CAPITULO TRES

CAPITULO TRES

Ese mismo día en la noche, Emily y yo salimos de fiesta. Primero fuimos a un restaurante italiano, pedimos dos pizzas y vino, salimos del italiano, cantando, bailando y riéndonos de lo borrachas que estábamos por el vino jajajajaja.

Mi amiga se quedó esa noche en mi casa a dormir, porque aunque hubiera tomado un taxi para ir a su casa, no nos entendíamos hablando, vamos, se nos traba la lengua riéndonos contagiosamente ya que estábamos completamente borrachas.

Al día siguiente me desperté muy tarde y con un fuerte dolor de cabeza ya que no estaba acostumbrada a beber pues llegamos a mi casa muy muy borrachos. Después de ducharme me tomé un café con dos pastillas para despejarme, pero Emily tampoco estaba muy bien, parecíamos unas brujas desaliñadas jajaja.

_ Buenos días Emi.-

— Por favor, Celeste, no grites, me duele la cabeza, _me dijo

— Tómate un café fuerte y unas pastillas que te dejarán nueva, que borrachera cogimos anoche, _le respondí

Pasamos todo el día tiradas en el sofá, pidiendo comida por teléfono, Por la noche nos duchamos y nos vestimos para ir a un club muy conocido por Emili. Nos maquillamos con tonos no muy llamativos, nos dejamos el pelo suelto, pintandonos los labios con un color muy llamativo, mi vestido era color hueso claro a medio muslo y con escote delantero terminado en pico. Emily prefirió un vestido tubo corto a la rodilla con escote palabra de honor y zapatos de tacón.

Una vez arregladas cogimos los bolsos saliendo de mi casa porque el taxi que habíamos pedido ya nos estaba esperando en la puerta.El taxista nos dejó en la dirección que ella indicó. Cuando bajé del taxi, había un edificio imponente frente a mí que tenía letras muy grandes iluminadas con luces de neón.

— Emily ¿a dónde diablos me has traído? — le pregunté

— Cállate y déjate llevar esta noche, ¿cuánto tiempo hace que no follas? — respondió

Mientras nos acercábamos a la entrada, el portero saludó a mi amiga, el hombre era Robusto, vamos, su cuerpo era todo músculo y estaba vestido todo de negro

— Buenas noches Claudia  — lo escuché decir, sorprendiéndome porque no entendía por qué la llamaba así.

— Buenas noches Oscar, hoy vengo con una amiga, todo parece estar muy tranquilo, ¿no? —respondio Emily

— Si la dejo pasar y se enteran, me meteré en problemas, ¿entiendes?

— Vamos grandote, hazme este pequeño favor, te recompensaré y lo sabes,

— Solo esta vez Claudia, sabes que me pueden despedir, espero que la recompensa valga la pena- respondió el portero.

Cuando entramos al club se nos acercó una chica dándonos una especie de máscara, así que aproveché para preguntarle a mi amiga, porque la llamaban Claudia.Me dijo que en ese club nadie decía su nombre real y que si me lo pedían dijera que mi nombre era Sheila.

Nos pusimos las máscaras y continuamos por un pasillo que estaba débilmente iluminado con luces rojas.

Fuimos a donde estaba sirviendo un moreno que solo tenía una corbata en el cuello y un pantalón tan ajustado que marcaba todo de lo que podía presumir, vaya, lo que tenía el camarero me hubiera traspasado por completo, el chico estaba como para hacerle un favor y no cobrarle.

— Buenas noches Claudia, vas a tomar lo de siempre supongo  — dijo el camarero

— Si cariño y otro para mi amiga, aunque te diría que para ella un poco más fuerte, es su primera vez aquí

Mientras nos servían la bebida miré fijamente toda la sala donde estábamos, parejas hablando, tríos bebiendo, aunque no se conocía a nadie por las máscaras. Pero un hombre llamó mi atención, dándome la sensación de que lo conocía, aunque no podía estar segura porque la máscara cubría gran parte de su rostro. Estaba sentado solo en una mesa con un vaso que parecía whisky en la mano, cuando nos miramos a los ojos me dio una especie de escalofrío por todo el cuerpo.

— Hola, escuché a mi espalda,_dándome la vuelta viendo a una mujer de cabello oscuro detrás de nosotros.

— Hola Lucí, ¿cómo estás? _ dijo mi amiga,_ mira, te presento a mi amiga Sheila, ella está en sequía y necesita un poco de lo que ya sabes,  — le dijo mi amiga

— Como eres Claudia, a ver si vienes aquí algún día,cuando todo esté más tranquilo y nos tomamos un trago, tú y yo, me encanta hablar contigo, respondió la mujer

— Bueno, me voy, ya he visto a mi hombre, Sheila, por si te apetece, la primera en volver al bar, espera a la otra, ¿vale, cariño?

— Tranquila Claudia, déjala en mis manos, sabes que yo la cuidaré.

— Pues tú y yo nos hemos quedado cariño, dime una cosa, ¿cómo te gustaría que fuera tu hombre? Les aseguro que no tienen enfermedades, somos un club muy selecto, aquí no entra cualquiera que no cumpla con ciertas condiciones

— Eso me tranquiliza mucho, hay un señor sentado en esa mesa de la derecha que no ha parado mirándome desde que entré  — dije

Muy bien has tenido muy buena elección, eres bastante linda y tienes muy buen cuerpo, ven conmigo, te acompaño para que conozcas un poco todo el lugar , aunque ya sé en qué habitación vas a estar.

Cogí mi bolso y mi vaso para acompañar a Lucy y aunque todavía me siento vigilada por el hombre que sigue sentado, mi cuerpo sigue sintiendo esa sensación de deseo hacia él, algo que me sorprendió porque sabía que no nos conocíamos. Al pasar, nos saludó levemente, levantando su copa con una media sonrisa en los labios.

Después de mostrarme algunas habitaciones, Lucy me llevó a una habitación donde había una cama redonda con sábanas de seda rojas en medio, un minibar y un sofá. Por supuesto, la iluminación era roja, pero con poca luz, apenas se podía ver el interior.

— Bueno cariño, ponte cómoda y créeme, el hombre que va a entrar por la puerta te hará olvidar que hay un mundo afuera, — dijo

— Está bien, gracias aunque estoy un poco nerviosa, no he tenido relaciones con nadie hace bastante tiempo  — respondí,

Deje mi bolso en el sofá y el vaso en el minibar sudandome las manos, cuando de repente escuché cerrarse detrás de mí la puerta de la habitación

— No te des la vuelta  — escuché a un hombre con voz distorsionada 

— Eres muy hermosa — dijo

— Gracias, estoy nerviosa pero

— No te preocupes, soy muy paciente con las mujeres. — dijo mientras sentía como se acercaba a mi

. De repente sentí sus manos acariciando y besando mis brazos con su boca caliente, obligándome a cerrar los ojos. Me quito el pelo de la nuca, me desabrocho el vestido cayendo este inmediatamente al suelo, me desabrocho el sujetador dejándolo en el sofá. No podía soportarlo más, tenía ganas de estar con ese hombre y su paciencia me estaba volviendo impaciente. Puso sus manos sobre mis senos, acariciándome, haciéndome echar la cabeza hacia atrás, apoyándola en su hombro, lo cual aprovechó para hacerme sentir su boca. en mi boca dándome un pequeño mordisco en el labio, haciéndome notar en mi culo lo dura que ya estaba su polla.

— Apóyate en la cama para mí —me dijo 

Le obedecía con la sensación de necesitarlo dentro de mí, pero suavemente y besando mis piernas me quitó la tanga, separó mis piernas con su pierna mientras acariciaba y besaba mi espalda. Lo escuché desabrocharse los pantalones, quitándoselos después.

— ¿Quieres que juguemos?  —me preguntó

— Si, ¿por qué no? Estaría bien, me gusta hacer cosas que nunca he hecho y menos con un extraño 

— Me gustan las mujeres decididas, ponte de rodillas en la cama y no mires para  atrás,  —me dijo 

Le obedecí con el deseo de sentirme llena de él, pero de repente noté algo frío desde mi ano hasta mi clítoris, lo que me dejó perpleja porque no sabía lo que estaba haciendo. Mientras acariciaba mi clítoris con sus dedos, sentí su boca en mi espalda, besándome, pasando su lengua, haciéndome sentir lo que hacía mucho tiempo que no sentía. Note  como me metió algo dentro de mi, y poco después unas vibraciones que me hicieron gritar de placer con un maravilloso orgasmo.

