Verle la cara me molesta, no la soporto y ver como me desea, la forma en la que me mira y me disfruta sin siquiera tocarme me da náuseas, un asco muy grande que va mucho más allá de un ataque de celos.—Que coño haces...? —la encara Samuel. —Descubrir a tu amante —Sheyla cruza el umbral y cierra la puerta detrás de ella —. Lo tengo todo grabado. Que beso más tierno.—No tengo nada con él y lo sabes —me defiendo ante su irónica forma de hablar.—¡No! —niega estirando los labios y es repugnante —. No lo sé, y tu marido no estará muy contento con esto... yo en cambio seré la única dueña del club y las empresas si Samuel muere y créanme que soy muy capaz de provocar a Moskav para quitarme del medio dos ratas de un tirón, creo que los dos lo saben, Samuel va a amorir si Ian ve esto.Me revienta que tenga razón y me gustaría darle de hostias a su marido por haberle dado esos cartuchos para tenerlos cogidos por los huesos ahora.—¿Que quieres, Sheyla? —él resume el desatre a esa pregunta.—
—¿°Qué te dijo? Me doy la vuelta cuando siento que Samuel también está dentro del despacho conmigo.Es tan fácil de querer. Tan cómodo como respirar...sería tener una vida a su lado pero nuevamente los dos sabemos que eso no va a pasar.Por más que de forma recurrente lo piense cuando le tengo delante, sé que no existe esa posibilidad. —Mantente lejos de mi —inspiro y me doy la vuelta —. Varias veces te lo he dicho y no acabas de entenderlo. Yo no te convengo y lo sabes, Samuel. Cuando voy a pasar por su lado me toma de la muñeca, pega nuestras mejillas a pesar de estar cada uno mirando en direcciones contrarias y se le notan las ganas que tiene de tocar más que esas partes de mi cuerpo. Le siento respirar fuerte contra mi y no puedo evitar hacerlo también. —También sé que no soy indiferente a tí y no puedo negar que me gustaría esperar a que ese ruso cometa el error de sacarte de su vida.—Eso no va a pasar, Samuel. —Yo sé que sí que va a pasar.—De ser así —le miro de soslayo —
Tuve que mantener muy bien mi fachada de Nicoletta. Hice un gran papel al no delatar mi identidad. Mirar a Claudio con indiferencia y fingir que era la primera vez que lo veía.Aún así él no se dió por vencido y luego de que mi marido le recordara que mi supuesta gemela y yo éramos como gotas de agua, por lo tanto no es de extrañar que tuviéramos la misma voz, insistió en interrogarme a solas.—Bueno, usted dirá —calco a la perfección el acento ruso.La oficina en la que estamos no es más que el interior de una furgoneta de guardia policial. No sé qué se traerá pero está vigilando el club nuevamente. Me encantaría saber por qué si se supone que Samuel les colabora pero bueno, en mi nueva condición no puedo interceder. Nicoletta Moskav no tiene nada que ver con policías.—No puedes decirme que no me conoces Nikky —prende un cigarrillo. —Me llamo Nicoletta —insisto soltando un bufido. —No mientas.—No lo hago —sostengo.Subo las manos hasta la mesa y entrelazo los dedos esperando que
Han pasado unos días desde aquella noche en que la policía intentó saber de Nikky y poner a Nicoletta en contra de Ian. Unos días desde que volvimos a Rusia y como siempre que estamos allá, Ian está más tranquilo. Menos animal y más hombre. No sé que tiene la catedral que saca su lado más salvaje y se pone especialmente dominante, reclamando a todos su dominio sobre mi y eso a veces, me supera.Tenerlo en Rusia es otra cosa. Me lleva a todos lados como la esposa ideal, me besa en público sin hacer de eso una demostración de poder sobre mi y me sostiene de la mano con cariño, sin que su intención sea tirar de mi muñeca o tomarme de la nuca en plan dueño de mi para que todos los vean, como siempre hace cuando estamos en presencia de los socios de la catedral y luego de todo eso, es el amante ardiente que nunca nadie podría igualar...aunque eso lo mantiene en todos los lados a donde me lleva. Para tomarme Ian no tiene rutas, ni horarios ni geografía favorita.Hay dos mundos de distancia
