UNIVERSIDAD DE CALIFORNIA
DIEGO Es el primer dia de mi último año en la universidad, ya han pasado tres años desde que vine a estudiar aquí, al principio adaptarme a este estilo de vida y a esta cultura fue difícil, a pesar de dominar perfectamente el idioma, porque mi padre me habia hecho estudiar inglés y francés, y me di cuenta de lo útil que sería saber eso en mi carrera. Estudiaba negocios internacionales, porque al igual que mi padre, era bueno para eso , solo que no quería estar bajo su influencia en mi pais de origen, ya que él era un empresario reconocido, y mi madre, una diseñadora muy exitosa y por eso decidí cursar la universidad en otro continente y hasta el momento, me habia ido muy bien. Buscaba desesperadamente un sitio para estacionar mi jep todo terreno, porque llegaría tarde a mis clases, mi vehículo no era un modelo reciente, más bien era de segunda mano, asi lo habia decidido, porque mi madre me acostumbró a no hacer alarde de mi estatus, asi que no tenia tanto cuidado con él, entonces, de pronto, vi un espacio libre y me avalance por él. Casi llegaba al lugar cuando de pronto una chica se atravesó en mi camino y la derribé por el contacto con el auto, aunque ya habia disminuido la velocidad, no logre esquivarla. Me bajé rápidamente y la vi sosteniendo su pierna por el dolor. "Hostia" - ¡Oye te atravesaste en mi camino!- le grité. - ¡No puedes circular tan rápido por aquí, idiota! - 'Hostia, joder' - vi mi reloj- voy a llegar tarde a mi primer clase, ¿estás bien? Levantó su rostro, y unos bellos ojos claros, casi transparentes me miraron, su cabello rubio rojizo caia desordenado sobre su frente, una nariz respingona y unas simpaticas pecas en sus pómulos completaban el cuadro, pero fueron sus labios carnosos los que llamaron mi atención, y no podía dejar de mirarlos. - ¡Hey!- dijo chasqueando sus dedos frente a mi cara - mira mis ojos, ¿vas a ayudarme o qué? La tomé de las manos y la puse en pie, pero al recargarse, volvió a dolerle su pierna y la sostuve por la cintura para que no cayera. -Joder, tendré que llevarte al hospital. - ¿Eres español? - Si, ¿tienes algún problema por eso?- respondí irritado. - Ninguno, solo era. . . curiosidad- me miró con el ceño fruncido- no te acomplejes por eso. La subí a mi jep y la llevé hasta el hospital más cercano. - ¿Disculpe podria ayudarme? - dije a un enfermero que entraba al hospital- es que golpeé a una chica con mi auto y le duele la pierna. - Claro, espere un momento - después volvió con una silla de ruedas, la cargué para sacarla del auto y la ayudé a sentarse en la silla. * Esperé por un largo rato, y vi la hora en mi reloj, ya habia perdido varias clases el dia de hoy, pero no tenía más remedio, lo que habia pasado era mi responsabilidad. - ¿Joven? -me llamó el médico de urgencias- la señorita tiene una fisura en el tobillo, le pusimos una férula, no podrá apoyar la pierna por unas semanas, y tendra que usar muletas. - ¡Joderrr! - murmuré, peinando mi cabello hacia atrás por la frustración. - ¿Usted pagará los gastos por la atención?, recuerde que este hospital es privado. - Si, si, lo hare, lo que sea necesario. Pagué la factura, y seguí esperando a la chica, hasta que finalmente la vi, y me di cuenta de que no sabía ni su nombre. *** - Bien, ¿a dónde te llevo? - le pregunté cuando ya ibamos en mi auto. - Me quedo en el campus, voy a la escuela de artes. - ¿Qué? ¡debo atravesar el puente! - Claro que no, vivo en la unidad 5, de este lado, tonto - respondió molesta. - Vale, no tienes que ser tan irritante. Avancé en silencio, pensando, si mi padre se enteraba, seguro que me reprenderia, fue muy claro cuando me enseñó a conducir ' no seas imprudente ' y eso fue exactamente lo que hice, ser imprudente. - Si estas en artes, ¿que hacías tan cerca de la escuela de negocios? - Iba a visitar la galería, queria tomar el autobús hacia allí pero. . . me perdí- dijo apenada. Sonreí, esa era la cosa más dulce que había escuchado, además la vi sonrojarse y eso era muy bello, llegamos a su dormitorio, bajé las muletas que habia conseguido en el hospital y se las di. - ¿Podrás