EROS
Ser el último hermano West no es tarea fácil.
Tenía cuatro años cuando mis padres se separaron, en realidad no recuerdo mucho a mi padre en esa etapa de mi vida y mi madre, bueno, ella debía ser ausente por asumir la presidencia del corporativo.
Adam tuvo que hacerse cargo de nosotros, él tenía trece años cuando asumió su rol de padre y por eso guardo cierto respeto hacia él, siempre cuidó de mí y me instruyó. Cuando él subió a presidencia, mi madre se quedó en casa, desde entonces ha sido terriblemente hostigante.
Adam y Nicholas corrieron con la suerte de irse de casa tan pronto como pudieron, pero a mí me dejaron con ella, arrastrándome a todos lados donde ella quisiera, compensando la ausencia, a pesar de ser hostigante, orgullosa y ocurrente, es una madre misteriosa.
El tiempo que he estado con ella, indirectamente, me ha enseñado su forma de ser, al principio creí que solo era quisquillosa, pero guarda muchos secretos. Además de que descubrí que mi habilidad era la observación estuve analizando lo que sucedía en la “familia”
Todos guardan muchos secretos… exceptuando Adam, aunque parezca un perro bravo endemoniado, es más ingenuo que un niño y sus emociones son claras, él es transparente e irracional, es fácil de prever.
Mi madre es igual de irracional e ingenua que él, pero ella sabe ocultar muy bien las cosas.
Nicholas… él es realmente un adversario y recientemente he descubierto que es peligroso, en cualquier momento él podría terminar muy mal.
Ninguno de los dos duraría mucho en la presidencia, ambos podrían llevar a la quiebra, por eso mi idea es quitarlos de en medio antes de que todo colapse.
He decidido presionar la debilidad de ambos, lo cual es la mujer de cabello negro que estaba de espaldas a mí, observando de lejos el trabajo que los trabajadores hacían, ajena a todo alrededor.
—Está programada para que terminen en febrero—le dije al acercarme.
Brusca se giró asustada.
—Eros, buen día—exclamó sofocada.
—Buen día—le devolví el saludo.
—No te escuché, disculpa—se llevó una mano al pecho, debí haberme aclarado la garganta para no haberla asustado—. Me estaba dando a la idea de que terminarían el próximo año. Programaré una inauguración.
—Es una buena idea—convine—. Necesito que firmes algo.
—Oh, claro, vamos a la oficina.
Hice un ademán para que ella pasara primero.
Eso de que firmara el documento era solo una excusa para verla, tenía que saber por mi propia cuenta si lo que me habían dicho era cierto. De ser así, Adam podría matarme de verdad.
Debo indagar, tomé aire.
—¿Qué tal tu fin de semana?
Ella me miró de soslayo, siempre con esa sonrisa amable.
—Bastante maravilloso, como siempre—su sonrisa se hizo un poco más grande, marcándole los hoyuelos—. Los niños y yo pasamos la tarde con los abuelos, jugando lotería y botanitas, James vendrá el próximo fin de semana y los niños están contentos, así que, todo está perfecto—levantó la barbilla, haciendo que su cabello cayera sobre su espalda, tragué en seco—. Es un otoño muy lindo—miró hacia los árboles castaños—¿Qué tal tu fin de semana?
—Eh… interesante.
No dije más y ella asintió.
—Eres un misterio, deberías disfrutar un poco—se encogió de hombros—, un concierto no estaría mal, como dicen por ahí, la juventud nunca vuelve.
¿Juventud? ella apenas y era siete años más grande que yo, pero no le contesté, quizá ser madre joven la había privado de ciertas cosas.
—¿De qué trata? —me preguntó de repente apuntando el documento, cambiando de tema, lo cual agradecí en silencio.
Sacudí la cabeza, reacciona.
—Es parte de la renovación de los permisos, estoy adelantándome para inicios de diciembre, antes de que sea imposible continuar con el trabajo.
—Entiendo, parece que el clima será bastante frio—su secretaria no estaba en su sitio—. Me alegro de no presenciarlo.
