Solo uno podía sobrevivir...pienso cuando vuelvo a disparar. En esta ocasión como en la anterior la bala no sale. Él está sobre mi, enterrado entre mis muslos y sabedor de que iba a matarlo pero mi pistola no dispara nada. Ni la primera, ni la segunda ni todas las otras en que sigo intentándolo. —Te advertí que no podías estar a mi nivel, nunca. No digo nada.¿Qué podría decir?Este juego acaba aquí...he creído ganar una partida que estaba perdida y he jugado a morir...más que a matar.—Entonces mátame tú —rujo sin miedo —. No eres piadoso y no te vi pensártelo mucho cuando lo hiciste con Hillary. ¡Vamos...acaba conmigo!Ya lo dije en su momento, este hombre sería una ruleta rusa para mi. No tuve dudas entonces, tampoco no las tengo ahora.Lo peligroso de jugar con un tipo así, es la posibilidad de engancharte a la sórdida sensación surreal de goce turbio junto a él. Ian Moskav es tan oscuro que sus tinieblas son contagiosas, es como un diablo que hace que te encante ser su posesió
Ian Moskav Finjo muy bien. Soy el puto rey del engaño. Un maestro de la mentira. Dios del truco.Esta es la tercera mujer que entierro y todavía nadie puede entender cómo hago lo que hago.La diferencia ahora es que esta sí es mi mujer, con ella me quedo y no la perderé jamas. Lo que Nicolleta Moskav es para mí, ni yo mismo lo entiendo.Estamos en el funeral inglés de mi esposa Nikky, y cuento los segundos para que esta mierda acabe y despertar a Nicoletta para hundirme en ella hasta me diga basta.Esa rubia no imaginó todo lo que podía sucederle al meterse a la catedral. Allí yo elijo quien entra y quien sale y cuando mi contacto en la Interpol me avisó de que habían mandando a una rubia para atrapar a mis socios y dar conmigo, solo tuve que abrir el archivo para saber que la tendría para mí. Ella siempre estuvo condenada por la mafia. Será la reina del puto mundo a mi lado pero no se puede reinar desde el lado bueno. Ahora está muerta para el mundo y ha despertado como la dama del
Nicoletta Moskav La realidad es que he renacido...en toda mi esencia y la extensión de la palabra.Fui la mujer más miserable del mundo al lado de un mafioso que entendía como mi amo, del que nadie sabe los secretos que guardo y las heridas que llevo, para ser ahora la poderosa esposa rusa de uno de los políticos más exitosos y gánster más peligroso del país.Este es mi comienzo otra vez, mi resurrección. Fui Nikky, el solo nombre indica sumisión, dulzura, entrega. Ahora soy Nicoletta, sinónimo de poder, furia y sexo. Soy la ardiente esposa de un demente que comparte conmigo, mucho más que negocios.Me he cambiado al lado oscuro...me han obligado a hacerlo. La policía me puso en las manos de un supuesto delincuente que resultó siendo un apasionado empresario y luego me lo quitaron, privándome de poder enamorarme de él para lanzarme a las garras de un ruso salvajemente apasionado que se apropió de todo lo que hay en mí y me dejaron sola, a merced del placer animal al que me tiene som
—Pero, ¿tengo que matarlo yo? —podría decirse que me tiembla la voz.Estoy metida en un mundo azaroso, lo sé. Puedo notarlo en todo lo que pasa y en cada día que entierro pero matar, lo que es la acción de asesinar a alguien no creo que pueda hacerlo y no me parece nunca haber aprobado algo así. —Cambia esa cara —me pellizca la nariz —. No serás tú quien apriete el gatillo pero si quien lo ponga de rodillas entre tus piernas para que yo pueda disparale. Siento en cada palabra que sale de su boca como se van creando las gráficas de lo que propone, en mi mente. Incluso puedo sentir como me hundo en un pantano muy profundo del que no saldré nunca si me dejo arrastrar ahí. –Me estás llevando a hacer cosas que sabes que no...—Preocúpate por estar a la altura de las situaciones y quizás, algún día te sorprendas con las vías que estoy abriendo para tí. Me siento, cubro mi cuerpo con una sábana y cruzo las piernas para tener esta conversación en condiciones. Él en cambio me ofrece un vas
