Era la primera vez que veía el dormitorio del chico. Aquella estancia que tan personal era para uno y donde tanto siempre se pasaba, así como varios momentos se vivían, lo representaba mucho. Al menos cuadraba con la imagen que quería dar. Esa que se encargaba de transmitir.Colores oscuros. Las paredes eran de un azul marino. Los grandes ventanales, por los cuales seguramente cuando corriera aquellas pesadas cortinas entrara una barbaridad de luz, estaban cubiertos por aquellas cortinas de color marrón de tonos sepias que iba a juego con el cabezal de la enorme cama, así como el edredón y tres de los seis cojines que esta tenía (sin contar las dos correspondientes almohadas). Una mesita de cristal, de color negro, estaba frente a los ventanales. Era una mesa con dos barras. La superior tenía una bonita escultura de un sol tribal, a su lado un enorme cuenco de cristal con varios chocolates en su interior, y por último, alrededor de ambos objetos, terminando de adornar la parte superio
Fue una noche maravillosa. Para Elizabeth la mejor de su vida, o así lo pensó la mañana siguiente cuando despertó en esa enorme cama, con la luz del sol entrando por las ventanas. Se despertó sola en la cama, pero no estuvo así por mucho tiempo. Antes de que pudiera hacerse alguna idea errónea sobre lo que sucedía, él apareció con el desayuno preparado para ella.“Un desayuno inglés para la señorita.” Presentó el delicioso desayuno, cuál luego entre juegos termino él ayudándola a comerlo y luego volvió a hacerle el amor antes de llevarla a la ducha insistiendo él en ayudarla, que no haría nada más y la dejaría descansar… No cumplió su palabra, pero ella descubrió estar encantada de que no cumpliera su palabra. Cuando finalmente la llevo a su apartamento, ella pudo descansar.Las primeras semanas él a veces se quedaba a dormir, y no solo dormir, en su apartamento, o había veces que era ella la que se quedaba en el loft. No era ninguna relación, no sabían exactamente qué es lo que era,
Tres meses después.Los rayos del sol golpeaban el rostro de Alina. Una de sus manos se paseaba rítmicamente, arriba y abajo, sobre su abultado vientre. Ya se le notaba el embarazo. Darren estaba a su lado, uno de sus brazos rodeaba los de esta, mientras que otra de sus manos se posaba sobre las de su mujer para sentir dentro del vientre al fruto del amor que ambos se tenían.El pequeño Jordan corría por el gran jardín en el cual la canción que en aquel momento emitían los altavoces y la cual era “who you are” de la artista Jessi J. Un globo colgaba de una de las manos del niño, que como si más que un globo aquello fuera una cometa, lo paseaba por todo el jardín sobrevolando su cabeza y haciendo reír tanto a su abuelo como a los demás adultos. La mayoría amigos de este o de sus padres. Sus padres, pues aunque Darren fuese en realidad su tío, cosa de la que pese a ser un niño era consciente, pues en la familia no llevaban bien lo de ocultarse las cosas y siempre le habían hablado con l
ADVERTENCIAS.Antes de comenzar con esta aventura debemos dejar en claro algunas cosas para evitar en el futuro cualquier posible malentendido, ¿sí? Bien, aclaremos algunas cositas de las cuales considero importante advertir.La sinopsis ya nos da una pista, pues hablar por si sola, más quiero explayarme e ir más allá. Sí, el protagonista parece ejercer una profesión que no es precisamente la ideal. Queremos aclarar que en NINGÚN MOMENTO se apoya ese tipo de negocios, que en ningún momento es tan ‘sencillo’ como nos pueden hacer creer los medios; es algo que causa sufrimiento a muchas personas. La mayoría de las mujeres y hombres que ejercen dicho trabajo, lo hacen obligados. Probablemente, la cifra sea del 99%. Por favor, aunque en el texto debido a la historia se hable de ello, tengamos siempre presente que nunca es la solución. Que causa dolor a muchas personas, lleva a otras a la muerte. Esto es ficción, y ahí voy al siguiente punto: separemos ficción de realidad. Que la historia
