EROSBien, solo tengo que reunir pruebas que inculpen a Nicholas¿Qué hay de Nicholas? ¿no te importará?Nicholas… mamá estará devastada, pero es lo mejor que puedo hacer para salvar el Corporativo.Aproveché el momento en el que Nicholas se fue de su oficina, el miércoles había visto por las cámaras de seguridad que Pearce Xander había entrado a su oficina y la señorita Sparrow había escuchado algo que la asustó. Pearce salió tiempo después algo molesto, Nicholas se esperó unos minutos más y parecía desesperado.Toda la evidencia que había reunido apuntaba directo a Pearce, pero Nicholas parecía en las sombras. Algo tramaba Pearce y Nicholas, esos dos siempre se veían muy unidos, incluso desde el colegio. Nicholas siempre seguía a Pearce y se trataban como hermanos a pesar de que Pearce tenía su propio hermano.Tengo que terminar de registrar la oficina de Nicholas, pero parece que aquí no tenía sus cosas sucias, resignado fui hacia la salida.La puerta se abrió justo cuando tomé la
ADAM Everett sobrevivió a una golpiza de Holly, no me imaginaba que disfrutara tanto de ver a Holly golpeando a otro hombre que no fuera yo, parecía que todo mundo se había acostumbrado a ello, incluso la hermana de Holly la apoyaba para golpear a su esposo. ¿Es así como se disfrutaba el tiempo en familia? Después del desayuno todos se dispersaron, Tony, Michael y Everett fueron hacia la sala, pusieron el canal de deportes y el niño jugaba con sus legos. Alice, Dakota y Danielle se fueron al jardín para recolectar algunas frutas o verduras. Me quedé ayudando a Holly a lavar los trastos mientras ella los secaba, Alba cortaba unas verduras en la encimera. —¿Entonces solo vino a ver a mi hija, Adam? —¡Mamá! —protestó Holly—, no abrumes a Adam con tus preguntas. —Oh, este no se ve abrumado—replicó, tomo una canastita y se la tendió a su hija—, además, necesito más zanahorias, ve a ver si las niñas ya tienen más. Holly resopló, me reí. En cuanto Holly salió de la cocina Alba volvió
HOLLYAdam es… enorme.Sí, todo él es enorme, digo, es un tipo de uno noveinta y dos, y yo una enana de uno cincuenta y cinco, somos dos cerebros, y a ninguno de los dos se le ocurrió que, si tienes sexo en el asiento del piloto, puede que ciertos movimientos toquen el claxon.Estuvimos a nada de que la policía nos viese, pero, un rápido es un rápido.Cuando llegamos a mi casa, un Adam con la sonrisa de oreja a oreja me ayudó a preparar algunas cosas. Descubrí que tenía cierta facilidad para la cocina y él descubrió sus dos metas a corto plazo, conquistar a mi padre y a mi hijo.Le dije que era una soberana tontería, que nadie lo iba a querer a la fuerza, casi me muerdo la lengua por ello.Mi familia se quedó hasta tarde, Dakota quiso irse antes de la cena, dijo que estaría bien, la vería el lunes, no me pareció verla mal, tenía que luchar con sus demonios esta noche, la entiendo, entiendo que tiene miedo, pero debe tener un momento reflexivo.Adam se quedó a dormir, por más que le te
ADAM—Despídelos—le dije a mi secretario, estaba esperándome cuando bajé del auto.Normalmente no lo haría, pero acababa de llegar con el encargo que le había pedido.—¿A los Turcos? —preguntó asombrado.—Resulta que quieren otros beneficios que no estoy dispuesto a pactar—bufé, como odio que hagan mierda mis planes—, llama a los abogados y cancela el trato con ellos—pasamos la entrada.Iván Martin, mi secretario más reciente, parecía un pasante de los que hacen todo lo que le pidas, podría pedirle que me trajera un filete del restaurante de otro extremo de Illinois e iría por el sin importar que. Algunos trabajadores salían por su hora de comer, mientras llamaba el elevador, paseé la mirada alrededor, a lo lejos, en la sala de espera, vi dos pequeñas figuras, enfoqué la mirada, como no dejaban de pasar los condenados,—¿Quién fue el desgraciado que trajo niños?—No lo sé, señor, ¿quiere que investigue?Iba a dejarlo pasar, pero una de esas figuras levantó un peluche que se me hizo mu
