el hilo de sangre que recorre desde su sien, hasta llegar más debajo de su pómulo izquierdo. Un absurdo sentimiento de culpabilidad me ataca, pero me convenzo a mí misma de que es un mal hombre, y no debo de sentir compasión por él.
—Te informo, querida, que he pagado una fuerte suma por ti —presume—. Me perteneces, y, si antes te di la opción de elegirme libremente, desde ahora te digo que esa oportunidad ha expirado. Hazte a la idea de que eres mía de ahora en adelante. Serás mi esposa te guste o no, y por lo largo de un año, fingirás amarme y serás la mejor esposa que pude soñar. Solo después de eso recuperarás tu libertad. ¿Acaso no soy bondadoso, mi amor?
—Claro que lo eres, cariño. —Finjo una sonrisa, aceptando que por hoy he perdido. Mañana pensaré de qué otra manera me puedo librar de este monstruo, pero, por ahora, solo queda seguirle la corriente.
—¡Chiara! —Llama a la que supongo, es su empleada, y me lanza una advertencia—: Jamás se te ocurra volver a atentar contra mí, no sabes la suerte que tienes de estar aún con vida, pero, no te aseguro que la próxima vez resultes tan bien librada.
El temor recorre mi cuerpo ante sus palabras, pues, le creo. Estoy completamente segura de que es capaz de borrarme de la faz de la tierra si a él se le antoja, así que decido guardar mis cartas para después.
—¿Sí, señor? —Llega la mujer de mediana edad y de aspecto agradable que inmediatamente se pone a su disposición.
—Lleva a mi novia a una habitación —le pide, haciéndome enfurecer por el apelativo con el que me ha llamado—. Enciérrala en su recámara y pide que organicen todo, que en tres días será nuestra boda.
El suelo se mueve bajo mis pies, al escuchar las palabras que me condenan a su lado, y la posibilidad de mi vida tranquila se mira ahora tan lejana, que mis esperanzas desaparecen como lo hace el hombre que sale disparado de la casa sin voltear a verme de nuevo.
Luka ProvenzanoRemuevo el whisky en mi vaso, reflexionando cómo es que me metí en este maldito embrollo. Mi cabeza parece querer reventarse del dolor, gracias al atrevimiento de la maldita pelirroja que fue capaz de golpearme. Si tan solo hubiese estado conmigo uno de mis guardias, la historia sería muy diferente, pues, de seguro me hubiera convertido en viudo, antes de siquiera haberme casado con la joven.«Pero qué tamaño de ovarios para atreverse a tocar al futuro líder de la mafia»Sonrío negando con mi cabeza dolorida, al pensar en la pequeña bruja de ojos castaños que tuvo el valor de desafiarme en mis propios terrenos. Hay que admitir que tiene coraje.Unos golpes en la puerta de mi oficina me sacan de mis pensamientos, y digo a Chiara que pase con el analgésico que antes le pedí. El dolor no ha disminuido en absoluto en el transcurso de las tres horas que han pasado desde que fui agredido por esa salvaje.—Señor, la chica se niega a cenar —me informa la mujer con angustia en
Alina Dos días han pasado entre los preparativos para mi supuesta boda. La prueba del vestido es en lo único en lo que se me ha involucrado, de todo lo demás se han encargado las organizadoras que Chiara contrató para agilizar el dichoso evento que se llevará a cabo hoy.Los nervios me invaden ante lo desconocido. Jamás me imaginé que el día de mi boda sería así; sin mi familia, sin Lola… sin amor.La nostalgia me hace derramar lágrimas amargas que debo ocultar rápidamente, antes de que la maquillista que trabaja en mi rostro deba volver a regañarme por arruinar su “obra de arte”, y debo fingir que mi estado se debe a la enorme felicidad que siento por el gran día en el que cambiará mi vida… para bien, o para mal… eso aún no lo sé.Miro mi aspecto frente al espejo, y debo reprimir el sollozo que amenaza con sacudirme el pecho ante mi propia imagen. Me veo hermosa, siendo sincera; qué lástima que nadie apreciará mi belleza como podrían hacerlo las personas que en verdad me quieren.«C
Alina—Espero que sigan disfrutando de la velada. Mi amada esposa y yo ya debemos retirarnos, nos urge llegar a casa, como podrán imaginarse —habla mi nuevo esposo delante de todos los invitados a nuestra boda, haciéndolos reír por su comentario de mal gusto. Su mano envuelve la mía y da un pequeño apretón, recordándome que debo actuar como una esposa enamorada; pues, de lo contrario, habrá consecuencias, así que me obligo a sonreírle y estiro mi rostro hacia él, invitándolo a besar mis labios.Luka entiende la indirecta y acepta, dejando un rápido beso sobre mi boca, para luego abrazarme con aparente ternura, provocando los suspiros de parte de la multitud que se creen por completo nuestro cuento de amor.«Es tan convincente, que incluso yo me lo creería»—Te amo, mi amor —pronuncia delante de todos.—No tanto como yo, mi cielo.—¡Vivan los novios! —Se escucha entre los presentes y la ovación se extiende por todo el salón, seguida por los aplausos, mientras Luka y yo salimos del saló
