POV NICHOLAS
Permanecí con Dakota un tiempo, el suficiente para asistir al cumpleaños de los mellizos de Holly. Adam seguía dándome problemas, Holly lo había mandado a la m****a y él tuvo que haberse ido a Grecia como un cobarde.
Hace dos meses hubiese querido ser yo el que me acercara a Holly, el hombre por el que ella se hubiese enamorado y no hubiese tenido que pasar por esto, me rabiaba saber que mi estúpido hermano mayor me hubiese quitado esa oportunidad.
Antes de entrar a la casa, un camión repartidor se detuvo frente a esta, un chico bajó con un enorme regalo, parecía pesado.
—Disculpe ¿es la casa de la señorita Holly Grace Austen?
—Si lo es—volqué mi atención.
—Oh, ¿podría llamarla por favor?
—Yo se lo entrego, de todos modos, debo entrar.
El chico frunció los labios, rodeé los ojos, abrí la puerta.
—La señorita Austen ahora está muy ocupada.
—Está bien.
—Firme aquí—me dijo el chico me tendió su tableta.
Mientras firmaba el chico dejó el regalo en el suelo, una enorme caja con un exagerado moño, el repartidor se asomó tras de mí, miré hacia atrás, el desorden estaba en el jardín trasero.
Firmé rápidamente y el chico se fue, arrastré aquel regalo para los cumpleañeros, bajo el moño, un sobre sellado con el nombre del destinatario: Holly.
Reconocí aquella letra, era de Adam.
Maldito cobarde, gruñí mentalmente.
Miré de nuevo hacia atrás, ningún signo de que alguien entrara. Abrí aquella carta.
Pura estupidez escrita, una excusa pobre de disculpa, la pérdida de su móvil y su viaje de último minuto a Grecia por una emergencia en la sede del Corporativo de Atenas
Adam siempre tenía que hacer un cagadero.
Doblé aquella carta y la guardé en mi saco, Holly no lo merecía, ya había la había dañado lo suficiente, si tan solo la hubiese dejado, ella ahora podía haber estado conmigo.
Arrastré aquel regalo hasta la parte trasera y compuse mi rostro a una sonrisa amable.
Había niños corriendo de aquí para allá, adultos conversando y cuidando de lejos a sus hijos, el muy hijo de puta de James Hawking sirviendo a algunas personas, haciendo su tonto papel de padre responsable.
Dakota me había contado que James había ido a su casa con la intención de tener una oportunidad con ella, Holly se negó, ahora solo se restringen a sus hijos, los dos parecen como si se llevaran bien, pero claramente se ve un muro que los divide, eso me gustó.
—¡Nicky! —exclamó Dakota—¿Qué traes ahí?
Una pregunta muy tonta debido a lo evidente.
—¿En dónde lo pongo?
Al principio Dakota fue como un premio de consolación para mí, quedarme con la mejor amiga de Holly parecía una buena idea. Pero ahora estoy confundido, me siento extraño, Dakota no hace más que atribuir un poco a mi confusión, se porta melosa, se cuelga de mi brazo y me besa frente a todos y aunque intento darle todo lo que ella quiere de mí, mi vista sigue por todos lados a la mujer que nunca podré tener, a Holly.
¿Por qué me siento atraído por ella?
Simple, es la mujer supera mis expectativas, hogareña y de familia. No es como Dakota, interesada en sí, sin dotes hogareños y adicta a los lujos
Pero a la vez está confusión me hace cortar el hilo de mis pensamientos, Dakota no figura como mujer de mis sueños, pero hay algo que aún no logro comprender.
Holly se dejó caer en la silla próxima a la de Dakota, soltó un jadeo, su semblante es cansado, pero hay pesadumbre, no tiene la chispa que la caracteriza y mis entrañas me arden por saber que mi imbécil hermano fue el causante de apagarla.
—¿Cansada? —le pregunté con suavidad.
Noté como se estremecía y arrastraba la mirada por la mesa hasta llegar a la mía y luego dirigirla con rapidez a Dakota.
—Eh, si, un poco.
—Lo imagino, es la primera fiesta que haces sola—Dakota le sirvió un vaso de agua.
—Si… al menos me está ayudando—señaló a Hawking, quien atendía la mesa de dulces.
Sentí envidia, pude haber sido yo el que estuviese ayudándola, él que velara por ella, pero estando aquí, tan cerca de mí, era inalcanzable.