—¿No presenciarlo? —llamó mi curiosidad, me detuve.
—Oh, regresaremos a Jalisco para vacaciones—explicó—, siempre solemos pasar las fiestas allí.
Era de esperarse, Holly es muy apegada a sus raíces, incluso su oficina estaba decorada con mucha de su cultura, colorido y artesanal, bordados y esculturas.
—Es una excelente idea—contesté.
—Cuando quieras puedes ir—le brillaron los ojos de emoción—. Mis abuelos tienen una hacienda, mis primos son charros y todos los años hacen competiciones de charrería en el pueblo, te gustaría—luego sonrió con picardía—, igual y conocer a una linda tapatía—me sentí enrojecer—, o tapatío—se encogió de hombros.
—Gracias por tal oferta—la puerta estaba abierta, me hizo entrar a la oficina
La secretaria dio un respingo y saltó hacia atrás dejando ver, un arreglo en el escritorio de Holly.
—Lo acaban de dejar—soltó en cuanto nos vio entrar la pequeña secretaria—, tiene una tarjeta, ¿es de su cita?, son tan lindas
¡Una cita!, es cierto lo que me dijeron, m****a, Adam va a asesinarme, estará furioso.
Vi como Holly se sonrojó.
—Dash, que cosas dices—se adelantó para tomar la tarjeta, la leyó rápidamente.
—¿Lo es? ¿si lo es?
—Sí, Dash, lo es, tranquila— me aclaré la garganta, Holly sonreía anchamente—. ¿Podrías dejarme sola con el joven West?
—Sí, sí.
Dash pasó rápidamente, igual de sonriente que Holly, aunque me parecía que ella estaba más emocionada que Holly.
—Me alegra que hayas conocido a alguien—quería indagar solo un poco más.
—Gracias—depositó la tarjeta en el cajón bajo su escritorio, es lista—. Entonces ¿los papeles?
Sí, es astuta. Le pasé los papeles, ella los tomó y comenzó a leer.
Adam se enterará de igual manera, Holly deberá saber a lo que se enfrentará.
—Necesitaré que me acompañes a la oficina el próximo miércoles—asintió sin dejar de leer—, tendremos que tener una junta con los abogados—continúe despacio, tanteando el terreno—, Adam determinará la participación de los apoyos—se detuvo, frunció ligeramente sus cejas, pero luego continuó como si nada. Oh Adam, estás en problemas, ella no siente nada por ti—. La señorita Sparrow también tendrá que venir.
No dijo nada hasta terminar de leer, tomó su bolígrafo y levantó la cabeza para mirarme, el brillo de antes no estaba.
—Claro, ¿a qué hora será? para poder agendarlo.
Le di la hora y la dirección.
Pero no podía irme aun, debía indagar otra cosa.
—Eh… una última pregunta—comencé, ella ladeó la cabeza—, ¿alguna vez recibiste correspondencia de algún lugar?
—¿Correspondencia? —parecía demasiado confundida, luego sopesó—, solo he recibido algunos paquetes—se llevó una mano al cabello—, pero son de las cosas que he pedido en internet, digo, no tienen nada que ver con la escuela.
—Entiendo.
—¿Por qué?
—No, por nada, eh, parece ser que un día la secretaria se equivocó al enviar unas cosas, creí que estaban contigo, pero no era nada importante.
—Oh, de acuerdo.
Era hora de salir de aquí cuanto antes.
—Que tengas buen día.
—¿Es todo? ¿Por qué no tomas una taza de café?
—Oh, no, gracias, es un día un poco agitado, así que debo ir a otros lugares.
Ella frunció los labios.
—Entiendo, entonces, que tengas un buen día.
Salí tan rápido como pude.
La secretaria se levantó de súbito como un soldado, haciendo que varias cosas cayeran al suelo, como si la hubiese sorprendido haciendo algo indebido.
—¡Hasta luego señor! —soltó casi gritando.
—Eh… Hasta luego.
Salí disparado, sin dejar de pensar en lo que sucedería. Esto solo podría ser a causa de alguien, y para ello…
—A la oficina—le dije a mi chofer.
Adam había dejado las cosas claras, cuando regresara de Atenas, haría de todo para que Holly volviese a confiar en él, sus esperanzas se me habían hecho bastante infantiles, ¿Quién en su sano juicio perdonaría aquello?
El día en el que Holly lo corrió de su casa, llegó empapado a mi habitación en el hotel, en cuanto abrí la puerta supe lo que había sucedido, pues estaba ebrio y mojado. Nunca vi a mi hermano desecho por Sadie, al contrario, parecía que simplemente se había entregado al alcohol y a los malos hábitos. Pero continuaba siendo él, en teoría.
Ese día fue extraño, intentar consolar a tu hermano mayor es bastante raro.
—¿Por qué no te quedaste y aclaraste las cosas? —le pregunté.
—No lo entenderías—contestó con pesadumbre, como si pareciera que gimoteaba—, no viste su rostro, ella no quería verme y no podía soportarlo… no de nuevo.
—Ella no hizo nada malo, deberías intentar remediarlo, podrías… ¿Por qué no la llamas?
Negó con la cabeza.
—Destruí mi celular—arrastró las palabras.
—¿Por qué hiciste eso?
—Estaba enojado.
—Entonces… ve temprano, se sinceró, dile lo que sucedió, no lo sé, has lo que tengas que hacer.
Se dejó caer en la cama, rendido y ebrio, soltó un par de carcajadas chillonas y luego se quedó dormido en mi cama. Esperé un poco para tirarlo de ella.
Dejé que se durmiera, pero al día siguiente lo desperté tirándole agua fría en la cara.
—¡Qué demonios te pasa!
—Levántate cobarde, ve tras ella.
Lo pensó un momento, si Holly seguía con él podía evitar que todo el trabajo se entorpeciera, tal como lo que había pasado con Sadie.
Se marchó.
Poco después de que se fue, recibí una llamada de Ezio (vicepresidente en Grecia), había una crisis y Adam debía ir cuanto antes. Ni siquiera Nicholas podría ir, solo debía ser Adam, quien no tardó mucho en regresar, estaba furioso.
—¡Ese hijo de perra! —me gritó.
—¿Qué sucedió?
—¿Qué sucedió dices?, ese hijo de perra de Hawking aprovechó el momento, ella lo perdono ¡los encontré abrazados!
—¿Hablaste con ella?
—¿Cómo podría? ella lo perdonó y yo…—apretó los puños—, esto no se quedará así, ella es mía y él no la tendrá.
Me estremecí por completo.
¿Cómo podría ser que una sola mujer causara tales arrebatos? mis dos hermanos estaban locos por ella.
Pero yo la había tratado, su naturaleza es gentil, pero es un imán para los terribles hombres y los hace enloquecer, aunque ella no lo sepa.
Es un encanto de sirena.
—Mañana voy a…
—Me temo que no podrás hacer nada, por ahora—lo interrumpí, pero me planteé firme.
—¿Por qué carajos no podré hacerlo?
Tomé aire.
—Ezio llamó, tenemos una crisis en Grecia, varios de los accionistas están retirándose, Ezio no ha podido detenerlos, si continúan de esa manera los apoyos…
Se llevó una mano al rostro.
—Maldita sea.
—Ya reservé tu vuelo.
Se quedó callado por un largo rato, mirando a la nada, debatiendo entre el deber y la emoción, ¿por qué le era tan difícil tomar una decisión?
Me señaló.
—Te quedas a cargo de todo, no dejes que Nicholas haga una estupidez, me encargaré de hacer algo por Holly, pero mantenme al pendiente si algo sucede con ella.
Asentí.
Desde entonces han pasado tres meses en los que Adam no ha podido regresar.
Tiene un nuevo celular, pero Holly rechaza sus llamadas, le ha enviado cartas, pero no ha recibido contestación, lo cual me hizo dudar bastante.
