DAKOTAHolly me miró con cierto enfado y como no.—¿De qué hablas? claro que no—la tomé del brazo—. Anda, vamos, que se nos hace tarde.—Te conozco desde hace años—gruñó—, estás mintiéndome.Le sostuve la mirada, ok, no la puedo engañar, pero, tampoco le puedo contar todo, no aún.—Está bien, lo admito, tuvimos un par de llamadas, nada más—enarcó una ceja—, es cierto.—Dakota, ¿si recuerdas lo que dijo?—Claro que lo recuerdo, pero le estoy haciendo la vida imposible—de pronto, tras la puerta, nuestra profesora comenzó la clase—, ¿charlamos luego? Ya comenzó—. Holly apretó los labios, pero no contestó.Ya me lo temía, sabía que se molestaría, pero ya pasará....2 MESES ATRÁS. Partirle ese llavero a Nicholas en la cabeza fue bastante satisfactorio, al igual que su rostro sorprendido.—Daky…—Ya veo lo que intentabas hacer, maldito caza faldas, intentabas seducir a mi amiga.Nicholas me devolvió la mirada con dureza.—No lo entenderías.—¿Entender qué? te doy un minuto para explicar
HOLLY—¡Papi! —los niños soltaron mi mano y corrieron a abrazar a su padre.Aminoré mi paso, viéndolos, James se agachó extendiéndole los brazos y los niños chocaron contra él. Mi corazón se estrujó por lo contentos que estaban los niños.—Los extrañé tanto—les besó la frente.Hace años James siempre se había visto serio y un poco hostil con las muestras de afecto en público, siempre quise tomarle la mano al caminar, incluso chocar nuestros brazos, pero él siempre rehuía. Verlo ahora con los niños, abrazándolos y besándolos, con esa ancha sonrisa, me pareció lo más hermoso que haya visto jamás, sentía el corazón hinchado.—Bienvenido—le dije en cuanto me acerqué.Él levantó la vista y me sonrió, el recuerdo de una sensación pasada me asaltó.—Gracias, de verdad los extrañé.Antes de que mi cerebro pensara en otras cosas (aunando el subidón de hormonas por el que estaba cruzando), preferí desviar mi atención.—¿Nos vamos? está anocheciendo.Él asintió y dado que los niños no querían se
HOLLYBien Holly, tu puedes hacerlo.Me vestí a propósito con ropa seria.Alejé de mí los vestidos, las faldas, los escotes y las zapatillas.Pantalón de vestir beige, blusa negra de cuello de tortuga y manga larga, botines al tobillo, el cabello recogido en un moño, ya había practicado lo suficiente con Alice esto de los peinados, collar, mis tres pequeñas arracadas en cada oreja. Rímel y gloss rojo.Sencilla, sofisticada, pero bonita y, sobre todo, no destacable.Lo menos que quería era llamar su atención, así para cuando saliera de la reunión y llegar a mi cita con Rafael, al menos podía deshacerme el moño y no verme tan rígida. Bien, respiré profundo, tomé mi bolso y mi abrigo.Ya salgo— le mandé un texto a Dakota.Salí de mi casa, eran apenas las cuatro de la tarde y ya comenzaba a hacer frio.—Algo me dice que no va a ser un buen día—mascullé.Me dirigí hacia la dirección que Eros me había proporcionado, allí vería a Dakota, encendí la radio, un poco de música no me haría mal
Holly se profesional, me repetí una y otra vez.Cuando la exposición de Eros terminó, las luces de la sala se iluminaron poco a poco.—Señor Xander—habló seriamente Adam, notas de frialdad en su voz—, con esto demuestro que su caridad, está siendo excelentemente manejada.Xander, sin dejar ese aire burlón se volvió hacia Adam.—Me alegra oír eso.Miré a hurtadillas mi reloj, apenas una hora y esto solo se trataba de mero formalismo.—Como sabrán—comenzó Eros—, todos los años realizamos una celebración de fin de año con el propósito de que los proyectos y los patrocinadores convivan en una cena a beneficio, para el Colegio De La Rosa, será su primer año en participación.Entonces así es como nos definen, como Proyectos y a los ricachones filántropos como Patrocinadores, es algo clasista y elitista si lo analizamos bien.Nicholas se levantó, proyectó en la pantalla unas animaciones.—Se les pide a los proyectos que realicen un bosquejo de un deseo adicional—comenzó—. Este deseo se basa