—¿Nicky? —me llamó Dakota.
Parpadeé y tomé su mano para darle un beso en el dorso, pero miré a Holly, que también nos miraba fijamente, me gustaba esa mirada analítica suya, era signo de agudeza intelectual.
—Te preguntaba sobre el regalo que trajiste—seguía—, no me dijiste que les habías comprado algo a los niños.
Me encogí de hombros, Adam, ahora puedo tomar lo tuyo.
—Todos los niños merecen regalos en su cumpleaños, ¿no?
El padre de Holly anunció la hora de abrir los regalos, los mellizos se precipitaron al enorme regalo, no tenía ni puta idea de que iba, pero intenté aparentar que todo había sido mi idea, en cuanto el papel estuvo destrozado, una caja lisa y blanca estaba debajo, luego, Holly les ayudó a abrir aquella caja, sacó una parte de un lente gigante, el niño metió la mano y vio el instructivo.
—¡Es un telescopio!
—¿Cómo supiste que querían un telescopio? —masculló Dakota a mi lado.
No, no lo sabía, pero intenté levantar el cuello, cualquier mujer cae rendida se le dices que le prestaste atención, sobre todo con algo que ni ella misma recordaría.
—Tú me lo contaste ¿no lo recuerdas? —le sonreí anchamente.
Ya me sabía todas las reacciones de Dakota, podía deslumbrarla con una simple sonrisa, tan ansiosa por esperar algo siempre.
—Ya no lo recordaba, pero fuiste excelente—se recargó en mi pecho, seguimos viendo el cómo los niños terminaban de desenvolver sus regalos.
Dakota no me desagradaba, era inteligente a su manera, un carácter de los demonios y siempre siendo arrebatadora, pero ya había tenido una mala racha con una mujer así. Dakota se parecía en muchos sentidos a Sadie, la mujer que me destrozo el corazón.
Holly procedió a meter los regalos a su casa, Dakota se ofreció para ayudar, así que fui tras ellas, buscando el momento exacto en el cual quedarme con Holly a solas, tenía que intentarlo al menos una vez.
—¿Por qué no llevas el telescopio? —sugirió Dakota—, llevaré estos en cuando los guarde bien.
Lo hice rápido, Holly estaba en su salita, dejé la caja en el suelo.
—¿Te encuentras bien?
Ella pegó un brinco.
—¡Jesús! me asustaste.
Me mantuve a distancia.
—Te dije que mi hermano no era bueno.
Ella se llevó una mano al cabello.
—Escucha—frunció el ceño—, agradezco tu preocupación, pero no era necesario—se encogió de hombros—. Eh… regresemos a…
Me interpuse en su camino sin perderme de ninguna de sus reacciones, paseé la mirada por todo su cuerpo, traía puesto un vestido veraniego de color amarillo, y no hace más que resaltar su oscuro cabello suelto, mis manos picaron con las ganas de tocarla.
Me empujó, no me había dado cuenta de que me había acercado a ella.
—¿Qué demonios haces? —estalló.
—Yo…
—Ustedes los West son tan arrogantes que piensan que pueden tomar todo y a todos, así como así, ¿Qué demonios te pasa? —estaba furiosa—, estás saliendo con mi amiga ¿Qué intentas hacer?
¿Qué pienso hacer?, es el momento.
—Me gustas—solté, ya no pude resistirme—, en serio me gustas mucho.
Abrió la boca estupefacta.
—¿Estás demente? ¡No!
—Por favor, Holly, solo dame una oportunidad.
—¡Jamás! —gruñó furiosa.
De pronto algo estalló en mi nuca, estruendos chocaron en el piso, un dolor me atenazó, me giré sorprendido.
Dakota respiraba fuertemente, su semblante furioso, en la mano tenía pequeños fragmentos de vidrios
—Holly, regresa a la fiesta—gruñó, me miraba fijamente.
Sentí un fuerte estremecimiento.
Fue tarde el momento, me tomé la nuca y apenas un poco de sangre y pequeños trozos de vidrios. Ver aquel rostro de Dakota no hizo más que revolverme las entrañas ¿por qué?
Quizá es tarde de darme cuenta de algunas cosas
Había cometido un grave error.
