Samuel Straits está delante de mi sin rastros de su anterior embriaguez y sin saber por qué lo hago, me lanzo a sus brazos que me atrapan enseguida como si hubiera nacido para pertenecer a ellos. Me aprietan contra su pecho al tiempo que su nariz huele mi pelo.Nunca podré explicar la relación entre los dos. Cuándo nos hicimos tan compatibles o cuando tan lejanos. Somos como dos caras de la misma moneda. Funcionamos al derecho y al reverso. Pero en el fondo pertenecemos a otros. Y los dos lo sabemos.—Vámonos de aquí —creo que le dice a Alessio. Me separo de él y nos vamos con sigilo escaleras abajo. Ni siquiera tomamos el ascensor y escapamos del hotel sin que Ian pueda enviar a alguien a por mi o sus demencias nos alcancen.Los papeles en los que aparecen las evidencias de su traición se quedan en la habitación y no miro atrás nunca más. Simplemente escapo flanqueada por dos de los hombres más importantes de mi vida y me subo a un coche para salir hacia donde alguno de ellos decida
No le demuestro miedo. No pienso hacerlo. Le sostengo la mirada y espero que esto le duela tanto como me duele a mi que me haya usado y hasta se haya follado a mi propia hermana.Él, sin embargo, me empuja contra el avión, hurga en mi piel con su mano libre y me obliga a reprimir jadeos. No sé que busca...pero disfruto de como lo hace.Se las apaña muy bien para manosear mi cuerpo y sin dejar de amenazarme brama su orden en mi oído...—¡Abre las piernas!Obedezco incapaz de resistirme y sus dedos examinan mi coño a conciencia. Pasean por los labios húmedos de mi centro y se me caen los ojos a punto de suplicar que me tome aquí mismo. Termina con ellos llenos de la humedad que mi cuerpo es incapaz de no crear por él y entonces saca la mano y se chupa las yemas frente a mi. Y luego mete esos mismos dedos a mi boca jadeante. Mi lengua saborea mi deseo y aleja su mano de mi antes de que esto se complique más.—No estás recién follada y sí muy ávida de mi...—añade afirmando y quita el seg
Tiempo después...Ian Moskav—¿Cómo está mi mujer? —es inevitable poner tono de voz brusco en esta pregunta, es lo más importante de toda mi asquerosa vida. Sin ella me siento muerto, vacío, hueco.Y a todo eso debo sumarle que la respuesta tiene que gustarme porque podría ponerme todavía peor.La morena me mira asustada. Hace bien en estarlo, sigo enfadado con ella por no dejarme sacar a Nikky de allí. La quiero a mi lado, aunque sea en el exilio pero Adhila no me deja. Y aunque no es mi estilo en esto, tengo que confiar en su criterio.Desde que salí de aquel avión estoy escondido por los simpatizantes árabes de mi gobierno. Pretenden que sea el presidente fantasma de la nación y ella la primera dama pero quieren que se haga con el poder por sí misma. Yo solo quiero tenerla.Su hermana la sigue de cerca y sabe de las intenciones del partido pero no dirá nada, a menos que Nikky la presione cuando se conozcan. Mientras, Nicoletta tiene claro que mi mujer es la clave de toda la mafia.
