Sebastian
Estoy sentado en mi escritorio, revisando algunos documentos cuando escucho un golpe en la puerta. Levanto la vista y veo a Elena, mi secretaria, la mujer trabaja conmigo desde que comencé con EnerGreen. Elena tiene 65 años y hace 2 años se pintó el cabello de blanco para no seguir luchando contra sus canas, incluso una vez se le ocurrió bromear conmigo y decirme que podía hacer lo mismo por mí, mis canas prematuras son heredadas por mi padre.
—El señor Wilson está aquí para su reunión de las 9—anunció Elena.
Asentí e hice un gesto con la mano.
—Que pase.
Benjamin Wilson es el CEO de una de las empresas más destructivas oculta bajo el nombre de una empresa de logística cuando en realidad solo tienen flotas de vehículos que consumen combustibles fósiles. El hombre hizo tantas llamadas como pudo a mi secretaria, e insistió mucho en que debía ser mi empresa quien lo ayudara. La idea de asociarme con una empresa que consume combustibles fósiles no es precisamente mi ideal de energía renovable, pero sé que es una oportunidad de seguir expandiendo mi negocio y hacer un cambio positivo en la industria.
Cuando Benjamin me alcanza me levanto para saludarlo.
—Sebastián, gracias por recibirme—dice Benjamin mientras estrechamos las manos.
—Es un placer, Benjamin—respondo sin sonreír—. Puedes sentarte.
—Gracias—mira mi oficina brevemente mientras se sienta—. Lindo lugar. Y la vista es todavía mejor.
Señala con su cabeza hacia la pared de vidrio que me da una vista impresionante hacia la ciudad, una vista que por lo general ignoro todo el día.
—Gracias. Entonces, ¿qué puedo hacer por ti? —pregunto, esperando que sea breve y vaya directo al punto.
—Estamos interesados en instalar paneles solares en nuestras instalaciones para proporcionar una fuente de energía limpia.
Enarco una ceja con escepticismo.
—¿Por qué ahora? Sé perfectamente que mi negocio se dedica a mejorar la vida humana, pero eso no evita que las empresas sigan ganando dinero con lo que hacen, que es de hecho, lo contrario a lo que yo ofrezco.
Benjamin asintió con una sonrisa tensa.
—Verás, hemos tenido ciertos inconvenientes. Y aunque no me creas, no busco destruir la raza humana—se rio solo de su propio chiste. Cuando se dio cuenta de que no lo seguí, dramatizó una toz para desviar la atención de su acto infantil—. Quiero hacer un cambio. Hemos oído hablar de su empresa, EnerGreen, y creemos que sería el socio perfecto para este proyecto.
Asiento con la cabeza, considerando su propuesta mientras golpeo rítmicamente mi dedo índice contra el escritorio.
—Entendiendo que su empresa tiene una gran huella de carbono debido al uso de combustibles fósiles—Benjamin enarca las cejas, claramente no esperaba que yo hubiera investigado tanto, lo que lo hace parecer nervioso—. Pero pienso que eso no significa que no podamos hacer un cambio positivo. Siempre estamos buscando oportunidades para promover la energía renovable y reducir nuestra huella de carbono. Si está dispuesto a subirse a este proyecto y apoyar nuestras iniciativas para la energía limpia, entonces estamos dispuestos a trabajar juntos.
Benjamin sonríe, pareciendo aliviado con mi respuesta.
—Por supuesto, estamos dispuestos a apoyar cualquier iniciativa que pueda hacer una diferencia positiva en el medio ambiente. Haremos todo lo posible para asegurarnos de que este proyecto sea un éxito.
Nos damos la mano de nuevo, sellando el acuerdo. A pesar de que nuestras empresas tienen filosofías muy diferentes, estoy contento de haber encontrado un socio que está dispuesto a tomar medidas para reducir su huella de carbono. Juntos, podemos hacer una diferencia real en la industria y en el medio ambiente.
Revisando algunos informes y tomando notas sobre posibles proyectos futuros, de repente, mi teléfono personal suena y leo en la pantalla mamá y papá. Ambos comparten un mismo teléfono porque mi padre dice que no tiene nada que ocultarle nada a mi madre. No me sorprende que me llamen, ya que últimamente he estado demasiado ocupado con mi empresa como para visitarlos con frecuencia.
—Hola, ¿mamá? —contesto.