SALVADA POR LA MAFIACAPÍTULO 5. PIEZA DE AJEDREZAlinaLlego al hospital después de haber realizado hazaña tras hazaña para poder salir de la casa sin que nadie se diera cuenta y debo darme prisa si quiero que eso siga siendo así.—Buenas noches —digo a la recepcionista, rogando a dios por que no haya problema por la hora y me permita pasar a ver a mi abuela.—Buenas noches, señorita. Lo siento, pero ya no son horas de visita, puede regresar mañana temprano…—Lo entiendo, pero, estoy buscando la habitación de mi abuela, la señora María Rossi —le explico esperando que tenga un poco de compasión—. Hace unos días estuvo en cuidados intensivos debido a problemas en el corazón…—¿María Rossi? —pregunta con nerviosismo—. Por supuesto, no hay problema. —Cambia de parecer en cuanto a la hora de visita, lo que me hace pensar que mi querido esposo tiene influencias también en el hospital—. La señora Rossi se encuentra en la habitación 601, puede pasar. —concluye con una sonrisa tímida.—Muchas
LukaEl edificio de seis plantas operado por La Camorra se vislumbra entre las ruinas del territorio abandonado sobre el muelle 54 en el Hudson. Las camionetas donde viajan mis mejores hombres se acercan con sigilo al lugar, siguiendo el plan que he diseñado para llevar a cabo el rescate de Alina, esperando llegar antes de que se atrevan a dañarla, pues, de lo contrario, mi furia arderá como lo hizo troya y no habrá lugar en el mundo que pueda esconder a la arpía de Roxanne, quien me ha metido en esta situación sin medir las consecuencias.A estas alturas, ya deben de haber escuchado el sonido del helicóptero en el que aterrizo sobre la azotea de la construcción, y bajo cuando la lluvia de disparos comienza a sonar, dándome la señal que necesito para entrar en búsqueda de mi esposa.Disparo a la cerradura de la puerta externa que me da acceso al sexto piso del edificio y golpeo al hombre que se encuentra resguardando la zona, dejándolo noqueado en el piso. Lo último que deseo es matar
LukaMe remuevo sobre la cama de manera incómoda después de una semana de mal dormir, pues simplemente no me acostumbro a otra cama que no sea la de mi habitación. Estiro mi cuerpo haciendo crujir mi columna y me levanto con pereza dispuesto a comenzar un nuevo día. Debo presentarme temprano en el cuartel, ya que hoy llegan los materiales que necesitamos para comenzar a armar el nuevo cargamento de artillería que exportaremos a los principales países del mundo.Mi tío se ha vuelto un dolor en el trasero después de la muerte de mi padre, lo que solo me confirma la sed de poder que siempre ha tenido, y que hoy está satisfaciendo al ser el encargado temporal de los negocios de mi padre; por ello, debo mantenerme más atento y presente que nunca, pues no confío del todo en él y no quiero encontrarme con sorpresas cuando por fin retome el cargo como líder.Me preparo como siempre; tomo una ducha fría, a pesar del invierno que azota la ciudad, el agua fría siempre me ayuda a despertar por co
Alina —Mi niña, me alegra mucho verte bien —murmura mi nonna cuando me despido, después de haber pasado toda la tarde con ella en el hospital—. No sabes lo preocupada que estuve estos días al pensar en tu supuesto matrimonio con ese hombre. —Ya te dije que estoy bien, nonna —reitero por tercera vez desde que llegué—. Luka es diferente, él me cuida mucho en verdad —miento a medias, al pensar en la vez en la que me rescató del secuestro y mi estómago se aprieta al recordar el temor que sentí. —Más le vale, cariño —advierte—. Es lo que los esposos deben hacer. —Sí —murmuro de manera incómoda al tener que mentirle sobre mi “feliz” relación con Luka. —Ya debo regresar a casa, nonna. Luka se preocupará si llego tarde —digo abrazándola y dejando un beso sobre su frente—. Me alegra mucho que te encuentres mejor, volveré pronto, ¿de acuerdo? —Cuídate mucho, mi niña. —Acaricia mis mejillas con cariño, antes de decir las palabras que me hacen tragar saliva con fuerza—: espero pronto poder c
Alina —No puedo creer que a la primera oportunidad que te doy vas y traicionas mi confianza y, encima de ello, ocasionas problema tras problema con tu comportamiento, Alina. —Luka espeta molesto apenas cruzamos la puerta de la casa, tras haberme salvado de esos hombres que pretendían introducirme por la fuerza al bar.—Lo siento, yo solo quería ayudar a mi amiga —confieso sinceramente—. Esos tipos me agredieron sin razón, yo no tengo la culpa de que haya personas tan despreciables como ellos.—Te di permiso de visitar a tu abuela, ¿Qué carajos estabas haciendo en un bar? —cuestiona dudando de mí—, ¿de verdad esperas que me crea esa tontería? ¿tan acostumbrada estás a esos lugares, que apenas saliste de casa corriste a ellos? Tal vez debí dejar que te subastaran en el burdel —asevera con veneno en cada palabra.—Luka, déjame explicarte…—No hay nada que explicar —me interrumpe—. Ya me tienes harto, ¿qué habría pasado si no me hubiese encontrado cerca de tu ubicación en ese momento? ¿n