POV HOLLY
Esta mañana desperté sintiéndome ligera, casi como caminando sobre nubes.
Haber conocido a Adam West ha marcado un antes y un después en mi vida.
Yo, una directora de un pequeño colegio que lucha por el bienestar y la innovación de sus alumnos y docentes, madre soltera de dos pequeños genios. Él, CEO del corporativo West de innovación educativa con el carácter de un demonio.
¿Cómo imaginarme que después de todo lo que pasé con él dos meses atrás, ahora estuviera preparándome para tener una cita juntos?
Me sentía ilusionada, incluso nerviosa, prácticamente saldría con mi colega de alto rango.
Cinco años atrás, era inocente, ingenua y ansiosa por probar un poco de una vida romántica, haciéndome ilusiones con James Hawking, mi mejor amigo, de quien me enamoré, aunque él no me hubiese visto de esa forma y terminé cayendo en sus enredos, aunándole que descubrí que estaba embarazada de él.
Evidentemente huí de ahí, regresé con mis padres y lo demás es historia.
Ahora, cinco años después de James, tropiezo con Adam y aunque titubeante me di una oportunidad de comenzar una relación con él. Era una oportunidad para ambos, aun no es una relación formal, pero, es un paso ¿no?
Mientras enrollaba mi cabello con los enormes roller para el cabello y tarareaba por toda la casa, el recuerdo mío y de Adam de nuestro primer encuentro ya no me parecía tan amargo. Adam el diablo West, esa fue la impresión, el trato y sus palabras ya habían quedado como brumas en mi mente, estaba dispuesta a comenzar algo nuevo con él.
Con un vestido rojo y esta vez maquillaje, estaba lista para mi cita, ¿Dónde podría llevarme? quizá a un restaurante elegante o a un club de strippers, lo conocía bien, o eso fue lo que creí.
James llamó diciéndome que pasaría a dejar a los niños a la casa de mis padres, así que salí tan rápido como pude de mi casa para ver a los niños.
En cuanto estuve en casa de mis padres, James tardó apenas un par de minutos en llegar con los niños, abrí la puerta.
—¡Mami, mira! —Alice saltó hacia mi encuentro mostrándome un globo de helio en forma de estrella—, papi me lo compró.
—Esto es más increíble—ahora fue Tony, mostró una lámpara de mano—, mira lo que hace—la encendió apuntando a la pared donde se proyectó la vía láctea—. Ya quiero mostrársela al abuelo.
—¡No, yo le enseñó mi globo!
Y así, los niños corrieron dentro de la casa buscando a su abuelo.
—¿Los llevaste a una feria?
James, recargado lánguido en el umbral de la puerta, solo me miró con detenimiento, apenas tenía una sombra de sonrisa.
—Estás hermosa—me dijo conteniendo el aire, pude notar la dilatación en sus pupilas—, nunca te vestiste así conmigo.
Tragué en seco, me sentí un poco incómoda.
—No tenía por qué, James—evité su intensa mirada—, nunca tuvimos nada.
Se quedó unos segundos en silenció, volví a mirarlo, parecía relajado, pero sus hombros estaban tensos, se llevó las manos a los bolsillos.
—Lo sé… ¿podemos hablar un momento?
Lo miré a medias lunas.
—Tengo que terminar de arreglarme, será en otro momento.
Asintió con desgana, frunció los labios.
—Entiendo—consultó su reloj—, de todos modos, no creo que te importe—se dio media vuelta—, despídeme de los niños.
Se fue.
Me removí en el umbral de la puerta, ¿Si se trata de los niños? ¿Y si quería hablar sobre la fiesta de cumpleaños de los niños?, estaba a tan solo una semana, ¿Es otra cosa? ¿Y si se va? ¿Y si esa despedida era porque ya no los quería ver?
Comencé a sentir un poco de pánico, a mí no me importa si se va o no, pero, eso podía poner muy mal a los niños, él era su padre y recién lo habían conocido, no era su culpa que cinco años atrás nosotros no hubiésemos estado juntos.
Troté como pude con los tacones por el camino de piedra.
—James…
—¿Qué demonios haces aquí?
Me detuve en seco, ¡Adam llegó!, sentí mi corazón acelerarse, me acerqué despacio.
—Vengo de ver a mis hijos—contestó osco James.
—¿Por qué no te marchas entonces? —replicó Adam.
No podía verlos, estaba un poco lejos de la entrada, pero podía escucharlos bien.