—¡Sebastián, mi amor! ¿Cómo estás? —responde mi madre con su típico tono emocionado.
—Estoy bien, gracias. ¿Y ustedes? —continúo, tratando de mantener la conversación corta.
—Estamos bien, gracias por preguntar. Solo llamábamos para saber cómo te va y cuándo planeas visitarnos.
—Sí, sé que debo visitarlos pronto—digo, pero sé que nunca encuentro tiempo suficiente para hacerlo—. ¿Eso es todo?
Ella estuvo un momento en silencio, al parecer solo me llamó mi madre.
—Espero que no hayas conseguido otra de esas mujeres tontas que quieren solo tu dinero—agrega mi madre con un tono preocupado.
Pienso en la última mujer con la que salí, una modelo extravagante que no tenía nada en común conmigo, antes de contestarle.
—No, mamá, no he conocido a nadie últimamente.
—Bueno, eso es una buena noticia—dice mi madre, aliviada—. Pero, de todos modos, deberías venir a cenar con nosotros el viernes por la noche. No acepto un no por respuesta.
—Está bien, iré—accedo de inmediato, sabiendo que esto la hará olvidar el tema de las mujeres en mi vida.
—¡Qué bueno! Ya sabes que tu padre y yo siempre estamos aquí para ti. Cuando vengas podemos hablar mejor sobre las mujeres—me dice mi madre, antes de colgar el teléfono.
Respiro hondo y vuelvo a mi trabajo. Aunque a veces me canso de las insistencias de mis padres por encontrar una esposa, sé que me quieren y solo quieren lo mejor para mí. Quizás debería intentar encontrar más tiempo para pasar con ellos, cuando les haya quitado esa idea de la cabeza.
Me levanto y me pongo de pie frente a la pared de cristal de mi oficina, admirando la impresionante vista de la ciudad de Nueva York. Desde aquí arriba puedo ver todos los edificios icónicos y el tráfico de la ciudad en movimiento constante. Mi vista se desvía hacia el Central Park, donde solía ir con mi exesposa Scarlett. Soy un idiota, pensando en ella de nuevo, aunque ya no me extrañaba, cualquier cosa me recuerda a ella.
La vista del parque me trae recuerdos vivos de cuando caminábamos por allí, disfrutando de la naturaleza y de nuestra compañía mutua. Éramos jóvenes e inmaduros, las cosas no terminaron bien.
Ahora, todo lo que me queda es esperar a que llegue la mujer correcta a mi vida para olvidar a Scarlett, si es que llega. Después de ella, he estado con muchas mujeres, pero ninguna ha logrado llenar ese molesto vacío que dejó en mi corazón. Incluso me molesta que su rostro lloroso no salga de mi mente, que sus sonrisas todavía se cuelen en mi imaginación, que cuando me enferme estando solo en mi apartamento, la recuerde cuidándome, que haya usado muchas de sus ideas para levantar mi empresa.
Estoy decidido a no cometer los mismos errores que en el pasado, a ser más maduro y considerado con la próxima mujer que entre en mi vida.
Alguien toca a mi puerta y me giro justo cuando mi primo Marco abre la puerta.
—La tía Vanessa me llamó hace un momento—me dice Marco con el ceño fruncido mientras camina hacia mí. Cuando se detiene a mi lado, su ceño fruncido se intensifica—. ¿Debería preocuparme que me haya encomendado secuestrarte para llevarte a su casa en el caso de que cambies de opinión?
Suspiré.
—Esa mujer…—murmuro entre dientes—. Le acabo de decir que iré a cenar con ellos el viernes.
—No puedes juzgarla por dudar. Puedo contar todas esas veces que dijiste que irías y luego decidiste no ir. Y todo en menos de tres meses. Debes visitar a tu madre, hombre. Sigue mi ejemplo.
—Penélope no te está presionando para que te cases, Marco.
Penélope es la hermana gemela de mi madre, sin embargo, es completamente diferente. No es tan eufórica y dramática, tampoco se mete en la vida de su hijo constantemente para buscarle una esposa. Penélope es ginecóloga, mi padre estudió arquitectura, pero solo la ejerció unos pocos años hasta que mi hermana menor y yo nacimos, luego se dedicó al hogar, aunque es algo que no desprecio, solo tengo buenos recuerdos de mi infancia y mi relación con mi madre es buena. Por eso pasó un año antes de que mi madre volviera a hablarme cuando supo lo que sucedió con Scarlett, ellas eran muy unidas, y admito que fui un idiota el último día que la vi.
