Jesse
Las luces me cegaban. El ruido de las calles ensordecía mi mente. Los miles de aromas que inundaban mis fosas nasales me hacían querer huir.
Querer escapar. Querer volver a casa. Volver con ella...
Siempre que venía a esta ciudad, me recordaba solo una cosa. Mis padres, mi antigua vida y la razón por la que seguía con esto; como pude ingresé al edificio central que se alzaba imponente sobre mí y entré.
Todos me saludaban con asombro y felicidad combinados. Se sorprendían de verme en tan poco tiempo y los entendía. Yo mismo estaba sorprendido por encontrarme aquí, en este lugar y no con Lena mientras atraviesa el dolor de la partida de su padre adoptivo. Como pude, me adentré en el ascensor lleno y me detuve
Existen síntomas para todo. Estrés, ansiedad, euforia, melancolía, ira, entre otros más.Cada quien actúa de manera diferente ante aquellas emociones, sin embargo, existe el caso particular de no demostrar nada y sentir demasiado. Muchas personas en la actualidad optan por esta alternativa de sentimentalismo para protegerse de las malas personas, aquellas que arruinan todo y disfrutan haciéndolo. Aquellas que están destinadas al infierno cuando mueran, por lo crueles que han sido con las personas y la forma en que sobornan a la sociedad.No puedo decir que soy de las pobres personas a quien le rompen el corazón una y otra vez. No. Hago parte es de la segunda clase de personas, que destruyen, manipulan y disfrutan haciéndolo. Porque en la vida he aprendido que lo que má
- Que buena pelea. Por poco creí que se besarían en pleno drama – apostilló Jena cuando llegué a mi casillero y metí mi mochila con un golpe.Al instante Theo me tomo por los hombros riendo – Calma, correcaminos. El drama del parqueadero ya acabó – comentó mientras sacaba los libros del primer periodo.Jena se situó junto a mí recargándose en el casillero haciendo estallar una bomba de chicle rosado.- Quiero saber quién es y no me llames correcaminos, sabes que lo detesto – farfullé cerrando mi casillero de un portazo caminando al bloque C donde tengo calculo con Jena.Theo se encogió de hombros asintiendo – Okay.
Toqué el umbral de la puerta inexistente en la cocina con los nudillos. Mi hermana se giró a verme mientras May metía una bandeja de lasaña al horno, sonrieron haciendo ademan para que entrara.- ¿Qué tal tu día? – preguntó Grace con la laptop en sus manos mientras me sentaba en la isla de mármol blanco y May junto a mi comenzaba a cortar vegetales para la ensalada al vapor que tanto me encanta.Me encogí de hombros mirándola – Lo mismo de siempre. Peleas, el chicle fastidioso de Jena siempre en su boca y Theo comiendo como una ballena – ante mi comentario Grace soltó una carcajada. Tomé una zanahoria que tenía May ya peladas para cortarla en cuadritos.Crucé las p
La primera vez que me interese por un auto fue cuando tenía trece años, en un viaje familiar, fue la primera vez que mi padre le pidió a Grace una reunión familiar, ellos ya vivían en Washington por el trabajo de él y en cambio nosotras apenas no habíamos mudado hacía dos años de nuevo a Los Ángeles, en aquella época seguía enojada con Grace por haberme alejado de mis amigos de la escuela, sin embargo, me recompensó comprando la mansión junto a Theo, mi amigo de toda la vida.La primera noche en nuestro hotel, no podía dormir así que deambulé por el vestíbulo con mi camisón y logré ver como salía envuelto en una chaqueta de cuero y sonrisa arrogante mi hermano Caleb. Lo amenacé con que si salía le diría a papá pero
- ¿Por qué no te quedaste a las celebraciones? Te echamos de menos – Comentó Jena al entrar a mi habitación acostándose en la cama desordenada.- No tengo ánimos de festejar – Musité sentándome frente al escritorio volviendo a la hoja con un pequeño escrito.Escuché los pasos de Jena momentos despues acercándose a mí.- No importa, solo son fiestas - se encogió de hombros dejando una lona negra cerrada frente a mi haciendo que soltara el bolígrafo - ¿Grace se ha enterado? – murmuró cautelosa.Abrí la lona sacando el dinero de las ganancias de las carreras observando que todo esté en orden volv
Golpearon suavemente haciendo que despertara, me gire a ver hacia la puerta. No quería visitas, desde ayer me había encerrado en la habitacion y no había salido para nada, suerte que tengo mi baño privado. Suspiré mirando al techo.- Adelante – murmuré encogiéndome aún más en la cama bajo el edredón.Despues de unos segundos abrieron con delicadeza – Te traje comida, debes estar hambrienta – murmuró Jesse mostrando dos tazas de Starbucks y una bolsa del palacio de las donas, dejé que pasara sentándome en la camaSe sentó frente a mi tendiéndome la bolsa de donas – Tu hermana dijo que podía pasar y Matt dijo que te dijera que maduraras – sonri&oac
Salí del Audi volviendo a ser interceptada por Erick que me atrajo hacia el besándome con gran deseo, más del que me había demostrado hacía varias horas, enredé mi lengua con la suya sincronizándonos mientras con una mano levantaba la falda de mi vestido deteniéndose en mi muslo derecho, lo rodeó introduciendo uno de sus dedos dentro de mí.Gruñí manteniendo el beso mientras introducía otro con más presión de la necesaria haciéndome gemir. Se separó unos segundos de mis labios mirándome con intensidad.- No tienes por qué entrar, podemos irnos a volver a terminar lo de antes – gruñó al tiempo que metía mi mano dentro de su pantalón, cogiendo su miembro con la fuerza sufici
Me coloqué la camisa horrorosa de Blake mientras Jesse me miraba cómplice colocándose su camisa de vestir completamente estropeada que solo poseía ahora un botón. Solté una risita encogiéndome de hombros, se acercó hacia mi uniendo sus labios a los míos con pasión rápidamente introdujo su lengua en busca de la mía mientras yo la recibía con deseo y rabia por querer volver a repetir lo que habíamos hecho, de repente mi móvil sonó con el tono de Isaac haciendo que nos tuviéramos que separar.Jesse gruñó cuando me aparté en busca de mi móvil tomándome de la cintura para traerme más a él y volverme a besar. Despues de esa llamada, volvió a sonar haciendo que me retumbara en los oídos, Isaac no llamaba más