—Te esperaba—dijo James con tono burlesco—, solo quería recordarte de nuestra apuesta.
Me quedé quieta, un frio me recorrió por la espalda.
—Para tu información, estoy ganando ¿no ves? —contestó Adam, mi cuerpo se congelo, sentí que toda mi sangré bajó hasta mis pies.
—Tienes ventaja, lo reconozco—continuó James con su tono burlesco—, ganaste la apuesta, Holly es tuya, pero seguiré viendo a mis hijos.
Escuché el portazo de un auto y luego ponerse en marcha.
Comencé a sentir nauseas, me faltaba un poco el aire
Escuché los pasos de Adam aproximarse, se detuvo en cuanto me vio.
—Holly…—su rostro estaba turbado en pánico.
Me costaba un poco levantar la mirada.
—Quería—mi voz parecía mecánica, como si no correspondiera a mí—, decirte que me siento un poco mal y quiero irme a mi casa.
—¿Mal? —su voz era pánico y preocupación—, te llevaré al doctor…
—No es necesario—miente—, tengo mi periodo.
El alivió cruzó por todo su cuerpo, se relajó.
—Entonces de llevaré a casa.
¿A casa? ¿Cómo podía decir a casa?, era mi casa, no la suya.
¿Cómo podía poner esas facciones de preocupación? ¿Cómo podía fingir tan bien?
Se acercó a mí y me tomó por los hombros para dirigirme hacia su auto, el contacto de su toque me picó
Estaba al borde del colapso, resiste un poco más, Holly, me grité mentalmente una y otra vez.
No me dolía ni un carajo el vientre.
Me dolía el maldito pecho y la cabeza.
Una apuesta, una m*****a apuesta entre los dos, entre esos malditos bastardos sin escrúpulos, por eso James había querido que lo siguiera para hablar, porque sabía lo que pasaría.
Quizá ahora se estaba regodeando de lo lindo por su triunfo.
Malditos hombres.
Llegamos a mi casa, apenas pude salir antes de que Adam llegara a mí, no quería que me tocara, no quería nada de él.
Fui a la cocina, buscando no sé qué, intentando estructurar mis ideas, un cuchillo brilló frente a mí, pensamientos asesinos cruzaron por mi mente. Tomé aire, no había escuchado que Adam había salido de nuevo hasta que escuché la puerta cerrarse.
Al dar media vuelta, venía hacia mí con un ramo de ranúnculos rojos, el aire confiado, al igual que una sonrisa.
Aquella visión no hizo más que darme de nuevo nauseas.
—¿Qué pasa? —me preguntó, analizando mi reacción—, ¿no te gustan las flores?
Amo las flores, pero no tenía control de mis facciones, en este momento solo siento una rabia contenida.
—No, no me gustan—mi tono fue seco y cortante—, son un desperdicio.
Son lindas al momento, pero se agradecen mucho más, estas flores no son para alegrar, sino, son de despedida.
—¿Qué sucede? Estás extraña—su tono fue vacilante.
Tomé una calada de aire, los temblores de mis manos no cesaban.
—Al fin entendí lo que me dijiste antes—intenté ser lo más firme posible—, a veces las circunstancias te vuelven así…
—No entiendo…
Su rostro incrédulo no hizo más que rabiarme.
—Somos adultos quiero que hablemos de esto como se debe—tomé más aire, tranquila, todo va a pasar—. Adam, ya no quiero volver a verte—pronuncié palabra por palabra, para que fuese entendible, milagrosamente mi tartamudeo se esfumó.
Me miró fijamente, luego, soltó una carcajada, pero fue nerviosa.
—Estás bromeando ¿cierto?
—Me criaron para no mentir, y que las cosas siempre se deben decir de frente—tragué el nudo que se estaba formando en mi garganta, su semblante palideció, tu puedes—. Adam—su nombre me quemó como ácido en la boca—, terminaste de romper lo que quedaba de mi corazón—la voz se me quebró y las malditas lágrimas traicioneras escurrieron, las restregué con mi muñeca—. Escuché todo—cada palabra—, ya no tienes que fingir.
Él titubeó acercándose a mí, pero lo miré furiosa.
—No, Holly, escucha, fue—quejido—, algo estúpido, yo solo quería quitar de en medio a James… él se quería quedar contigo y…
Cerré los ojos para concentrarme.
—Es una excusa tan pobre.
—Holly, por favor—se acercó—, por favor, perdóname, no pensé…
Lo miré a los ojos.
