Nos introdujimos en un bar que comprendía tres plantas donde todas ellas se interconectaban por un ascensor de cristal el cual estaba rodeado por balcones en cada planta, contrastando el piso de vidrio con las barandas de metal dándole un aspecto elegante a imponente al lugar que exudaba lujo por donde viera.
El calor era infernal, la cantidad de personas superaba a las que hubiera visto en un bar en Los Ángeles y me encantaba. Adoraba el hecho de que aquí nadie me conociera.
Nadie sabía quién soy, de que familia vengo. No sabían absolutamente nada y lo ama porque podía ser quien quisiera y no sabrían si miento o no.
Tomo de la mano a Jesse llevándolo a la pista de baile acercándonos tanto que podíamos sentir el cuerpo del otro casi encima y aun así seguimos el ritmo de la música y
Trague saliva viendo a la chica frente a mí que me evaluaba con sus ojos azabaches. - ¿Por qué no me dijiste que vendría tu hermana? – me gire a ver a Jesse que rodeo con su brazo mi cuello pero le aparté con brusquedad alejándome dos pasos de él. Negó – no tenía idea de que vendría – murmuró – no tienes por qué enojarte por ello. - es cierto. No tienes por qué enojarte con Jesse. Vine sin avisar, discúlpame, no tenía idea de que Jesse te había traído y mucho menos que estarías de aquel modo, nuevamente me disculpo – suplico mirándome con pena jugueteando con los dedos. Le mire fijamente fulminando con la mirada a Jesse a mi lado y esboce una sonrisa tensa. - No tienes por qué d
Siempre he amado la noche, la oscuridad que ofrece y como aun en medio de la oscuridad la luz intenta ser participé incluso en el escenario más oscuro, me daba esperanzas, ilusión y alegría. De pequeña Grace me contaba que las estrellas eran guías, eran las personas que nos cuidaban, por cada estrella había una persona que nos observaba y que entre las miles de millones de estrellas, se encontraba mamá observándonos, siendo feliz porque seguíamos juntas, estando orgullosa de las hijas tan maravillosas que tenía. Pero a mí nunca me causó felicidad saber que mi madre estaba allí arriba cuando anhelaba con todo mí ser saber cómo fue, pasar tiempo con ella y abrazarle. Cuando me contó Grace de toda la verdad tras mi apellido, su historia y la razón por la que no tenía padre, no quise aceptarlo, no podía aceptar que estaba completamente so
Jesse No sabía cómo definir lo que sentía, tenía miedo. Terror de que Lena se estere de la verdad, temo su reacción porque sé que lo que le oculto... Jamás me había enamorado en mi vida, cuando mis padres murieron sentí que moría y que jamás amaría alguien, porque cuando está muerto tu ser, tu corazón también lo está, y tu mente es la que gobierna sobre un cascaron frágil ante un mundo cruel. Pero cuando llegó esa chica de cabello negro tan oscuro como la noche, con mirada intimidante y actitud desafiante, bella como una rosa prohibida, supe que ya no había vuelta atrás. Supe en ese momento que me había enamorado de alguien que estaba prohibido para mí, sin embargo, lo prohibido siempre me cautivó y toda ella me hipnotizaba. He visto en ella durante los cortos perio
- ¿Por qué me trajiste aquí? – inquirí enarcando las cejas algo molesta. Le había pedido que me llevar a su lugar favorito y en lugar de eso me trae al cine. ¿Es su lugar favorito? ¿Acaso me he enamorado de alguien con gustos tan superficiales y huecos? Dios mío, en que me he metido. Jesse esbozó una sonrisa deteniéndose frente a mí en medio del centro comercial frente estaba el cine y la gente estaba empezando a vernos con curiosidad. - Quiero que tengamos una cita, ya es hora de tener una ¿No lo crees? – enarco las cejas esperando una respuesta pero no sabía que responderle a decir verdad. Solo había venido al cine con Theo o Isaac, nunca a una cita. Sonreí malévola – Tuvimos una, ¿la cena en casa de Grace no cuenta?
Un soplo en los parpados me aturde levemente sacándome de mi sueño en blanco y negro, logrando percibir todo a mí alrededor con afinidad. Alguien a pocos centímetros de mi rostro me acaricia la mejilla con delicadeza provocando que esboce una sonrisa involuntariamente. Un suspiro despues y siento sus labios sobre los míos delicadamente, atraigo a Jesse más hacia mí para cerciorarme de que en verdad Jesse me está besando, provocando que sonría en medio del beso. - Buenos días – murmuró separándose unos milímetros de mis labios. Gruño escondiéndome en el hueco de su cuello, provocando que suelte una carcajada que hace vibrar su pecho haciéndome sonreír aun con los ojos cerrados. Levanto el rostro abriendo poco a poco los ojos impactando su mirada grisácea con la mía, ambas brillantes.
Un soplo en los parpados me aturde levemente sacándome de mi sueño en blanco y negro, logrando percibir todo a mí alrededor con afinidad. Alguien a pocos centímetros de mi rostro me acaricia la mejilla con delicadeza provocando que esboce una sonrisa involuntariamente. Un suspiro despues y siento sus labios sobre los míos delicadamente, atraigo a Jesse más hacia mí para cerciorarme de que en verdad Jesse me está besando, provocando que sonría en medio del beso. - Buenos días – murmuró separándose unos milímetros de mis labios. Gruño escondiéndome en el hueco de su cuello, provocando que suelte una carcajada que hace vibrar su pecho haciéndome sonreír aun con los ojos cerrados. Levanto el rostro abriendo poco a poco los ojos impactando su mirada grisácea con la mía, ambas brillantes.
Los días que presidieron nuestra partida de New York fueron como Jesse y yo predijimos, estábamos en boca de todos los que nos conocían y también de los que no, con nuestra llegada todo lo que se había pausado tras nuestra huida repentina, volvió a despertar lentamente para atacarnos, sin embargo, ante la decisión de ocultar nuestra relación hasta que pudiéramos solucionar los problemas más graves creo que al llegar, actuáramos nuestra rivalidad pasada. Había que admitir que actuar se nos daba bastante bien nuestra rivalidad más que muerta, pero ante los días que pasaban y no podíamos solucionar todo rápidamente, y lo poco que nos podíamos ver en verdad, la cual era a escondidas, comenzó a despertar mi ira, y también la impaciencia de Jesse. Suspire rendida sacando un libro de química para mi siguiente periodo de clase cerrando el cas
Tenía dudas... demasiadas en mi mente que no me permitían pensar con claridad, pero no importaba ya. Debía solucionar todos los problemas o terminar muy mal, sin embargo, lo único que pensé en el momento en que Caleb se fue dejando su amenaza grabada en mi mente, fue en Jesse. Lo único que podía pensar, era que lo necesitaba, demasiado y no podía soportar la separación el hecho de tener que escondernos, así que tan pronto me subí a mi auto le escribí que nos viéramos en la playa, junto al muelle de Santa Mónica. Me descalcé y entré a la playa solamente sosteniendo en una mano mis botines de plataforma mientras la brisa impacto con mi cabello haciéndolo revolotear en mi espalda, el sol estaban a punto de caer, poco a poco veía como se acercaba a la línea de horizonte que se marcaba con el mar y me quedé hipnotizada viendo como cada seg