En mis planes futuros nunca contemple volver al deshuesadero, ni de paso y mucho menos a una carrera. Despues de la muerte de Blake se convirtió en un lugar prohibido para las carreras, Isaac no organizó nunca otra en el lugar, quería mantenerlo como estaba antes de que llegáramos. Una simple fábrica abandonada. Ahora era más que eso, el lugar aguardaba en cada rincón el recuerdo de una vida llevada por la muerte.
Yacían grabadas en las paredes corazones con iniciales de enamorados perdidos y en un rincón especial, junto al lugar donde aguardaba Isaac su moto que paso a ser Blake, él y yo tallamos nuestras iniciales, tapado por una pegatina de la banda favorita de Blake.
Recorrí con los dedos el grabado mientras Isaac terminaba de reparar la moto que usar&eacut
A lo largo de mis diecisiete años de vida, muchos sentimientos han surcado mi corazón y uno con el que estaba demasiado familiarizada es el miedo. El miedo a la muerte.He perdido tantas personas importantes en mi vida que el miedo a no volverlas a ver es un sentimiento que me persigue a diario, sin embargo, en esta ocasión temía no volver a despertar.He estado al borde de la muerte tantas veces, que ni la cantidad de veces que he podido burlarla me quita el miedo a ella, a no volver a despertar jamás. No volver a ver sonreír a Theo mientras come como una ballena, no poder volver a sentir los abrazos de Grace que tanta calma me traen, las discusiones con Isaac despues de noches en vela filosofando acerca de la vida, no recorrer la carretera frente a la playa de Santa Mónica en bicicleta
Comí una cuchara de cereal mientras los demás reían y comían, al ser tantos, decidimos usar el comedor y May encantada preparó todo tipo de cosas para desayunar. El centro de la mesa estaba abarrotado de comida y una sección era para mí, porque soy la única vegetariana del lugar y jamás comería huevos con tocino de desayuno.Omití mi gesto de asco viendo a Isaac a mi diagonal izquierda comer encantado su tocino mientras yo tomaba un bollo de frambuesa, tostadas integrales y unas rodajas de aguacate.- Jamás había desayunado tanta gente con nosotros. Gracias por quedarse y espero hayan dormido bien – Promulgó Grace a mi derecha, quien precedía la mesa dejando a un lado sus cubiertos para mirarnos a todos.
Muchas veces me he aventurado a hacer cosas muy locas, cuando recién cumplí los quince, me fui del país con Blake sin avisar. Perdí mi virginidad en ese viaje. Fue perfecto aquello, pero esto se sentía diferente.Se sentía más que perfecto, porque alfo que hacia constantemente Blake, era obligarme a enfrentar mis problemas, a no temerle a nada sin importar que, siempre me obligó a vivir al máximo. Con Jesse era diferente.Jesse me traía calma y tranquilidad, algo que nunca me trajo Blake. Había amado tanto la forma de ser rebelde de Blake, que irremediablemente me convertí en una versión de él. Nunca experimente que era ser yo, porque siempre quise fingir ser otra persona ante los demás.
- ¿Toda tu vida has vivido aquí? - pregunté a Jesse bajando las escaleras lentamente observando que servía tambaleante los cinco platos que tenía en los brazos. Se giró a verme suplicando ayuda con la mirada. Esbocé una sonrisa tomando tres de los platos colocándolos en el comedor mientras él se mantenía callado. Quería respuestas, el hecho de que me trajera aquí me causaba curiosidad y aún más teniendo en cuenta que mi padre había dicho querer llevarme sin mi consentimiento a Suiza. Si no cumplía, Grace jamás me volvería a ver y ahora ninguno sabe de nuestro paradero, algo que debe estar enloqueciendo a Grace creyendo que nuestro padre me ha secuestrado y mi padre de seguro debe creer que Grace me ha llevado a algún paradero extraño donde no me pueda encontrar. - Siéntate, Lena... - murmuró cauteloso sentándose junto a mí.
La verdad duele, eso todos lo hemos aprendido en algún punto de nuestra vida ¿no es así? Sin embargo, algo que jamás aprendemos es que a pesar del dolor, aun nos sigue atrayendo las mentiras y los engaños. Siempre lo hacemos, a toda hora, mentimos a nuestros padres, hermanos, amigos, familia e incluso a nosotros mismos todo el tiempo pero cuando es hora de saber la verdad, esta suele doler demasiado. A lo largo de mi vida he tenido que lidiar con verdades capaces de matar, casi matan a mi hermana y mataron a mi madre biológica, pero yo tenía que ser diferente a ellas, no podía permitir que las verdades crueles que se ocultaban bajo el apellido Marshall buscaran consumirme hasta ahogarme porque debía ser más fuerte que ello. Debía ser como mi hermana. Siempre quise ser como ella, aun
Nos introdujimos en un bar que comprendía tres plantas donde todas ellas se interconectaban por un ascensor de cristal el cual estaba rodeado por balcones en cada planta, contrastando el piso de vidrio con las barandas de metal dándole un aspecto elegante a imponente al lugar que exudaba lujo por donde viera. El calor era infernal, la cantidad de personas superaba a las que hubiera visto en un bar en Los Ángeles y me encantaba. Adoraba el hecho de que aquí nadie me conociera. Nadie sabía quién soy, de que familia vengo. No sabían absolutamente nada y lo ama porque podía ser quien quisiera y no sabrían si miento o no. Tomo de la mano a Jesse llevándolo a la pista de baile acercándonos tanto que podíamos sentir el cuerpo del otro casi encima y aun así seguimos el ritmo de la música y
Trague saliva viendo a la chica frente a mí que me evaluaba con sus ojos azabaches. - ¿Por qué no me dijiste que vendría tu hermana? – me gire a ver a Jesse que rodeo con su brazo mi cuello pero le aparté con brusquedad alejándome dos pasos de él. Negó – no tenía idea de que vendría – murmuró – no tienes por qué enojarte por ello. - es cierto. No tienes por qué enojarte con Jesse. Vine sin avisar, discúlpame, no tenía idea de que Jesse te había traído y mucho menos que estarías de aquel modo, nuevamente me disculpo – suplico mirándome con pena jugueteando con los dedos. Le mire fijamente fulminando con la mirada a Jesse a mi lado y esboce una sonrisa tensa. - No tienes por qué d
Siempre he amado la noche, la oscuridad que ofrece y como aun en medio de la oscuridad la luz intenta ser participé incluso en el escenario más oscuro, me daba esperanzas, ilusión y alegría. De pequeña Grace me contaba que las estrellas eran guías, eran las personas que nos cuidaban, por cada estrella había una persona que nos observaba y que entre las miles de millones de estrellas, se encontraba mamá observándonos, siendo feliz porque seguíamos juntas, estando orgullosa de las hijas tan maravillosas que tenía. Pero a mí nunca me causó felicidad saber que mi madre estaba allí arriba cuando anhelaba con todo mí ser saber cómo fue, pasar tiempo con ella y abrazarle. Cuando me contó Grace de toda la verdad tras mi apellido, su historia y la razón por la que no tenía padre, no quise aceptarlo, no podía aceptar que estaba completamente so