Ian Moskav Saber que se vuelve tan loca de deseo por mi como yo por ella, hace que todo lo que hao valga la pena. Lo bueno y lo malo.Nikky puede que algún día me perdone, a fin de cuentas la he salvado pero Nicoletta, esa no creo que pueda hacerlo si las cosas salen mal. Tengo todo milimétricamente planeado...pero la vida es la vida y esa suele ser una mala perra. Y si me jode es porque me lo merezco.Meto mis dedos dentro de la tela de su maldita ropa y acaricio su espalda gimiendo en un beso duro que le exijo.La oigo murmurar palabras de aprobación y algun reclamo por dejarla sola para irme a jugar a las intrigas, río, ignorando todo y pronto estamos sobre el sofá del reservado, sus piernas a los lados de mis muslos y mi polla entrando en ella.—¡Dios, estoy enamorado hasta las trancas de todo lo que me haces sentir, diabla!Ella ríe. Se mueve al ritmo que le da la gana y le permito hacer. Me encanta ver como el demonio que llevo dentro se deja amansar por las diabluras de Nicole
Nikky Moskav (Ya no más Nicoletta)Además de Alessio, entiendo que hay otros dos hombres detrás de mí y por lo menos siento que estoy protegida de lo que sea que pueda pasar.Todos me miran y hay más de una chica que luce poco feliz con el hombre que la tiene. Eso me hace volver a mi pensamiento inicial y empezar a prometerme a mi misma acabar con la maldita catedral de descubrir que lo que sospecho está pasando aquí. Y la verdad no me gustaría que así fuera si Samuel está en el ajo.Entre los dos ya no hay vuelta atrás y cada día estoy más cerca de mi ruso y más lejos de él pero por su bien, creo que merece mucho más que todo esto.Todavía puedo sentir la prueba del deseo de mi marido entre mis piernas y corroboro que jamás he tenido eso con nadie y sí, Ian no es santo lo sé. Pero resulta que yo tampoco y entre corromper a Samuel y pecar con Ian, me quedo con la segunda opción.Pudimos tener una oportunidad si no hubiese aparecido el ruso pero resulta que también habríamos tenido muc
Nikky Moskav —¡Puedo explicarlo!Alzo las manos como si me estuviera apuntando con un arma. En cambio son sus ojos los que me apuntan furiosos. Le veo mirarme lleno de celos y rabia. Me siento sin ánimos ya, justo dónde antes estaba dormido y borracho Samuel. Todavía siento el sofá caliente bajo mis muslos. Es difícil estar dividida entre dos hombres y de formas tan distintas.Veo como Alessio lo saca hasta donde está su amigo y yo todavía busco en mi mente qué decir a mi marido.—No hay nada que puedas decir que minimice la ira que siento al haber oído a mi mujer —recalca la palabra mí, con un bramido —, diciéndole a otro cuanto haría por él. Y no sé si mi delirio por tí te ha hecho olvidarte de que tú eres mía —tira de mi brazo y me pega a su cuerpo —. Ni el imbécil de Straits ni el mismísimo Dios puede hacer que eso cambie. Que no se te olvide. Igual estoy dejándote demasiado albedrío y empiezas a confundirte.—No me hables así, Ian. —No provoques que lo haga —reclama.—Estás cru
Nikky Moskav Me dejo llevar porque a él no puedo negarle mi deseo ni mi placer. Me muero por entregárselo todo y siempre soy presa de un éxtasis infinito entre sus manos y en este caso su boca.Separa con dos dedos de su mano los labios de mi sexo y pasa la lengua de arriba abajo muy lentamente haciéndome gritar su nombre. Le tomo del pelo pegándome a su boca y me devora con un hambre inacabable. —Dime que eres mía —mete y saca sus dedos de mi interior y me aferro a las sábanas con puños cerrados —. Reconoce que no hay nadie más. Solo yo y tú solo mía. Que siempre será así, pase lo que pase.¿Qué podría pasar?No le respondo. No puedo hablar y empiezo a sentir como me rompo en mil pedazos abierta ante su rostro duro y sensual. Me muevo buscando más fricción más velocidad y placer y acabo por apretarme los pechos gritando mi liberación. —Soy toda tuya, maldito seas ruso del demonio.—Y siempre lo serás. Su declaración es acompañada de una certera estocada. Honda, profunda y llena d
