- ¿Toda tu vida has vivido aquí? - pregunté a Jesse bajando las escaleras lentamente observando que servía tambaleante los cinco platos que tenía en los brazos.
Se giró a verme suplicando ayuda con la mirada. Esbocé una sonrisa tomando tres de los platos colocándolos en el comedor mientras él se mantenía callado. Quería respuestas, el hecho de que me trajera aquí me causaba curiosidad y aún más teniendo en cuenta que mi padre había dicho querer llevarme sin mi consentimiento a Suiza. Si no cumplía, Grace jamás me volvería a ver y ahora ninguno sabe de nuestro paradero, algo que debe estar enloqueciendo a Grace creyendo que nuestro padre me ha secuestrado y mi padre de seguro debe creer que Grace me ha llevado a algún paradero extraño donde no me pueda encontrar.
- Siéntate, Lena... - murmuró cauteloso sentándose junto a mí.
Rodé los ojos sentándome con estrepito tomando la jarra de zumo para servirme un poco.
- ¿Puedes dejar el misterio? Solo dime – bufé exasperada. Siempre todo lo referente a él es un misterio y no era algo que no me encantara. Lo hacía más atractivo ante mis ojos y más prohibido, pero también una parte de mi deseaba conocerle a fondo y que su vida sea un completo misterio no me lo pone fácil.
- Si. Toda mi vida he vivido en New York, antes vivía con mis padres y hermanos, hasta que murieron. Sabes el resto – musitó impertérrito sirviéndose una tanda de pancakes con jarabe de arce.
Levanté la vista para verle negando – No recuerdo. ¿Podrías repetírmelo? Recuerda que ese día estaba drogada.
Jesse levantó la mirada chocándose con la mía – Lo recuerdas. ¿Por qué quieres que te repita la misma historia?
- Porque quiero verificar si es verdadera. Oíste lo que dijo mi hermano el otro día en el desayuno, han traído muchos agentes en cubierto y según mis informantes hay alguien que se escondió mejor y es cercano a mi círculo de amigos más íntimos, solo me cercioro de que no seas del FBI y esto no sea una trampa para que me encarcelen – sentencié cortando un trozo de pancakes llevándolos a mis labios con una sonrisa malévola y mirada asesina.
Ya no podía confiar en nadie, ni siquiera en Jesse y el hecho de que bajara la guardia para permitirle traerme aquí podría ocasionar que esté en la cárcel en menos de lo que pueda pestañear. Y no quiero equivocarme, quiero creer que Jesse es completamente leal a mí y no me va a apuñalar por la espalda cuando este mas feliz o cuando pueda siquiera verdaderamente enamorarme de él porque si lo hace, eso me condenaría.
No puedo permitir que mis sentimientos se acrecenté si es mi enemigo. Debo saberlo y que mejor que en un lugar donde el cree tener el poder, aunque en realidad no lo tenga.
- Bien. Te contaré la verdad, pero recuerda que esta dolerá, caperucita... y mucho – murmuró con una mirada atormentada pero estaba dispuesta a todo.
Asentí impertérrita seriamente – La verdad siempre duele, Jesse... - vocalicé sonriendo malévolamente
Theo.
Todos enloquecían lentamente en la mansión, literalmente desde que desapareció Lena cada uno hemos atravesado por una ataque de pánico y desesperación juntos. El primer día que duró desaparecida casi nadie lo notó, solamente Grace, pero la logré calmar junto a Beth argumentando que tal vez había ido al parque de diversiones, es su lugar favorito y donde va siempre que necesita pensar o distraerse, sin embargo, despues del segundo día ya no pensábamos lo mismo.
Jesse también había desaparecido al mismo tiempo y según las cámaras y Frederick, el portero. Salieron el día que vino Caleb horas despues de que el padre de Lena enviara el mensaje. Ella sabía las consecuencias de irse y aun así lo hizo con Jesse y ahora todos la buscábamos en los demás estados.
Isaac había mandando a su gente a los alrededores de Los Ángeles, a todos los lugares que conociera Lena. Yo llamé a la capital para verificar con Caleb si no estaba con él y al negarlo decidió hacer parte de la búsqueda en la capital y de su padre quien presuntamente también había desaparecido el mismo día que Lena y Jesse.
Grace por su parte llamó a todos sus amigos de Boston y alrededores para que la buscaran, esta noche iría a San Francisco donde alguien afirmó haberla visto.
- Grace, no deberías ir. Que tal sea una trampa – murmuró Isaac sentando junto a ella en el salón principal tomando su mano ignorando la mirada fulminante de Matt quien apartó sus manos atrayéndola a sus brazos, quien yacía desconsolada.
