CAPITULO DOS

CAPÍTULO DOS

El primer mes estaba siendo un poco duro para mi, después de tantos años sin hacer ejercicio estaba un poco desentrenada a pesar de que iba al gym , pero lo más difícil fue, mi hijo, lo extrañaba cuando estaba trabajando. Pero el lado bueno era cuando llegaba a casa. ¿Cuál era ese lado bueno? te preguntarás, pues si mi pequeño. Es cuando abro la puerta de casa y veo a mi hijo venir corriendo hacia mí con sus bracitos abiertos mientras dice mami, su sonrisa y esa gracia que tiene cuando corre con sus piernitas . Ese es el lado bueno.

Luego de tomar a mi niño en brazos, saludé a nana y sentándome con mi pequeño en el sofá le hacía pedorretas en el cuello, porque era lo que más le gustaba, siendo la música más linda que se podía escuchar, su sonrisa.

— ¿Hola cariño como estas hoy?  — preguntó Nana

-—  Por cierto, llamó David quería hablar contigo, se puso al teléfono el pequeño que no veas cómo le hablaba a su padre.  — me dijo 

Nana ha estado con nosotros desde que nació mi hijo,hace ya cinco años. Ella es como una madre para mí y una abuela para mi pequeño. A pesar de sus setenta años, es muy activa, vital y muy, muy cariñosa. No sé qué haría sin ella ahora. Ella fue mi apoyo en mi constante sufrimiento mientras estuve casada con David.Después de acostar al pequeño, nos sentamos los dos en el sofá para tener un rato de tranquilidad y contarnos cómo nos fue el día mientras tomábamos café.

— ¿Qué tal tu día, nana? — Pregunté

— Bueno, fuimos de compras y el bichito me hizo comprarle un juguete, no puedo negarle nada jajaja. ¿Y tú qué tal?

— Estoy un poco cansada, pero aunque no sé si lo creas, extraño al cabrón de David

— Cariño, lo has amado más que a tu vida, pero también te he visto sufrir y llorar mucho por él, ahora te toca a ti ser feliz por ti y por Cristofer.

Al día siguiente mientras me estaba duchando escuché Nana en la cocina preparando el desayuno, cuando salí ya vestida y lista para marcharme, vi café y unas tostadas en la mesa.

— Buenos días nana, qué madrugadora estás hoy  —le dije

Me levanté temprano porque sé que siempre te vas, sin desayunar, así que ya sabes que me vas a tener aquí todas las mañanas. _ Dijo

—No te preocupes tanto, luego almuerzo bien y recobro fuerzas, aunque te agradezco el café, no se puede decir que dormí mucho.

Antes de irme me acerqué a la cama de mi hijo, al ver que dormía como un ángel, deslicé mis dedos por su suave mejilla para no despertarlo, le di un besito en la frente,marchandome después para el trabajo.

Cuando llegué al trabajo un compañero me dijo que el jefe quería verme de inmediato, dejé mi bolso en mi escritorio y fui a la oficina de Cam tocando la puerta con los nudillos dándome permiso mi jefe para entrar.

— Buenos días jefe, ¿querías verme?  — pregunté 

- Si princesa, veo que Emily y tú os lleváis, estoy muy feliz,  —dijo

— Emily, es muy buena policía y excelente persona. Pero no creo que por eso me hiciste venir a tu oficina  respondí

— Hay un asunto que quiero discutir contigo, pero por ahora debe quedar entre tú y yo. El FBI ha infiltrado a tres de sus agentes en una operación de tráfico de drogas en una empresa dirigida por dos hermanos, el caso es que me han pedido que te pregunte si estás dispuesta a ayudarlos en esta operación ya que trabajaste para ellos anteriormente.

— Tú sabes que, antes yo estaba con David y no podía, pero ahora no sé.

— No te preocupes, el pequeño y nana se pueden quedar en mi casa, mi hija estaría encantada con el pequeño, aunque después no sé si te dejará llevarlo jajaja.

— En ese caso, diles que cuenten conmigo, aunque me gustaría verte hacer de abuelo jajaja.

Riendo salí de la oficina y antes de llegar a mi mesa, Emily se acercó a mi bailando, se notaba que estaba muy feliz.

— Mírala qué feliz, ¿qué ganaste la lotería? — dije.

— Anda y cállate, te invito a desayunar porque me suenan las tripas, pero pagas tú,  — me dijo.

Cogí mi bolso y cogidas del brazo nos dirigimos a los ascensores. Ya en la calle cruzamos la calle para ir a la cafetería que estaba enfrente, sentándonos en una mesa apartada cuando entramos. Pedimos dos cafés con dos bollos al camarero que amablemente nos atendió.

— Y tu pequeño me lo presentaras, ¿verdad?  —  Dijo Emily

— Mi pequeño está muy bien, nuestra vida ha cambiado mucho desde que David y yo nos divorciamos

.—¿Y has pensado en salir una noche de fiesta y tener sexo con un hombre? Conozco a alguien que estaría dispuesto a  hacerte un favor y luego si te he visto no me acuerdo.

