ADAM
—Tengo algo interesante que mostrarte—masculló Eros del otro lado.
—No es un buen momento—gruñí, sin dejar de mirar al bastardo frente mi—, te llamaré después.
Segundos antes el primer imbécil más odiado de mi vida había abierto la puerta sin previo aviso. No esperé a que Eros contestara, tenía un asunto más delicado que tratar. Dejé mi celular a un lado.
—¿Qué m****a haces aquí? —pregunté áspero.
—Tengo el derecho a venir cuando quiera ¿no? —se acercó hacia mí, quería soltarle un puñetazo en su m*****a boca—, escuché que estabas en problemas—sonrió burlón—, venía a rescatar a mou fílos—(mi amigo).
—En primer lugar, no somos amigos—lo miré con recelo—, y no estaba en problemas—le devolví la burla—, además, no tienes ningún derecho a venir aquí cuando quieras, debes hacer una m*****a cita.
—Dony—bufó—, ¿seguirás molesto conmigo? —continuó con aquella burla en la puta cara—, esa riña fue hace mucho, sabes que me dedico a ello.
Me estremecí.
—¿Qué quieres aquí, Xander? —lo miré fijamente, buscando algún indicio—, nada de lo que yo tengo puede llamar tu atención.
Pearce Xander, el hijo de puta más grande con el que me haya topado en mi desgraciada vida, es hijo del magnate petrolero Proteo Xander, son los mayores Donadores del corporativo.
Nos retamos con la mirada.
—Esa puta crisis tuya me afecta…
—No ha sido ninguna crisis.
No puedo decir que los dos somos parecidos, pero aquí el más desvergonzado es él.
—Entonces por qué no veo aquí al responsable—estaba inexpresivo, sin embargo, sabía que aquello le había molestado.
Sonreí con ganas.
—¿Por qué te interesa? —le pregunté con suavidad, este pareció un poco perturbado, apenas una expresión en las cejas—. Norman Loannou no era exactamente el mejor gerente—giré la pantalla de mi ordenador, en donde las cifras no mentían—, apenas llevaba seis meses en el puesto—él no miró la pantalla, así que ya sabía que lo había descubierto—, ¿sabías que Norman provenía de tu división? —apretó la mandíbula—¡Ah! sí, lo sabías, que imbécil soy.
Pegó su puño en mi escritorio.
—No vine aquí para que me inculparas de algo de lo que no estoy enterado.
Lo miré altivo.
—Si sabías que te descubriría, no debiste venir entonces—abrí mi caja de puros, le ofrecí uno—, ya no somos niños—corté la perilla del mío, Pearce tomó el suyo con perspicacia, corté su perilla—, sigo sin entender tu afán de tenerme vigilado—comprobé el aire y luego procedí a encenderlo—, tengo una duda, ¿acaso tienes una fijación conmigo?, porque eso comprobaría muchas cosas.
Le di una calada, degustando, Pearce se soltó a reír, mientras exhalé gentilmente. La dureza de su mirada me hizo dudar ¿Qué es lo que quiere?
No es la primera vez que intenta filtrar a alguien, Norman había durado porque era bueno en su trabajo (en apariencia), Nicholas lo había mantenido vigilado todo este tiempo, pero bajé la guardia en cuanto le pedí que investigara a Holly.
No tengo nada que le interese a Xander, él solo dona cantidades enfermas para distribuirlas a los fondos de los proyectos educativos, El Corporativo West tiene el fin de filtrar aquel dinero, buscar proyectos reales de interés innovativo y aportar al crecimiento educativo.
Lo único que hago es ser un caza talentos y hacerlos crecer, porque alguien debe de hacerlo, a pesar de que esta empresa ya tiene bastantes años en fundación y la familia Xander ha sido desde el inicio un filántropo despreocupado, mi abuelo al fallecer no dejó algún comunicado sobre el trato con Xander y cambié en su mayoría algunas cosas para mejor, fue entonces cuando este imbécil volvió a aparecer.
—No soy un maldito amanerado y lo sabes—se recargó plácidamente en la silla frente a mí—, nos conocemos desde niños, tú y Nicholas son como mis hermanos.
Enarqué una ceja.
—Entonces habla.
Soltó el humo, de pronto sentí una fuerte tensión, no podía creer que fuese palpable de esa manera, como una fría ventisca que entumía ligera las palmas de mis manos.
—Es el corporativo que más apoyo, lo que pase aquí afectará el flujo de la caridad, no quiero tener una crisis por tu culpa.
No, no es eso, si mi corporativo estuviese a punto de caer, a él ni siquiera le afectaría lo suficiente, apenas y lo hubiese notado, pero tengo que seguir investigando.
—Es una tontería—soltó—, ya te lo dije, no pasó nada.
Asintió lentamente, de nuevo, mostraba burla.
