Todavía no me atrevo a abrir los ojos. No sé ni decidir dentro de la oscuridad de mis pensamientos hacia donde o hacia quien debo mirar cuando los abra. Quién estará más herido, o feliz o expectante. No sé que demonios hacer pero entonces alguien lo descubre por mi.—Felicitando a la señora Moskav —de repente la contestación de Samuel me lastima.No consigo entender mis propios sentimiento cuando en el fondo no debería tenerlos. Vine a aquí con un objetivo clarísimo y me he ido saltando todos los bocetos que preparé acerca de mi incursión en este sitio hasta llegar a confundirme incluso en mi propia mente acerca de lo que quiero y lo que no quiero. Y detrás de todo eso lo único que tengo claro es que no sé lo qué quiero...a pesar de saber lo que debo.—Así es, Ian —me levanto sacando mi mano de entre la de Samuel y me posiciono al lado de ruso —. Estaba contándole sobre nuestro intempestivo matrimonio y...—No fue intempestivo —me desmiente y aprieta unos dedos en mi cintura —, fue v
Me cubro la boca con la mano y vuelvo a recuperar la respiración cuando noto que el disparo no ha lastimado a nadie. Fue un tiro al cielo raso y el silenciador impidió otras repercusiones. Este ruso está loco y yo mucho más por haberme casado con él y sentir segura en sus dementes manos.Sheyla corre hacia su marido y él simplemente está peleando con el mío, por el amor de otra mujer...otra que soy yo.En el fondo estamos todos locos.Samuel no le presta la menor atención a ella y sigue mirando en mi dirección. Solo me ve a mí y no luce para nada afectado.—La próxima vez voy a darte un tiro entre los ojos —oigo mascullar a Ian —. Ella es mía, y solamente yo puedo disponer de ella. No vuelvas a olvidarlo y solo porque me lo ha pedido te estoy dejando coexistir con Nikky. Tira de mi garganta y me besa en medio de un temblor que aún no se me ha quitado y se marcha con Sheyla detrás luego de que le haga una seña, ella deja a su impávido marido a solas conmigo. Nos quedamos los dos en s
Han pasado los días y podría decir que las cosas han cambiado. Y cuando digo cambiado me refiero a cambiado desde de todos los ángulos. Samuel se ha vuelto el mismo tipo frío y distante del principio, justo como lo había descrito Sandy cuando me coló en el club y me contó sobre la mayoría de las cosas a grandes rasgos.Ella también es otro de los cambios, volvemos a tener tiempo para socializar y mi marido actúa como cualquier hombre apasionado y dedicado a su esposa.Quien nos mira de lejos no imagina lo que hay en el trasfondo de todo esto.—Cada vez que pienso lo que has hecho —comenta Sandy mientras picotea su ensalada —, alucino.—No tenía muchas opciones, Sandy —refuto —. Conocer a Ian fue incluso más salvaje y violento que venir al club intentando desenmascarar a Samuel frente a la policía.—Pero todo esto es demasiado —insiste —. Me parece un mal sueño.—Imagínate a mí —sostengo —. Y a todas estas, mañana tengo que viajar a Rusia. Mi marido está allá y quiere que me conozcan
No me permito ni un pestañazo. Ninguna señal de debilidad a pesar de estar en riesgo de morir y ser traicionada por mi propio marido mafioso. Todo en una misma acción. —¡Me gustas, Nikky! —baja el arma de pronto el señor —. Solo espero que tengas claro que hablaba en serio...somos una familia muy importante y tenemos una imagen que mantener y esa, te incluye a ti.Chasqueo la lengua y miro hasta Ian que bebe tranquilo su cognac y me mira abriendo la boca para reírse...no entiendo nada.—¿A qué ha venido lo de antes? —pregunto.—Ven, cariño. Siéntate conmigo —niego para mi esposo y este repone —. Ya conocerás a papá. Son sus test de bienvenida a la familia. No le gusta que los débiles nos ronden.Arrugo en entrecejo entendiendo que estoy rodeada de dementes. Son locos todos. Menudo viejo de mierda y la mujer no se inmuta.—Bueno, nos vamos —se levanta él y me guiña un ojo —. Nosotros tenemos póquer y ópera. Por separado claro.La broma de mi suegro no me hace ninguna gracia. Le veo sa