Eso es disfrutar, me gusta oírte chillar de placer, eres tan hermosa, — dijo

— Qué me has metido  —dije jadeando

— Shhh, disfruta, no hables, acuéstate boca arriba en el cama, tus tetas me esperan

Me acosté de espaldas en la cama, pero cuando sus labios se acercaron a los míos, esos ojos verdes me trajeron muchos recuerdos de un hombre al que amé mucho. Tomó mis manos poniéndolas sobre mi cabeza, pasó su lengua por mis duros pezones mordiéndolos haciéndome arquear mi cuerpo, sentí las vibraciones dentro de mí nuevamente mientras él bajaba a mi pubis pasando su lengua caliente por mi clítoris después.

— Joder quién eres, me estás volviendo loca, Dios, ya no puedo más, para con ese juguete  — dije cuando tuve mi segundo orgasmo.

Sacó el juguete de mi vagina, se arrodillo entre mis piernas, momento en el que tuve la oportunidad de verlo desnudo, viendo el tamaño de su polla, pensando que me iba a destrozar por dentro, aunque yo seguía pensando que había visto esos ojos verdes en el hombre que un día ame con locura.Me penetró sin darme tiempo a hacer nada, chupó y mordió cada pezón, sus labios se hicieron dueños de los míos, devorándonos a los dos.

— Shhh — Susurró en mi cuello

Me cogió de las caderas embistiendo más y más fuerte, envolví mis piernas alrededor de su cintura deseando que nunca saliera de mí, pero salió dejándome vacía por dentro. Bajó a mi coño, lamiendo mi clítoris con deseo ardiente mientras metía sus dedos dentro de mí

— Correte en mi boca C —me dijo sin entender eso C. pero no le pregunté quería el orgasmo que estaba a punto de tener

 Grité con todas mis fuerzas cuando llegue al clímax mi, dejándome sin voluntad propia hasta que me penetró de nuevo y me embistió con mucho más deseo, poco después ambos alcanzamos un clímax como nunca lo había tenido. Salió de mí besando mi cuerpo, lo que aproveché para quedarme en posición fetal, no me esperaba la forma de follar de ese hombre. Segundos después, y sin despedirse, abrió la puerta, desapareciendo de mi vista, aunque al cabo de unos minutos vi entrar a una mujer, era Lucy, .

— ¿Cómo fue la experiencia?  — preguntó

—Dios mío, de dónde salió ese hombre, apenas puedo moverme, quisiera volver a sentirlo, ¿sería posible?

— Cariño, si quieres puede ser, yo me encargo, no tengas prisa, descansa un poco,  — dijo

Cuando me recuperé un poco me di una ducha, me vestí después y bajé donde había quedado con mi amigo, estuve buscando por todos lados, buscando a ese maravilloso hombre, pero cuál fue mi decepción ya que no lo vi por ningún lado .

— ¿Qué tal la experiencia?  — me preguntó Emily

— Muy bien, ya quiero volver, que hombre, que orgasmos, que dulce labios, todo de verdad.

Nos despedimos de Lucy y cuando salimos a la calle el portero nos preguntó si lo habíamos pasado bien, llamándonos a un taxi después, pero allí mismo se despidió Emily de mi ya que tenía una cita con unos amigos suyos. Cuando el taxi me dejó en la puerta de mi casa y entré me fui directamente a mi cama, me desabroché el vestido dejándolo caer al piso, me quité la ropa interior para ponerme el pijama pero decidí acostarme por un momento en la cama., cerré los ojos pensando en las caricias de ese hombre, sus labios recorriendo mi cuerpo, sus manos acariciando mi clítoris, su boca en mis pechos, lamiendo y mordiendo mis pezones, estaba tan emocionada que no me di cuenta que estaba masturbándome hasta gritar de placer, quedándome dormida inmediatamente.

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