Es extraño como se siente el sonido en mi casa. Es una mansión a pie de playa en California y sin embargo y a pesar del acostumbrado sonido del mar siento algo más...unas pisadas o no lo sé, algo va mal.Tengo meses de embarazo y mis gemelos están muy sanos dentro de mi. Saber que son dos fue una sorpresa que no esperaba pero que recibí muy emocionada sobre todo por no poder tener a mi marido conmigo para sentir lo que sentí cuando lo supe.Nuevamente oigo como alguien camina a mi alrededor y pienso rápidamente como alcanzar la pistola en la mesilla de noche pero para cuando voy a moverme ya es demasiado tarde, una mano se aprieta alrededor de mi cuello intentando matarme.Trato de luchar contra la asfixia que me provoca pero cada vez me queda menos aire. Grito en medio de silencio un nombre que conozco muy bien cuando veo los ojos de quien me intenta matar y entonces empiezo a morir. Ya no me queda aire, mis bebés deben estar ahogándose dentro de mi y me arden los pulmones al tratar
Esa misma noche llego a Moscú después de haber cenado con el ruso en París. Me alojo en un hotel que gestiona Adhila y sé que mi marido está al tanto de todos mis movimientos. Aunque de lo que no es consciente es del juego al que se está atreviendo a perder teniéndome como adversaria.Ya imaginaba que estaba vivo cuando Adhila apareció por mi vida casi como si fuera un ángel de la salvación absoluta. Era increíble que una desconocida tuviera poder para sacar a Samuel de la cárcel cuando el único que podía hacerlo estaba muerto. Luego se hizo mi mejor amiga y no soy mujer de tener a otras pululando a mi alrededor sin que nos llevemos mal y finalmente, su interés infinito por los detalles de mi embarazo me hicieron sospechar al punto de descubrir que efectivamente trabajaba para Ian. Ahora, en este momento estoy enfadada con él. Si quería hacerse pasar por muerto no necesitaba fingir conmigo y, si Alessio forma parte de todo esto —ese es un cabo que aun tengo suelto —, imagino que alg
Es tan cabrón como lo recordaba. Me arde el pecho solo de saber que está aquí, cerca de mi y mirándome como sé que que le gusta. Es como si hubiéramos vuelto a los tiempos en la catedral cuando no podía tocarme pero no disimulaba si deseo de hacerlo.Niego sonriendo detrás de mi máscara y me alejo del brazo de Ivanov. Decido darle la medicina de los celos a Ian y dejarlo observar de lejos mis encantos en brazos de otro.Hay candelabros que alumbran este el suelo hasta la altura de las ventanas. Todo el suelo alfombrado en negro contrastando con el blanco de las flores en los jarrones. Lirios blancos exactamente. La lujosa fiesta está llena de expertos en entretenimiento y una orquesta tocando de fondo. No se si soy yo pero todo luce tan lúgubre como la mafia misma, un tanto gótico y erótico a la vez. Hay mujeres bailando en jaulas ambientadas con tubos de metal para seducir a los invitados, incluso a las mujeres y tengo que felicitar a Ivanov por tan exquisita fiesta de regreso en m
Se quita la corbata y me cubre los ojos. Sus manos pasean por mi silueta y me lleno de gemidos ansioso por él. Me muerdo los labios y saboreo mi propia sangre en medio de la mordida. Soy un propósito que quiero que vea que no puede tener. Me seduce saber que su desesperación le pone a mis pies y ni siquiera tiene valor para hablar...está a mi merced como yo alguna vez estuve a la suya.Los dedos me recorren el sexo, tocan suavemente mis pliegues y separan sus carnes haciéndome rugir y exigir en un bramido un preservativo cuanto antes. Él gruñe de regreso y me mantiene quieta cuando se pone entre mis muslos, respira mi aroma con una inspiración fuerte y profunda y pasa entonces la lengua por mi volcán caliente y desesperado. Yo grito y me retuerzo colgando del techo. Me vuelve loca y le extrañaba tanto, que todo se siente más intenso y animal. Tan visceral...Es que es su olor me desquicia, sus manos me poseen y su cuerpo...Dios, lo reconzoco hasta de lejos. Me llora el coño por él y
Todavía tiemblo al recordarlo. No puedo negar que me afecta como siempre pero no me dejaré salirse con la suya esta vez. No soy la de antes y él tiene que currárselo mucho si pretende que le perdone. Eso, en caso de que lo haga.—¿Dónde estabas?—Despidiéndome de la mascarada —balbuceo nerviosa en una clara ironía. —Parece que disfrutaste la fiesta —Ivanov me sonríe. Huelo a sarcasmo.—Un poco sí —contesto sin mucha efusión —. Aunque hubiera adorado estar más tiempo me tengo que ir. Estoy cansada y mañana regreso a mi casa. Será un día intenso.—Rusia te sienta bien —rápidamente me toma la mano, besa su dorso y mal construyo una sonrisa hasta que me alejo despidiéndome sin más.Cuando salgo de la vorágine que dejo detrás siento que no ha tenido mucho sentido mi presencia en esta fiesta. En un inicio no lo vi pero ahora que hizo acto de presencia mi marido entiendo que probablemente Ivanov esté del bando de Ian también. Dos o tres personas supieron de mi aquí, pero...¿el resto como va