—Nicholas tenía razón—tragué de nuevo—, tú no eres una buena persona—sus ojos comenzar a enrojecerse—, me trataste mal desde el principio—negué con la cabeza—, no sé en qué estaba pensando—tomé aire, erguí mis hombros. No más lamentos—. No te perdono—pasé de largo y fui hacia la puerta—. Te pido que te vayas de mi casa.
—Holly, fui un imbécil, sé que no debí hacerlo, pero…
—Adam, ya no puedes remediar nada—cansancio y decepción, mis ojos se llenaron de lágrimas—, por favor, vete…
—Te juro que…
Perdí el hilo de mi cordura.
—¡Vete! —grité—¡vete y no quiero volver a verte! —los sollozos se escaparon de mi garganta.
Él contrajo el rostro con dolor, pero yo sabía que era un dolor falso, él no puede sentir arrepentimiento, porque siempre estuvo consciente de sus actos. Debí haber sospechado, él fue quien encontró a James, él fue el que le confesó a James que era el padre de mis hijos. ¿Por qué había tanta maldad en él?
No puedo sentir compasión de sus lágrimas.
—Holly—me llamó con voz quebrada, pero nada más salió de su boca.
Verlo de esa manera no me hizo sentir nada, como si se hubiese esfumado todo, ya no sentí nervios, no sentí temor, ni enojo, solo sentía un dolor físico en el pecho y una frialdad en el cuerpo.
—Aléjate de mí y de mis hijos, no quiero que hagas más daño—mi voz sonó hueca.
Un par de lágrimas surcaron sus ojos.
Es un falso, me susurró mi mente, él no tiene corazón.
No, no lo tiene, por eso se robó el mío.
Adam me miró por última vez, y luego salió de la casa arrastrando los pies, tan culpable.
Una parte de mi quería que se girara, que enfrentara la situación que hiciera algo, pero fue un anhelo vació, mi ser se moría por dentro y lloraba amargamente por el arrepentimiento, por la culpa de haberme abierto de nuevo a alguien que me lastimaría, aunque me prometí que sería cuidadosa, no pude. Porque el anhelo de algo era demasiado.
Cerré en cuanto cruzó el umbral y coloqué el cerrojo.
Dejé caerme, deslizándome por la puerta.
El dolor en el pecho se intensifico, el corazón me dolía, podía sentir fuertes picores, como agujas atravesándome, intenté tomar caladas de aire, controlándome, si continuaba así, quizá podría darme un infarto, me concentré en el sonido de los relámpagos, en la tormenta que acababa de soltarse afuera en el cielo.
Nicholas West había tenido toda la razón, ¿Por qué había traicionado a su hermano de esa forma?, no lo sabía, él solo me advirtió.
Al final, cometí el mismo error que hace cinco años, haberme enamorado de alguien que solo jugó conmigo, no entendí mi lección y el pago por eso, fue mi sentir. Eso a lo que tanto le tenía miedo.
A pesar de tener un fuerte dolor en el pecho, mis lágrimas se habían detenido, me sentía extraña, zumbante como un zombi, como si mi cuerpo comenzara a calentarse por fiebre.
Es todo.
No siento más
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—Holly—me despertó una voz.
Abrí los ojos cuidadosamente.
El rostro afligido de Dakota se presentó ante mí.
Solté un quejido al querer levantarme.
—¿Qué haces aquí? —mi voz raspó en mi garganta haciéndome daño, miré a mi alrededor, estaba en el suelo.
—Me asustaste—recriminó, los ojos de mi amiga me miraron con tristeza—, se lo que sucedió anoche—negó con la cabeza y apretó los labios
—¿Cómo lo supiste? —le pregunté.
—Me lo dijo Nicholas… Adam le llamó creo y me lo dijo esta mañana, vine tan pronto como pude.
—¿Por qué no me llamaste? —me tomó de las manos.
—No quería interrumpirte—apenas un hilo de voz—, te divertirías con Nicholas y yo…
Un nudo se formó en mi garganta.
—Nicholas West puede irse también a la porra si quiero, me importas más tu.
Ahí en el suelo de mi sala abracé a mi mejor amiga, aferrándome a ella y soltando todo el dolor.
