ADAMSabía que no podía esperar a que Holly se quedara para despertar conmigo.A mi lado, el lugar estaba vacío, por un momento creí que ella podría estar en el baño, pero después de un par de minutos descarté la idea, dejó su ropa interior como una prueba de que lo de anoche había sido real. Me colgué sus medias en el cuello, no había modo de que lo hubiese imaginado.¿Cómo puedo hacer que se quede conmigo?Podría hacer que preparasen habitaciones para los niños, pero ella no querrá venir a vivir conmigo solo así.Escuché vibrar algo, de la mesita de noche, volcado hacia abajo, estaba el celular de Holly, lo tomé, era una alarma.Al desbloquearlo la imagen de sus hijos apareció de fondo, no tenía contraseña, lo bloquee, no, no puedo verlo ¿o sí?Entré a sus contactos, en las llamadas perdidas, encontré mi número bloqueado, tan de ella, lo desbloquee y lo guarde como principal, me metí a su galería, me acomodé para ver las fotos, una carpeta donde guardaba cientos de fotos de sus hijo
EROSNo me voy a quedar con los brazos cruzados como el tonto de Adam.Quizá pueda arriesgar mi vida en esto.Las palmas de mis manos comenzaban a sudar a pesar del frio que estaba haciendo aquí dentro, ya había ordenado.Un chico con casco entró a la cafetería, con todo el aire de los que se meten en problemas, desvié la mirada, no quería buscar problemas, revisé mi reloj una vez más, solo falta un minuto para las diez.—¿Eros West?Levanté la mirada, el tipo de casco, tragué en seco ¿va a robarme?, no debí haberme traído el rolex. —Si.Se sacó las manos del pantalón, dejando ver sus dedos tatuados, uñas pintadas de negro y gruesos anillos de plata, se quitó el casco.—Soy yo, Tibalt—cabello negro de costados rapados, sombras en los ojos que resaltaba el color verde de su iris, tatuajes en el cuello, un arillo en la nariz, un arete en una oreja, dos largos collares de plata de enormes cruces.Le di un vistazo a la carpeta donde tenía su fotografía y luego a él, definitivamente esta
EROSBien, solo tengo que reunir pruebas que inculpen a Nicholas¿Qué hay de Nicholas? ¿no te importará?Nicholas… mamá estará devastada, pero es lo mejor que puedo hacer para salvar el Corporativo.Aproveché el momento en el que Nicholas se fue de su oficina, el miércoles había visto por las cámaras de seguridad que Pearce Xander había entrado a su oficina y la señorita Sparrow había escuchado algo que la asustó. Pearce salió tiempo después algo molesto, Nicholas se esperó unos minutos más y parecía desesperado.Toda la evidencia que había reunido apuntaba directo a Pearce, pero Nicholas parecía en las sombras. Algo tramaba Pearce y Nicholas, esos dos siempre se veían muy unidos, incluso desde el colegio. Nicholas siempre seguía a Pearce y se trataban como hermanos a pesar de que Pearce tenía su propio hermano.Tengo que terminar de registrar la oficina de Nicholas, pero parece que aquí no tenía sus cosas sucias, resignado fui hacia la salida.La puerta se abrió justo cuando tomé la
ADAM Everett sobrevivió a una golpiza de Holly, no me imaginaba que disfrutara tanto de ver a Holly golpeando a otro hombre que no fuera yo, parecía que todo mundo se había acostumbrado a ello, incluso la hermana de Holly la apoyaba para golpear a su esposo. ¿Es así como se disfrutaba el tiempo en familia? Después del desayuno todos se dispersaron, Tony, Michael y Everett fueron hacia la sala, pusieron el canal de deportes y el niño jugaba con sus legos. Alice, Dakota y Danielle se fueron al jardín para recolectar algunas frutas o verduras. Me quedé ayudando a Holly a lavar los trastos mientras ella los secaba, Alba cortaba unas verduras en la encimera. —¿Entonces solo vino a ver a mi hija, Adam? —¡Mamá! —protestó Holly—, no abrumes a Adam con tus preguntas. —Oh, este no se ve abrumado—replicó, tomo una canastita y se la tendió a su hija—, además, necesito más zanahorias, ve a ver si las niñas ya tienen más. Holly resopló, me reí. En cuanto Holly salió de la cocina Alba volvió