Si Holly recibió el telescopio de Adam, ¿Por qué no quiso recibir las cartas y sus llamadas?
Todo este tiempo la noté bastante bien, imperturbable y eso me preocupó, pues Adam podría estar hecho una fiera y ella no lo sabía. Así que la pregunta más importante ¿Por qué ella no había recibido las cartas?
El chofer me dejó frente al edificio del corporativo, hoy podría saber lo que sucedió con esas cartas.
Nicholas no estaba en Illinois, esta mañana tuvo que salir a Nueva York. Es sospechoso, él y Dakota también habían terminado, pero deduje lo que sucedía. Dado el discurso que nos dio era fácil saber por qué.
Sin embargo, la privacidad no es uno de mis fuertes y Denes (mi chofer) es bastante útil, además, soy bastante bueno investigando.
Hace tres semanas que Nicholas ha estado bastante raro, había tenido guardado todo este tiempo lo que había hecho.
Pulsé el ascensor, el piso donde se encontraba la oficina de Nicholas.
Hice que Denes lo vigilara. Las fotografías que Denes tomó apuntaban a que Nicholas y Dakota habían estado viéndose estas tres últimas semanas.
¿Por qué lo tenían en secreto?
Antes de que Denes me reportara aquello, Dakota había salido con más hombres. ¿Cómo habían regresado? ¿por qué?
La secretaria de Nicholas me saludo, me metí a su oficina, me lancé sobre su escritorio. Ya había revisado su habitación en el hotel donde se alojaba, pagué a una mucama para que lo hiciera, pero no encontró nada.
Entonces estarían aquí.
Abrí cuanto cajón pude, nada, tiré de los estantes.
En apariencia, unos tomos de clásicos estaban perfectamente apilados, los tomé, me di cuenta de que no eran libros, sino una caja. Extraje aquella caja, pero solo podría abrirse con código digital.
Me reí internamente.
Muchos podían subestimarme, y eso era lo mejor.
Extraje de mi saco la billetera en donde guardaba las huellas de Nicholas y de Adam, ¿Cuántas veces no me han servido?
Algún día este imperio sería mío.
La pantalla de la caja se encendió en verde y el panel de la puerta se abrió, dentro estaban las cartas de Adam y un documento en sobre.
Tomé fotografía de las cartas y abrí el sobre, leí el documento con rapidez.
—Ja—me reí con fuerza.
Aunque Nicholas fuese muy sospechoso, ya estaba intuyendo sus movimientos
Guardé de nuevo aquella acta civil y coloqué las cartas en su lugar, cerré la caja y la coloqué donde estaba.
Dejé las cosas como estaban y luego salí de la oficina.
—No estuve aquí—le advertí a la secretaria y le dejé un sobre en su escritorio, dentro le dejé diez mil dólares.
—Sí señor—contestó simple.
Subí hacia la oficina de Adam, provisionalmente era mía.
Lo llamé, esperé un par de segundos hasta que contestó.
—Tengo algo interesante que mostrarte.