—Así parece—comenzó a levantarse—, entonces, no tengo nada más que hacer aquí.
—Saca tu asqueroso culo petrolero de aquí.
—Te veré en la cena de caridad—caminó hacia la salida—, no lo olvides.
Si no fuera porque es un requerimiento de m****a, no tendría que verlo de nuevo mofándose como un dios piadoso.
—Toda dirigida hacia ti—le dije con sarcasmo.
—Si—abrió la puerta—, nos veremos en Chicago.
Se fue.
Pero su retirada no hizo más que erizarme. ¿Por qué había mencionado Chicago cuando la cena benéfica sería en Nueva York?
Apagué el puro en el cenicero. Fui hacia mi bar, me serví una copa de coñac, me aflojé la corbata.
Quizá es lo que le interesa… le interesa lo que no tengo. ¿Qué hacían los Xander cuando mi abuelo vivía?
Pearce cambió demasiado… no, cuando los dos asumimos puestos mayores, tuvimos que cambiar. A él le gustaba mucho estafar a los otros niños de la escuela, sé que soy un hijo de puta, pero él, siempre ha disfrazado esa personalidad con una sonrisa. Bebí de un trago mi copa.
Puras estupideces, dejé la copa en mi bandeja, tomé mis cosas y salí de la oficina, mañana… mañana ya no estaría en Grecia.
Ya había tardado mucho para arreglar lo que había dejado atrás. Aquel rostro redondo y pequeño, de mejillas sonrojadas y vivases ojos castaños, aun me torturaba todo el día.
Como si una parte de ella me hubiese seguido estando tras de mi como una sombra, sentía sus delicados brazos enredarse en mi cuello, sus manos pequeñas en mi nuca, su aroma a mi alrededor, sus labios tocando los míos, cuando estaba a punto de tocarla, de sentirla con mis propias manos, desaparecía.
Holly, me eh vuelto un adicto en abstinencia.
Eros me envió la evidencia de que Nicholas había tenido todas las cartas que le había enviado a Holly, sí, es un medio demasiado cursi, pero debía intentarlo, a ella podría gustarle eso. Sabía que ella no podía ignorarme, así como así. Voy a estrangular a Nicholas con mis propias manos.
Me fui directo al aeropuerto.
Intenté concentrarme en el trabajo, en dormir, para no pensar en el nerviosismo que me recorría cada hora que me acercaba más hacia ella, demasiado tiempo alejado y además en una puta abstinencia.
Sé que debo ir a buscarla, sé que tengo que rogarle de rodillas por su perdón, pero ¿Qué puedo hacer para que confié en mi de nuevo?
Le pedí a la azafata una pastilla para dormir.
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Sentía el cuerpo molido.
Eros ya estaba esperándome con su chofer, podía notarlo un poco cambiado, de los tres él es el más serio y simple, gusta de una vida humilde, pero hoy, con esos simples lentes oscuros pareciera que me reflejara en él, un joven Adam de dieciocho años.
Él sonrió apenas me acerqué.
—Una hora tarde—se quejó.
Me encogí de hombros.
—Piloto nuevo—excusé.
—Lo sé—le tendí mi maletín al chofer—, ¿te he dicho cuan confiado eres?
Rodee los ojos
—En estos últimos cuatro meses ¿setecientos, quizá?
—Ciento veintidós para ser exacto—Eros siempre tan preciso, nos metimos al auto—, al hotel…
—Ah, ah—lo corté—, no pasaré mi primera noche en un hotel…
Soltó un resoplido.
—No estarás pensando en ir directo hacia ella ¿o sí?
—Claro que no—me recargué en el respaldo y me estiré un poco—, quiero ir a mi nueva casa, necesito un buen baño antes de verla.
Me miró estupefacto, se quitó los lentes.
—¿Casa?
—Claro—le di la dirección al chofer.
—Eso es cerca de la casa de Holly…
—Llevaba tiempo pensando en mudarme, antes de conocerla, la casa en Nueva York es demasiado grande para mí solo—me encogí de hombros—, además, es una finca bastante agradable, es una mansión antigua, estilo victoriano, pero perteneció a un gánster durante la prohibición, sobre todo por esos escondijos—hum, sí, muchos escondites para tener a Holly atada y pidiendo por más, la idea fue alucinante—. Me la dejaron barata.
—¿Un gánster?
—Claro, me pareció interesante.
—Espera, espera, ¿planeas mudarte así solamente?
—Por supuesto, eventualmente sé que Holly se quedará conmigo en un futuro cercano, la llevaré a ella y a sus hijos a la nueva casa y de ahí en fuera el destino sigue escribiéndose solo.
—¿Estás tan seguro de que ella regresará contigo?
—Es obvio, cometí un error, del cual pienso enmendar, y sé que ella me perdonará porque en el fondo siente algo por mí, verás que en cuanto me vea, las cosas cambiarán.
