San Francisco
A unas cuantas horas de que la jornada laboral culminara, el abogado que lleva los asuntos privados de la familia Kingsley Harrington acude a las oficinas del joven CEO.
En cuanto lo ve, Leo salta de su asiento para ir a anunciarlo, ya que por órdenes de Prescott debía interrumpirlo no importando que estuviera haciendo.
—¡Buenas noches! ¿Para qué soy bueno? —dice el hombre de mediana edad intentando aligerar cualquier cosa que le fuera a decir Prescott.
—¡Tome asiento! —Prescott se levantó para estirar las piernas —resulta que hoy por la mañana apareció un niño alegando que es mi hijo—. Anderson no pudo ocultar la sorpresa, conocía a ese joven desde pequeño, creía conocer su carácter y juraría que sus padres le habían dado una gran educación.
—¿Y lo es? —Prescott paso saliva intentando disipar el nudo que se había formado en su garganta. Estando de medio lado y viendo a través de los cristales la espectacular vista nocturna de la ciudad, solo pudo asentir. Su cerebro seguía intentando acoplarse con esa idea.
—Necesito que se encargue de todas las implicaciones legales que eso conlleve, mañana mismo se le practicaran análisis que nos den certeza de su dicho.
—¿Pelearás por la custodia o será compartida? —eso le dio una punzada, un sentimiento extraño que no pudo identificar.
—No, el niño no tiene a nadie más. ¡Hmm! Creo que tiene abuelos maternos, pero nunca los ha conocido. Preferiría no tener que pelear con nadie de ser necesario.
—Muy bien, me pondré en contacto con el equipo de relaciones públicas para darles directrices de cómo actuar. De confirmar que el chico es tu hijo será mejor que la información venga de nosotros y no de rumores que no podamos controlar.
…
Particularmente hoy, Prescott no pudo conducir de regreso a su departamento, el chofer lo había recogido y se dirigían a la casa de sus padres, sentía un peso terrible, su mundo cambio con la aparición de ese niño.
Aunado a eso, Ava había dejado múltiples mensajes en su celular y las llamadas se incrementaron desde que dejo la oficina, lo que menos quería en ese instante era tener que lidiar con sus cuestionamientos y las frustrantes emociones de sus rabietas.
En casa de sus padres le recibieron como si nunca se hubiera mudado, sentía la familiaridad con las personas del servicio. Al preguntar por sus padres fue dirigido hasta el cuarto de entretenimiento.
A unos pasos de entrar eran audibles las risas y la charla amena que los ocupantes de la sala sostenían, al entrar lo hizo en silencio, estaba realmente intrigado, ya que sus padres habían sido amorosos con él, pero aquella escena era insólita.
Incluso Arnold, su padre, estaba participando activamente en el juego de mesa, tan bien se la pasaban que ni se percataron de que él había llegado y los observaba.
—Ahora comprendo por qué querían un nieto —expreso Prescott, sonando un poco amargado y envidioso a la vez. Su madre le saludo con afecto y lo invito a unírseles, ya que en unos momentos les llevarían la cena.
Prescott se asombró, las comidas según la etiqueta de esa familia siempre debían llevarse a cabo en el comedor. Suspiro, se aflojó la corbata y Elliot no tardo en bajar de su silla para ir junto a él.
—¡Buenas noches! —saludo el pequeño seguido de una sonrisa, extendió sus manos con las palmas hacia arriba, aguardando algo, solo que Prescott no sabía lo que aquel gesto significaba.
Elliot meneo las manos haciendo énfasis de que seguía esperando, —tu saco, papá —le dijo en un tono como si aquello fuera lo normal. Y lo era para el niño, quien siempre ayudaba a su madre al llegar de su jornada laboral.
