NICHOLASMi padre solía decir:—Tú eres el mejor de tus hermanos—apenas y sonreía, pero me daba una mirada significativa—, serás como yo. Esa tarde fue la primera vez que me dio una caricia, revolviendo mi cabello. En ese entonces era un niño de nueve años carente de su afecto paternal, estaba completamente fascinado.—¿Entonces estás orgulloso de mi?Él, con ese aire de grandeza, sonrió como si mi pregunta en realidad le hubiese causado gracia.—Rhodes, cuando te parezcas a mí, estaré orgulloso.Luego cumplí diez años y vi a mi padre marcharse de la casa, dejándome solo, sin su concejo, sin su compañía. Él había sido un gran amigo, fuente de inspiración, un enorme ejemplo. No estaba muerto, aunque mi madre lo dijera muchas veces, en realidad estaba en una casa en tierras de Delfos, Grecia. Salvo por el hecho de que engañó a mi madre en repetidas ocasiones, nunca cambió, al menos no conmigo. Con mis hermanos siempre fue alguien distante, pero, a mí, desde pequeño me dijo lo mucho que
HOLLY—Está en la cocina—les dije a los policías.Estos entraron sin hacer más preguntas, me quedé afuera del umbral de mi casa. Me obligué a no sentirme culpable por ello. Escuché un forcejeo y luego un plato romperse en el suelo, más forcejeo y después unas pisadas yendo hacia la entrada, los policías tiraban de un Adam furioso.—¡Suéltenme!, ya sé que no debí haberme metido, pero no hice nada grave.—Allanar propiedad es un delito—contestó un policía.Pasaron por delante de mí.—¡Holly, diles que me suelten!—Señorita, ¿conoce a este sujeto?Sentí el corazón en la garganta.—No lo conozco.—¡¿Qué?!—Avance—el otro policía empujó a Adam.—¡Sueltenme! —forcejeó—, quítenme las manos de encima, ¡no saben con quien se meten! —más forcejeoArrastraron a Adam hacia la patrulla, mis vecinos se aproximaron hacia mí, Logan y Pol.—Holly ¿estás bien? ¿Qué pasó?—Que no es…—Sh…La policía se fue, con un Adam mirándome entre suplica y enojo. Pude contarles a Logan y Pol lo que sucedía.—Oh dio
HOLLY—Esta es la tercera llamada—el sonido de la voz salió de entre las bocinas, nos hizo saltar por el susto.Ambos nos reímos por lo absurdo.Todo mundo ya estaba en sus lugares, el maestro de la orquesta hizo su presencia, todo mundo aplaudió y él saludó al público.Comenzó la orquesta despacio, el telón se abrió y la obra comenzó.Estaba tan absorta en todo que terminé recargándome en el balcón, mi piel estaba erizada todo el tiempo, las voces, la música, no hablaba italiano, pero podía entender algunas cosas, la historia del hombre enamorado de la chica que lo ignora y hace lo imposible para que ella lo note, comprando un elixir de amor y siendo estafado.Antes de que acabara el primer acto tuve muchas ganas de orinar. Le dije a Rafael a donde iría y me indicó que estaban entre el palco tres y dos.Salí a hurtadillas, y busqué el palco tres y dos, caminé hacia adelante, divisé las lucecitas del palco tres y luego el pasillo iluminado del sanitario, sin embargó la luz que filtrab
HOLLYCaminé con un poco de nervios, sintiendo mi entre pierna y muslos aun húmedos.¡Estás loca Holly Austen!Solo… tienes que despedirte de Rafael, tomar tu abrigo y salir del teatro en donde te está esperando Adam.HAY DIOS.¿Cómo pude perder los estrivos?, acabo de tener sexo con él en un palco, con Una furtiva lagrima de fondo.Además ¡todavía tienes su esperma entre tus piernas!Oh, dios me voy a volver loca.Deslicé despacio las cortinas del palco. Rafael estaba viendo la ópera, con los brazos cruzados, sonriendo con la vista perdida en la obra, me siento terrible, soy una mala mujer por haberlo dejado así e irme con otro. No, yo no soy así, pero tanto he dejado que Adam embriague mi mente que, se ha vuelto un completo elixir, y necesito más.¿Podría ser que igual que Nemorino me vuelva adicta y lo pierda todo? Respiré profundamente.¿Qué quieres Holly? ¿Seguir engañando a Rafael, ilucionarlo? ¿o terminar con todo y continuar? Aunque, Adam no parece Adina, sino el doctor Dulc