HOLLYAdam es… enorme.Sí, todo él es enorme, digo, es un tipo de uno noveinta y dos, y yo una enana de uno cincuenta y cinco, somos dos cerebros, y a ninguno de los dos se le ocurrió que, si tienes sexo en el asiento del piloto, puede que ciertos movimientos toquen el claxon.Estuvimos a nada de que la policía nos viese, pero, un rápido es un rápido.Cuando llegamos a mi casa, un Adam con la sonrisa de oreja a oreja me ayudó a preparar algunas cosas. Descubrí que tenía cierta facilidad para la cocina y él descubrió sus dos metas a corto plazo, conquistar a mi padre y a mi hijo.Le dije que era una soberana tontería, que nadie lo iba a querer a la fuerza, casi me muerdo la lengua por ello.Mi familia se quedó hasta tarde, Dakota quiso irse antes de la cena, dijo que estaría bien, la vería el lunes, no me pareció verla mal, tenía que luchar con sus demonios esta noche, la entiendo, entiendo que tiene miedo, pero debe tener un momento reflexivo.Adam se quedó a dormir, por más que le te
ADAM—Despídelos—le dije a mi secretario, estaba esperándome cuando bajé del auto.Normalmente no lo haría, pero acababa de llegar con el encargo que le había pedido.—¿A los Turcos? —preguntó asombrado.—Resulta que quieren otros beneficios que no estoy dispuesto a pactar—bufé, como odio que hagan mierda mis planes—, llama a los abogados y cancela el trato con ellos—pasamos la entrada.Iván Martin, mi secretario más reciente, parecía un pasante de los que hacen todo lo que le pidas, podría pedirle que me trajera un filete del restaurante de otro extremo de Illinois e iría por el sin importar que. Algunos trabajadores salían por su hora de comer, mientras llamaba el elevador, paseé la mirada alrededor, a lo lejos, en la sala de espera, vi dos pequeñas figuras, enfoqué la mirada, como no dejaban de pasar los condenados,—¿Quién fue el desgraciado que trajo niños?—No lo sé, señor, ¿quiere que investigue?Iba a dejarlo pasar, pero una de esas figuras levantó un peluche que se me hizo mu
DAKOTARetorcí mis dedos en la bolsa, tenernos en la sala de espera era más una tortura vil, un juego cruel.Con nosotras estaba una pareja, ella estaba a punto de explotar con su enorme barriga y su esposo (quiero pensarlo), estaba tan atento a ella, que parecía que me derretiría el corazón.Holly estiró su mano para tomar la mía. —Tranquila.—Es fácil decirlo—bufé.Un doctor se acercó a la enfermera de recepción, Holly me apretó la mano, la miré confusa, ella veía al doctor, quien a la vez hechó una mirada hacia los que estábamos aquí en la sala.Era Rafael.Quien se quedó de pie viendo a Holly.—Espérame un momento—me dijo.Pero yo quería ir para escuchar lo que se tenían que decir.Holly y él se acercaron, la enfermera se les quedó mirando y Rafael se dio cuenta, la llevó hacia el pasillo, alejándola de cualquier oído chismoso que pudiese estar cerca.Mi única fuente de distracción se había ido.La puerta se abrió y otra pareja salió, la doctora sacó la cabeza y llamó al otro mat
HOLLY—¡Baja esa engrapadora! —gritó James.—La voy a bajar, pero en tu cabeza, pendejo.—¡Tenía mucho trabajo!—¡Metiéndote con esta señora! —señalé a la mujer madura que se apresuraba a abotonarse la blusa.—No tiene por qué ser tan grosera—dijo la mujer ofendida, tomó su bolso y se fue.Lo liquidé con la mirada.—¿Por qué dejaste a mis hijos solo en la maldita recepción a merced de cualquiera?—Los estaban cuidando.—Los cuidaron tanto que dejaron que Adam se los llevara, así como así.—Están con tu maldito juguete engreído.Le arrojé la engrapadora que le pegó en el pecho.—¡Ese no es el puto punto, pedazo de idiota! ¡los dejaste solos! y no lose dejaste por trabajo, los dejaste porque te estabas enredado con esa.—Tú también te revuelcas con mi maldito jefe y tu socio y no estoy armando un escándalo.Tomé de su escritorio su organizador y se lo volví a arrojar, se cubrió la cabeza.—Vas arreglar con los niños esto, yo no te pienso cubrir.—Sí, sí, Gracie, todo lo quieres arreglar