Prescott rodó los ojos, cómo iba él a saber lo que deseaba aquel niño, se apresuró a quitarse el saco y se lo dio, observo la forma en que lo tomo y lo llevo hasta el respaldo de uno de los sofás, lo acomodo y en cuanto término regreso para tomarlo de la mano y llevarlo a que se sentara juntó a él.
Todo sería diferente, aunque estaba inmerso en un desastre, supo que habría cosas buenas que valieran la pena de esa inesperada situación.
Esa noche Prescott tenía tantas preguntas que hacerle a Elliot y pensaba obtener respuestas, la mejor forma sería si él lo llevaba a dormir y en ese momento hacerlo.
Lo que su madre no le permitió asegurándole que tendría más tiempo para hacerlo, no sabía cómo Olivia supo de sus intenciones, lo disuadió recordándole que el niño venía de realizar un largo viaje.
Luego de dejarlo en su habitación, Prescott sigue a su madre quien le dice que deben hablar, ambos van al despacho de Arnold.
Estos eran los dominios de su padre y todavía no estaba preparado para contarles por qué de pronto apareció ese niño, menos aún porque él no negaba que fuera suyo. Sabía de la perspicacia y sagacidad que caracterizaban a su padre, y algo como aquello no se le habría escapado.
Olivia rompió el silencio, —Prescott, merecemos saber por qué tienes un hijo —ella solía ser la conciliadora y ahora ella era la que iniciaba la caza.
—Escucha, nos agrada ser abuelos, ese niño es mejor de lo que pudiéramos pedir —Prescott interrumpió a su padre.
—No se adelanten, todavía nos falta comprobar que si es mi hijo.
—En un principio yo no lo quise ver, pero tu madre me mostró las fotografías, ya se me había olvidado como lucias, ustedes son idénticos —Prescott dio un bufido de inconformidad, tal vez debía verlas también.
—Miren, no me siento cómodo contando lo que sucedido. Lo que les puedo decir es que, sí, conocí a Sisa, no fue un noviazgo o enamoramiento fugaz. La conocí por un periodo muy corto en la Universidad y existe la posibilidad de que Elliot efectivamente sea mi hijo.
…
A la mañana siguiente, antes del desayuno, el equipo que había enviado el laboratorio para recolectar las pruebas estaba acomodando los utensilios, a la espera de que los sujetos que se someterían a las pruebas aparecieran.
Prescott fue el primero, remango su camisa y así procedieron a extraer sangre, Elliot que llegaba de la mano de la abuela, abrió grande los ojos, no esperaba que tuvieran que utilizar agujas, estuvo a punto de soltarse del agarre de su abuela y huir.
Olivia, que percibió la reacción negativa del niño, le dio un apretón a su mano y cuando volteo, le aseguro que sería indoloro y rápido.
Llegó el turno de Elliot quien se había olvidado hasta de los modales, ya que ni siquiera saludo ante el nerviosismo. Prescott lo llamo y lo subió a sus piernas.
Lo ayudo a descubrir su brazo, noto su ansiedad, —Elliot, mírame, no necesitas ver nada más. Cuando yo tenía tu edad también me desagradaban las inyecciones. ¿Quieres saber cómo supere mi miedo? —Ya que había captado la atención, el niño sostuvo su mano para que no se moviera.
—Decía una especie de mantra, ¿sabes lo que es un mantra? —Elliot asintió —. Repetía en mi mente y en voz alta, soy valiente, es por mi bien.
Esas palabras distrajeron al pequeño y lo reconfortaron, porque vio el esfuerzo que su padre hacía para que pudiera enfrentar la situación.
Cuando terminaron, Olivia los invito al jardín para que todos tomaran el desayuno y se olvidaran del feo momento que Elliot había tenido que atravesar.
Mientras tanto en Japón...Sisa llegó como de costumbre a casa, con una excepción, ya que había aceptado que una compañera de trabajo la llevase, regularmente ya tenía contratado ese servicio, porque ella era incapaz de siquiera imaginarse detrás de un volante.Para entrar a su departamento bastaba con poner su huella dactilar y presionar el botón, agradecía el avance de las nuevas tecnologías, porque en más de una vez con las antiguas cerraduras donde tenía que poner una clave, ella simplemente la olvidaba.La mayoría de las personas la admiraban por sus contribuciones en el campo de las ciencias biológicas, pero al conocerla en su vida cotidiana, no podían creer que aquella mujer fuera la misma, distaba mucho de lo que se esperaría de un genio.Lo que desconocían es que su genialidad usaba su cerebro todo el tiempo, por lo que le restaba atención a lo demás. Era un poder de abstracción que tenía, volviéndola una idiota para todo lo demás.Ya que su cuerpo conocía sus rutinas, simple
San Francisco Tuvieron que pasar 72 horas para que el resultado estuviera listo, gracias a que era una prueba urgente y que no importaba el costo en el que se incurriera para agilizar la obtención de los datos. Algo que paso a ser meramente una formalidad, puesto que Olivia se había encargado de desempolvar los álbumes que contenían las fotos de su hijo, ella fue más allá porque saco varias y las coloco en portarretratos, estratégicamente repartidos por la casa. Asegurándose que cualquiera que posara sus ojos en ellos reconociera la verdad sin tener que irla difundiendo todas las veces que alguien indiscreto osara preguntar. Se visualizó lanzándoles a la cabeza dichos retratos. Elliot, disfruto mucho del momento en que sus abuelos le mostraron aquellas fotografías, a la vez que le contaban las historias que remitían a aquellos recuerdos. A Arnold le llenaba de orgullo que su nieto fuera inteligente y a leguas se notaba que su nivel de entendimiento, así como el conversacional no e
JapónUno pensaría que sí, aquella mujer era despistada para todo, se olvidaría de su hijo, porque la vida se la resolvía Miranda en lugar de Elliot.Algunos días no hubo mayor problema, solo que no todo era blanco o negro cuando se trataba de Sisa, claro que se encontraba incómoda ante el hecho de que su compañía no estuviera, Miranda le facilitaba la vida casi igual que su hijo.Pero por las noches ella acudía a su habitación con la excusa de contarle una historia y no era otra cosa más que un pretexto para experimentar la cercanía y afecto que su hijo le proporcionaba.Cada día que pasaba ella notaba los pequeños actos que Elliot tenía con ella y los extrañaba, aunque en su cotidianidad los diera por sentados.Ya nadie la esperaba a su llegada ni le indicaba donde colocar los objetos, no había nadie que le recordara sobre alistar su bolso para el día siguiente, no tenía con quien dialogar sobre su trabajo.Hasta que ese cúmulo de detalles faltantes en su vida se hicieron insoportabl
San Francisco Un ambiente de emoción y felicidad era lo que se podía percibir en la casa de los Kingsley Harrington, la risa de Elliot y su voz melodiosa era escuchada por todos lados, ya que en su afán de aprovechar lo que más pudiera, su día lo llenaba de múltiples actividades. Y como no, si con la llamada que sostuvo con su madre estaba convencido de que el idílico momento que vivía pronto llegaría a su fin. Él estaba aún intentando pensar en una solución que le permitiera estar con ambos, conocía el término custodia compartida. Y a pesar de ello, veía complicado que su madre fuera adepta de querer pasar tiempo sin él, porque ella abiertamente lo declaraba, él era el motor que le daba empuje a su existencia. Todo se volvía más complejo al pasar los días, más cuando Prescott al llegar temprano de las oficinas y en su afán de conocer a Elliot lo llevo al jardín. El hombre lo había retrasado por bastante, sus padres le informaban sobre datos que fueran relevantes, solo que él quer