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NOTA DEL AUTOR:
Espero que disfruten de esta segunda parte, les doy la bienvenida, lamento tardar mucho
POV NICHOLASPermanecí con Dakota un tiempo, el suficiente para asistir al cumpleaños de los mellizos de Holly. Adam seguía dándome problemas, Holly lo había mandado a la mierda y él tuvo que haberse ido a Grecia como un cobarde.Hace dos meses hubiese querido ser yo el que me acercara a Holly, el hombre por el que ella se hubiese enamorado y no hubiese tenido que pasar por esto, me rabiaba saber que mi estúpido hermano mayor me hubiese quitado esa oportunidad.Antes de entrar a la casa, un camión repartidor se detuvo frente a esta, un chico bajó con un enorme regalo, parecía pesado.—Disculpe ¿es la casa de la señorita Holly Grace Austen?—Si lo es—volqué mi atención.—Oh, ¿podría llamarla por favor?—Yo se lo entrego, de todos modos, debo entrar.El chico frunció los labios, rodeé los ojos, abrí la puerta.—La señorita Austen ahora está muy ocupada.—Está bien. —Firme aquí—me dijo el chico me tendió su tableta.Mientras firmaba el chico dejó el regalo en el suelo, una enorme caja
POV HOLLY3 MESES DESPUES—Mi amor, no te muevas.—Duele—lloriqueó mi hija.—Solo será—le di la vuelta a la liga—, listo.Ambas soltamos un jadeo aliviado.—Me punza la cabeza—protestó mi hija.—¡Alice, no te toques el cabello! —aprecié la obra de arte que había hecho con el cabello de mi hija, un moño—, necesitaré ver más tutoriales de peinados.—Por favor, mami—lloriqueó.—No está tan mal, ahora que la tía Dany no está para peinarte, debo hacerlo yo—si tan solo hubiese aprendido de mi hermana Dany a peinarme, ahora no estaría sufriendo con mi hija. Me alejé para apreciarla y ella abrió los ojos—, una vuelta…—lo hizo—, ¡hay mi amor, estás hermosa! —hizo una pose como la mujer maravilla, sonriendo anchamente—, solo una foto—bueno, no solo una, sino varias—, listo, toma tus botas y el abrigo.Hace tres meses se abrieron inscripciones de distintas clases recreativas en el gimnasio de mi cuñado Everett, que ya no es un gimnasio, ahora es un centro de deportes. Alice quiso entrar a tae kw
POV HOLLY—¡Holly! —ambos nos giramos para ver a Dakota trotando con sus tacones—. Espérame bruja—era una imagen graciosa verla trotando con rostro emocionado— ¡me acaba de llegar una promoción de pizza!, ya la pedí, vámonos a tu casa.¡Tan repentina como siempre!—Lo siento Rafael, tengo que irme.Tomé el ritmo de Dakota para ir por los niños.—¡Pero no se tu número!Dakota se detuvo en seco y se giró para con Rafael, de sus bolsillos extrajo un diminuto papel doblado.—Ese es su número, ahora adiós.Ella regresó a mi lado, tiró de mí con brusquedad, le di una última mirada a un radiante Rafael.—¿Por qué demonios llevas contigo papeles con mi número?—¿Por qué no? siempre hay una oportunidad para ti, si no es una relación, al menos es un buen polvo y mira que con ese chico, uf, estarías que ardes.—Ya cállate—gruñí—, además, no puede pasar nada.—No empieces…—Es el pediatra de mis hijos.—Oh—siguió trotando, luego su rostro se iluminó en una malévola sonrisa—. Oh, eso es genial—se
HOLLY¿Estará bien lo que voy a hacer?He pasado noches en vela recordando a Adam, abrazando la almohada que él ocupó, justo a mi lado y lloro cuando no puedo contenerme. He luchado mucho por no sentir, me enojo conmigo misma por extrañar a alguien que ni siquiera se acuerda de mí, ni una sola llamada, ni una sola noticia sobre él.Intento, con todas mis fuerzas no sentirme decepcionada conmigo misma por haber caído en lo mismo, aquello que tanto desee con todas mis fuerzas no volver a pasar.Por eso, salir con Rafael me parecía algo precipitado, pero necesario, intentar que me distrajera era lo mejor.Hoy, doce de octubre en plena estación otoñal, será recordado en mi memoria como el día en el que al fin he tenido una cita decente.Aunque el lugar es bastante…—¿Un campo de tiro? —pregunté estupefacta en cuanto bajé de su auto.—Te dije que sería una sorpresa.—Pensé que era de broma.Él extendió su mano hacía mí, la tomé con cautela. Nos adentramos al recibidor, había tres personas,