POV HOLLY3 MESES DESPUES—Mi amor, no te muevas.—Duele—lloriqueó mi hija.—Solo será—le di la vuelta a la liga—, listo.Ambas soltamos un jadeo aliviado.—Me punza la cabeza—protestó mi hija.—¡Alice, no te toques el cabello! —aprecié la obra de arte que había hecho con el cabello de mi hija, un moño—, necesitaré ver más tutoriales de peinados.—Por favor, mami—lloriqueó.—No está tan mal, ahora que la tía Dany no está para peinarte, debo hacerlo yo—si tan solo hubiese aprendido de mi hermana Dany a peinarme, ahora no estaría sufriendo con mi hija. Me alejé para apreciarla y ella abrió los ojos—, una vuelta…—lo hizo—, ¡hay mi amor, estás hermosa! —hizo una pose como la mujer maravilla, sonriendo anchamente—, solo una foto—bueno, no solo una, sino varias—, listo, toma tus botas y el abrigo.Hace tres meses se abrieron inscripciones de distintas clases recreativas en el gimnasio de mi cuñado Everett, que ya no es un gimnasio, ahora es un centro de deportes. Alice quiso entrar a tae kw
POV HOLLY—¡Holly! —ambos nos giramos para ver a Dakota trotando con sus tacones—. Espérame bruja—era una imagen graciosa verla trotando con rostro emocionado— ¡me acaba de llegar una promoción de pizza!, ya la pedí, vámonos a tu casa.¡Tan repentina como siempre!—Lo siento Rafael, tengo que irme.Tomé el ritmo de Dakota para ir por los niños.—¡Pero no se tu número!Dakota se detuvo en seco y se giró para con Rafael, de sus bolsillos extrajo un diminuto papel doblado.—Ese es su número, ahora adiós.Ella regresó a mi lado, tiró de mí con brusquedad, le di una última mirada a un radiante Rafael.—¿Por qué demonios llevas contigo papeles con mi número?—¿Por qué no? siempre hay una oportunidad para ti, si no es una relación, al menos es un buen polvo y mira que con ese chico, uf, estarías que ardes.—Ya cállate—gruñí—, además, no puede pasar nada.—No empieces…—Es el pediatra de mis hijos.—Oh—siguió trotando, luego su rostro se iluminó en una malévola sonrisa—. Oh, eso es genial—se
HOLLY¿Estará bien lo que voy a hacer?He pasado noches en vela recordando a Adam, abrazando la almohada que él ocupó, justo a mi lado y lloro cuando no puedo contenerme. He luchado mucho por no sentir, me enojo conmigo misma por extrañar a alguien que ni siquiera se acuerda de mí, ni una sola llamada, ni una sola noticia sobre él.Intento, con todas mis fuerzas no sentirme decepcionada conmigo misma por haber caído en lo mismo, aquello que tanto desee con todas mis fuerzas no volver a pasar.Por eso, salir con Rafael me parecía algo precipitado, pero necesario, intentar que me distrajera era lo mejor.Hoy, doce de octubre en plena estación otoñal, será recordado en mi memoria como el día en el que al fin he tenido una cita decente.Aunque el lugar es bastante…—¿Un campo de tiro? —pregunté estupefacta en cuanto bajé de su auto.—Te dije que sería una sorpresa.—Pensé que era de broma.Él extendió su mano hacía mí, la tomé con cautela. Nos adentramos al recibidor, había tres personas,
EROSSer el último hermano West no es tarea fácil.Tenía cuatro años cuando mis padres se separaron, en realidad no recuerdo mucho a mi padre en esa etapa de mi vida y mi madre, bueno, ella debía ser ausente por asumir la presidencia del corporativo.Adam tuvo que hacerse cargo de nosotros, él tenía trece años cuando asumió su rol de padre y por eso guardo cierto respeto hacia él, siempre cuidó de mí y me instruyó. Cuando él subió a presidencia, mi madre se quedó en casa, desde entonces ha sido terriblemente hostigante.Adam y Nicholas corrieron con la suerte de irse de casa tan pronto como pudieron, pero a mí me dejaron con ella, arrastrándome a todos lados donde ella quisiera, compensando la ausencia, a pesar de ser hostigante, orgullosa y ocurrente, es una madre misteriosa.El tiempo que he estado con ella, indirectamente, me ha enseñado su forma de ser, al principio creí que solo era quisquillosa, pero guarda muchos secretos. Además de que descubrí que mi habilidad era la observac
