Capitulo 6

DIEGO

- ¿¡Que no somos nada!?- dije alterado- he metido mi lengua en tu boca no se cuántas veces y he sentido la calidez de tu cuerpo pegado al mio cuando me besas ¿y te atreves a decir que no somos nada?.

Sali del auto, y cerré la puerta bruscamente, debia calmarme, en eso era muy parecido a mi padre, con su caracter explosivo, me agaché, respiraba con dificultad, y me concentré solo en eso.

- Respira, solo respira- me dije.

No sabía que los ejercicios de relajación de mi madre me servirían en este momento.

Por fin me calmé, y entonces me di cuenta de la absoluta y cruda verdad, de que ella y yo, no podriamos llegar a ser nada más, ni siquiera amigos con derechos, por mucho que lo quisiera, porque no seria justo para ninguno de los dos.

Entré al auto, arranqué y la llevé en silencio hasta su edificio.

- Diego. . .

- No digas nada por favor - dije en voz baja, la ayudé a bajar, y le di las muletas.

- Mañana pasaré por tí, a la misma hora.

- Gracias, de verdad.

Estabamos muy cerca, no pude resistirme, rocé sus labios con los mios, y después le di un suave beso.

*****

Las semanas siguientes trascurrieron lentamente, habian vuelto los silencios incómodos a mi auto, mientras la llevaba, así que solo después trataba de enfocarme solamente en las clases, sumergirme en mis estudios, y en los proximos exámenes que venian.

Hasta que llegó el dia de la revisión, sabria si ya le quitarían la férula.

- Bien señorita, la lesión ya sanó - le decía el médico- pero le sugiero llevar un vendaje durante otras dos semanas, y evitar ejercicios de alto impacto por un tiempo.

- Es muy amable.- señaló ella.

Pagué por la consulta y la llevé a su dormitorio, era la primera vez que no tenía que ayudarla a bajar del auto y de alguna manera, extrañé eso.

- Creo que aquí termina todo, ¿verdad? cumpliste con tu responsabilidad, y ahora ya estoy bien.

No queria mirarla, porque no queria que viera en mis ojos el dolor que eso me causaba.

- Si, yo, ah. . . nuevamente me disculpo por todo lo que te causé, y te aseguro que tendré mas cuidado en el futuro.

Sujetó mi rostro obligándome a verla y me besó sin previo aviso, mis manos se morian por tocarla, abrazarla y nunca dejarla ir, estaba realmente jodido, utilicé toda mi fuerza de voluntad para no hacerlo, porque sabia que esto que surgia entre nosotros no iba a llegar a ningún lado.

- Hasta luego Ava Davis, fue un gusto conocerte.

- Igualmente, Diego Ferrer.

SEIS MESES DESPUÉS

Nunca, en el tiempo que habia estado aquí, habia ido a una fiesta de fraternidad, me parecian algo sin sentido, todos bebiendo y teniendo sexo sin ningúna limitación, pero, al final acudí por la insistencia de mis compañeros de clase, yo vivia en el campus, en una residencia para estudiantes, pero estaba solo.

Recorrí el lugar, me parecía tan deprimente, la música era alta, el bullicio era peor, el olor a alcohol estaba por todas partes y entonces la ví, con un vaso rojo en la mano, bailaba levantando los brazos sobre su cabeza, no era la cosa más sexy que habia presenciado, pero lo que más me impacto fue verla con . . . él.

'Joder' ¿Porqué tuve que ver esto? ella acercaba su hermoso cuerpo al imbecil de Asher, quien claro, estaba disfrutándolo mucho, senti el calor subiendo por mi cuerpo, y apreté los puños para contenerme y no golpearlo, tenia un cabreo monumental, asi que me di la vuelta y salí de ahi, empujando a todos a mi paso.

- ¡Diego! ¡espera!- escuché claramente la voz de Ava viniendo detrás de mi.

No me detuve, queria despejarme de todos esos pijos, que decian ser estudiantes.

- ¡Diego!- ella me sujetó por el brazo, y giré para verla.

- ¿Qué quieres? pensé que estabas 'muy a gusto con ese tio al que te estas liando.'

- ¿Qué?- exclamó confundida por que mezclé las palabras.

- ¡Que te vayas con tu novio Asher! eso dije.

- Él no es mi novio, te lo dije hace tiempo y no lo será nunca. - hubo un silencio entre los dos - ojalá me hubieras dado la oportunidad de estar más tiempo juntos, me gustaba estar contigo.

Me rei sin ánimos, ella no entendia que no habia ningún futuro para nosotros.

- Fue mejor asi, dentro de unos meses terminare la escuela, regresaré a mi país y no volveré a verte.

Ella suspiró, supongo que resignada y solo asintió sin levantar la cabeza.

- Vale, Diego, tienes razón, nos va a separar un océano y no hay nada que hacer contra eso.

Se acercó y besó mi mejilla, dejando el aroma de su perfume impregnado en mí.

Era un estúpido gillipollas.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo