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Toqué el umbral de la puerta inexistente en la cocina con los nudillos. Mi hermana se giró a verme mientras May metía una bandeja de lasaña al horno, sonrieron haciendo ademan para que entrara.

- ¿Qué tal tu día? – preguntó Grace con la laptop en sus manos mientras me sentaba en la isla de mármol blanco y May junto a mi comenzaba a cortar vegetales para la ensalada al vapor que tanto me encanta.

Me encogí de hombros mirándola – Lo mismo de siempre. Peleas, el chicle fastidioso de Jena siempre en su boca y Theo comiendo como una ballena – ante mi comentario Grace soltó una carcajada. Tomé una zanahoria que tenía May ya peladas para cortarla en cuadritos.

Crucé las piernas comenzando a cortar mientras ambas me relataban su día y como Grace había tenido una charla muy seria con Matt acerca de mudarnos, al parecer nuestro "padre" sabe dónde vivimos y ninguna de las dos queremos volver a verlo.

Me mordí el labio – Acerca de eso... - musité dudosa. Deposité la zanahoria cortada en un tazón dejando a un lado el cuchillo – Me gustaría hablar de Isaac y... las carreras.

De inmediato Grace me fulminó con la mirada completamente seria – No iras, de hecho... - enfatizó – jamás volverás.

- Oh, vamos – alcé los brazos mientras May comenzaba a picar cebolla – Nada me va a pasar y con respecto a lo otro, nada sucederá, te lo aseguro.

Grace negó y me bajé de la isla furiosa - ¿Por qué? Se controlarlo y ¿como si mi padre aprueba que el idiota de mi hermano si corra pero yo no puedo? ¿Por qué soy mujer? – farfullé.

Suspiré al ver la seriedad de mi hermana mayor, hasta que cerró su laptop y me encaró.

- María, sé que sabes controlar tu enfermedad, pero no consentiré que vayas a esos lugares tan peligrosos solo para demostrar una cosa.

- ¿y cuál es según tú? – me burlé cruzándome de brazos.

Tomó su laptop levantándose conteniendo la ira que no podían esconder sus ojos – Demostrarle a nuestro padre que no te puede controlar, y Caleb no tiene nada que ver en esta conversación. Él vive con nuestro padre, no con nosotras ¿entendido? – sentenció haciendo que diera un fuerte golpe en la isla.

- Padre si lo acepta a él y lo reconoce como su hijo mientras nosotras somos la vergüenza de la familia ¿no es así? El y Angelina son los putos bastardos en esta familia y somos nosotras a las que nos abandonó.

- Es nuestro padre, María. Sus errores no nos competen – espetó furiosa mirándome fijamente.

Apreté la mandíbula cerrando los puños – No. No nos compete en nada – apostillé irritada – solo que recuerda una cosa. Tenemos su maldito apellido... lo que nos involucra en todo eso – escupí caminando a mi habitacion.

Cuando iba saliendo de la cocina, Grace me llamó haciendo que me detuviera sin girarme a verla.

- Hey, cariño – murmuró como una madre lo hace cuando quiere calmar las cosas, suspiró rendida acercándose a mí – es hora de superarlo, cometió un error e independientemente de lo que haya sucedido en el pasado, no podemos dejar que siga afectando nuestro presente. El ya no está – me abrazó por la espalda mientras aun contenía la respiración

Negué apartando sus brazos de mi – Jamás estuvo para mí... tu no lo entiendes Grace, tu si lo tuviste a tu lado mientras crecías. Yo no. Me abandonó desdé el día que nací y he tenido que crecer sin padres, eso jamás se olvida... y por última vez, deja de llamarme María. Me llamo Lena – finalicé saliendo de casa dando un portazo

CONVERSACIÓN DE GRUPO... Theo, Jena y Lena.

Lena: Voy para tu casa Theo, iremos a correr.

Theo: ¿hasta ahora lo dices? Llevo años esperándolo

Lena: En cinco minutos llego. Jena ¿iras?

Jena: Ya estoy aquí, no eres la única que quiere escapar.

Theo: Solo una cosa más...

Lena: ¿Qué?

Jena: ¿Ahora qué quieres?

Theo: ... ¿habrá algún drama, Lena? ¿causarás alguno?

Lena: No seas idiota

Theo: Solo digo... así habrá el doble de diversion

Jena: Ignóralo, Lena. Te mando ahora el lugar, le diré a Isaac que te espere

Lena: Bien. Nos vemos allá.

Theo: Okay

Jena: Está bien. Los esperaré.

Tardé quince minutos en llegar al sitio que me escribieron Isaac y Jena donde sería la carrera, ahora debido a que la última vez llegó la policía por el accidente que tuvimos Theo y yo hace dos semanas, Isaac decidió situar las carreras aún más apartados de la ciudad.

