Mientras tanto en Japón...
Sisa llegó como de costumbre a casa, con una excepción, ya que había aceptado que una compañera de trabajo la llevase, regularmente ya tenía contratado ese servicio, porque ella era incapaz de siquiera imaginarse detrás de un volante.
Para entrar a su departamento bastaba con poner su huella dactilar y presionar el botón, agradecía el avance de las nuevas tecnologías, porque en más de una vez con las antiguas cerraduras donde tenía que poner una clave, ella simplemente la olvidaba.
La mayoría de las personas la admiraban por sus contribuciones en el campo de las ciencias biológicas, pero al conocerla en su vida cotidiana, no podían creer que aquella mujer fuera la misma, distaba mucho de lo que se esperaría de un genio.
Lo que desconocían es que su genialidad usaba su cerebro todo el tiempo, por lo que le restaba atención a lo demás. Era un poder de abstracción que tenía, volviéndola una idiota para todo lo demás.
Ya que su cuerpo conocía sus rutinas, simplemente entro y comenzó a despojarse de zapatos, abrigo, bolso y demás objetos. No se molestaba en ponerlos en su lugar, siempre tenía ayuda que se encargaba de ello.
Siguió hasta su habitación y hubiera proseguido con liberarse de sus prendas para ponerse el pijama, solo que sabía que algo no estaba del todo bien. Y era la ausencia de su hijo, que siempre la esperaba para asegurarse de que llegaba de una sola pieza.
Y aunque Elliot tan solo tuviera cinco años, desde temprana edad fue capaz de hacerse cargo de casi todo, entre él y su tía Miranda debían velar por el bienestar de su madre, por ello para Sisa había sido un regalo del cielo cuando el pequeño dio señales de autosuficiencia.
De ahí que este país fuera el mejor para que el niño se desarrollara, sin ser visto de forma diferente, porque aquí los niños eran animados a independizarse desde edades tempranas, si no lo creen, solo salgan una mañana y vean como por las calles transitan niños yendo solos a la escuela.
Sisa dejo lo que hacía y fue a buscar a Elliot a su habitación, luego la cocina, el cuarto de lavado, porque en las áreas comunes no le localizo tampoco. Había ocasiones que salía a realizar alguna compra, solo que no era el caso, pues no dejo nota que lo hiciera saber.
Un temor se apoderó de Sisa, que sería de ella sin su hijo, aunque sonara egoísta, ella había desarrollado una dependencia inusual. Los papeles se invirtieron, ella le necesitaba más a él que Elliot a ella.
Como siempre que necesitaba algo le marco a Miranda, su única amiga y quien se encargaba de resolverle la vida, ese era su trabajo. Una especie de asistente 24/7.
...
La pobre Miranda tendría que enfrentar a su querida amiga luego de lo que había hecho, pero para ese entonces Elliot ya estaría en San Francisco y es que ella creía que merecía esa oportunidad.
No estaba muy segura si debía darle algo de tiempo para que Elliot pudiera conocer a su padre o decirle a Sisa, donde se encontraba su hijo. Y las llamadas incesantes de su amiga la ponían cada vez más nerviosa.
La respuesta la tuvo cuando el mismo Elliot le envió un mensaje en el que le decía que se encontraba en casa de sus abuelos y que parecía que todo marchaba bien, por lo que decidió darle tiempo.
Esta vez Miranda le regreso la llamada a Sisa para tranquilizarla y evitar que hiciera alguna locura.
Le invento que Elliot tenía un curso del colegio en donde los llevarían a la otra punta del país, hasta se atrevió a preguntarle si no recordaba haber firmado el consentimiento. Aprovechando que Sisa pocas veces prestaba atención a las cosas que autorizaba o firmaba.
Miranda amaba a estas personas, solo que ambos con sus peculiares personalidades le hacían el trabajo aún más difícil.
Una semana antes...
En lo que Miranda organizaba las facturas que tenía de los gastos derivados de las compras del mes de esa familia, escuchaba como Sisa y Elliot se volvían a enfrascar en una de esas discusiones, y es que Sisa se negaba a decirle a su hijo quien era su padre.
Siempre le contaba una historia o excusa distinta, por ello Ellliot más le increpaba, ni siquiera Miranda sabía ese dato.
Pero esta ocasión fue diferente, porque jamás había visto llorar ese niño y hoy lo había encontrado en el cuarto de lavabo oculto sufriendo por no tener una figura paterna.
—¿Qué sucede? —le cuestiono Miranda con algo de temor, porque a pesar de ser un niño, él siempre parecía estar al control de su entorno, aquello era inusual.
—¿Por qué no puedo tener un papá, como los demás niños? —balbuceo Elliot entre sollozos.
—¿A qué te refieres?
—Estoy harto de no saber quién es mi padre y que en la escuela todos me molesten por no tenerlo—. Miranda de inmediato comprendió por qué el niño peleaba más a menudo con su madre por esa información.
Si bien Japón era un lugar de progreso, no lo era así su cultura sobre las familias, por ello la tasa de natalidad es baja, son muy pocas las familias monoparentales y además son mal vistas.
