Una mañana Fira llegó al cementerio y la loza había sido removida, el pedestal, donde había depositado flores de vez en cuando, tampoco estaba; en su lugar había un obelisco de un metro de alto, hecho de una piedra blancuzca con el nombre de Aston tallado en la superficie y el bajo relieve fue rellenado con una tinta oscura.
Debajo del nombre, el lema de las Fuerzas Especiales en letras doradas: Honoris, Officium, Fidem.[1]
Faltaba poco para que se acabara el año, ya el frío se iba retirando y el clima se hacía cada vez más amigable. Se sentó en el césped en posición de loto y apoyó la espalda en el obelisco, aspiró con fuerza, hinchando sus pulmones con el aire frío del lugar.
―Hola, Aston ―saludó con voz melancólica.
Extrajo el libro de dentro de su chaqueta, abrió la página en la que había quedado la tarde anterior
Fira despertó en su cuarto, recostada en su cama, con una vía introducida en su antebrazo que bombeaba un líquido rojo que conocía muy bien.―Ya despertaste, qué bueno.Se giró hacía el umbral de la puerta y vio a Aden Kraft de pie, observándola con evidente alivio.Su voz era bastante familiar, pero carecía de cierta rudeza como la voz que recordaba del vagón.―¿Quién me puso la vía? ¿Tú? ―preguntó con curiosidad.Aden negó e hizo un ademan con la cabeza señalando una esquina de la habitación. Había un androide de color gris brillante, de más o menos, un metro setenta de alto, que permanecía de pie y en silencio, con los ojos de un apagado color morado.―¡Mierda! ―masculló―, esa cosa se activó. Es algo muy malo.Él asintió con semblante serio.<
Fira le indicó a Aden cuál era la habitación de invitados y se retiró a su cuarto sin despedirse o esperar las gracias por darle alojamiento.Tras la cena se había dado una ducha y luego se sentó en la sala a escuchar todo lo que el agente Kraft tenía que decir. Al final de toda la conversación, llegaron al mismo callejón sin salida. Algo se les escapaba y la respuesta quizás estaba en la identificación de aquel primer vampiro que persiguió hacía casi un año. Eso significaba que debía volver a la base y hablar con Enam Ksongan.Mientras Aden se daba un baño en su cuarto, Fira salió de su habitación y se paseó por la sala, abriendo los cajones de sus muebles registrando con presteza uno por uno, buscando su reloj. Lo encontró casi en el último lugar que le faltaba por revisar, y en la misma gaveta se encontraba la memoria adi
Aden había observado en primera persona cómo era el proceso de alimentación de un vampiro, su naturaleza curiosa y estudiosa lo llevó en una ocasión a contemplar, previa petición a su compañero, lo que sucedía entre un benefactor de sangre y el vampiro que se alimentaba de él.Ciertamente, no había notado cambios evidentes tras la alimentación, porque J.L era bastante glotón, así que nunca perdía su nutrición diaria, fuese por el sanguis especial creada para los vampiros y mestizos de la Fuerza, o porque se citaba con su respectiva benefactora de sangre casi de forma religiosa; en consecuencia, nunca se había descompensando tan crónicamente como Fira.Nadie lo había preparado para lo que sucedió esa mañana. Se despertó muy temprano, antes de que saliera el sol, tal como la rutina de la base le había inculcado y tras u
En un tiempo muy corto, Fira les había confesado a dos humanos su origen arcano. Cierto era que Aston nunca supo cómo se movía la jerarquía casi monárquica de la sociedad vampírica, tampoco se lo preguntó; pero en cualquier momento, Aden Kraft lo haría, porque sospechaba que estaba un poco más versado en el asunto de lo que quería admitir.Se adelantó a la pregunta y le contó de forma muy somera cómo era el asunto, siendo hija legitima de un arcano y una humana, fue adoptada formalmente por la esposa de su padre, la cual la alimentó desde el vientre materno con su sangre.Para hacer el vínculo arcano aún más profundo, su conversión fue realizada por otro arcano, Lucian, que era familiar directo de los Vólkov.No le dijo su nombre ni explicó el parentesco con él, no era necesario. Simplemente le contó la verdad:
Cuatro días después de su llegada, Aden se preguntaba qué estaban haciendo allí; no se quejaba de la situación, la Mansión Volk era un baluarte de historia, cada habitación era como hacer un recorrido a épocas sobre las que solo había leído en la base de datos histórica del mundo que cada ciudad poseía. Quizás lo más sorprendente de todo fueron las bibliotecas, desde el segundo día de su llegada, Fira le había dicho que buscaba cierta información, y la palabra que debía tomar en cuenta era miscegenation, siempre y cuando comenzara con la eme mayúscula; pero él solo había visto libros expuestos detrás de vitrinas de grafeno para protegerlos, el único que había tocado alguna vez fue el libro que Fira había dejado caer en el tren; allí estaba rodeado de miles de tomos de distintos tamaños, f
Esto es ridículo ―soltó Fira con una frustración tan evidente que incluso Lana levantó la vista del libro que estaba leyendo.―¿Qué sucede, sestrenka? ―preguntó su hermana con preocupación.Fira miró alternativamente a Aden y a Lana, que se lanzaban miradas furtivas llenas de secreta intimidad. Si ambos creían que podían ocultar lo que estaba sucediendo entre ellos, era definitivo que el amor idiotizaba a la gente. Lana solo estuvo fuera un día, de los dos que iba a ir a Shtay-in; y durante esas veinticuatro horas, Aden pareció un espectro perdido que no sabía en qué esquina echarse a morir.―¿Dónde está Vladimir? ―preguntó Fira con tono firme, Lana se encogió de hombros.―Trabajando, supongo ―respondió.Fira dejó caer el libro sobre la mesa tan fuerte que las tazas de porcelana que habían
Aden se calzó la chaqueta con una mezcla creciente de incomodidad y estupor; nunca en toda su vida había usado una ropa tan elegante, los tejidos eran suaves, como si estuviese siendo acariciado por nubes. Las líneas de su traje de color gris oscuro le conferían un distintivo refinamiento al que no estaba acostumbrado, la camisa de seda le había sentado como un guante, y no es que no hubiese utilizado ropa a la medida, su uniforme de agente estaba específicamente diseñado para él, la piel de diamante era un tejido que ajustaba a cada línea muscular de su cuerpo y más, pero no era ni de cerca tan hermoso y refinado como lo que llevaba esa noche.Horas antes Vlad había insistido en que lo acompañara, en sus habitaciones dos sillas se habían dispuesto para recibirlos y a cada lado un barbero esperaba por indicaciones; ambos fueron mimados como dos niños pequeños; su piel fue
―Debes venir de inmediato ―susurró Lana apremiante. Aden levantó la vista de su libro para ver a la vampira, su voz denotaba nerviosismo, aunque su semblante se mantuviese impasible. Ella no lo observaba a él sino a Vlad, que se encontraba recostado en una plácida posición en un sofá de color azul oscuro que resaltaba su platinado cabello.―¿Qué sucede?Se puso de pie de inmediato y en estado de alerta, Aden no pudo dejar de sorprenderse por el cambio súbito del vampiro que segundos antes parecía amodorrado y al borde de un sueño profundo.―Es Fira.Esas dos palabras fueron suficientes para encender las alarmas. Incluso Aden se puso de pie y los siguió a toda velocidad. Lana corría rápidamente delante de ellos sin perder la gracia, pudo seguirles el paso con relativa facilidad, aunque era posible que fuese debido a la preocupación que le infundí