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Jose estaba ansioso. Se mordía el labio inferior y jugaba frenéticamente con sus dedos. Habían subido al avión militar apenas terminaron de comer y Xander obligó a Yuki a dormir pues Draculina o no, en su estado la falta de sueño diurno la afectaría y tenían que evitarse problemas de ese ámbito. Pero aquello solo ponía al chico mucho más exasperado, mientras Xander leía y le veía de soslayo encontrándose con sus ojos celestes de vez en cuando para que los propios grises le dijeran que se tranquilizara, pues no podían despertarla aún. Y ella ni siquiera se movía en su sueño, ni hacía gestos. ¡Pero cómo olía!

Iba a volverse loco. Pocas veces recordaba la intensidad de las pesadillas de Yuki hasta que estaba de nuevo cerca de ella cuando estaba durmiendo. No tenía idea de qué le era más insoportable: el aroma del poder de una reina vampira desbordándose en la enorme desesperación de las pesadillas o el recuerdo del causante de aquello. Un traidor, un vampiro miserable que los había engañado a todos y que él siempre consideró su mejor amigo. Jose recordaba bien la escena en la habitación de Yuki. Toda esa sangre.

Vas a volverte loco —él reaccionó al escuchar esa voz y sus ojos azules buscaron de inmediato los ojos de la peliroja que aún se encontraban en ese brillante color verde.

Oh, Yuki —sus dedos se detuvieron apenas terminó de mencionar aquél nombre y la forma en que los ojos verdes perdían brillo le ayudó a tranquilizarse—. Ya despertaste. ¿No fue ese un sueño corto?

Apenas vi la mitad de las cosas —respondió ella—. Las pesadillas siempre intentan forzarme a verlo todo… lo siento, Jose. Te incomodé de nuevo.

No te preocupes, yo soy un objeto de posesión solamente. No me descontrolaré solo con eso —aunque le sorprendía que hubiese sido tan fuerte para solo ser la mitad de las cosas—. Además, se trata de ti…

Eres la reencarnación de un Dios, no eres un simple contenedor —antepuso ella, para sonreírle con suavidad—. ¿Aún queda mucho viaje?

Está atardeciendo —dijo el albino—, así que no debería de quedar mucho tiempo. ¿Necesitas descansar más? Porque puedo sellar a Jose en un sueño si ese es el caso, para que duermas con tranquilidad.

La tranquilidad es algo que no volverá a mí jamás, mucho menos en un sueño —era cierto. Porque eso era algo que ella había arrastrado desde su transformación—. Prefiero no dormir, en realidad. Las pesadillas solo desaparecerán cuando él lo haga y aunque mantienen el momento vivo no creo que sean saludables para nadie.

Si tu situación fuera otra —empezó él—, no serían pesadillas, ¿no es así? El abandono de un Drácula debe de ser difícil…

¡Ey,Xander…!

No sufro porque él me haya abandonado —interrumpió ella a Jose, mientras se acomodaba la larga cabellera y empezaba a trenzarla—. Gabriela dice que un sentimiento negativo hacia el Drácula provoca malestares como este.

¡Eso es porque Yuki lo odia! —exclamó el rubio, ante lo que Xavier suspiró.

Tú no cierras la boca, ¿verdad? —Jose resintió el golpe directo—. Como sea. Si no vas a dormir sería bueno que empezaras a prepararte para el descenso.

Por supuesto. Estaré en la habitación de armas —se despidió.

En serio eres idiota, Jose —atacó él—. Incluso yo comprendo el corazón de una joven como ella…

¿De qué estás hablando, Xander?

De la peor agonía de todos los tiempos, idiota —continuó él, mirándole de soslayo entonces—. El mal de amor.

Ya te lo he dicho —dijo él, mientras iba frunciendo lentamente el entrecejo y no le quitaba la mirada celeste de encima—. Ella no lo ama. Y ella no es una Draculina porque ella no es su mujer, debería quedar claro para todos de una vez.

Admiro la forma en que defiendes a Yuki. Pero debes ubicar tu puesto y reconocer con quién estás hablando —el aludido reaccionó con sorpresa, para luego mostrar un poco de remordimiento—. Aún si no lo ama ahora, ella lo amó… de no ser así ella no poseería el poder que tiene. Bien sabes: una Draculina nace del amor y la pasión de una mujer.

Solo han dicho estupideces como esa desde que todo esto sucedió —aquejó el chico en voz baja—. No tienen que andar por ahí encarando los errores a las personas.

No se trata de ponerla en evidencia. Es importante que ella lo recuerde, así no volverá a cometer ese tipo de errores —las manos de Jose se empuñaron en sus propias rodillas, apretando la tela de su pantalón—. Todos queremos a Yuki, por eso alimentamos el odio que hay en ella… para que no se atreva a volver a sus garras.

Ella no caerá en el engaño de nuevo —sus palabras contenían un tono de dolor, de un poco de nostalgia—. Ella es fuerte, es inteligente... Solo se dejó llevar.

Sé que es imperdonable —Jose abrió los ojos—. Que Drui fuera un monstruo de ese talle, como para engañarnos a todos y dejar queYuki se enamorara de él. Peor aún… él utilizó esos sentimientos a su favor.

Está prohibido decir ese nombre —masculló él.

Mis disculpas —esas dos palabras y el siguiente silencio fueron suficientes para que el rubio se calmara.

