Otro día más sin saber de sus amigas. En ese segundo día ya estaba desesperada, necesitaba a sus amigas. No soportaba más estar enfadada con ellas. Sí, había soportado tanto, porque para ella esos días eran muchos, sin embargo, necesitaba ya a sus amigas. No aguantaba más. Así que salió en dirección a la casa de su mejor amiga, Priscille. Jugueteaba nerviosa con el asa de su bolso mientras esperaba que su amiga la abriera. Cuando finalmente su amiga abrió puso mala cara al ver que se trataba de ella.—No tienes nada que hacer en mi casa, lárgate. —Y estaba dispuesta a cerrarle la puerta en las narices, cuando Elizabeth la detuvo, poniendo su pie en medio.—No, por favor, Pris, vengo a hacer las paces…—Venía en son de paz, ¿no podían calmarse aunque fuese solo un poquito? —Solo quiero recuperar a mis amigas. A mis mejores amigas.—Tus únicas amigas, dirás. Somos las únicas que te han aguantado y aun así decidiste pagárnoslo… Muy mal, Eli, muy mal. Ahora, sufre, porque nos has perdido p
Las siguientes semanas Elizabeth dividía su tiempo, o bien ayudando a Alina con los preparativos, o siendo sorprendida con planes de Lucas para conocerse mejor. Incluso muchas veces este se quedaba a ayudarlas si daba el caso que Elizabeth le rechazaba la invitación.Un día fueron con Alina y Darren en tren a Lübeck donde visitaron museos y también hicieron interesantes recorridos en barco. En otra ocasión fueron de excursión a Blankenese. Fueron unas semanas para conocer las partes de Hamburgo que Elizabeth aún no conocía y con las cuales quedó completamente encantada. Aunque no todo fue turístico, hubo un poco de todo. Cada día algo distinto, una sorpresa, y Lucas tenía razón, le encantaban esas sorpresas que él organizaba. Era fantástico en ello.Según iban pasando esas semanas, Elizabeth se interesaba más por saber que era lo que ocurría en esa familia a la que tan unida estaba. Por eso, un día, mientras ayudaba a Alina con la fiesta que debía organizar y en la cual anunciarían su
Era la primera vez que veía el dormitorio del chico. Aquella estancia que tan personal era para uno y donde tanto siempre se pasaba, así como varios momentos se vivían, lo representaba mucho. Al menos cuadraba con la imagen que quería dar. Esa que se encargaba de transmitir.Colores oscuros. Las paredes eran de un azul marino. Los grandes ventanales, por los cuales seguramente cuando corriera aquellas pesadas cortinas entrara una barbaridad de luz, estaban cubiertos por aquellas cortinas de color marrón de tonos sepias que iba a juego con el cabezal de la enorme cama, así como el edredón y tres de los seis cojines que esta tenía (sin contar las dos correspondientes almohadas). Una mesita de cristal, de color negro, estaba frente a los ventanales. Era una mesa con dos barras. La superior tenía una bonita escultura de un sol tribal, a su lado un enorme cuenco de cristal con varios chocolates en su interior, y por último, alrededor de ambos objetos, terminando de adornar la parte superio
Fue una noche maravillosa. Para Elizabeth la mejor de su vida, o así lo pensó la mañana siguiente cuando despertó en esa enorme cama, con la luz del sol entrando por las ventanas. Se despertó sola en la cama, pero no estuvo así por mucho tiempo. Antes de que pudiera hacerse alguna idea errónea sobre lo que sucedía, él apareció con el desayuno preparado para ella.“Un desayuno inglés para la señorita.” Presentó el delicioso desayuno, cuál luego entre juegos termino él ayudándola a comerlo y luego volvió a hacerle el amor antes de llevarla a la ducha insistiendo él en ayudarla, que no haría nada más y la dejaría descansar… No cumplió su palabra, pero ella descubrió estar encantada de que no cumpliera su palabra. Cuando finalmente la llevo a su apartamento, ella pudo descansar.Las primeras semanas él a veces se quedaba a dormir, y no solo dormir, en su apartamento, o había veces que era ella la que se quedaba en el loft. No era ninguna relación, no sabían exactamente qué es lo que era,
