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Todo comenzaba y la fiesta estaba en su mayor apogeo.

Mientras la noche transcurría la mansión se iba llenando de gente que conocía y desconocía de mi instituto, de las carreras y otras fiestas. La mayoría los conocía y mientras, la gente llegaba, sonreía y bailaba, me mantenía en la cima de las escaleras con un vaso rojo lleno de agua bebiéndolo cada tanto esperando ver entre la multitud que llegara una melena rubia.

Había localizado a Jesse, Lucas, Simon, Erick acompañado de dos porristas y a otros estudiantes de St Ángelo que me veían en la cima de las escaleras pero ninguno se me acercaba, tampoco es que quisiera que lo hicieran. Solo quería que apareciera Theo para poder pedirle disculpas por millonésima vez en estas dos semanas

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