—Yo no estaría tan seguro—arquee una ceja y él soltó un suspiro pesado—, verás, Holly no está con James.
—Eso lo sé, no lo tienes que repetir, ya no estoy enojado.
Eros soltó un suspiro.
—Está bien, de todos modos, tendrás que enterarte.
—¿Enterarme de qué?
—Bu… bueno, verás… ella está saliendo con alguien, ahora.
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NOTA DEL AUTOR:
Adam tan confiado, pero no previó que tiene un nuevo adversario.
¡Queremos ver que sufra!
HOLLYVi a Eros marcharse, la sonrisa de mi rostro cayó.Adam.El sonido de su nombre en mi cabeza era como una serpiente venenosa moviéndose entre la suciedad, subiendo por mi cuerpo y enredándose en mi cuello hasta asfixiarme.Estará aquí de nuevo.Todo mi cuerpo se erizó.¡No! no puede ser, no cuando al fin me decidí salir con alguien.Me llevé las manos a la cabeza.Después de que los mellizos nacieron, tuvieron que pasar dos años para que tuviera citas, debido a la insistencia de Dakota, no duraba mucho, no pasábamos de la segunda cita, no había “conexión”Para una madre soltera es difícil tener citas decentes.Ahora conozco a este tremendo imbécil y me dejo llevar… ¡estoy mal!Incluso mi celular no deja de notificar las decenas de conexiones que hay en esa hostigante app de citas a la que Dakota descargó sin mi consentimiento, pero tampoco me he dado el tiempo para eliminarla. Nunca se sabe lo que pasará con Rafael.Debo admitir que, en mi momento de debilidad, furia y melancol
DAKOTAHolly me miró con cierto enfado y como no.—¿De qué hablas? claro que no—la tomé del brazo—. Anda, vamos, que se nos hace tarde.—Te conozco desde hace años—gruñó—, estás mintiéndome.Le sostuve la mirada, ok, no la puedo engañar, pero, tampoco le puedo contar todo, no aún.—Está bien, lo admito, tuvimos un par de llamadas, nada más—enarcó una ceja—, es cierto.—Dakota, ¿si recuerdas lo que dijo?—Claro que lo recuerdo, pero le estoy haciendo la vida imposible—de pronto, tras la puerta, nuestra profesora comenzó la clase—, ¿charlamos luego? Ya comenzó—. Holly apretó los labios, pero no contestó.Ya me lo temía, sabía que se molestaría, pero ya pasará....2 MESES ATRÁS. Partirle ese llavero a Nicholas en la cabeza fue bastante satisfactorio, al igual que su rostro sorprendido.—Daky…—Ya veo lo que intentabas hacer, maldito caza faldas, intentabas seducir a mi amiga.Nicholas me devolvió la mirada con dureza.—No lo entenderías.—¿Entender qué? te doy un minuto para explicar
HOLLY—¡Papi! —los niños soltaron mi mano y corrieron a abrazar a su padre.Aminoré mi paso, viéndolos, James se agachó extendiéndole los brazos y los niños chocaron contra él. Mi corazón se estrujó por lo contentos que estaban los niños.—Los extrañé tanto—les besó la frente.Hace años James siempre se había visto serio y un poco hostil con las muestras de afecto en público, siempre quise tomarle la mano al caminar, incluso chocar nuestros brazos, pero él siempre rehuía. Verlo ahora con los niños, abrazándolos y besándolos, con esa ancha sonrisa, me pareció lo más hermoso que haya visto jamás, sentía el corazón hinchado.—Bienvenido—le dije en cuanto me acerqué.Él levantó la vista y me sonrió, el recuerdo de una sensación pasada me asaltó.—Gracias, de verdad los extrañé.Antes de que mi cerebro pensara en otras cosas (aunando el subidón de hormonas por el que estaba cruzando), preferí desviar mi atención.—¿Nos vamos? está anocheciendo.Él asintió y dado que los niños no querían se
HOLLYBien Holly, tu puedes hacerlo.Me vestí a propósito con ropa seria.Alejé de mí los vestidos, las faldas, los escotes y las zapatillas.Pantalón de vestir beige, blusa negra de cuello de tortuga y manga larga, botines al tobillo, el cabello recogido en un moño, ya había practicado lo suficiente con Alice esto de los peinados, collar, mis tres pequeñas arracadas en cada oreja. Rímel y gloss rojo.Sencilla, sofisticada, pero bonita y, sobre todo, no destacable.Lo menos que quería era llamar su atención, así para cuando saliera de la reunión y llegar a mi cita con Rafael, al menos podía deshacerme el moño y no verme tan rígida. Bien, respiré profundo, tomé mi bolso y mi abrigo.Ya salgo— le mandé un texto a Dakota.Salí de mi casa, eran apenas las cuatro de la tarde y ya comenzaba a hacer frio.—Algo me dice que no va a ser un buen día—mascullé.Me dirigí hacia la dirección que Eros me había proporcionado, allí vería a Dakota, encendí la radio, un poco de música no me haría mal