Nikky Moskav El mundo arde ante mis ojos porque sin él todo se quema y ahora hay un incendio que me siento incapaz de sofocar.No entiendo cómo me ha hecho esto y ni siquiera estoy segura de que lo podamos solucionar porque todo lo que tengo claro es que acabo de arrancarlo de mi corazón, y todavía filtro la sangre que escurre entre mis dedos desde todas las cicatrices que me ha dejado su traición. —Te advertí que no era de fiar —Alessio se regodea en su demostración. Mientras mi corazón se destroza —. Te ha utilizado para salirse con la suya. No eres más que el medio para obtener algo y con ella, estaba mejor. Solo eres un espejismo.Sus palabras se clavan en lo más profundo de mi. Me abren una brecha que destila dolor y rabia y todos, absolutamente todos los sentimos que se vinculan a ella van a parar a la espalda de Ian Moskav...mi maldito marido.—Quiero que te calles y te largues de aquí —escupo calmadamente —. Tú eres el menos indicado para hablar de traiciones cuando lo más p
Samuel Straits está delante de mi sin rastros de su anterior embriaguez y sin saber por qué lo hago, me lanzo a sus brazos que me atrapan enseguida como si hubiera nacido para pertenecer a ellos. Me aprietan contra su pecho al tiempo que su nariz huele mi pelo.Nunca podré explicar la relación entre los dos. Cuándo nos hicimos tan compatibles o cuando tan lejanos. Somos como dos caras de la misma moneda. Funcionamos al derecho y al reverso. Pero en el fondo pertenecemos a otros. Y los dos lo sabemos.—Vámonos de aquí —creo que le dice a Alessio. Me separo de él y nos vamos con sigilo escaleras abajo. Ni siquiera tomamos el ascensor y escapamos del hotel sin que Ian pueda enviar a alguien a por mi o sus demencias nos alcancen.Los papeles en los que aparecen las evidencias de su traición se quedan en la habitación y no miro atrás nunca más. Simplemente escapo flanqueada por dos de los hombres más importantes de mi vida y me subo a un coche para salir hacia donde alguno de ellos decida
No le demuestro miedo. No pienso hacerlo. Le sostengo la mirada y espero que esto le duela tanto como me duele a mi que me haya usado y hasta se haya follado a mi propia hermana.Él, sin embargo, me empuja contra el avión, hurga en mi piel con su mano libre y me obliga a reprimir jadeos. No sé que busca...pero disfruto de como lo hace.Se las apaña muy bien para manosear mi cuerpo y sin dejar de amenazarme brama su orden en mi oído...—¡Abre las piernas!Obedezco incapaz de resistirme y sus dedos examinan mi coño a conciencia. Pasean por los labios húmedos de mi centro y se me caen los ojos a punto de suplicar que me tome aquí mismo. Termina con ellos llenos de la humedad que mi cuerpo es incapaz de no crear por él y entonces saca la mano y se chupa las yemas frente a mi. Y luego mete esos mismos dedos a mi boca jadeante. Mi lengua saborea mi deseo y aleja su mano de mi antes de que esto se complique más.—No estás recién follada y sí muy ávida de mi...—añade afirmando y quita el seg
Tiempo después...Ian Moskav—¿Cómo está mi mujer? —es inevitable poner tono de voz brusco en esta pregunta, es lo más importante de toda mi asquerosa vida. Sin ella me siento muerto, vacío, hueco.Y a todo eso debo sumarle que la respuesta tiene que gustarme porque podría ponerme todavía peor.La morena me mira asustada. Hace bien en estarlo, sigo enfadado con ella por no dejarme sacar a Nikky de allí. La quiero a mi lado, aunque sea en el exilio pero Adhila no me deja. Y aunque no es mi estilo en esto, tengo que confiar en su criterio.Desde que salí de aquel avión estoy escondido por los simpatizantes árabes de mi gobierno. Pretenden que sea el presidente fantasma de la nación y ella la primera dama pero quieren que se haga con el poder por sí misma. Yo solo quiero tenerla.Su hermana la sigue de cerca y sabe de las intenciones del partido pero no dirá nada, a menos que Nikky la presione cuando se conozcan. Mientras, Nicoletta tiene claro que mi mujer es la clave de toda la mafia.