Gracias por llegar hasta aquí. Ya con el siguiente se termina la mini historia.
Sisa odiaba ser la antipática, ya que era muy evidente la falta de apego o nula emoción por el bebé que se gestaba en otro vientre. Por lo que ante ello decidió no arruinarles los momentos que, tanto Elliot como Prescott, acudían a las revisiones de rutina del embarazo de Alisa. Olivia, noto su comportamiento y no pudo evitar decirle la verdad, —no sé ni que decirte, agradezco que lo hicieras por mi hijo y si me necesitas por cualquier cosa no lo dudes, estaré para ti. —Aunque Sisa agradecía la solidaridad de su suegra, sabía que ella nunca dejaría de ser la madre de Prescott, pasara lo que pasara, siempre lo favorecería a él. La clínica que llevo a cabo el procedimiento se encargaba de todo lo concerniente con Alisa, su alojamiento y manutención, Prescott solo había realizado un pago. Una noche el celular de Prescott recibió una llamada que los alerto y los llevo a ir a ver que sucedía con la joven que llamo muy alterada, en cuanto aparecieron a su puerta Alisa se abrazó a Pre
JapónDesde antes de abordar el avión ya se había despedido de esa mujer que él consideraba como a una tía, aunque en realidad no tenían dicho parentesco. Y que gracias a su ayuda pudo descubrir una verdad que venían ocultándole.Con un ademán se despidió desde lejos y siguió a la azafata que le llevaría a abordar aquel aeroplano.Sabía que su vuelo tendría una duración de casi diez horas si no había contratiempos, rogaba porque no fuera así.Las aeromozas no dejaban de cuchichear entre ellas, además de que lo encontraban encantador, estaban asombradas de sus modales y lo fluido de su japonés. Su atuendo, así como la clase en la que viajaba, denotaban la holgura económica de la que gozaba.Todas ellas se sintieron atraídas a complacerle y atenderle para que no sufriera incomodidad alguna, pero él con una sonrisa les agradeció y las despacho para que pudiera dormir, puesto que debía reajustar su reloj biológico con el inminente cambio de país.—Gracias, este ha sido uno de los vuelos m
San Francisco, Distrito financieroEn la lujosa oficina en de Kingsley Corp, un silencio se extendió demasiados minutos, en lo que Prescott arreglaba sus pensamientos, lo que sirvió para que Elliot viera con gran detalle a aquel hombre.Determino que las fotos que había visto en la computadora no le hacían justicia, se sintió feliz de saber de dónde venían sus genes, los cuales siempre eran gratos a la vista, entendió por qué su madre se había enamorado de su padre.—¿Qué edad tienes? —Prescott deseaba hacer cuentas, pero también sabía que aquella noche no tomo precauciones y era una gran posibilidad que tuviera un hijo.—Voy a cumplir seis años —Prescott dejo salir todo el aire de sus pulmones, había formas de averiguar aquello, como una prueba de paternidad. Solo que en ese momento recordó que Elliot dijo que su madre había muerto.—¿Por qué solo hasta ahora apareces? —intervino Arnold, el padre de Prescott.—Cuando mi madre murió me dejo la información para tener a alguien que me c
San FranciscoA unas cuantas horas de que la jornada laboral culminara, el abogado que lleva los asuntos privados de la familia Kingsley Harrington acude a las oficinas del joven CEO.En cuanto lo ve, Leo salta de su asiento para ir a anunciarlo, ya que por órdenes de Prescott debía interrumpirlo no importando que estuviera haciendo.—¡Buenas noches! ¿Para qué soy bueno? —dice el hombre de mediana edad intentando aligerar cualquier cosa que le fuera a decir Prescott.—¡Tome asiento! —Prescott se levantó para estirar las piernas —resulta que hoy por la mañana apareció un niño alegando que es mi hijo—. Anderson no pudo ocultar la sorpresa, conocía a ese joven desde pequeño, creía conocer su carácter y juraría que sus padres le habían dado una gran educación.—¿Y lo es? —Prescott paso saliva intentando disipar el nudo que se había formado en su garganta. Estando de medio lado y viendo a través de los cristales la espectacular vista nocturna de la ciudad, solo pudo asentir. Su cerebro seg
