Desafíos

Después de eso no para, se aferra a mi cintura y percute en mi interior sin parar. Duro, fuerte y sin piedad.

Me enloquece y grito sin poder evitar sentir que jamas he sido follada de forma tan salvaje.

—Ahora eres mi mujer —ruge en un bramido mientras me tira del pelo hacia atrás —. Mía y de nadie más.

Me da la vuelta, me carga y echando las caderas hacia atrás, coge impulso y sale despedido hacia adelante otra vez y me penetra. Él dispone todo y me obliga a ser una muñeca en sus manos. Me anula las decisiones y le dejo que me tenga, encima de eso me gusta.

—Ian...quiero más —jadeo poseída por la lujuria. Mi boca se entre abre y él observa como dejo caer ma cabeza hacia atrás entre embestida y embestida. Tengo las manos abiertas como un cristo y siento que el placer va a matarme.

Simplemente me entrego dejando que me embista violentamente hasta que el orgasmo me sorprende y él me sigue. Se corre slvajemente dentro de mi sin preguntar si quiera si tomo la píldora. Es una fiera reclama
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