La despedida se alargó hasta que finalmente fue capaz de dejarme ir y yo de hacerlo. Hay un peligroso problema entre los dos y es que ninguno utiliza el raciocinio porque somos igual de intensos con el otro.Las horas se nos hacen insuficientes para estar juntos y cuando tenemos que irnos por caminos separados no lo asumimos bien, cada vez es más difícil estar lejos uno del otro.—¿Cómo llegaste? —es lo primero que dice al contestarle la llamada telefónica —Extrañandote —le oigo suspirar —. Estoy quitándome los zapatos pensando en tus manos sobre mis piernas, acariciando mi piel, caminando por mi cuerpo.—Dios, amor no digas más —suena ronco de deseo.—¿Qué me estás haciendo, Ian Moskav? Es más una introspección que una pregunta. Suelto los tacones en la alfombra y me dejo caer en el sofá, la gamuza de su forro me acaricia la piel, no le he dicho a mi ruso que estoy en lencería. No quiero seguir deseando algo que no puedo tener por ahora. —Menos de lo que me gustaría hacerte, preci
—¡Vaya...! —se mofa Alessio y me besa la mejilla pasando frente a Claudio —. Veo que estás muy solicitada. ¿Qué hace él aquí?Me encojo de hombros y camino hasta el minibar, me sirvo un gin tonic y sigo fumando tranquilamente. Me da exactamente igual que apresen a mi ex como que se maten entre ellos, no tengo preferencias. Mi intención es mantener a Samuel a salvo y pecar a gustito con mi ruso.—Creo que ya sabes que puedo meterte a la cárcel por el resto de tu vida —ironiza Claudio —. Si yo fuera tú no provocaría a alguien como yo.—Si tu fueras yo —repite Alessio caminando hasta ponerse a mi lado —, habrías muerto por esta mujer, no sabes quién es cuando se deja suelta y entre todos sabemos que envidias lo que he tenido con ella, que te mueres de ganas de ser su héroe y por eso estás aquí sin imaginar que es muy capaz de salvarse hasta del mismísimo diablo y que ahora está más protegida que nunca y después de eso, sabemos muy bien que soy intocable, que no tienen nada para atraparme
—Estás muy equivocada en todo, preciosa —me responde Alessio y su voz ronca, como antes...me hace cosas que todavía me sorprende tiene el poder de hacerme —. Nunca vas a olvidarme, hace mucho me aseguré de eso pero disfruta de tu experiencia rusa, no te va a durar para siempre y sabes que nunca hablo por hablar.—¡Alessio, Alessio...! —me acerco a él en el coche, antes de que aparquen —. Necesitas olvidarme tú, ya no puedes lastimarme y jugar contigo es tan fácil como respirar. No te confundas que aunque Ian no existiera esto de aquí —me acaricio la cara interna de mis muslos —nunca más estará cerca de tí. Me jodiste la vida, mataste a mi hijo, me enviaste a la cárcel y me pusiste los cuernos, ni en mil años de matrimonio con el mismísimo diablo me haría sentir peor que tú. No te confundas. Me mira serio, como es él. Alto y despeinado, luce nervioso, no entiendo por qué y bufa cuando se detiene el coche, niega dejándome con la palabra en la boca para bajar cuando nos abren. Entonces
—Estoy embarazada, Nikky. Me detengo en seco. Me quedo petrificada por varias cosas y todas vienen a mi mente desde mi pasado. Yo también estuve a punto de morir estando embarazada. También fui presa del miedo de perderlo todo y así lo hice y el hombre responsable de eso está aquí, justo detrás de mi y sabe tan bien como yo, lo que estoy pensando.—No me llames así —replico y me volteo —...¿es de Samuel?—¡No! —responde enseguida y me sorprende igual que me alivia —Es mío. —¿Quién es el padre, Sheyla? —suelto un resoplido y la miro —. Y espero que no mientas, sabes que se comprueba fácil.—El padre es el tuyo, tu hermano vive dentro de mi.Sus palabras salen como si fueran disparadas por una ametralladora y se clavan en el centro de mi pecho haciendo incluso que se sientan reales... me tambaleo como si sangraba por un balazo.—¿Qué cojones has dicho?Alessio tira de su pelo para que responda y ella niega diciendo...—Puedes pensar lo que quieras pero no te diré nada más... ese viejo