CAPÍTULO 22. CONFESIÓN

Karina intentó moverse, pero un peso se lo impidió, sintió unas piernas fuertes y un brazo sosteniéndola por la cintura, su cabeza descansaba en un pecho fuerte, fue tocando el cuerpo junto al de ella, aún sin abrir los ojos, sintió en su pierna la erección del hombre, por segundos se desorientó hasta pensó que se trataba de un sueño, pero parecía tan real que eso fue lo que la hizo dudar, abrió los ojos y miró su rostro con sus ojos color caña mirándola intensamente con una sonrisa.

—Hola, mi potranca guaraní, mi india suramericana—habló tomándole el mentón y besándola—, pensé que había sido todo un sueño, producto de mi imaginación, pero eres real y eres mía.

Aun cuando le respondió el beso, de inmediato soltó —Vamos a aclarar alg

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