- No me importa si es una trampa. Debo encontrarla, Isaac...- decidida se dejó caer en el pecho de Matt quien la besó en el cabello abrazándola para protegerla, era bonito verlos juntos.
Antes de la muerte de mi hermana, Lena afirmaba envidiarme por tener a mis padres que nos amaban, por tener una vida perfecta, pero despues de la muerte de mi hermana, empecé a ser yo quien le envidiaba en secreto.
Amaba a Grace y Matt como si fueran mis padres, siempre me han recibido como un hijo y no me han juzgado aunque me he robado en varias ocasiones todo el contenido de su alacena y nevera juntas. Siempre me han ofrecido un lugar donde quedarme, me han dado cariño y todo lo que un hijo pueda necesitar, Lena al principio los apreciaba demasiado. Ahora, despues de la muerte de Blake, se convirtió en alguien que no siente.
Apenas si me muestra sus sentimientos a mí y cuando lo hace, me doy cuenta de cuan rota se encuentra por todas las perdidas y ausencias con las que ha tenido que crecer, pero yo si he visto que aunque Lena perdió a sus padres cuando nació, a cambio llegaron ellos dos llegaron para cuidar de ella, iluminar su vida y hacerla lo más hermosa posible.
Le tendí una taza de té a Grace quien tenía los ojos hinchados de tanto llorar de la preocupación y esbocé una sonrisa divertida.
- No te preocupes, amor mío – sonreí haciendo que sonriera negando. Tomó la taza de té – Lena aparecerá. Debes quedarte en casa, iré yo a San francisco.
- Theodore, si está allá debo ser yo quien la encuentre. Es mi hija, no la tuya – sonrió amablemente calentando sus manos con la taza caliente mirándome.
Me encogí de hombros sonriendo – y menos mal que no lo es porque tendría que darle de mi comida y eso ya sería un abuso de su parte.
Todos soltaron la carcajada mirándome. Había conseguido alivianar el ambiente provocando que ahora Grace no estuviera tensa y Isaac dejara de revisar su móvil a cada segundo que pasaba, Matt era el único que actuaba estar en completa calma aunque en su mirada se podía ver su angustia disfrazada por el amor a su esposa, quien se nota que le estaba aplastando.
Justo en aquel momento la pantalla de la TV del estudio comenzó a emitir un sonido que todos sabíamos que era una video llamada. Asustada, Grace apaciguo su risa con su mirada de calma y se levantó al igual que todos encaminándonos al estudio donde apareció la notificación de video llamada de un número desconocido.
- Contestar – ordenó en completa calma Grace colocándose frente a la pantalla que cobró vida apareciendo el padre de Lena con el ceño fruncido claramente enojado.
De pequeño no le conocí mucho pero sabía que no era un hombre que mostrara afecto y mucho menos lealtad. Y ahora verle llamando a Grace tratando de intimidarle con la mirada a través de la pantalla solo conseguía hacer que intentara protegerla, sin embargo, Grace se irguió y mantuvo impertérrita como una dama frente a su padre.
Siempre había notado esa fuerza en ella y me gustaría saber cómo pudo lograr tener esa determinación en la mirada, la firmeza en su voz y como a pesar de tener tanto miedo demostraba tener el control de todo y que no tenía sentimientos. Esa actitud era algo que compartía con Lena.
Ella se lo aprendió con los años pero Lena jamás me quiso contar como la ha intentado lograr, a pesar de que no lo ha hecho por completo, aun pierde los papeles con facilidad. Grace no.
No importa que tan presionada este, ella jamás pierde los papeles o su compostura.
- Padre. Qué bueno saber de ti – afirmó con solemnidad juntando sus manos serena mirándole que Frederick buscaba con la mirada la presencia de Lena pero claramente no la encontraría.
- ¿Dónde está María? Te escribí específicamente que la quería en mi hotel hace dos días y aún no está aquí – farfulló acercándose más para intimidarle, pero Grace solo se encogió de hombros levemente.
- No tengo porque seguir tus ordenes, padre. Recuerda que soy una mujer casada, no una niña y lo que suceda con Lena es mi asunto, no el tuyo. Aprecio que quieras interesarte un poco en Lena, pero te recuerdo que soy su madre y soy yo quien decide si se va a o no a un internado en Suiza... - separó las manos gesticulando como si fuera un discurso de presidencia mirando a su padre con la misma mirada de comprensión que usa cuando Lena le desafía o intenta hacer algo incorrecto y ella se entera a tiempo – Por lo pronto, no considero relevante llevarla a tales lugares, sin embargo, gracias por el consejo, padre.