Charlotte comenzaba a arrepentirse al ver la entrada de semejante palacio. ¿Cuánto dinero se iban a gastar? Y para nada, porque en el fondo sabía que Elizabeth no sabría agradecer el regalo que sus amigas le harían. Tal vez sería mejor dar media vuelta y volver al coche antes de entrar al burdel de Madam Boaiur. Se giró hacia Priscille para comunicarle su decisión.—Pris, creo que será mejor comprarle un vestido o alguna cosa friki de las que tanto le gustan.¿Era miedo eso en su voz? Puede que lo fuera, sin embargo, no lo admitiría en voz alta. Eso jamás. Antes muerta que mostrar debilidad.Su amiga la miró, en un principio con el cejo fruncido, aunque luego alzó una ceja y pareció divertida con el temor que tenía la rubia, lo cual no sentó nada bien a esta.— No te rías a mi costa. Esto ni siquiera parece un burdel, más bien parece la mansión playboy. Y así era. Tan enorme como una mansión y tan elegante que al verlo por fuera nadie diría que era un burdel.—Es un burdel de clase a
Elizabeth estaba verdaderamente cansada. No podía recordar haber estado tan agotada nunca en su vida. Y todo era por culpa de sus amigas. Ellas la habían mareado durante todo el día. Por la mañana había recibido felicitaciones de todas sus amistades y conocidos, además de la visita de Priscille y Charlotte, las que se habían presentado sin regalo, cosa que no le importaba a Elizabeth, ella no era materialista, aunque si empezó a molestarse cuando desde tan temprano la llevaron de compras como regalo. Con un pequeño detalle: sin permitir que fuera ella la que escogiera la vestimenta, ni nada de lo que llegarían a comprar. Sus amigas fueron las que decidieron por ella, haciéndose con un hermoso pero demasiado corto vestido, de color azul oscuro, y unas sandalias de un azul más claro. Ellas habían querido comprarle tacones, no obstante, como Elizabeth no sabía caminar con estos, desistieron de esa idea. Después de una larga mañana de compras la habían llevado a comer a un pequeño bar d
Elizabeth apenas había podido dormir. Se había pasado la noche entera dando vueltas en la cama y a las seis de la mañana ya estaba metida en la ducha. Al salir para desayunar había vuelto a ver el dinero y volvió a sentir la misma rabia que la noche anterior bullir en su interior. Hizo un desayuno rápido y lo degustó mientras en su ordenador buscaba la dirección del burdel. Se encontró con que el burdel tenía una página oficial y no pudo evitar cotillear un poco mientras buscaba la dirección. Vio que no se podía entrar sin contraseña y que esta se cambiaba cada día, por lo que aparte de la dirección se apuntó la clave y luego apagó el computador y se vistió con algo sencillo, como ella solía vestir. Con sus vaqueros y una camisa. Llamó un taxi y le dio la dirección para que la llevara al burdel. Todo el trayecto estuvo nerviosa jugueteando con el asa de su bolso, hasta que el taxi se detuvo frente a lo que parecía una mansión y Elizabeth miro al taxista confundida. —Perdón, ¿está s
Lucas entró al despacho de Flora tras ser anunciado por Ignis, dio dos besos a Flora como siempre y se sentó dispuesto a escuchar que la mujer mayor tenía que decir. Sin embargo, Flora no parecía dispuesta a poner las cosas fáciles, simplemente sonreía sin quitarle la mirada de encima, y comenzaba a ponerlo verdaderamente nervioso tanto misterio. —Flora, sabes que te respeto y que te quiero como a la madre que perdí hace años…—Comenzó a hablar, pero fue interrumpido por esta. —Lo sé, querido, sabes que yo siento lo mismo hacia ti. — Sí, lo sabía, por eso tenían la relación que tenían, como de una madre y un hijo. Ella era para él literalmente aquello, su segunda madre. —Bien Flora, entonces, te lo pido por favor, por ese cariño que ambos sentimos hacia el otro, cuéntame de una vez qué es lo que pasa. ¿A qué viene tanto misterio y por qué estás tan feliz? — Él no podía recordar haber visto jamás a Flora tan sonriente. No es como si Flora no fuera una persona feliz o fuera una amargad