—…tengo a alguien que me espera.Cerró la puerta de un portazo.El dolor aún era demasiado agudo, estuve retorciéndome no sé por cuanto tiempo ¿Cómo es que en las películas se pueden levantar como si nada?—Vaya, vaya, hermanito—la voz de Eros me sacó de mi trance de dolor, apenas lo vi borroso entrar, estaba al borde de la risa—¿Cuándo entenderás que no debes ser tan confiado?—Cállate y tráeme algo de hielo—gruñí.—Hum—lo escuché reír, algo cayó sobre mi mano en la entrepierna.—¡Hijo de perra!Una bolsa de hielo me arrojó, me la coloqué e intenté erguirme poco a poco.—¿Cómo sabías que esto pasaría?Soltó una exhalación.—Supuse que ella no querría hablar contigo, dicen por ahí que tiene un buen derechazo… y excelente rodilla al parecer.—Creí que me golpearía, pero no ahí.Eros soltó una risa baja.—Tienes una larga procesión de rodillas para con ella.—Que estoy dispuesto a hacer, pero aparte de ello ¿Cómo puedo recuperarla?—Está con alguien y parece importante.—Mierda, lo se,
DAKOTA—¿De qué rayos estaba hablando tu hermano? —me bajé del escritorio y me acomodé el vestido.—De nada, carajo—Nicholas se pasó una mano por el cabello—¿A dónde crees que vas?Me coloqué las bragas.—¿Crees que voy a quedarme aquí después de esto? acabo de ver como sacaste las cartas de las que habló Adam de una caja, ahora dime, ¿de qué acta está hablando?Suspiró frustrado.—Dakota, por favor, no le hagas caso…Puse las manos en jarras.—¡Dime de qué habla!Soltó un fuerte quejido.—Solo déjalo así, ¿quieres?, no tengo que soportar esto—gruñó, fruncí el ceño, me calcé las botas y tomé mi bolso—¿Dónde vas?Yo soy la que no está para soportar a un macho frustrado.—A donde no te importa una mierda—me dirigí hacia la puerta, pero él me retuvo del brazo.—Tú no puedes irte—gruñó furioso.La forma en la que me miró me hizo estremecer, pero me mantuve firme.—Nicholas West, suéltame ya.—Tenemos un trato—habló con la mandíbula apretada—, hoy te quedas conmigo, no con Deo.—Pero no es
NICHOLASMi padre solía decir:—Tú eres el mejor de tus hermanos—apenas y sonreía, pero me daba una mirada significativa—, serás como yo. Esa tarde fue la primera vez que me dio una caricia, revolviendo mi cabello. En ese entonces era un niño de nueve años carente de su afecto paternal, estaba completamente fascinado.—¿Entonces estás orgulloso de mi?Él, con ese aire de grandeza, sonrió como si mi pregunta en realidad le hubiese causado gracia.—Rhodes, cuando te parezcas a mí, estaré orgulloso.Luego cumplí diez años y vi a mi padre marcharse de la casa, dejándome solo, sin su concejo, sin su compañía. Él había sido un gran amigo, fuente de inspiración, un enorme ejemplo. No estaba muerto, aunque mi madre lo dijera muchas veces, en realidad estaba en una casa en tierras de Delfos, Grecia. Salvo por el hecho de que engañó a mi madre en repetidas ocasiones, nunca cambió, al menos no conmigo. Con mis hermanos siempre fue alguien distante, pero, a mí, desde pequeño me dijo lo mucho que
HOLLY—Está en la cocina—les dije a los policías.Estos entraron sin hacer más preguntas, me quedé afuera del umbral de mi casa. Me obligué a no sentirme culpable por ello. Escuché un forcejeo y luego un plato romperse en el suelo, más forcejeo y después unas pisadas yendo hacia la entrada, los policías tiraban de un Adam furioso.—¡Suéltenme!, ya sé que no debí haberme metido, pero no hice nada grave.—Allanar propiedad es un delito—contestó un policía.Pasaron por delante de mí.—¡Holly, diles que me suelten!—Señorita, ¿conoce a este sujeto?Sentí el corazón en la garganta.—No lo conozco.—¡¿Qué?!—Avance—el otro policía empujó a Adam.—¡Sueltenme! —forcejeó—, quítenme las manos de encima, ¡no saben con quien se meten! —más forcejeoArrastraron a Adam hacia la patrulla, mis vecinos se aproximaron hacia mí, Logan y Pol.—Holly ¿estás bien? ¿Qué pasó?—Que no es…—Sh…La policía se fue, con un Adam mirándome entre suplica y enojo. Pude contarles a Logan y Pol lo que sucedía.—Oh dio