CAPÍTULO XCIV

Dimitri se sentía exultante, su excitación se contagiaba a los otros miembros de la casa; Talaat compartía su estado de ánimo, aunque no fuese por la misma causa. Debido a la oportuna intervención de Di Tella sus planes de concepción estaban a punto de convertirse en una dulce realidad. Habían tenido tan buena fortuna que no fue necesario raptar a más nadie, con una de las agentes, al cabo de un mes, habían conseguido estimular exitosamente su hipófisis logrando un par de óvulos viables.

Talaat casi había saltado sobre él cuando lo vio, ni siquiera le importó descubrir que su medio hermano poseía su propio sirviente vampiro convertido a sus espaldas; depositó un manojo de llaves en la palma de Dimitri y le informó que la casa Lazarach, una pieza arquitectónica del más puro estilo gótico, con altas torres, largos ventanales, paredes de pie

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