Mientras tanto en Japón...Sisa llegó como de costumbre a casa, con una excepción, ya que había aceptado que una compañera de trabajo la llevase, regularmente ya tenía contratado ese servicio, porque ella era incapaz de siquiera imaginarse detrás de un volante.Para entrar a su departamento bastaba con poner su huella dactilar y presionar el botón, agradecía el avance de las nuevas tecnologías, porque en más de una vez con las antiguas cerraduras donde tenía que poner una clave, ella simplemente la olvidaba.La mayoría de las personas la admiraban por sus contribuciones en el campo de las ciencias biológicas, pero al conocerla en su vida cotidiana, no podían creer que aquella mujer fuera la misma, distaba mucho de lo que se esperaría de un genio.Lo que desconocían es que su genialidad usaba su cerebro todo el tiempo, por lo que le restaba atención a lo demás. Era un poder de abstracción que tenía, volviéndola una idiota para todo lo demás.Ya que su cuerpo conocía sus rutinas, simple
San Francisco Tuvieron que pasar 72 horas para que el resultado estuviera listo, gracias a que era una prueba urgente y que no importaba el costo en el que se incurriera para agilizar la obtención de los datos. Algo que paso a ser meramente una formalidad, puesto que Olivia se había encargado de desempolvar los álbumes que contenían las fotos de su hijo, ella fue más allá porque saco varias y las coloco en portarretratos, estratégicamente repartidos por la casa. Asegurándose que cualquiera que posara sus ojos en ellos reconociera la verdad sin tener que irla difundiendo todas las veces que alguien indiscreto osara preguntar. Se visualizó lanzándoles a la cabeza dichos retratos. Elliot, disfruto mucho del momento en que sus abuelos le mostraron aquellas fotografías, a la vez que le contaban las historias que remitían a aquellos recuerdos. A Arnold le llenaba de orgullo que su nieto fuera inteligente y a leguas se notaba que su nivel de entendimiento, así como el conversacional no e
JapónUno pensaría que sí, aquella mujer era despistada para todo, se olvidaría de su hijo, porque la vida se la resolvía Miranda en lugar de Elliot.Algunos días no hubo mayor problema, solo que no todo era blanco o negro cuando se trataba de Sisa, claro que se encontraba incómoda ante el hecho de que su compañía no estuviera, Miranda le facilitaba la vida casi igual que su hijo.Pero por las noches ella acudía a su habitación con la excusa de contarle una historia y no era otra cosa más que un pretexto para experimentar la cercanía y afecto que su hijo le proporcionaba.Cada día que pasaba ella notaba los pequeños actos que Elliot tenía con ella y los extrañaba, aunque en su cotidianidad los diera por sentados.Ya nadie la esperaba a su llegada ni le indicaba donde colocar los objetos, no había nadie que le recordara sobre alistar su bolso para el día siguiente, no tenía con quien dialogar sobre su trabajo.Hasta que ese cúmulo de detalles faltantes en su vida se hicieron insoportabl
San Francisco Un ambiente de emoción y felicidad era lo que se podía percibir en la casa de los Kingsley Harrington, la risa de Elliot y su voz melodiosa era escuchada por todos lados, ya que en su afán de aprovechar lo que más pudiera, su día lo llenaba de múltiples actividades. Y como no, si con la llamada que sostuvo con su madre estaba convencido de que el idílico momento que vivía pronto llegaría a su fin. Él estaba aún intentando pensar en una solución que le permitiera estar con ambos, conocía el término custodia compartida. Y a pesar de ello, veía complicado que su madre fuera adepta de querer pasar tiempo sin él, porque ella abiertamente lo declaraba, él era el motor que le daba empuje a su existencia. Todo se volvía más complejo al pasar los días, más cuando Prescott al llegar temprano de las oficinas y en su afán de conocer a Elliot lo llevo al jardín. El hombre lo había retrasado por bastante, sus padres le informaban sobre datos que fueran relevantes, solo que él quer