ADAM—Tengo algo interesante que mostrarte—masculló Eros del otro lado.—No es un buen momento—gruñí, sin dejar de mirar al bastardo frente mi—, te llamaré después.Segundos antes el primer imbécil más odiado de mi vida había abierto la puerta sin previo aviso. No esperé a que Eros contestara, tenía un asunto más delicado que tratar. Dejé mi celular a un lado. —¿Qué mierda haces aquí? —pregunté áspero.—Tengo el derecho a venir cuando quiera ¿no? —se acercó hacia mí, quería soltarle un puñetazo en su maldita boca—, escuché que estabas en problemas—sonrió burlón—, venía a rescatar a mou fílos—(mi amigo). —En primer lugar, no somos amigos—lo miré con recelo—, y no estaba en problemas—le devolví la burla—, además, no tienes ningún derecho a venir aquí cuando quieras, debes hacer una maldita cita.—Dony—bufó—, ¿seguirás molesto conmigo? —continuó con aquella burla en la puta cara—, esa riña fue hace mucho, sabes que me dedico a ello.Me estremecí.—¿Qué quieres aquí, Xander? —lo miré f
HOLLYVi a Eros marcharse, la sonrisa de mi rostro cayó.Adam.El sonido de su nombre en mi cabeza era como una serpiente venenosa moviéndose entre la suciedad, subiendo por mi cuerpo y enredándose en mi cuello hasta asfixiarme.Estará aquí de nuevo.Todo mi cuerpo se erizó.¡No! no puede ser, no cuando al fin me decidí salir con alguien.Me llevé las manos a la cabeza.Después de que los mellizos nacieron, tuvieron que pasar dos años para que tuviera citas, debido a la insistencia de Dakota, no duraba mucho, no pasábamos de la segunda cita, no había “conexión”Para una madre soltera es difícil tener citas decentes.Ahora conozco a este tremendo imbécil y me dejo llevar… ¡estoy mal!Incluso mi celular no deja de notificar las decenas de conexiones que hay en esa hostigante app de citas a la que Dakota descargó sin mi consentimiento, pero tampoco me he dado el tiempo para eliminarla. Nunca se sabe lo que pasará con Rafael.Debo admitir que, en mi momento de debilidad, furia y melancol
DAKOTAHolly me miró con cierto enfado y como no.—¿De qué hablas? claro que no—la tomé del brazo—. Anda, vamos, que se nos hace tarde.—Te conozco desde hace años—gruñó—, estás mintiéndome.Le sostuve la mirada, ok, no la puedo engañar, pero, tampoco le puedo contar todo, no aún.—Está bien, lo admito, tuvimos un par de llamadas, nada más—enarcó una ceja—, es cierto.—Dakota, ¿si recuerdas lo que dijo?—Claro que lo recuerdo, pero le estoy haciendo la vida imposible—de pronto, tras la puerta, nuestra profesora comenzó la clase—, ¿charlamos luego? Ya comenzó—. Holly apretó los labios, pero no contestó.Ya me lo temía, sabía que se molestaría, pero ya pasará....2 MESES ATRÁS. Partirle ese llavero a Nicholas en la cabeza fue bastante satisfactorio, al igual que su rostro sorprendido.—Daky…—Ya veo lo que intentabas hacer, maldito caza faldas, intentabas seducir a mi amiga.Nicholas me devolvió la mirada con dureza.—No lo entenderías.—¿Entender qué? te doy un minuto para explicar
HOLLY—¡Papi! —los niños soltaron mi mano y corrieron a abrazar a su padre.Aminoré mi paso, viéndolos, James se agachó extendiéndole los brazos y los niños chocaron contra él. Mi corazón se estrujó por lo contentos que estaban los niños.—Los extrañé tanto—les besó la frente.Hace años James siempre se había visto serio y un poco hostil con las muestras de afecto en público, siempre quise tomarle la mano al caminar, incluso chocar nuestros brazos, pero él siempre rehuía. Verlo ahora con los niños, abrazándolos y besándolos, con esa ancha sonrisa, me pareció lo más hermoso que haya visto jamás, sentía el corazón hinchado.—Bienvenido—le dije en cuanto me acerqué.Él levantó la vista y me sonrió, el recuerdo de una sensación pasada me asaltó.—Gracias, de verdad los extrañé.Antes de que mi cerebro pensara en otras cosas (aunando el subidón de hormonas por el que estaba cruzando), preferí desviar mi atención.—¿Nos vamos? está anocheciendo.Él asintió y dado que los niños no querían se