DAKOTARetorcí mis dedos en la bolsa, tenernos en la sala de espera era más una tortura vil, un juego cruel.Con nosotras estaba una pareja, ella estaba a punto de explotar con su enorme barriga y su esposo (quiero pensarlo), estaba tan atento a ella, que parecía que me derretiría el corazón.Holly estiró su mano para tomar la mía. —Tranquila.—Es fácil decirlo—bufé.Un doctor se acercó a la enfermera de recepción, Holly me apretó la mano, la miré confusa, ella veía al doctor, quien a la vez hechó una mirada hacia los que estábamos aquí en la sala.Era Rafael.Quien se quedó de pie viendo a Holly.—Espérame un momento—me dijo.Pero yo quería ir para escuchar lo que se tenían que decir.Holly y él se acercaron, la enfermera se les quedó mirando y Rafael se dio cuenta, la llevó hacia el pasillo, alejándola de cualquier oído chismoso que pudiese estar cerca.Mi única fuente de distracción se había ido.La puerta se abrió y otra pareja salió, la doctora sacó la cabeza y llamó al otro mat
HOLLY—¡Baja esa engrapadora! —gritó James.—La voy a bajar, pero en tu cabeza, pendejo.—¡Tenía mucho trabajo!—¡Metiéndote con esta señora! —señalé a la mujer madura que se apresuraba a abotonarse la blusa.—No tiene por qué ser tan grosera—dijo la mujer ofendida, tomó su bolso y se fue.Lo liquidé con la mirada.—¿Por qué dejaste a mis hijos solo en la maldita recepción a merced de cualquiera?—Los estaban cuidando.—Los cuidaron tanto que dejaron que Adam se los llevara, así como así.—Están con tu maldito juguete engreído.Le arrojé la engrapadora que le pegó en el pecho.—¡Ese no es el puto punto, pedazo de idiota! ¡los dejaste solos! y no lose dejaste por trabajo, los dejaste porque te estabas enredado con esa.—Tú también te revuelcas con mi maldito jefe y tu socio y no estoy armando un escándalo.Tomé de su escritorio su organizador y se lo volví a arrojar, se cubrió la cabeza.—Vas arreglar con los niños esto, yo no te pienso cubrir.—Sí, sí, Gracie, todo lo quieres arreglar
EROSTengo el corazón acelerado, los oídos tapados, mi mente divagando, perdida en lo ocurrido.Estoy a un costado del escenario, viendo a The Last Cosmos, lucirse, sobre todo a Tibalt. Aun me debato en que si lo que paso ha sido realidad o solo un producto de mi imaginación.Escucho el mar de gente gritando y cantando junto a Tibalt, aclamándolo como Xylon. No soy el único que está aquí en la parte exclusiva, hay un grupo de mujeres y hombres que bailan y cantan, se graban y se toman fotos y yo siento que no encajo en todo esto.Tibalt me lanzó una mirada desde lejos, con el micrófono en la boca, me guiñó el ojo. Tengo el corazón en la garganta, no puedo resistirlo más, le mandé un mensaje a Denes, que me esperara fuera.Le dije a un staff que me sacara de allí. Este mandó a alguien más, para cuando salí, Denes ya estaba esperándome.—Señor ¿se encuentra bien?Negué con la cabeza, pero no dije nada, nos metimos al auto y se alejó de esa arena. Denes volvió a preguntarme que si estaba
HOLLY A la lejanía, escuché murmullos. Sentí calor por toda mi espalda, una mano en mi pecho y ronquidos en mi oído. Los murmullos se convirtieron en risillas. —Mami—masculló, los ronquidos se detuvieron, lo sentí remover. —¿Hum? —parece que Adam irguió la cabeza. —Mami, se hace tarde. —¿Qué? —me erguí, pero mi cabeza chocó con la de Adam. —¡Auch! Me tallé el rostro. —Bebés, pónganse los zapatos, es hora de irnos. —Hum—Adam me abrazó por la cintura—, no vayan a clases hoy, es Halloween —¡No, no!, suéltame, debemos ir a clases, hoy salimos temprano. —No, no, los niños tampoco quieren ir ¿verdad? —¡Si! ¡quedémonos, quedémonos! —No podemos, bebés, —habían puesto sus ojitos de cachorro—, tengo que supervisar las cosas, además recuerden que tenemos que comprar las cosas para nuestro altar y pedir dulces. —¿Altar? —Mañana es día de muertos—explicó mi hijo, Alice se bajó de la cama para ponerse sus zapatos. —Pero ¿Qué es un altar? —Te lo explicaremos mañana—contesté deshacié