—Me pasaría los días enteros tomándote —intenta morderme la boca y me alejo riendo.Nos vamos a la ducha y entiendo que no va a hablarme del señor de la mañana así que ni me molesto en averiguar. Tendré que encontrar mis propios métodos para saber cosas...esas cosas que no me cuenta.—Me gusta que tengas tanto deseo por mi porque to también lo tengo por tí. —¿Ya te has olvidado de Straits? —la pregunta estropea el ambiente.Me doy la vuelta huyendo de sus ojos. No puedo creer ese atisbo de inseguridad en un hombre como este.—Ya me respondiste —afirma feroz —. Hoy vas a verlo. Intenta disimular tus sentimientos no vaya a ser que tenga que matar a tu amorcito.—¡Basta ya, Ian! —grito y me giro —. Samuel es lo que es y tú lo sabes desde el principio. No hay nada entre nosotros pero le tengo en un lugar especial de mi corazón. Mi marido eres tú, te deseo a tí y estoy contigo. Solo he pensado en Samuel ahora que no sé por qué lo has mencionado...pero ten en cuenta que tú también tienes u
—Buenas noches, pareja —se nos acerca Alessio —.¿No me presentas a tu nueva esposa? Otra más —ironiza dirigiéndose a mi marido que me aprieta la mano para mantenerme en el sitio.—Buenas noches, un gusto saludarte...hasta luego —contesto en ruso tomando la delantera a Ian y notando la sorpresa gigante en la cara de mi ex. Intento movernos para alejarnos de mi ex.—Mantén tu distancia, Alessio —exige el ruso tomando mi cintura —. No busques tanto...a ver si vas a encontrar mucho más de lo que esperas.Los dos hombres se ríen bajo una enorme tensión y finalmente se distancian apartando sus miradas. Deciden no competir en ninguno de los dos casos. No entiendo por qué pero agradezco en silencio. Sé que en estas como en otras cosas dependo de las decisiones de mi marido pero que ganas tengo de deshacerme de este hombre. De cerrar ese capítulo en mi vida, uno donde él fue un miserable de principio a fin y nada más. Me hizo amarlo tanto como odiarlo y hoy sé que soy proclive a los malotes,
¡Es Sandy!Miro a mi amiga de la mano del ruso amigo de mi marido y no puedo creérmelo. ¿Qué hace aquí? Entonces mi alegría muta a nerviosismo...—¿Qué hace ella aquí, Ian?—¿No estás feliz? —me pregunta y me percato de que ella me ve. Me sonríe y me calmo pero mi marido insiste —. Pensé que te haría feliz tener a alguien aquí en Rusia para pasar tus días sin mi.—No seas pícaro. Los dos sabemos que tejes una red a mi alrededor para mantenerme cada vez más involucrada en tu vida y a tu lado.—Tú ya estás condenada a mí, Nicoletta —determina usando mi nuevo nombre —. No necesito hacer nada más para conservarte. Jamás vas a dejarme porque nunca te dejaré hacerlo.Inspiro sonoramente porque Ian puede ser muy cabrón cuando quiere y soltar este tipo de mensajitos subliminales implica advertencia, amenaza y aviso. Todo eso se resume en una sola palabra: Peligro.Veo a mi amiga acercarse junto al desconocido para mi y nos abrazamos como si hubiesen pasado años desde la última vez que nos v
Verle la cara me molesta, no la soporto y ver como me desea, la forma en la que me mira y me disfruta sin siquiera tocarme me da náuseas, un asco muy grande que va mucho más allá de un ataque de celos.—Que coño haces...? —la encara Samuel. —Descubrir a tu amante —Sheyla cruza el umbral y cierra la puerta detrás de ella —. Lo tengo todo grabado. Que beso más tierno.—No tengo nada con él y lo sabes —me defiendo ante su irónica forma de hablar.—¡No! —niega estirando los labios y es repugnante —. No lo sé, y tu marido no estará muy contento con esto... yo en cambio seré la única dueña del club y las empresas si Samuel muere y créanme que soy muy capaz de provocar a Moskav para quitarme del medio dos ratas de un tirón, creo que los dos lo saben, Samuel va a amorir si Ian ve esto.Me revienta que tenga razón y me gustaría darle de hostias a su marido por haberle dado esos cartuchos para tenerlos cogidos por los huesos ahora.—¿Que quieres, Sheyla? —él resume el desatre a esa pregunta.—