La primera vez que participe en una carrera ilegal fue para mí decimocuarto cumpleaños, fue el regalo de un viejo amigo. Se llamaba Blake, fue mi mejor amigo y novio después, hasta que en una carrera de motos perdió la vida. Dos semanas despues me asocie con Isaac, se convirtió no solo en mi socio y amigo, también en mi mentor de este mundo. Me enseñó a pelear, mejorar mis técnicas de manejo y como ser la que soy ahora. Jamás hablamos de Blake, es un tema que no nos gusta tocar y solo nosotros dos lidiamos con ese dolor.

Parqueé frente a Isaac, quien apartó a varios ayudantes de un manotazo, salí del auto con Theo, recibiéndome Isaac con una mirada llena de rabia y los puños apretados.

- Fuera de aquí, Lena, Grace te prohibió volver aquí – sentenció caminando hacia los participantes de la siguiente carrera - Ahora largo

Lo seguí, tomándolo del brazo para detenerlo - No vengo a buscar tu permiso, correré. Fin de la discusión – espeté dándole doscientos dólares, dejándolos sobre la lista de corredores – correré al atardecer – finalicé caminando en dirección contraria a él, tomé de la mano a Theo para que me ayude en el mantenimiento de mi auto, hasta que Isaac me llamó con un grito.

Me gire a verlo.

- No olvides las llaves. Bodega 14 – puntualizó dándome una pequeña sonrisa aun con su mirada llena de enojo.

Acompañada de Theo despues de agarrar las llaves al vuelo nos fuimos a las bodegas donde Isaac guarda los autos y motos de su propiedad, aunque muy pocas veces corre, sin embargo, cuando lo hace, es como un dios, la última vez que lo vi manejar fue hace dos meses, para practicar con un Ford Mustang GT500 azul eléctrico fenomenal

Al final quemó los neumáticos por intentar un derrape que casi lo mata.

Abrí la puerta de la bodega de un tirón que la hizo crepitar hacia arriba vislumbrando varios de mis autos y al fondo la moto de Blake. Participé en varias carreras de motos, pero no me apasionan tanto, me recuerdan más a la muerte que cuando corro en un auto.

- Quiero verificar que todo esté en orden. Me gustaría esta noche llegar a casa a salvo – comenté tomando la caja de herramientas que estaba en un rincón y abrí el capo del auto. Me hice una coleta verificando superficialmente todo.

- ¿Pudieron averiguar lo que sucedió la otra vez? – preguntó Theo abriendo la puerta del piloto para subirse en él.

Le ordené con un movimiento de mano que encendiera el auto. Al rugir el motor de nuevo a la vida sonó un ronroneo y despues un sonido inusual que me empezó a prolongar conforme Theo más pisaba el acelerador. Es el alternador, le hice un movimiento para que lo apagara.

- Si – afirmé dirigiéndome al mueble donde guardo mi overol rojo, antes era de mi madre, cuando lo usaba en jardinería, pero despues de morir, lo empecé a usar para mecánica, lo que más me gusta es que tiene una capota que ayuda cuando tengo que reparar mi auto al sol o simplemente no quiero que alguien me vea – cortaron los frenos, del responsable se ocupó Isaac – comenté colocándomelo mientras Theo se colocaba el suyo de color negro.

Mi rubio amigo me observo callado mientras pensaba también en lo cerca que estuvimos de morir y ahora donde nos encontrábamos nuevamente, esbocé una sonrisa calmándolo mientras me acerqué a él.

- Todo estará bien, lo prometo – murmuré rodeando su cuerpo escondiendo mi cabeza en el hueco de su cuello y el en mi cabello.

Poco despues depositó un beso en mi frente - Por un momento crei que no te volvería ver – susurró contra mi cabello.

- lo sé y lo lamento... en verdad lo hago – levanté la cabeza para verle que sonrió triste acunando mis mejillas en sus manos, me dio otro beso en la frente volviendo a abrazarme, esta vez más fuerte.

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Me acerqué a Isaac con la capota puesta de mi overol, seguida de Theo fijándome que Isaac y Jena estaban cogidos de la mano y de vez en cuando él le depositaba un beso en la sien ajena mientras hablaba con un chico que estaba de espalda a mí.

- Estoy lista – Informé junto a Theo.

Isaac me vio seriamente señalando con la mano el chico – Será tu competidor. Se llama Erick – pronunció rotundamente aun enojado por mi decisión.

Hice explotar una bomba de chicle girándome a verlo. Fruncí el ceño ante su postura arrogante y gran familiaridad en sus facciones. El chico extendió una mano en mi dirección. Resoplé volteándome hacia Isaac.

- ¿Me pareció escuchar que habrá una carrera de motos a las siete? – inquirí cruzándome de brazos.