HOLLYBien Holly, tu puedes hacerlo.Me vestí a propósito con ropa seria.Alejé de mí los vestidos, las faldas, los escotes y las zapatillas.Pantalón de vestir beige, blusa negra de cuello de tortuga y manga larga, botines al tobillo, el cabello recogido en un moño, ya había practicado lo suficiente con Alice esto de los peinados, collar, mis tres pequeñas arracadas en cada oreja. Rímel y gloss rojo.Sencilla, sofisticada, pero bonita y, sobre todo, no destacable.Lo menos que quería era llamar su atención, así para cuando saliera de la reunión y llegar a mi cita con Rafael, al menos podía deshacerme el moño y no verme tan rígida. Bien, respiré profundo, tomé mi bolso y mi abrigo.Ya salgo— le mandé un texto a Dakota.Salí de mi casa, eran apenas las cuatro de la tarde y ya comenzaba a hacer frio.—Algo me dice que no va a ser un buen día—mascullé.Me dirigí hacia la dirección que Eros me había proporcionado, allí vería a Dakota, encendí la radio, un poco de música no me haría mal
Holly se profesional, me repetí una y otra vez.Cuando la exposición de Eros terminó, las luces de la sala se iluminaron poco a poco.—Señor Xander—habló seriamente Adam, notas de frialdad en su voz—, con esto demuestro que su caridad, está siendo excelentemente manejada.Xander, sin dejar ese aire burlón se volvió hacia Adam.—Me alegra oír eso.Miré a hurtadillas mi reloj, apenas una hora y esto solo se trataba de mero formalismo.—Como sabrán—comenzó Eros—, todos los años realizamos una celebración de fin de año con el propósito de que los proyectos y los patrocinadores convivan en una cena a beneficio, para el Colegio De La Rosa, será su primer año en participación.Entonces así es como nos definen, como Proyectos y a los ricachones filántropos como Patrocinadores, es algo clasista y elitista si lo analizamos bien.Nicholas se levantó, proyectó en la pantalla unas animaciones.—Se les pide a los proyectos que realicen un bosquejo de un deseo adicional—comenzó—. Este deseo se basa
—…tengo a alguien que me espera.Cerró la puerta de un portazo.El dolor aún era demasiado agudo, estuve retorciéndome no sé por cuanto tiempo ¿Cómo es que en las películas se pueden levantar como si nada?—Vaya, vaya, hermanito—la voz de Eros me sacó de mi trance de dolor, apenas lo vi borroso entrar, estaba al borde de la risa—¿Cuándo entenderás que no debes ser tan confiado?—Cállate y tráeme algo de hielo—gruñí.—Hum—lo escuché reír, algo cayó sobre mi mano en la entrepierna.—¡Hijo de perra!Una bolsa de hielo me arrojó, me la coloqué e intenté erguirme poco a poco.—¿Cómo sabías que esto pasaría?Soltó una exhalación.—Supuse que ella no querría hablar contigo, dicen por ahí que tiene un buen derechazo… y excelente rodilla al parecer.—Creí que me golpearía, pero no ahí.Eros soltó una risa baja.—Tienes una larga procesión de rodillas para con ella.—Que estoy dispuesto a hacer, pero aparte de ello ¿Cómo puedo recuperarla?—Está con alguien y parece importante.—Mierda, lo se,
DAKOTA—¿De qué rayos estaba hablando tu hermano? —me bajé del escritorio y me acomodé el vestido.—De nada, carajo—Nicholas se pasó una mano por el cabello—¿A dónde crees que vas?Me coloqué las bragas.—¿Crees que voy a quedarme aquí después de esto? acabo de ver como sacaste las cartas de las que habló Adam de una caja, ahora dime, ¿de qué acta está hablando?Suspiró frustrado.—Dakota, por favor, no le hagas caso…Puse las manos en jarras.—¡Dime de qué habla!Soltó un fuerte quejido.—Solo déjalo así, ¿quieres?, no tengo que soportar esto—gruñó, fruncí el ceño, me calcé las botas y tomé mi bolso—¿Dónde vas?Yo soy la que no está para soportar a un macho frustrado.—A donde no te importa una mierda—me dirigí hacia la puerta, pero él me retuvo del brazo.—Tú no puedes irte—gruñó furioso.La forma en la que me miró me hizo estremecer, pero me mantuve firme.—Nicholas West, suéltame ya.—Tenemos un trato—habló con la mandíbula apretada—, hoy te quedas conmigo, no con Deo.—Pero no es