Pero ellos subestimaban las capacidades de Yuki, que había podido escuchar la discusión desde la distancia. Ella comprendía muy bien cómo se sentían todos pues siempre fue una parte importante de la organización. La sonrisa de Yuki era conocida por ser agradable y sincera, mientras que sus acciones ligeramente exageradas la habían hecho famosa como un personaje cómico y dulce. La gente la quería aunque a veces fuese insuficiente o boba, tanto sus compañeros como sus maestros o capitanes, inclusive los miembros de otros equipos la conocían y la querían.

Sin embargo Yuki había cambiado. Todos saben que no fue un asunto de su transformación. Todos comprendían que por encima de todas las cosas ella era una mujer y, peor aún, era una mujer a la que habían herido y traicionado.

Volverás a nacer para mí y entonces vendrás a mis brazos, donde perteneces”

Controló la fuerza de sus manos como pudo y recobró la calma en el mismo instante en que casi la perdió. No podía alterar más a Jose o Xander. Ellos tenían suficiente por afrontar una vez que la veían en acción, como para que ella los sorprendiera con sus ataques de incontrolable ira. Los recuerdos de él eran leña para sus llamas internas y debía guardarlos para el trabajo sin lugar a dudas.

Terminó de tomar sus armas y de acomodárselas antes de salir de ahí. Justo a tiempo para que les indicaran que estarían en tierra. Así que los tres se pusieron de pie y se acomodaron las cosas que llevaban encima. Cada uno usaba su propio tipo de armamento y técnicas de batalla, pero Yuki siempre terminaba usando el mayor número de armas porque no debía explotar sus poderes innecesariamente. Ella guardaba energías para situaciones críticas, para entrenamientos intensivos y para el día cero.

La compuerta trasera descendió poco a poco. Aún estaban a unos veinte metros del suelo y descenderían unos diez más, como máximo. Los pilotos no ponían un pie en zona roja, como la llamaban, por ser peligrosa y propensa a una matanza. Solo ellos podían hacerlo y a penas el foco verde intermitente se los indicó dieron aquél salto de diez metros. No eran personas comunes y corrientes, eso quedaba claro. Xander era un sacerdote, como muchos de los humanos en la organización, pero él había adquirido un poder especial cuando le dieron el ojo de un demonio. Jose había nacido como la reencarnación de un Dios zorro que controlaba el fuego, así que poco a poco se acostumbró a ello. Y Yuki, queda más que obvio.

Hablando de zona roja. Aquella parecía más bien un campo minado, pues no habían esperado semejante población del enemigo a su alrededor, que aunque no eran cientos sí eran unas cuantas docenas… Xander tan solo emitió un suspiro profundo, mientras se guardaba su libro en el bolsillo y miraba a su alrededor descuidadamente, prestando especial atención a los dos muchachos que estaban a su cargo. Jose se entusiasmaba fácilmente y yuki había ganado una tranquilidad digna de un viejo monje de su templo.

Vaya, vaya… parece que llegamos a mitad de la fiesta, chicos —los tintineantes ojos de los vampiros de rango D los observaron con determinación, con ese ímpetu asesino.

Eh, no sabía que nos tenían preparado semejante ambientazo. ¿Nos estaban esperando con tanta emoción? —soltó el chico, con una sonrisa divertida mientras se tronaba los dedos, llevando esa emoción que le caracterizaba.

No necesito semejante festín —dijo la pelirrosa, haciendo que ambos la miraran de soslayo—. Me encargaré de los que sean necesarios. Pueden divertirse.

Oh, agradezco tu gentileza y humildad —respondió Xander con una sonrisa por debajo de la máscara que cubría sus labios y nariz—. Muy bien —él separó ligeramente sus dedos, para que un par de choques eléctricos empezaran a brotar—. ¿Jose?

Lo sé —de la mano derecha del chico empezaba a brotar un resplandor que asemejaba el color de sus ojos—. ¡A por ellos!

Aquella señal fue suficiente para que se separaran. Estos no eran mucho más que soldados hambrientos de su más baja categoría, los que solo eran un dolor en el trasero y que desequilibraban más la balanza de la humanidad. Solo eran la escoria dentro de una raza realmente poderosa, que solo servían para causar terror y molestias. No era la primera vez que se enfrentaban a ellos y los de Detroit eran apenas un poco superiores a estos.

La escena cambió drásticamente de un montón de bestias salvajes acosando a sus presas a la de un puñado de animales siendo limpiamente cazados con una agilidad digna de temer. Jose podía exterminar a tres de una sentada con sus manos, usando aquellas esferas de luz en el acto. Xander exterminaba al menos al doble electrocutándolos y achicharrándolos con esa misma acción, mientras que Yuki tenía una agilidad inhumana para ir destruyendo uno a uno a los monstruos, saltando a sus espaldas o sobre ellos para dar una diestra mordida en su piel y envenenarlos con la pureza de su naturaleza, sorprendiendo a las mismas bestias.

¡Ella era un vampiro! Y estaba en su contra… lo más increíble aún era que el veneno fuera tan potente para reducirlos a cenizas con una pequeña mordida que a penas la dejaba succionar uno o dos tragos de su sangre para alimentarse y saltar a su propia presa en cuestión de un par de segundos. Y, pese a estar a mitad de batalla, un ojo de Xander la seguía a cada movimiento pues era responsable de estar al tanto de su avance, él era el capitán de ese equipo y ahora Yuki era una situación más que un miembro de la organización.

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