— ¿Qué dices tía, nooo? Ya he tenido suficiente con David, estoy pasando de los hombres por ahora.

— No Celeste, eres linda, tienes un cuerpo de escándalo y también hay que regar las nalgas porque se van a atrofiar, vamos tía anímate y dime que sí por favor, por favor.

— Sabes que estás loca  — dije riendo

— Vamos Celeste, eres joven y cualquier hombre estaría encantado de llevarte a su cama y darte un buen polvo, dime que sí

 Cuando nos trajeron la orden y el camarero  se fue asentí dándo Emily un pequeño grito mirándonos todo lo que había en la cafetería.

— Pues tu ganas, hablaré con nana, pero tendré que comprarme ropa bonita, ya que casi todo lo que tenía lo he regalado.

— Cómo salimos del trabajo a las tres, comemos por ahí y vamos de compras,  — dijo.

Al día siguiente, estaba preparando varios informes cuando recibí una llamada de la niñera, asustada pensando que algo andaba mal con mi hijo, atendí la llamada enseguida.

— ¿Pasa algo nana? ¿Cristófer está bien? -—pregunté preocupada.

— Estamos bien pero cariño, ¿puedes venir a casa ahora? David está aquí, dice que se lleva a Cristofer a pasar unos días con él  — dijo.

— Sí claro, hablaré con mi jefe y voy a casa enseguida, gracias por llamarme.

Dejé el móvil en el bolso muy nerviosa, puse los informes en el cajón. Fui a la oficina de mi jefe para hablar con él.

— ¿Qué te pasa Celeste?  — Me preguntó.

— David está en mi casa y tiene la intención de llevarse a mi hijo, necesito irme ahora.

— Vete ahora, pero llámame más tarde, ¿de acuerdo?.

Salí de la oficina muy preocupada, algo que no pasó desapercibido para mi amiga.

— ¿Qué ocurre? Necesitas ayuda  — dijo

— No te preocupes me voy a casa mi ex está allí  — le respondí.

— Quieres que te acompañe, le puedo romper las piernas si se vuelve tonto

— No te preocupes prefiero estar bien con él bien por mi hijo, de todos modos gracias por tu oferta, me gustaria verlo, - le dije.

 Cogí mi bolso y salí apresurada del edificio, tomando el primer taxi que pasó. Cuando llegué a casa y fui a la sala, vi a David sentado en el sofá jugando con nuestro hijo. Intercambiamos miradas dándome un escalofrío por todo el cuerpo porque aún lo amaba. Mi pequeño, al darse cuenta de que yo estaba allí, se levantó del sofá para correr a mis brazos.

— Mami, mami, ha venido papá, ven.  — me dijo tomándome de la mano, acercándose a su padre

— ¿Me puedes explicar por qué vienes a mi casa sin avisarme antes? — pregunté

— Porque cuando te llamo nunca contestas el teléfono pero no te preocupes, no iba a llevarme a mi hijo sin estar tú,  — me contestó

— ¿Qué quieres?

— Llevarme a mi hijo unos días de vacaciones.

— Está bien, tienes todo el derecho, pero la próxima vez avísame con anticipación y si no contesto tu llamada, ya sabes dónde trabajo, llama a Cam, él me dará tu mensaje.

— Nana ¿Has hecho la maleta de Cristofer?

— Sí cariño y quédate tranquila, sabes que lo cuidaré mucho  — dijo nana

Antes de que se fueran, nana me dio un fuerte abrazo, tomé a mi hijo en brazos dándome él unos besitos preciosos en la cara.

— Mami sabes qué , te voy a extrañar mucho.

— Yo también ratoncito y portate muy bien con nana y papá

Cuando lo dejé en el piso después de darle muchos besos, tomé su maleta dándosela a David, lo cual me arrepentí tan pronto como lo hice, ya que aprovechó el momento de debilidad mía para atraerme a su cuerpo con fuerza, dejando nuestros labios muy cerca, al punto que ambos sentíamos nuestra respiración. Observé esos hermosos ojos azules hipnotizantes mientras mi corazón latía muy rápido, rozó mi mejilla con sus dedos haciéndome cerrar los ojos, mojar mis bragas y hacer temblar mi cuerpo de esas caricias que tantas veces me hicieron llegar a un clímax indescriptible. Fue un momento que si me hubiera levantado y llevado a la cama, me hubiera sometido a él como cualquiera de sus muchas putas, ya que con sus manos y su boca te hacía ver el paraíso, era un amante maravilloso.

— Aún me deseas, te tengo tan cerca que noto tu cuerpo temblar, como cuando te tenía entre mis brazos haciendote el amor , vuelve conmigo aún te amo Celeste — me dijo

— No seas tan idiota , cuida mucho a nuestro hijo, porque si le pasa algo, donde te escondas, te buscare para matarte, te lo advierto,  — le respondí.

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