DAKOTA, MIERCOLES POR LA NOCHE.—¿Qué es? —me miró Deo afligido, movía con nervios las piernas.—No lo sé.Aquella cosa todavía no marcaba nada.—¿Ya pasaron los tres minutos?—¡No lo sé! —chillé.Me pasee por la habitación, definitivamente esto no estaba en mis planes.—¿Qué voy a hacer? —mascullé—¿debo deshacerme de él?—No puedes decir eso—saltó Deo, sus manos también temblaban—, no estás sola.—Pero lo estaré—respiré con dificultad—, por si no lo recuerdas, no podré saber si es tuyo o de Nicholas.—¿Y no crees que no pienso en eso? —suspiró—, escucha, no quiero…no quiero que te expongas a un daño, pero puedo asegurarte que, de mi parte, no estarás sola, yo estaré contigo en todo momento.El aliento se me atascó en la garganta.La prueba soltó un sonido y me arrojé para mirar, sin embargo, estaba en blanco.—¿Eso qué significa?—Nada… creo que está mal.Nos quedamos en silencio.—¿Vamos mañana? —me preguntó, me atrajo por los hombros para abrazarme.Le mandé un texto a Holly dicién
Casi pude escuchar el cantico celestial cuando Adam abrió de punta pie la alcoba principal.No perdía el toque de caoba, una enorme cama en el centro, amplios ventanales circulares, aquí no había plantas, pero toda la atención se centraba en la cama, que era simplemente magnifica, un grueso cubre cama negro con bordados dorados, almohadas gigantescas, a simple vista se veían demasiado suaves, los postes de la cama combinaban a la perfección con el suelo, una manta blanca colgaba lánguida en una de las esquinas, como incitándote a recostarte sobre ella y hundirte en su éxtasis de suavidad.Adam me depositó con cuidado en el suelo, mientras observaba con la boca abierta el resto de la habitación, arriba, en el techo un falso traga luz, pues en este había una pintura del cielo estrellado.Sin duda era diferente a las habitaciones del Chateu, pero, si ponía atención, el lujo era la marca característica de Adam, quien, al girarme, ya no estaba tras de mí, al buscar, había una puerta, la cu
HOLLYTengo la costumbre de despertarme tan pronto amanece.Me levanté de la cama, desnuda, a mi lado estaba Adam dormido profundamente, con un brazo sobre el rostro, revisé mi celular, seis con treinta.¡Mierda!Me bajé de la cama despacio, busqué mi vestido y me lo coloqué, tomé el saco de Adam y salí de la habitación a hurtadillas.Bajé rápidamente, tomé mis zapatillas y las llaves del auto de Adam, salí de la casa, tomé, subí al auto y me fui directo a mi casa, lo siento Adam, pero mis hijos están por despertar.Anoche dormimos pasada la madrugada, hablando como nunca.Después de una intensa sesión en aquella ducha mágica, procedimos a conocer y repasar cada rincón de aquella habitación hasta llegar a la cama.Adam me contó sobre su vida en Atenas, yo le conté mis años en Guadalajara, me contó sobre sus mascotas y el cómo terminó de criar a sus hermanos, a lo cual lo culpé porque por él eran así. Le conté que nunca recibí una propuesta de salida de algún chico, por alguna extraña
ADAMSabía que no podía esperar a que Holly se quedara para despertar conmigo.A mi lado, el lugar estaba vacío, por un momento creí que ella podría estar en el baño, pero después de un par de minutos descarté la idea, dejó su ropa interior como una prueba de que lo de anoche había sido real. Me colgué sus medias en el cuello, no había modo de que lo hubiese imaginado.¿Cómo puedo hacer que se quede conmigo?Podría hacer que preparasen habitaciones para los niños, pero ella no querrá venir a vivir conmigo solo así.Escuché vibrar algo, de la mesita de noche, volcado hacia abajo, estaba el celular de Holly, lo tomé, era una alarma.Al desbloquearlo la imagen de sus hijos apareció de fondo, no tenía contraseña, lo bloquee, no, no puedo verlo ¿o sí?Entré a sus contactos, en las llamadas perdidas, encontré mi número bloqueado, tan de ella, lo desbloquee y lo guarde como principal, me metí a su galería, me acomodé para ver las fotos, una carpeta donde guardaba cientos de fotos de sus hijo