JapónSisa no puede creer la conversación que acaba de sostener con Prescott, en su mente solo debía pedir que le enviaran al niño, ¿quién querría un niño al que no se conoce?Para colmo ese pequeño la había dado por muerta, ¿acaso era eso una señal de que no la quería más en su vida?Muchos cuestionamientos le vinieron a la cabeza, por ejemplo, cómo es que Prescott le había llamado. ¿Su hijo? Eso de ninguna manera sucedería, ella había dado vida a ese niño, le cuido y más importante jamás por su mente le cruzo el deshacerse de él como se lo proponían los encargados de la beca.Porque gracias a ello perdió la beca que le habían ofrecido en Suiza, dejándola a la deriva en un país en donde no conocía a nadie, fue por su intelecto que se pudo hacer pronto con el patrocinio de otra institución en Finlandia.Y eso en su perspectiva la calificaba como la única con derecho de ser tutora de Elliot.No podía simplemente tomar sus documentos e irse por su hijo, porque, así como lo expuso Prescot
San FranciscoDe todos los escenarios que imagino Prescott, el que se acababa de desarrollar era uno que no contemplo.La Sisa que él conocía a penas si hablaba y cuando lo hacía nunca le llevaba la contra era muy... tonto de su parte esperar que ella no hubiera cambiado en estos años.En cuanto vio que Sisa camino, él la siguió, —mi auto está por acá.Para evitar que se fuera como pretendía, se le adelantó, tomo la maleta y fue en otra dirección, de ese modo se aseguraba que lo acompañara, que claro no fue de buena gana.—¿Puedo preguntar algo? ¿Acaso no estás ocupado? De verdad no es necesario que me asistas, ya tengo planeada mi ruta y mi estancia, saco el teléfono y leyó el nombre del hotel en el que tenía una reservación.Sin dejar de andar, Prescott le contesto —tú tienes tus planes y yo los míos. Serás mi huésped por lo que estés en San Francisco.Sisa apenas si le seguía el ritmo, aunque no fuera de prisa sus largas zancadas hacían toda la diferencia, al llegar a su vehículo, e
Seis años atrás... Los padres de Sisa pensaron que tendrían una vida feliz y con un futuro esperanzador, todo porque tuvieron la fortuna de tener una niña que les comunicaron era un genio. Lo que ellos vieron como tener los bolsillos llenos con dinero, gracias a lo que su hija con un brillante cerebro les daría. Todo eso eran solo sus anhelos, pronto se sintieron estafados, nunca imaginaron que ser genio requería de grandes inversiones, material de estudio, mejores instituciones educativas, tutores. Eso exigía dinero y ellos, aunque tuvieran trabajos que les daban para vivir decentemente. Jamás estuvieron interesados en cultivar el desarrollo de su hija, aún menos su protección. La joven genio después de ser de lo más expresiva, comprendió desde temprano que sus padres no eran los idóneos para contarles nada. Prácticamente, ellos arruinaron su desarrollo, hasta que una de sus profesoras no soporto la situación y empezó a inmiscuirse, ella contribuyó en gran medida a buscarle beca
El incidente llamó la atención, las autoridades universitarias entregaron al padre de Sisa a la policía y Prescott llevo a la chica a que la revisaran, lo único visible era una mejilla roja.Aunque Prescott hubiera querido estar más tiempo con Sisa, le era imposible, ya que tenía una cita, nada menos que con su padre y el consejo directivo, la importancia de aquello era porque ya era tiempo de que fueran conociendo al que más adelante sería el CEO.Más tarde no importo las veces que Prescott le cuestiono a Sisa por los detalles de lo sucedido, de los labios de ella no salía nada, también le costaba admitir que sus propios progenitores eran una desgracia como seres humanos.Decirlo en voz alta lo volvía cierto y real, pero eso en nada cambiaría su situación, así que desviaba la mirada y fingía no escuchar nada. Prescott evitó el tema y al poco tiempo todo volvió a su normalidad, bueno, lo que ellos venían desarrollando como tal.Los días pasaban y lo que más le gustaba a Prescott es qu