ADAM—Tengo algo interesante que mostrarte—masculló Eros del otro lado.—No es un buen momento—gruñí, sin dejar de mirar al bastardo frente mi—, te llamaré después.Segundos antes el primer imbécil más odiado de mi vida había abierto la puerta sin previo aviso. No esperé a que Eros contestara, tenía un asunto más delicado que tratar. Dejé mi celular a un lado. —¿Qué mierda haces aquí? —pregunté áspero.—Tengo el derecho a venir cuando quiera ¿no? —se acercó hacia mí, quería soltarle un puñetazo en su maldita boca—, escuché que estabas en problemas—sonrió burlón—, venía a rescatar a mou fílos—(mi amigo). —En primer lugar, no somos amigos—lo miré con recelo—, y no estaba en problemas—le devolví la burla—, además, no tienes ningún derecho a venir aquí cuando quieras, debes hacer una maldita cita.—Dony—bufó—, ¿seguirás molesto conmigo? —continuó con aquella burla en la puta cara—, esa riña fue hace mucho, sabes que me dedico a ello.Me estremecí.—¿Qué quieres aquí, Xander? —lo miré f
HOLLYVi a Eros marcharse, la sonrisa de mi rostro cayó.Adam.El sonido de su nombre en mi cabeza era como una serpiente venenosa moviéndose entre la suciedad, subiendo por mi cuerpo y enredándose en mi cuello hasta asfixiarme.Estará aquí de nuevo.Todo mi cuerpo se erizó.¡No! no puede ser, no cuando al fin me decidí salir con alguien.Me llevé las manos a la cabeza.Después de que los mellizos nacieron, tuvieron que pasar dos años para que tuviera citas, debido a la insistencia de Dakota, no duraba mucho, no pasábamos de la segunda cita, no había “conexión”Para una madre soltera es difícil tener citas decentes.Ahora conozco a este tremendo imbécil y me dejo llevar… ¡estoy mal!Incluso mi celular no deja de notificar las decenas de conexiones que hay en esa hostigante app de citas a la que Dakota descargó sin mi consentimiento, pero tampoco me he dado el tiempo para eliminarla. Nunca se sabe lo que pasará con Rafael.Debo admitir que, en mi momento de debilidad, furia y melancol
DAKOTAHolly me miró con cierto enfado y como no.—¿De qué hablas? claro que no—la tomé del brazo—. Anda, vamos, que se nos hace tarde.—Te conozco desde hace años—gruñó—, estás mintiéndome.Le sostuve la mirada, ok, no la puedo engañar, pero, tampoco le puedo contar todo, no aún.—Está bien, lo admito, tuvimos un par de llamadas, nada más—enarcó una ceja—, es cierto.—Dakota, ¿si recuerdas lo que dijo?—Claro que lo recuerdo, pero le estoy haciendo la vida imposible—de pronto, tras la puerta, nuestra profesora comenzó la clase—, ¿charlamos luego? Ya comenzó—. Holly apretó los labios, pero no contestó.Ya me lo temía, sabía que se molestaría, pero ya pasará....2 MESES ATRÁS. Partirle ese llavero a Nicholas en la cabeza fue bastante satisfactorio, al igual que su rostro sorprendido.—Daky…—Ya veo lo que intentabas hacer, maldito caza faldas, intentabas seducir a mi amiga.Nicholas me devolvió la mirada con dureza.—No lo entenderías.—¿Entender qué? te doy un minuto para explicar
HOLLY—¡Papi! —los niños soltaron mi mano y corrieron a abrazar a su padre.Aminoré mi paso, viéndolos, James se agachó extendiéndole los brazos y los niños chocaron contra él. Mi corazón se estrujó por lo contentos que estaban los niños.—Los extrañé tanto—les besó la frente.Hace años James siempre se había visto serio y un poco hostil con las muestras de afecto en público, siempre quise tomarle la mano al caminar, incluso chocar nuestros brazos, pero él siempre rehuía. Verlo ahora con los niños, abrazándolos y besándolos, con esa ancha sonrisa, me pareció lo más hermoso que haya visto jamás, sentía el corazón hinchado.—Bienvenido—le dije en cuanto me acerqué.Él levantó la vista y me sonrió, el recuerdo de una sensación pasada me asaltó.—Gracias, de verdad los extrañé.Antes de que mi cerebro pensara en otras cosas (aunando el subidón de hormonas por el que estaba cruzando), preferí desviar mi atención.—¿Nos vamos? está anocheciendo.Él asintió y dado que los niños no querían se