*Te estoy vigilando...analizando hasta matarte...adivina quien soy...*Ese es el mensaje que recibo en la siguiente mañana después de mi viaje a Rusia. No sé quién, ni por qué motivo podría llevarme un mensaje así cuando está claro que Alessio nunca se ha escondido para amenazarme y desde la muerte de Hillary y que se corriera la voz entre su círculo, de que soy la esposa de Moskav, tal como había planeado y esperado me ha dejado en paz.Si hubiese decidido volver a perseguirme no tengo dudas de que me lo haría saber. Su mayor placer es hacer sentir miedo, sumisión, pánico. Eso le satisface como nada en la vida y yo tuve mi propia dosis de todo aquello en su momento. Conozco muy de cerca la sensación y por eso sé que estos mensajes anónimos no son suyos.—Me encantaría saber qué pasa por tu cabeza ahora mismo —un acento ruso me habla.Me alejo de la ventana y le doy mi teléfono móvil para que vea lo que me preocupa. —Alessio no es —digo mientras él observa —. Puedo apostar que no es
He vuelto a la ciudad. Solo nuevamente. No sé si me acostumbre a estar en este ir y venir con el ruso.Los días a su lado fueron increíbles a pesar de toda la presión del padre y las cosas que pretendía hacer allí pero que dejamos inconclusas al menos de mi parte, Samuel llamó indicando que me necesitaba aquí, con urgencia.Aviso a Claudio que estoy de regreso y que el ruso no vendrá hasta el fin de semana siguiente, es obvio que no he descubierto lo suficiente de él todavía pero creo que vamos por buen rumbo. Lo que pasa es que las turbulencias apuntan a que me empieza a gustar más de lo que debería.—¿Cómo te va con tu vida rusa? —me detengo en medio del salón cuando oigo esa voz.¡Alessio está en mi casa!¿Cómo ha entrado?¡Dios, Dios!Tenía que haber venido con los guardaespaldas de Moskav. Joder.—¿Qué haces en mi casa? —deposito las llaves en el centro de mesa de la puerta y finjo que no tengo unos nervios que me devoran.—No sé como pudiste pensar que no descubriría dónde te ti
Mientras veo como Samuel sigue esperando por mi, sin entender qué se describe en mi expresión completamente nueva para él, yo pienso en las palabras de Alessio. Todos me desean, enloquecen entre mis piernas y no entendía por qué pero ahora lo tengo delante de mí...ellos piensan que necesito protección, que voy a romperme en cualquier momento y esperan recoger mis pedazos para usar mi cuerpo a su favor. Soy una maldita muñeca para disfrutar, hasta de mi dolor y vulnerabilidad. Se ha vuelto perjudicial mi belleza, la catedral y la imagen frágil que represento.El poder me posee, pero yo tengo que invertir eso. Tomar nuevas decisiones y que haya una lluvia de cambios ...cualesquiera que sean luego las consecuencias. —Siento no haber podido ayudarte, yo...—No necesito ayuda, Samuel —hay furia en mi voz —. Necesito que me dejes en paz y sigas con tu vida. No tienes que cuidar de mi y no te he pedido nada. Así que adiós.Su rostro se descoloca pero no me quedo a remendar lo que he dich
Solo uno podía sobrevivir...pienso cuando vuelvo a disparar. En esta ocasión como en la anterior la bala no sale. Él está sobre mi, enterrado entre mis muslos y sabedor de que iba a matarlo pero mi pistola no dispara nada. Ni la primera, ni la segunda ni todas las otras en que sigo intentándolo. —Te advertí que no podías estar a mi nivel, nunca. No digo nada.¿Qué podría decir?Este juego acaba aquí...he creído ganar una partida que estaba perdida y he jugado a morir...más que a matar.—Entonces mátame tú —rujo sin miedo —. No eres piadoso y no te vi pensártelo mucho cuando lo hiciste con Hillary. ¡Vamos...acaba conmigo!Ya lo dije en su momento, este hombre sería una ruleta rusa para mi. No tuve dudas entonces, tampoco no las tengo ahora.Lo peligroso de jugar con un tipo así, es la posibilidad de engancharte a la sórdida sensación surreal de goce turbio junto a él. Ian Moskav es tan oscuro que sus tinieblas son contagiosas, es como un diablo que hace que te encante ser su posesió