EROS—Mamá, traje un té de salvia—toqué la puerta de su habitación con mi bastón.Escuché sus pasos, me abrió la puerta.—Hay, tu siempre tan considerado.—Perdóname por haberte orillado a hablar de ello—aunque en el fondo no lo lamentaba.—Oh, sabes, conozco a mis cuernos mejor que nadie—se rio de mi—, eres resbaloso y manipulador—me pellizcó la mejilla—, pero agradezco tu buen gesto, eres todo un caballero.—¿Sabías que te preguntaría eso?Ella soltó un suspiro.—Sabía que algún día ustedes se enterarían y tendríamos una charla, no estaba lista cuando lo mencionaste.Cerró la puerta de su habitación y me indicó a que bajáramos las escaleras, intenté no quejarme, un rato más y ya me dolería la pierna.—Quiero hablar con los agentes—le dije.—¿Para qué?—Necesito ir a la empresa…—Eros… esas cosas pueden esperar, estamos esperando a que tu hermano y Holly regresen.—Ha pasado mucho tiempo sin hacer nada ahí, necesitamos delegar, hacer ajustes para nuestra ausencia.Ella hizo una mueca
DAKOTA—¿Nadie nos verá?—Descuida tengo un plan.Escruté nuestro alrededor, estaba ya por amanecer y había algunos trabajadores llegando al puerto. Nicholas metió aquel alambre entre la ventana del piloto del auto, también miraba alrededor para no ser descubierto, luego encontró lo que debía y tiró del seguro, la puerta hizo un clic y abrió por completo.—Lo ves preciosa, vámonos.Me ayudó a meterme al auto y luego nos pusimos en marcha.Apenas y aquellos hombres repararon en nosotros, me envolví en la manta que el capitán me había regalado, a Nicholas le cambió su saco por una chamarra gruesa que olía a pescado, me concentré para no vomitar.—¿Te sientes mal?—No, no es nada—contesté con un hilo de voz.—Puedes relajarte—me dijo—, pronto estaremos a salvo.—¿Cómo saliste? ¿Dónde estabas? ¿Cómo sabías donde estaba?—Ya no puedo engañarte ¿no es así? —sonrió sarcástico, pegó los ojos al frente—. Cobré un par de favores.—Entonces tu… ¿eres como ellos? —jadee—¿eres como Pearce?—¿Sabes
HOLLYMe encontraba en la sala de mi casa doblando ropa, mis bebés estaban en su corralito jugando con sus bloques, estábamos viendo el primer documental del universo de Carl Sagan.Mis manos ya se movían mecánicamente para doblar la ropa, apenas y retiraba los ojos de los bebés y una mirada furtiva a la televisión.Tony construía una torrecita con una mano y con la otra sostenía un carrito, Alice hacia una casa y con la otra mano tomaba un bloque y se lo arrojaba su hermano.Parecía ser una tarde normal de verano, un cielo nublado, apenas una llovizna cada tantas horas.Alice botó una pieza a un rincón del corral, soltó un quejido, Tony vio aquel acto, apenas tenían seis meses, y en un extraordinario momento, Tony se apoyó de la orilla del corral y tomó impulso para levantarse, asombrada no podía quitarlos ojos de él, porque avanzó para tomar aquella pieza de bloque y regresar para dársela a su hermana.En ese mismo instante, mientras lágrimas de felicidad surcaban mis ojos, Alice le
POV HOLLY Esta mañana desperté sintiéndome ligera, casi como caminando sobre nubes. Haber conocido a Adam West ha marcado un antes y un después en mi vida. Yo, una directora de un pequeño colegio que lucha por el bienestar y la innovación de sus alumnos y docentes, madre soltera de dos pequeños genios. Él, CEO del corporativo West de innovación educativa con el carácter de un demonio. ¿Cómo imaginarme que después de todo lo que pasé con él dos meses atrás, ahora estuviera preparándome para tener una cita juntos? Me sentía ilusionada, incluso nerviosa, prácticamente saldría con mi colega de alto rango. Cinco años atrás, era inocente, ingenua y ansiosa por probar un poco de una vida romántica, haciéndome ilusiones con James Hawking, mi mejor amigo, de quien me enamoré, aunque él no me hubiese visto de esa forma y terminé cayendo en sus enredos, aunándole que descubrí que estaba embarazada de él. Evidentemente huí de ahí, regresé con mis padres y lo demás es historia. Ahora, cinco
POV NICHOLASPermanecí con Dakota un tiempo, el suficiente para asistir al cumpleaños de los mellizos de Holly. Adam seguía dándome problemas, Holly lo había mandado a la mierda y él tuvo que haberse ido a Grecia como un cobarde.Hace dos meses hubiese querido ser yo el que me acercara a Holly, el hombre por el que ella se hubiese enamorado y no hubiese tenido que pasar por esto, me rabiaba saber que mi estúpido hermano mayor me hubiese quitado esa oportunidad.Antes de entrar a la casa, un camión repartidor se detuvo frente a esta, un chico bajó con un enorme regalo, parecía pesado.—Disculpe ¿es la casa de la señorita Holly Grace Austen?—Si lo es—volqué mi atención.—Oh, ¿podría llamarla por favor?—Yo se lo entrego, de todos modos, debo entrar.El chico frunció los labios, rodeé los ojos, abrí la puerta.—La señorita Austen ahora está muy ocupada.—Está bien. —Firme aquí—me dijo el chico me tendió su tableta.Mientras firmaba el chico dejó el regalo en el suelo, una enorme caja
POV HOLLY3 MESES DESPUES—Mi amor, no te muevas.—Duele—lloriqueó mi hija.—Solo será—le di la vuelta a la liga—, listo.Ambas soltamos un jadeo aliviado.—Me punza la cabeza—protestó mi hija.—¡Alice, no te toques el cabello! —aprecié la obra de arte que había hecho con el cabello de mi hija, un moño—, necesitaré ver más tutoriales de peinados.—Por favor, mami—lloriqueó.—No está tan mal, ahora que la tía Dany no está para peinarte, debo hacerlo yo—si tan solo hubiese aprendido de mi hermana Dany a peinarme, ahora no estaría sufriendo con mi hija. Me alejé para apreciarla y ella abrió los ojos—, una vuelta…—lo hizo—, ¡hay mi amor, estás hermosa! —hizo una pose como la mujer maravilla, sonriendo anchamente—, solo una foto—bueno, no solo una, sino varias—, listo, toma tus botas y el abrigo.Hace tres meses se abrieron inscripciones de distintas clases recreativas en el gimnasio de mi cuñado Everett, que ya no es un gimnasio, ahora es un centro de deportes. Alice quiso entrar a tae kw
POV HOLLY—¡Holly! —ambos nos giramos para ver a Dakota trotando con sus tacones—. Espérame bruja—era una imagen graciosa verla trotando con rostro emocionado— ¡me acaba de llegar una promoción de pizza!, ya la pedí, vámonos a tu casa.¡Tan repentina como siempre!—Lo siento Rafael, tengo que irme.Tomé el ritmo de Dakota para ir por los niños.—¡Pero no se tu número!Dakota se detuvo en seco y se giró para con Rafael, de sus bolsillos extrajo un diminuto papel doblado.—Ese es su número, ahora adiós.Ella regresó a mi lado, tiró de mí con brusquedad, le di una última mirada a un radiante Rafael.—¿Por qué demonios llevas contigo papeles con mi número?—¿Por qué no? siempre hay una oportunidad para ti, si no es una relación, al menos es un buen polvo y mira que con ese chico, uf, estarías que ardes.—Ya cállate—gruñí—, además, no puede pasar nada.—No empieces…—Es el pediatra de mis hijos.—Oh—siguió trotando, luego su rostro se iluminó en una malévola sonrisa—. Oh, eso es genial—se
HOLLY¿Estará bien lo que voy a hacer?He pasado noches en vela recordando a Adam, abrazando la almohada que él ocupó, justo a mi lado y lloro cuando no puedo contenerme. He luchado mucho por no sentir, me enojo conmigo misma por extrañar a alguien que ni siquiera se acuerda de mí, ni una sola llamada, ni una sola noticia sobre él.Intento, con todas mis fuerzas no sentirme decepcionada conmigo misma por haber caído en lo mismo, aquello que tanto desee con todas mis fuerzas no volver a pasar.Por eso, salir con Rafael me parecía algo precipitado, pero necesario, intentar que me distrajera era lo mejor.Hoy, doce de octubre en plena estación otoñal, será recordado en mi memoria como el día en el que al fin he tenido una cita decente.Aunque el lugar es bastante…—¿Un campo de tiro? —pregunté estupefacta en cuanto bajé de su auto.—Te dije que sería una sorpresa.—Pensé que era de broma.Él extendió su mano hacía mí, la tomé con cautela. Nos adentramos al recibidor, había tres personas,