Marco sonríe.
—Está bien. Tienes razón. Pero hay una gran diferencia, yo tengo 28 y tú tienes 36, todavía tengo tiempo antes de que mi madre lo mencione, pero tú primo, ¿no quieres hijos? ¿Una familia?
Yo y mis primos nacimos en una familia grande y unida. No solo está mi tía Penélope, también están los tíos Gregory, Darlene y Julio, todos ellos están casados y tienen hijos. También está la abuela Georgia, la madre de mi madre, que tiene 85 años. Llegaron desde Argentina hace décadas, desde antes que yo naciera. En resumen, la vida familiar es lo que se espera de la siguiente generación.
—Quiero todo eso, pero no ha salido bien.
Marco rueda los ojos.
—Tienes un pésimo gusto para elegir mujeres, ¿eso quieres decir?
Después de Scarlett, el tipo de chica buena, busqué mujeres totalmente diferentes. Todavía después de 8 años, sigo haciéndolo, aunque ya no es adrede.
—¿No tienes trabajo qué hacer? —le increpé, volviendo a mi asiento en frente del escritorio.
Marco rodea el escritorio hasta detenerse en frente mío. Entonces revisa su reloj de mano.
—Tengo que hacer una entrevista.
Lo miro.
—¿Todavía no consigues secretaria?
—Es difícil. No quiero una chica que solo sea bonita, necesito que tenga cerebro para ayudarme a organizarme. Pero tampoco quiero que sea tan vieja, no quiero encontrarme con su cadáver un día. Sin ofender a Elena.
—Que bueno que no está aquí, porque eso definitivamente la hubiera ofendido.
—De cualquier forma, espero tener suerte con esta. Tiene un buen curriculum y se graduó con honores de Andrews. Parece impresionante, ¿y lo mejor? Es tan guapa que duele.
Aquello me saca una sonrisa sincera.
—¿Entonces qué haces aquí y no entrevistándola?
—Parece que nadie es tan perfecto, está llegando 10 minutos tardes.
LettyMe despierto sobresaltada con el sonido del despertador de mesa que he dejado sonar. Al abrir los ojos y mirar hacia la ventana, veo que la luz del sol ya ilumina la habitación. Me siento en la cama y miro el reloj de mano en mi mesita de noche y en medio de mi bruma mental me doy cuenta de que el despertador ha sonado por cuarta vez, es demasiado tarde para ir a mi entrevista de trabajo. ¡Maldición! ¿Por qué siempre me pasa esto? ¿Por qué no puedo llegar temprano a ningún lado?En ese momento, entra mi hermana menor en mi habitación, con una taza blanca de Lilo y Stich llena de humeante café y una sonrisa burlona en su rostro.—El desayuno está listo, Letty—me dice mientras revisa su propio reloj de mano—. Y ya es tarde.La miro siniestramente. No necesitaba su sarcasmo ahora mismo.Me levanto rápidamente de la cama y corro hacia el baño para ducharme y arreglarme lo más rápido posible. Incluso creo que lastimé mis encías mientras cepillé mis dientes. Tomo un pedazo de pan de l
Letty Lo sigo hacia el interior de su oficina bonita en colores blanco, beige y gris. Me siento en frente de su escritorio cuando él toma asiento en su butaca. El hombre debe ser menor que yo, se ve muy joven, y, además, demasiado guapo. Me lamento de que sea tan guapo, siempre he sido una tonta con ellos, digamos que no tengo un buen historial con chicos guapos, son de lo peor. Sin embargo, como este chico guapo puede ser mi jefe, decido confiar en su dulce sonrisa amigable y hacer mi mayor esfuerzo por ganarme el empleo.—Dígame, señorita…—Letty—lo interrumpo casi frenéticamente, pero sonrío para desviar la atención—. Es mejor así.Él asiente mirando mi curriculum en papel sobre su escritorio.—Entonces, Letty Lewis—me mira finalmente—. ¿Por qué te gustaría trabajar en EnerGreen? ¿Por qué en este momento?Hago lo posible por mirarlo con seguridad al dar mi respuesta.—Siempre me ha gustado la idea de trabajar en una empresa diferente, que trabaje por un propósito mejor, algo que i