EROSSer el último hermano West no es tarea fácil.Tenía cuatro años cuando mis padres se separaron, en realidad no recuerdo mucho a mi padre en esa etapa de mi vida y mi madre, bueno, ella debía ser ausente por asumir la presidencia del corporativo.Adam tuvo que hacerse cargo de nosotros, él tenía trece años cuando asumió su rol de padre y por eso guardo cierto respeto hacia él, siempre cuidó de mí y me instruyó. Cuando él subió a presidencia, mi madre se quedó en casa, desde entonces ha sido terriblemente hostigante.Adam y Nicholas corrieron con la suerte de irse de casa tan pronto como pudieron, pero a mí me dejaron con ella, arrastrándome a todos lados donde ella quisiera, compensando la ausencia, a pesar de ser hostigante, orgullosa y ocurrente, es una madre misteriosa.El tiempo que he estado con ella, indirectamente, me ha enseñado su forma de ser, al principio creí que solo era quisquillosa, pero guarda muchos secretos. Además de que descubrí que mi habilidad era la observac
ADAM—Tengo algo interesante que mostrarte—masculló Eros del otro lado.—No es un buen momento—gruñí, sin dejar de mirar al bastardo frente mi—, te llamaré después.Segundos antes el primer imbécil más odiado de mi vida había abierto la puerta sin previo aviso. No esperé a que Eros contestara, tenía un asunto más delicado que tratar. Dejé mi celular a un lado. —¿Qué mierda haces aquí? —pregunté áspero.—Tengo el derecho a venir cuando quiera ¿no? —se acercó hacia mí, quería soltarle un puñetazo en su maldita boca—, escuché que estabas en problemas—sonrió burlón—, venía a rescatar a mou fílos—(mi amigo). —En primer lugar, no somos amigos—lo miré con recelo—, y no estaba en problemas—le devolví la burla—, además, no tienes ningún derecho a venir aquí cuando quieras, debes hacer una maldita cita.—Dony—bufó—, ¿seguirás molesto conmigo? —continuó con aquella burla en la puta cara—, esa riña fue hace mucho, sabes que me dedico a ello.Me estremecí.—¿Qué quieres aquí, Xander? —lo miré f
HOLLYVi a Eros marcharse, la sonrisa de mi rostro cayó.Adam.El sonido de su nombre en mi cabeza era como una serpiente venenosa moviéndose entre la suciedad, subiendo por mi cuerpo y enredándose en mi cuello hasta asfixiarme.Estará aquí de nuevo.Todo mi cuerpo se erizó.¡No! no puede ser, no cuando al fin me decidí salir con alguien.Me llevé las manos a la cabeza.Después de que los mellizos nacieron, tuvieron que pasar dos años para que tuviera citas, debido a la insistencia de Dakota, no duraba mucho, no pasábamos de la segunda cita, no había “conexión”Para una madre soltera es difícil tener citas decentes.Ahora conozco a este tremendo imbécil y me dejo llevar… ¡estoy mal!Incluso mi celular no deja de notificar las decenas de conexiones que hay en esa hostigante app de citas a la que Dakota descargó sin mi consentimiento, pero tampoco me he dado el tiempo para eliminarla. Nunca se sabe lo que pasará con Rafael.Debo admitir que, en mi momento de debilidad, furia y melancol
DAKOTAHolly me miró con cierto enfado y como no.—¿De qué hablas? claro que no—la tomé del brazo—. Anda, vamos, que se nos hace tarde.—Te conozco desde hace años—gruñó—, estás mintiéndome.Le sostuve la mirada, ok, no la puedo engañar, pero, tampoco le puedo contar todo, no aún.—Está bien, lo admito, tuvimos un par de llamadas, nada más—enarcó una ceja—, es cierto.—Dakota, ¿si recuerdas lo que dijo?—Claro que lo recuerdo, pero le estoy haciendo la vida imposible—de pronto, tras la puerta, nuestra profesora comenzó la clase—, ¿charlamos luego? Ya comenzó—. Holly apretó los labios, pero no contestó.Ya me lo temía, sabía que se molestaría, pero ya pasará....2 MESES ATRÁS. Partirle ese llavero a Nicholas en la cabeza fue bastante satisfactorio, al igual que su rostro sorprendido.—Daky…—Ya veo lo que intentabas hacer, maldito caza faldas, intentabas seducir a mi amiga.Nicholas me devolvió la mirada con dureza.—No lo entenderías.—¿Entender qué? te doy un minuto para explicar