- No me estas entendiendo, Grace... - farfulló Frederick perdiendo los cávales como Lena siempre lo hace. Ahora ya se de quien sacó aquello – no te estoy pidiendo permiso o dando un consejo, es una orden y tú no eres su madre. Es Madeleine.
Eso no es verdad. Ella puede que sea su madre biológica pero Lena nunca le conoció, así que técnicamente no es su madre.
- No es su madre – apostillé apareciendo en el campo de visión de él haciendo que se exasperara aún más – Madre no es quien engendra, es quien cría. Y eso Grace lo hizo, no su esposa muerta señor Marshall – señalé a Grace que asintió esbozando una sonrisa tierna hacia mí agradeciendo que le defendiera. Pero lo necesitaba.
Necesita una torre porque siempre es ella la torre. Y he aprendido que puede llegar a ser agotador siempre fingir ser fuerte. Es bastante agotador también ser la torre de todos cuando nadie lo es para ti. Te sientes solo, abandonado y la más profunda tristeza que pueda existir en el mundo te invade hasta querer asesinarte.
- ¡¿Y tú quién eres?! Metete en tus asuntos, esto es una conversación con mi hija, no con usted... - Grace tomó mi hombro haciéndome girar a verla que me miro pidiendo que le dejara hablar con el justo como los demás se habían mantenido al margen en la discusión.
Suspiré rendido asintiendo, no sin antes girarme a la pantalla.
- ¿Usted es el padre de Lena? ¿O de María? – pregunté inocente enarcando las cejas.
Al otro lado de la pantalla el padre de Grace bufó rodando los ojos – Lo soy. De ambas, niño. Son la misma persona.
Sonreí malévolo – No lo es. Si fuera su padre, sabría que María fue una persona diferente a Lena. María era la chica buena, inocente y la que abandonaron. Lena es la que pelea, no tiene sentimientos y escupe sobre ellos para burlarse de los que si los tienen. Son dos personas completamente diferentes y si fuera su padre lo sabría, Grace lo sabe. Todos los que somos su verdadera familia sabemos que ella se llama Lena, no María. A quien busca, señor Marshall, murió hace once meses en el deshuesadero – finalicé retirándome del estudio encaminándome a mi habitación.
Mientras crecíamos Lena y yo, la frecuencia con la que me quedaba aquí era cada vez mayor, asi que un dia Grace decidió convertir una de las habitaciones de invitados en una para mí, cosa que agradecí enormemente. Hace once meses, aquella noche, estuve aquí, en mi habitación cuando vi morir lentamente a la que por años llamé María. En aquella habitacion también vi nacer a la Lena que ahora todos conocen y temen.
La verdad duele, eso todos lo hemos aprendido en algún punto de nuestra vida ¿no es así? Sin embargo, algo que jamás aprendemos es que a pesar del dolor, aun nos sigue atrayendo las mentiras y los engaños. Siempre lo hacemos, a toda hora, mentimos a nuestros padres, hermanos, amigos, familia e incluso a nosotros mismos todo el tiempo pero cuando es hora de saber la verdad, esta suele doler demasiado. A lo largo de mi vida he tenido que lidiar con verdades capaces de matar, casi matan a mi hermana y mataron a mi madre biológica, pero yo tenía que ser diferente a ellas, no podía permitir que las verdades crueles que se ocultaban bajo el apellido Marshall buscaran consumirme hasta ahogarme porque debía ser más fuerte que ello. Debía ser como mi hermana. Siempre quise ser como ella, aun
Nos introdujimos en un bar que comprendía tres plantas donde todas ellas se interconectaban por un ascensor de cristal el cual estaba rodeado por balcones en cada planta, contrastando el piso de vidrio con las barandas de metal dándole un aspecto elegante a imponente al lugar que exudaba lujo por donde viera. El calor era infernal, la cantidad de personas superaba a las que hubiera visto en un bar en Los Ángeles y me encantaba. Adoraba el hecho de que aquí nadie me conociera. Nadie sabía quién soy, de que familia vengo. No sabían absolutamente nada y lo ama porque podía ser quien quisiera y no sabrían si miento o no. Tomo de la mano a Jesse llevándolo a la pista de baile acercándonos tanto que podíamos sentir el cuerpo del otro casi encima y aun así seguimos el ritmo de la música y