subir tú sola? - Si, estoy en el primer piso, además hay ascensor. - Disculpa por haberte lastimado, te llevaré a tus clases por la mañana, es lo menos que puedo hacer. - No es necesario, yo puedo, no te preocupes, soy Ava, por cierto, Ava Davis. - Diego - exclamé dándole la mano . . . soy Diego Ferrer- no aceptaría una negativa- ¿a qué hora vengo por tí. . . ?AVA EN EL DORMITORIO Comenzaba a dolerme la pierna, así que me tomé los analgésicos que me habian dado en el hospital, y me recosté en mi cama, ¿Cómo es que me había pasado algo tan estúpido? Iba caminando distraída buscando la ruta correcta del autobús que quería tomar hacia la galeria, solo que eso no se lo dije a Diego, el tonto que me golpeó con su auto. - Ava, ¿Qué te pasó?- dijo sorprendida mi amiga al verme, cuando llegó de sus clases. Allison era mi amiga y compañera en la habitación del campus, nos resultaba mejor de esa manera, porque pagamos menos por el alojamiento, aunque ella estudiaba filosofía. -Crucé por el estacionamiento y un estúpido me arrolló, y ahora tengo que llevar esto por unas semanas hasta que sane - señalé mi férula. - Dime quién es para poder ir a golpearlo- hizo un gesto, golpeándose repetidamente la mano abierta con su puño. - Gracias, pero, la verdad es que se portó muy bien, me llevó al hospital y se hizo cargo de todos los gastos, hasta
DIEGO Trascurrieron dos semanas, ya me sentia fatigado por tanto ir y venir todos los dias, porque debía levantarme más temprano para poder llevar a Ava a sus clases y luego llegar a tiempo a las mías, no veía el momento en que le quitaran la férula de su pierna para poder dejar de hacer esto. Ese dia me llamó mi padre, porque vió los movimientos de la tarjeta de crédito y se preocupo, pero después de explicarle todo se enfadó. ** - ¿Acaso no te dije que tenias que ser prudente?- mencionó algo tenso- Eso pudo haber sido peor, y estarías en un problema más grande. - Lo sé papá, pero ya lo resolví, de hecho estoy llevando a la chica a sus clases, hasta que pueda moverse con normalidad. - Bien, pues espero que aprendas la lección, y no vuelva a ocurrir algo asi ¿entendiste? - Si papá, y no le digas a mamá. - Muy tarde, dijo que después hablará contigo, ya sabes que yo no tengo secretos para ella. - Lo sé, papá- exclamé resignado - hablamos luego.** Resoplé, hablar con
AVA Diego se quedó de pie, frente a mi, en la entrada del dormitorio, mirándome fijamente, me habia ayudado a salir del auto, y tuve que abrazarme de él porque casi me caia. - Disculpa por haberte abrazado- me sentía apenada. - No lo hagas, no te disculpes, al final la culpa es mia por arrollarte. Debia decirlo, porque no era de las personas que sabían mentir. Bajé la cabeza - Debo confesarte que, iba distraída ese día, estaba frustrada por haberme perdido y no puse demasiada atención al cruzar el estacionamiento, lo siento - puse una sonrisa tensa, de disculpa. - Como dije, no es necesario, ¿vale?- tomo mi barbilla y me hizo mirarlo, sus ojos grises me tenian fascinada, pero eso, no podía confesarlo. - Tus ojos son tan bellos- afirmó. Baje mi rostro, el calor subía y bajaba por mis mejillas, sentia que me sonrojaba y no podia hacer nada para controlarlo. - Ava, ya me voy, recordé que tengo algunas. . . tareas. . . pendientes, pero nos veremos mañana temprano. - R
DIEGO ¡Flipaba en colores! las semanas que pasaron habian sido de pura tentación, llevándola tan cerca de mi en mi auto, y sin poder tocarla, porque desde el dia que la conocí, solo había pensado en cómo se sentiria besar sus labios, y ahora. . . ya lo sabia, el problema era que queria seguir haciéndolo y no podia comprometerme demasiado. ***** Al contrario de a sus amigos, a ella podía escucharla hablar durante horas de su pasión por el arte y la fotografía, que era a lo que queria dedicarse, la miraba mientras hablaba, con mi cabeza apoyada en mi mano, viendo los gestos exagerados que hacía con sus manos y sonreia cuando imitaba el sonido del clic de una cámara. - Pero solo estoy hablando yo, ¿no piensas decir nada? - Solo te observo y te escucho - respondí mientras me llevaba una palomita de maiz a la boca, estabamos sentados en el parque cerca de su dormitorio, hicimos un pequeño picnic y ya solo quedaban las palomitas. - Dame- dijo enérgica. - Nooo, son mías.- abr
