CAPÍTULO 58. COINCIDENCIA

Karina, sin pensar ni un minuto más, se levantó de su asiento y lo besó, chupando su labio inferior. Hasta que llegó el mesero y los interrumpió, ella se avergonzó porque los encontraron besándose, su rostro era del color de una fresa. Marino la miró y no pudo evitar reírse ante la expresión de su chica. Hizo su pedido y el hombre se retiró.

—Karina Amor, te di el anillo pero no conversamos de la fecha de matrimonio. Quiero que nos casemos lo más pronto posible, en dos semanas podemos hacerlo por el civil y el eclesiástico lo haremos después de que des a luz.  No quiero esperar más para que seas mi

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