Trague saliva viendo a la chica frente a mí que me evaluaba con sus ojos azabaches. - ¿Por qué no me dijiste que vendría tu hermana? – me gire a ver a Jesse que rodeo con su brazo mi cuello pero le aparté con brusquedad alejándome dos pasos de él. Negó – no tenía idea de que vendría – murmuró – no tienes por qué enojarte por ello. - es cierto. No tienes por qué enojarte con Jesse. Vine sin avisar, discúlpame, no tenía idea de que Jesse te había traído y mucho menos que estarías de aquel modo, nuevamente me disculpo – suplico mirándome con pena jugueteando con los dedos. Le mire fijamente fulminando con la mirada a Jesse a mi lado y esboce una sonrisa tensa. - No tienes por qué d
Siempre he amado la noche, la oscuridad que ofrece y como aun en medio de la oscuridad la luz intenta ser participé incluso en el escenario más oscuro, me daba esperanzas, ilusión y alegría. De pequeña Grace me contaba que las estrellas eran guías, eran las personas que nos cuidaban, por cada estrella había una persona que nos observaba y que entre las miles de millones de estrellas, se encontraba mamá observándonos, siendo feliz porque seguíamos juntas, estando orgullosa de las hijas tan maravillosas que tenía. Pero a mí nunca me causó felicidad saber que mi madre estaba allí arriba cuando anhelaba con todo mí ser saber cómo fue, pasar tiempo con ella y abrazarle. Cuando me contó Grace de toda la verdad tras mi apellido, su historia y la razón por la que no tenía padre, no quise aceptarlo, no podía aceptar que estaba completamente so
Jesse No sabía cómo definir lo que sentía, tenía miedo. Terror de que Lena se estere de la verdad, temo su reacción porque sé que lo que le oculto... Jamás me había enamorado en mi vida, cuando mis padres murieron sentí que moría y que jamás amaría alguien, porque cuando está muerto tu ser, tu corazón también lo está, y tu mente es la que gobierna sobre un cascaron frágil ante un mundo cruel. Pero cuando llegó esa chica de cabello negro tan oscuro como la noche, con mirada intimidante y actitud desafiante, bella como una rosa prohibida, supe que ya no había vuelta atrás. Supe en ese momento que me había enamorado de alguien que estaba prohibido para mí, sin embargo, lo prohibido siempre me cautivó y toda ella me hipnotizaba. He visto en ella durante los cortos perio
- ¿Por qué me trajiste aquí? – inquirí enarcando las cejas algo molesta. Le había pedido que me llevar a su lugar favorito y en lugar de eso me trae al cine. ¿Es su lugar favorito? ¿Acaso me he enamorado de alguien con gustos tan superficiales y huecos? Dios mío, en que me he metido. Jesse esbozó una sonrisa deteniéndose frente a mí en medio del centro comercial frente estaba el cine y la gente estaba empezando a vernos con curiosidad. - Quiero que tengamos una cita, ya es hora de tener una ¿No lo crees? – enarco las cejas esperando una respuesta pero no sabía que responderle a decir verdad. Solo había venido al cine con Theo o Isaac, nunca a una cita. Sonreí malévola – Tuvimos una, ¿la cena en casa de Grace no cuenta?
Un soplo en los parpados me aturde levemente sacándome de mi sueño en blanco y negro, logrando percibir todo a mí alrededor con afinidad. Alguien a pocos centímetros de mi rostro me acaricia la mejilla con delicadeza provocando que esboce una sonrisa involuntariamente. Un suspiro despues y siento sus labios sobre los míos delicadamente, atraigo a Jesse más hacia mí para cerciorarme de que en verdad Jesse me está besando, provocando que sonría en medio del beso. - Buenos días – murmuró separándose unos milímetros de mis labios. Gruño escondiéndome en el hueco de su cuello, provocando que suelte una carcajada que hace vibrar su pecho haciéndome sonreír aun con los ojos cerrados. Levanto el rostro abriendo poco a poco los ojos impactando su mirada grisácea con la mía, ambas brillantes.
Un soplo en los parpados me aturde levemente sacándome de mi sueño en blanco y negro, logrando percibir todo a mí alrededor con afinidad. Alguien a pocos centímetros de mi rostro me acaricia la mejilla con delicadeza provocando que esboce una sonrisa involuntariamente. Un suspiro despues y siento sus labios sobre los míos delicadamente, atraigo a Jesse más hacia mí para cerciorarme de que en verdad Jesse me está besando, provocando que sonría en medio del beso. - Buenos días – murmuró separándose unos milímetros de mis labios. Gruño escondiéndome en el hueco de su cuello, provocando que suelte una carcajada que hace vibrar su pecho haciéndome sonreír aun con los ojos cerrados. Levanto el rostro abriendo poco a poco los ojos impactando su mirada grisácea con la mía, ambas brillantes.