—¿Cómo? —en aquella ocasión Gabriela se vio atónita, separándose para ponerse de pie ante ella—. Sabíamos que él estaba con Drui, pero…
—Sospecho que eran sus soldados los que enviaron a pelear contra nosotros —explicó, mirándola hacia arriba—. Oroqui no solo fue quien hizo oficial nuestro matrimonio, en términos ceremoniales: él sostuvo la puerta cuando yo salí de ahí. Me temo que no tenía la fortaleza física o mental para traerlo conmigo.
Todos se habían tomado incontables fotos desde que entraron a esa organización, pero ella era de las personas que más las atesoraban, y en este caso especial, esta fotografía era una cosa sumamente importante para ella.Estiró la mano derecha con mucho cuidado antes de tomar el retrato, pudo parpadear suave y lentamente para dejar este sobre el mueble. Pero estaba bocabajo, justo como lo dejaba cada noche para salir a trabajar y así cerró la puerta dejando la habitación oscura mientras se acomodaba los guantes. Había una luna muy reluciente en Detroit. Se escuchaba un escándalo por todos lados puesto que era sábado, a modo que las personas estaban embriagándose y armando algunos alborotos por el barrio. Debido a la violencia en esta zona, nadie se sorprendía cada que se encontraban a un muerto aunque, a últimas fechas, las víctimas perdían bastante sangre antes de ser asesinadas por completo.Hacía tanto frío que el albino apenas y podía tolerarlo pese a la mascarilla en su rostro, cubriendo boca y nariz. La verdad era que trabajar en fechas frías no era su mayor placer, pero ahora estaba muy distraído en el techo de 1
—Puedo olerte —escuchó desde dentro, a modo que sonrió para sí misma—. Pasa, está abierto.—Buenos días, Jose —dijo ella, entrando con mucha naturalidad.—Tú olor siempre es muy fuerte por las mañanas —se quejó él, con el torso descubierto y tallándose la nuca con suavidad.—
Jose estaba ansioso. Se mordía el labio inferior y jugaba frenéticamente con sus dedos. Habían subido al avión militar apenas terminaron de comer y Xander obligó a Yuki a dormir pues Draculina o no, en su estado la falta de sueño diurno la afectaría y tenían que evitarse problemas de ese ámbito. Pero aquello solo ponía al chico mucho más exasperado, mientras Xander leía y le veía de soslayo encontrándose con sus ojos celestes de vez en cuando para que los propios grises le dijeran que se tranquilizara, pues no podían despertarla aún. Y ella ni siquiera se movía en su sueño, ni hacía gestos. ¡Pero cómo olía! Tan solo pasaron un par de minutos para cuando hubieron terminado con su pelea y ella se había limpiado sutilmente los restos que evidenciaban sus acciones. Sus ojos pasaban del color rojizo brillante al verde radiactivo y después a su verde jade natural. A ella no le fascinaba el cambio de matices, pero no podía hacer absolutamente nada al respecto, luego de bajar lo suficiente la guardia los aplausos no se hicieron esperar.—¡Tu equipo siempre es algo digno de ver, Xander! —exclamó él, captando la atención de los tres al mismo tiempo—. Están en el clímax de su juventud.4
XXXFlash Back Yuki hojeaba los libros de medicina con una tranquilidad alegre. Ella siempre fue muy estudiosa y todos lo sabían. Los sacerdotes que se centraban en la salud física y mental eran pocos y sin embargo habían tomado fama gracias a los avances que Gloria había hecho en esa rama. Gloria tenía una sola estudiante que había suplicado por sus enseñanzas y era su orgullo pues Yuki tenía un potencial increíb
La oscuridad se hizo pedazos con la turbulencia, pero ella sabía que esa oscuridad siempre estaría aguardando por ella en su interior. Los gritos de Jose se escuchaban a la distancia, como si estuviese tmuy lejos y buscándola. Sintió cada brusco movimiento y le tomó unos segundos lograr despertar, con él tomándola por los hombros y llamando su nombre desesperadamente.¿Eh? ¿Qué hacía él en su habitación? Apenas había despegado los párpados para notar la puerta abierta, por la que entraba la luz del pasillo y lograr percibir que no era el único que estaba ahí observándola con p
—¡Yo me entregué a él sabiendo que esto podía suceder! —la fuerte voz de Yuki hizo eco en la habitación—. Abre tus ojos, maldita sea… yo permití que esto pasara, yo me permití a mí misma enamorarme de él, si no lo hubiese amado esto no hubiese sucedido, deja ya de poner excusas a mis errores —la situación no era mejorable en ningún sentido, todo indicaba a que la discusión no sería fácil de sobrellevar—. Soy la peor amenaza que todos en la organización han enfrentado en mucho tiempo.—Pero también eres nuestra carta de triunfo —Yuki levant&oac