Isaac se separó de Jena fulminándome con la mirada – si – sentenció - ¿algún problema? – retó esbozando una sonrisa malévola.

Herví de ira descruzándome de brazos – Habíamos acordado que no habría más carreras de motos. Muere demasiada gente – espeté vislumbrando que a mi lado Erick metía sus manos en los bolsillos de sus vaqueros oscuros tratando de ocultar una risita.

Isaac se masajeo las sienes cerrando los ojos adoptando una expresión de estrés, se lo que me dirá, pero no daré mi brazo a torcer.

- Lena, recuerda que con los autos también muere gente. Hace dos semanas Theo y tu...

- Tuvimos un accidente – espeté cortándolo comenzando a alzar la voz - ¿acaso no me vez? Estoy bien y Theo también.

- Te veo – murmuró cogiéndome de los hombros tranquilizándome – los veo, pero no puedo complacerte con esto. No esta vez.

- ¿Por qué? – Espeté hirviéndome la sangre - ¿Olvidas que tu hermano murió en esas careras? ¿Ni siquiera con su muerte las cancelaste? – reté consiguiendo que dejara caer sus manos apretando la mandíbula.

- Basta, Lena – finalizó caminando hacia mi auto.

Lo seguí con ahínco – No, me tienes que escuchar. Murió y aun celebras esas carreras, esas motos han causado dolor. A todos – farfullé mientras seguía caminando lejos de mí.

Negó - ¿Los autos no lo causan también?

- Es diferente

Se giró a verme - ¿Por qué? ¿Por qué tú estás viva y Blake no? ¿Por qué el murió en esas motos que tanto odias y no en un carro? ¿Pensarías lo mismo si hubiera sido en un carro y no en una moto?

Sabía muy bien lo peligrosos que son los dos, pero las motos lo son más, haciendo una estadística de mortandad de accidentes en carro los conductores seguían con vida, en las motos no sucedía lo mismo.

- Pensaría igual. Pensaría que ambos son peligrosos, pero... - me crucé de brazos desviando la mirada a los corredores, la mayoría los conocía, eran mis amigos y habrá unos que se encontraban en desacuerdo con la cancelación de las motos, pero no quería rendirme – Solo quiero que se vayan.

- Hey... - Isaac se acercó a mi tomándome de lo hombros – casi mueres tu también, no quiero que corras, pero me desobedecerás porque es lo que amas. Amas correr, sentir la adrenalina, eso mismo sentía yo cuando corría en motos, lo sentía también Blake y sé que él no hubiera permitido esto. Sé que si estuviera vivo no permitiría que dejaran de existir – murmuró pausadamente mirándome a los ojos, detestaba que tuviera la razón, la forma en que siempre ganaba con respecto a este tema lo odiaba.

- Es injusto. Blake murió y yo solo quiero que no haya personas que padezcan nuestro dolor – murmuré.

Asintió – lo sé, Lena, pero...

- Isaac ¿a qué horas debo competir? – preguntaron a mis espaldas con voz ronca y egocéntrica. Conozco esta voz. Cerré los ojos maldiciendo.

No puede ser. No aquí. No...él. Me gire a verle, detallándome en su atuendo, su mirada, en su sola presencia que me perturba, me hace sentir diferente. Y lo odiaba.

Tenía unos vaqueros oscuros, camiseta negra acentuando sus fornidos brazos y musculatura, con una chaqueta vino tinto colgada a un hombro con ese horroroso gorro gris.

Me crucé de brazos, apoyando todo mi peso en mi pierna izquierda.

- Isaac, ¿qué hace aquí?

- Lena, él es...

- Vengo a correr, caperucita ¿Tú a que vienes? ¿a verme correr? – preguntó con una sonrisa egocéntrica. En sus sueños. Aunque espero que no sea en moto, por favor en moto no – mi moto esta parqueada aquí cerca, te la puedo enseñar.

- No – sentencié – Soy la jefe de este lugar junto a Isaac, corro también... - murmuré acercándome a él con lentitud – así que yo de ti, cuido mis palabras.

- ¿Corres? – Preguntó estupefacto - ¿Eres la chica de la que todos hablan? ¿Correcaminos?

Dios, no.

- Si. Soy yo – farfullé por ese maldito sobrenombre - ¿Algún problema con eso?

Negó – Wow, aunque te pareces más a caperucita, correcaminos no le hace fuerza a tu presencia – se acercó apartando un mechón de mi cara ocultándolo dentro de la capota roja, contuve la respiración todo el tiempo que sus dedos rozaron mi piel – Me sorprende tu fuerza.

- ¿Por qué? – Logré articular sin tartamudear.

- Algún día lo sabrás... - murmuró girándose para alejarse de mí, observando mi Dodge Challenger SRT8 negro silbando asombrado – sí que es una sorpresa. 

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