Unos días más tarde, Miranda tuvo la idea de cómo obtener la información que Elliot necesitaba, se imprimió un cuestionario de uno de los seguros de vida que Sisa debía llenar, pero como siempre ella terminaría haciéndolo.
Miranda le explico el motivo del cuestionario y Sisa le pidió como siempre que se hiciera cargo, a lo que acepto Miranda y solo le dijo que le respondiera las preguntas y ella haría el resto, una de las preguntas era sobre a quién debería acudir en caso de que Sisa muriera.
¿Qué pasaría con Elliot? ¿Quién debía cuidarlo? Con preguntas precisas la fue llevando hasta la respuesta que buscaba.
—Prescott Kingsley —fue su respuesta, aseguro que él podría darle una buena vida a su hijo.
Y aunque Miranda quiso aprovechar la oportunidad para sacar mayor información para así poderle proporcionar más datos al niño, solo pudo confirmar que aquel hombre con Elliot eran padre e hijo.
Y con ese nombre inicio una búsqueda que la verdad fue fácil, había tanto sobre aquel hombre, lo malo es que so propicio que Elliot se entusiasmará y orquestará un plan para ir a conocer a su padre.
En la actualidad...
Sisa no paraba de hacerle preguntas a Miranda, tenía el vago recuerdo de haber firmado documentos, sin embargo, no estaba segura para que habían sido.
Para su asistente era mejor que no lo recordara porque de hecho lo que le dio a firmar era el consentimiento para que Elliot viajara fuera del país.
—¿Cuándo dices que regresa? —por décima vez cuestionaba Sisa.
—Tranquilízate, si lo que te preocupa es, que harás en su ausencia, debo darte buenas noticias, yo iré a quedarme contigo hasta que él regrese.
—¡Oh, en serio! Eso será grandioso, porque justo ahora no sé qué hacer con la cena —solo suspiro Miranda, casi que compadecía a Elliot por tener a esa madre.
—Ya tomé mis llaves y voy saliendo, no hagas nada hasta que yo llegue —esta mujer fuera del laboratorio era un peligro.
San Francisco Tuvieron que pasar 72 horas para que el resultado estuviera listo, gracias a que era una prueba urgente y que no importaba el costo en el que se incurriera para agilizar la obtención de los datos. Algo que paso a ser meramente una formalidad, puesto que Olivia se había encargado de desempolvar los álbumes que contenían las fotos de su hijo, ella fue más allá porque saco varias y las coloco en portarretratos, estratégicamente repartidos por la casa. Asegurándose que cualquiera que posara sus ojos en ellos reconociera la verdad sin tener que irla difundiendo todas las veces que alguien indiscreto osara preguntar. Se visualizó lanzándoles a la cabeza dichos retratos. Elliot, disfruto mucho del momento en que sus abuelos le mostraron aquellas fotografías, a la vez que le contaban las historias que remitían a aquellos recuerdos. A Arnold le llenaba de orgullo que su nieto fuera inteligente y a leguas se notaba que su nivel de entendimiento, así como el conversacional no e
JapónUno pensaría que sí, aquella mujer era despistada para todo, se olvidaría de su hijo, porque la vida se la resolvía Miranda en lugar de Elliot.Algunos días no hubo mayor problema, solo que no todo era blanco o negro cuando se trataba de Sisa, claro que se encontraba incómoda ante el hecho de que su compañía no estuviera, Miranda le facilitaba la vida casi igual que su hijo.Pero por las noches ella acudía a su habitación con la excusa de contarle una historia y no era otra cosa más que un pretexto para experimentar la cercanía y afecto que su hijo le proporcionaba.Cada día que pasaba ella notaba los pequeños actos que Elliot tenía con ella y los extrañaba, aunque en su cotidianidad los diera por sentados.Ya nadie la esperaba a su llegada ni le indicaba donde colocar los objetos, no había nadie que le recordara sobre alistar su bolso para el día siguiente, no tenía con quien dialogar sobre su trabajo.Hasta que ese cúmulo de detalles faltantes en su vida se hicieron insoportabl
San Francisco Un ambiente de emoción y felicidad era lo que se podía percibir en la casa de los Kingsley Harrington, la risa de Elliot y su voz melodiosa era escuchada por todos lados, ya que en su afán de aprovechar lo que más pudiera, su día lo llenaba de múltiples actividades. Y como no, si con la llamada que sostuvo con su madre estaba convencido de que el idílico momento que vivía pronto llegaría a su fin. Él estaba aún intentando pensar en una solución que le permitiera estar con ambos, conocía el término custodia compartida. Y a pesar de ello, veía complicado que su madre fuera adepta de querer pasar tiempo sin él, porque ella abiertamente lo declaraba, él era el motor que le daba empuje a su existencia. Todo se volvía más complejo al pasar los días, más cuando Prescott al llegar temprano de las oficinas y en su afán de conocer a Elliot lo llevo al jardín. El hombre lo había retrasado por bastante, sus padres le informaban sobre datos que fueran relevantes, solo que él quer