Holly se profesional, me repetí una y otra vez.Cuando la exposición de Eros terminó, las luces de la sala se iluminaron poco a poco.—Señor Xander—habló seriamente Adam, notas de frialdad en su voz—, con esto demuestro que su caridad, está siendo excelentemente manejada.Xander, sin dejar ese aire burlón se volvió hacia Adam.—Me alegra oír eso.Miré a hurtadillas mi reloj, apenas una hora y esto solo se trataba de mero formalismo.—Como sabrán—comenzó Eros—, todos los años realizamos una celebración de fin de año con el propósito de que los proyectos y los patrocinadores convivan en una cena a beneficio, para el Colegio De La Rosa, será su primer año en participación.Entonces así es como nos definen, como Proyectos y a los ricachones filántropos como Patrocinadores, es algo clasista y elitista si lo analizamos bien.Nicholas se levantó, proyectó en la pantalla unas animaciones.—Se les pide a los proyectos que realicen un bosquejo de un deseo adicional—comenzó—. Este deseo se basa
—…tengo a alguien que me espera.Cerró la puerta de un portazo.El dolor aún era demasiado agudo, estuve retorciéndome no sé por cuanto tiempo ¿Cómo es que en las películas se pueden levantar como si nada?—Vaya, vaya, hermanito—la voz de Eros me sacó de mi trance de dolor, apenas lo vi borroso entrar, estaba al borde de la risa—¿Cuándo entenderás que no debes ser tan confiado?—Cállate y tráeme algo de hielo—gruñí.—Hum—lo escuché reír, algo cayó sobre mi mano en la entrepierna.—¡Hijo de perra!Una bolsa de hielo me arrojó, me la coloqué e intenté erguirme poco a poco.—¿Cómo sabías que esto pasaría?Soltó una exhalación.—Supuse que ella no querría hablar contigo, dicen por ahí que tiene un buen derechazo… y excelente rodilla al parecer.—Creí que me golpearía, pero no ahí.Eros soltó una risa baja.—Tienes una larga procesión de rodillas para con ella.—Que estoy dispuesto a hacer, pero aparte de ello ¿Cómo puedo recuperarla?—Está con alguien y parece importante.—Mierda, lo se,
DAKOTA—¿De qué rayos estaba hablando tu hermano? —me bajé del escritorio y me acomodé el vestido.—De nada, carajo—Nicholas se pasó una mano por el cabello—¿A dónde crees que vas?Me coloqué las bragas.—¿Crees que voy a quedarme aquí después de esto? acabo de ver como sacaste las cartas de las que habló Adam de una caja, ahora dime, ¿de qué acta está hablando?Suspiró frustrado.—Dakota, por favor, no le hagas caso…Puse las manos en jarras.—¡Dime de qué habla!Soltó un fuerte quejido.—Solo déjalo así, ¿quieres?, no tengo que soportar esto—gruñó, fruncí el ceño, me calcé las botas y tomé mi bolso—¿Dónde vas?Yo soy la que no está para soportar a un macho frustrado.—A donde no te importa una mierda—me dirigí hacia la puerta, pero él me retuvo del brazo.—Tú no puedes irte—gruñó furioso.La forma en la que me miró me hizo estremecer, pero me mantuve firme.—Nicholas West, suéltame ya.—Tenemos un trato—habló con la mandíbula apretada—, hoy te quedas conmigo, no con Deo.—Pero no es
NICHOLASMi padre solía decir:—Tú eres el mejor de tus hermanos—apenas y sonreía, pero me daba una mirada significativa—, serás como yo. Esa tarde fue la primera vez que me dio una caricia, revolviendo mi cabello. En ese entonces era un niño de nueve años carente de su afecto paternal, estaba completamente fascinado.—¿Entonces estás orgulloso de mi?Él, con ese aire de grandeza, sonrió como si mi pregunta en realidad le hubiese causado gracia.—Rhodes, cuando te parezcas a mí, estaré orgulloso.Luego cumplí diez años y vi a mi padre marcharse de la casa, dejándome solo, sin su concejo, sin su compañía. Él había sido un gran amigo, fuente de inspiración, un enorme ejemplo. No estaba muerto, aunque mi madre lo dijera muchas veces, en realidad estaba en una casa en tierras de Delfos, Grecia. Salvo por el hecho de que engañó a mi madre en repetidas ocasiones, nunca cambió, al menos no conmigo. Con mis hermanos siempre fue alguien distante, pero, a mí, desde pequeño me dijo lo mucho que