DIEGO - ¿¡Que no somos nada!?- dije alterado- he metido mi lengua en tu boca no se cuántas veces y he sentido la calidez de tu cuerpo pegado al mio cuando me besas ¿y te atreves a decir que no somos nada?. Sali del auto, y cerré la puerta bruscamente, debia calmarme, en eso era muy parecido a mi padre, con su caracter explosivo, me agaché, respiraba con dificultad, y me concentré solo en eso. - Respira, solo respira- me dije. No sabía que los ejercicios de relajación de mi madre me servirían en este momento. Por fin me calmé, y entonces me di cuenta de la absoluta y cruda verdad, de que ella y yo, no podriamos llegar a ser nada más, ni siquiera amigos con derechos, por mucho que lo quisiera, porque no seria justo para ninguno de los dos. Entré al auto, arranqué y la llevé en silencio hasta su edificio. - Diego. . . - No digas nada por favor - dije en voz baja, la ayudé a bajar, y le di las muletas. - Mañana pasaré por tí, a la misma hora. - Gracias, de verdad.Es
AVA Era el dia de la graduación de la clase de negocios de Diego, por fin habia terminado su carrera, yo quería ir para poder verlo aunque sea a lo lejos, Allison me dijo que era una mala idea, pero nada me impidió llegar ahi. Cuando lo ví pasar por su diploma, me llené de orgullo, porque aunque habia sido poco el tiempo que habiamos pasado juntos, fue extraordinario, sentí que habia conectado con él de una forma que jamás imaginé. Sus padres habian venido, lo sabía porqué el hombre a su lado era muy parecido a él, era tan alto como él, y su madre tenia ese mismo color de cabello que lo hacia verse tan interesante. Yo queria acercarme para verlo mejor, pero la mano de Allison me detuvo. - Ava, no, no vayas, él fue muy claro, te dijo que no podían estar juntos, y además ni siquiera lo intentó, no vale la pena, ya no te tortures. La miré con tristeza, porque yo sabía que tenia toda la razón, ya iba a irme, pero, de repente escuché su voz. - ¿Ava? - era muy tarde, ya me ha
AVA El lugar a donde me habia llevado era muy elegante, ahora podia entender la elección del vestido, los padres de Diego vestían de manera más formal, cuando llegamos al restaurante, me recibieron con una enorme sonrisa. - Ava, te ves hermosa- señaló su madre. - Gracias señora Ferrer, usted también se ve muy bien. - Oh, no, no, nada de Ferrer, soy Santos y si quieres, puedes decirme Sam. Diego levantó las cejas sorprendido por el comentario, me ayudó a sentarme y después lo hizo él. Entonces, comenzó el interrogatorio. - Dime Ava, ¿que es lo que estudias? - dijo su madre. - Oh, acabo de terminar el primer año en artes, después quiero hacer fotografía profesional o tal vez la haga en verano, aún no lo decido. -¿Artes? -me miró sonriente - mmm ya me agradas más ¿Y tus padres? ¿ Dónde vives? - Soy de un lugar llamado Lakeport, a unas horas de aquí, ahí estan mis padres, y por ahora vivo en el campus. - Sam, ya deja en paz a la chica.- dijo su padre.- basta de pre
DIEGO Tres años han pasado, desde la última vez que la vi, desde el dia que rompí su corazón, sé por un amigo que la conoce, que es de las mejores de su clase, y también sé que pronto va a graduarse, me gustó saberlo, discretamente la he seguido a través de sus redes sociales, y solo puedo decir que se ha convertido en una hermosa mujer. Mi padre me sorprendió mientras estaba en la oficina, viendo algunas fotografías de nosotros que aún conservo en mi teléfono, porque he tenido algunas citas pero, ninguna me atrae tanto como lo hacía ella, y ninguna me hace reir como lo hacia ella, y besarla siempre fue un placer para mi. - Hijo, debemos hablar, vamos a mi oficina. Ya habia conseguido un puesto en la empresa de mi padre, pero habia comenzado desde abajo y poco a poco fui escalando, el decía que asi aprenderia mejor el manejo de la empresa y tenia razón. - Debo hacer un viaje, en un par de semanas, y dada tu experiencia y preparación, quiero que. . . - Quieres que te sust