JapónSisa no puede creer la conversación que acaba de sostener con Prescott, en su mente solo debía pedir que le enviaran al niño, ¿quién querría un niño al que no se conoce?Para colmo ese pequeño la había dado por muerta, ¿acaso era eso una señal de que no la quería más en su vida?Muchos cuestionamientos le vinieron a la cabeza, por ejemplo, cómo es que Prescott le había llamado. ¿Su hijo? Eso de ninguna manera sucedería, ella había dado vida a ese niño, le cuido y más importante jamás por su mente le cruzo el deshacerse de él como se lo proponían los encargados de la beca.Porque gracias a ello perdió la beca que le habían ofrecido en Suiza, dejándola a la deriva en un país en donde no conocía a nadie, fue por su intelecto que se pudo hacer pronto con el patrocinio de otra institución en Finlandia.Y eso en su perspectiva la calificaba como la única con derecho de ser tutora de Elliot.No podía simplemente tomar sus documentos e irse por su hijo, porque, así como lo expuso Prescot
San FranciscoDe todos los escenarios que imagino Prescott, el que se acababa de desarrollar era uno que no contemplo.La Sisa que él conocía a penas si hablaba y cuando lo hacía nunca le llevaba la contra era muy... tonto de su parte esperar que ella no hubiera cambiado en estos años.En cuanto vio que Sisa camino, él la siguió, —mi auto está por acá.Para evitar que se fuera como pretendía, se le adelantó, tomo la maleta y fue en otra dirección, de ese modo se aseguraba que lo acompañara, que claro no fue de buena gana.—¿Puedo preguntar algo? ¿Acaso no estás ocupado? De verdad no es necesario que me asistas, ya tengo planeada mi ruta y mi estancia, saco el teléfono y leyó el nombre del hotel en el que tenía una reservación.Sin dejar de andar, Prescott le contesto —tú tienes tus planes y yo los míos. Serás mi huésped por lo que estés en San Francisco.Sisa apenas si le seguía el ritmo, aunque no fuera de prisa sus largas zancadas hacían toda la diferencia, al llegar a su vehículo, e
Seis años atrás... Los padres de Sisa pensaron que tendrían una vida feliz y con un futuro esperanzador, todo porque tuvieron la fortuna de tener una niña que les comunicaron era un genio. Lo que ellos vieron como tener los bolsillos llenos con dinero, gracias a lo que su hija con un brillante cerebro les daría. Todo eso eran solo sus anhelos, pronto se sintieron estafados, nunca imaginaron que ser genio requería de grandes inversiones, material de estudio, mejores instituciones educativas, tutores. Eso exigía dinero y ellos, aunque tuvieran trabajos que les daban para vivir decentemente. Jamás estuvieron interesados en cultivar el desarrollo de su hija, aún menos su protección. La joven genio después de ser de lo más expresiva, comprendió desde temprano que sus padres no eran los idóneos para contarles nada. Prácticamente, ellos arruinaron su desarrollo, hasta que una de sus profesoras no soporto la situación y empezó a inmiscuirse, ella contribuyó en gran medida a buscarle beca
El incidente llamó la atención, las autoridades universitarias entregaron al padre de Sisa a la policía y Prescott llevo a la chica a que la revisaran, lo único visible era una mejilla roja.Aunque Prescott hubiera querido estar más tiempo con Sisa, le era imposible, ya que tenía una cita, nada menos que con su padre y el consejo directivo, la importancia de aquello era porque ya era tiempo de que fueran conociendo al que más adelante sería el CEO.Más tarde no importo las veces que Prescott le cuestiono a Sisa por los detalles de lo sucedido, de los labios de ella no salía nada, también le costaba admitir que sus propios progenitores eran una desgracia como seres humanos.Decirlo en voz alta lo volvía cierto y real, pero eso en nada cambiaría su situación, así que desviaba la mirada y fingía no escuchar nada. Prescott evitó el tema y al poco tiempo todo volvió a su normalidad, bueno, lo que ellos venían desarrollando como tal.Los días pasaban y lo que más le gustaba a Prescott es qu
Prescott estaba teniendo el sueño más placentero, se siente como en uno de esos sueños húmedos que tenía tiempo que no experimentaba, quizá por la carga de la Universidad, el internado que hacía y llenar las expectativas.La sensación placentera se incrementaba, no quería abrir los ojos, hasta que sintió la humedad en su cuello, fue un leve aleteo, de nuevo, pero del otro lado, podía arruinarse de despertar.Solo abrió un ojo y en ese momento se le erizaron los vellos y hasta apretó las manos en puños con el vaho tan cálido que acaricio su piel, lo que lo llevo a abrir el otro ojo, fue el sonido tan sexual que escuchó.Era Sisa que estaba encima de él, aún abrumado por las sensaciones que le proporcionaban los movimientos de cadera de ella, no tenía en él la fuerza de rechazar ese placer. Ahora que estaba consciente, quería más.Busco los labios de la mujer que le repartía besos por el cuello, la temperatura de ella era de lo más caliente, a la vez quisiera que una brisa lo refrescará