Tres meses después.Los rayos del sol golpeaban el rostro de Alina. Una de sus manos se paseaba rítmicamente, arriba y abajo, sobre su abultado vientre. Ya se le notaba el embarazo. Darren estaba a su lado, uno de sus brazos rodeaba los de esta, mientras que otra de sus manos se posaba sobre las de su mujer para sentir dentro del vientre al fruto del amor que ambos se tenían.El pequeño Jordan corría por el gran jardín en el cual la canción que en aquel momento emitían los altavoces y la cual era “who you are” de la artista Jessi J. Un globo colgaba de una de las manos del niño, que como si más que un globo aquello fuera una cometa, lo paseaba por todo el jardín sobrevolando su cabeza y haciendo reír tanto a su abuelo como a los demás adultos. La mayoría amigos de este o de sus padres. Sus padres, pues aunque Darren fuese en realidad su tío, cosa de la que pese a ser un niño era consciente, pues en la familia no llevaban bien lo de ocultarse las cosas y siempre le habían hablado con l
ADVERTENCIAS.Antes de comenzar con esta aventura debemos dejar en claro algunas cosas para evitar en el futuro cualquier posible malentendido, ¿sí? Bien, aclaremos algunas cositas de las cuales considero importante advertir.La sinopsis ya nos da una pista, pues hablar por si sola, más quiero explayarme e ir más allá. Sí, el protagonista parece ejercer una profesión que no es precisamente la ideal. Queremos aclarar que en NINGÚN MOMENTO se apoya ese tipo de negocios, que en ningún momento es tan ‘sencillo’ como nos pueden hacer creer los medios; es algo que causa sufrimiento a muchas personas. La mayoría de las mujeres y hombres que ejercen dicho trabajo, lo hacen obligados. Probablemente, la cifra sea del 99%. Por favor, aunque en el texto debido a la historia se hable de ello, tengamos siempre presente que nunca es la solución. Que causa dolor a muchas personas, lleva a otras a la muerte. Esto es ficción, y ahí voy al siguiente punto: separemos ficción de realidad. Que la historia
Charlotte comenzaba a arrepentirse al ver la entrada de semejante palacio. ¿Cuánto dinero se iban a gastar? Y para nada, porque en el fondo sabía que Elizabeth no sabría agradecer el regalo que sus amigas le harían. Tal vez sería mejor dar media vuelta y volver al coche antes de entrar al burdel de Madam Boaiur. Se giró hacia Priscille para comunicarle su decisión.—Pris, creo que será mejor comprarle un vestido o alguna cosa friki de las que tanto le gustan.¿Era miedo eso en su voz? Puede que lo fuera, sin embargo, no lo admitiría en voz alta. Eso jamás. Antes muerta que mostrar debilidad.Su amiga la miró, en un principio con el cejo fruncido, aunque luego alzó una ceja y pareció divertida con el temor que tenía la rubia, lo cual no sentó nada bien a esta.— No te rías a mi costa. Esto ni siquiera parece un burdel, más bien parece la mansión playboy. Y así era. Tan enorme como una mansión y tan elegante que al verlo por fuera nadie diría que era un burdel.—Es un burdel de clase a
Elizabeth estaba verdaderamente cansada. No podía recordar haber estado tan agotada nunca en su vida. Y todo era por culpa de sus amigas. Ellas la habían mareado durante todo el día. Por la mañana había recibido felicitaciones de todas sus amistades y conocidos, además de la visita de Priscille y Charlotte, las que se habían presentado sin regalo, cosa que no le importaba a Elizabeth, ella no era materialista, aunque si empezó a molestarse cuando desde tan temprano la llevaron de compras como regalo. Con un pequeño detalle: sin permitir que fuera ella la que escogiera la vestimenta, ni nada de lo que llegarían a comprar. Sus amigas fueron las que decidieron por ella, haciéndose con un hermoso pero demasiado corto vestido, de color azul oscuro, y unas sandalias de un azul más claro. Ellas habían querido comprarle tacones, no obstante, como Elizabeth no sabía caminar con estos, desistieron de esa idea. Después de una larga mañana de compras la habían llevado a comer a un pequeño bar d