Letty —¿Scarlett? —la voz desconcertada de Sebastian casi hace que mis piernas flaqueen, pero me mantuve firme mientras caminó hacia mí. Cuando me alcanzó lucía todavía más desconcertado mientras las dos perlas coloridas de sus ojos me observaban casi con fascinación—. ¿Qué haces aquí Scarlett? Mi cuerpo traicionero reaccionó a su voz llamándome por mi nombre completo. Era el único que siempre me llamó así, el resto del mundo sabía que lo mejor para su salud era decirme Letty, porque Sebastian siempre me dijo que adoraba mi nombre, que no había razón para cortarlo de esa forma. Hice puños mis manos para hacerme daño con las uñas en mis palmas y despertar de nuevo en el presente. Porque Sebastian era parte de mi pasado, ahora éramos dos extraños. Y así debía quedar. —Letty—lo corregí. Miré a Marco que nos alcanzó e ignoré el ceño fruncido de Sebastian a causa de mi respuesta. —¿Conoces a mi nueva secretaria Letty Lewis? —le preguntó Marco deteniéndose a nuestro lado. Sebastian co
Sebastian Mi vida laboral es la misma, y como de costumbre, estoy sentado en mi ridículamente amplia oficina, rodeado de papeles sobre mi escritorio, pero con la mirada perdida en el horizonte de la ciudad que se ilumina lentamente al caer la noche. Las luces destellan en los edificios y el ruido de la ciudad se desvanece a medida que me permito sumergir en mis pensamientos sobre lo que sucedió hoy.Scarlett y su repentina aparición en mi vida han removido algo dentro de mí, despertando emociones que creí haber dejado atrás hace años. En realidad, emociones que creí que solo fueron falsas, solo química de cuerpos, una infatuación que duró demasiado tiempo. Eso creí hasta el día de hoy, cuando la vi y mi universo se descolocó, mi vida perdió sentido, la gravedad fue solo teoría, mis ojos un imán sobre ella y su cuerpo maduro. El tiempo solo la hizo más hermosa, más audaz, logró estudiar una carrera y ser la mejor de su clase, es inteligente, siempre lo fue, nunca lo he dudado. Incluso
Scarlett Cerca de nuestra casa está Bennis, la pizzería que nos salva de cocinar por lo menos dos veces a la semana. Es el lugar más barato y con la pizza más deliciosa, por lo menos para nosotras. El día de pizza era algo sagrado para nosotras, hablábamos de nuestros peores días, nos desahogábamos ese día, ya que nuestros días son atareados, ella en la universidad y yo en el trabajo. Y hoy era ese día, el día de soltarlo todo. El día en que me reencontré con mi exesposo. Quería tirarme del puente Brooklyn, por lo menos ese puente era bonito. Sé que el día de pizza es para desahogarnos, y yo necesitaba desahogarme hoy, pero vacilé en contarle a mi hermana la verdad en el trasfondo de la buena noticia. Ella quiso mucho a Sebastian, creo que le dolió la noticia de mi divorcio tanto como a mí, ella solo tenía 12 años. Pero eso no fue lo peor para Riley, nuestros padres murieron en un accidente de auto un año después, por lo que tuve que encargarme de ella. Cuidar en todo aspecto de mi h
Sebastian Al entrar en mi oficina, me dejo caer en la silla con un suspiro profundo. ¿Cómo se me ocurrió hacer que Scarlett trabaje para mí? Es como si estuviera buscando problemas a propósito. Por un momento, una pizca de remordimiento me atraviesa al darme cuenta de que estoy utilizando mi poder y posición para obligar a ser mi secretaria, si ella aceptó está realmente necesitada. Pero esos pensamientos se desvanecen rápidamente cuando la imagen de Scarlett, con su belleza desbordante, trabajando como secretaria para mi primo Marco o cualquier otro hombre, provoca una mezcla de rabia y celos que no puedo ignorar. Es completamente inaceptable. Lo peor es que no tengo claro lo que siento por ella ahora. Después de todo, han pasado ocho años desde nuestro divorcio. Pensé que habría borrado todo rastro de Scarlett de mi sistema, especialmente de mi corazón. En ese momento, recuerdo las hortensias que ordené para decorar su escritorio. ¿Por qué demonios estoy haciendo eso? Me siento com
ScarlettLloré un poco más cuando otro trueno retumbó, acompañado de la luz cegadora de un rayo. Me quedé congelada bajo el banco en la parada de autobús, agradecida por estar sola en ese momento ya que no habría por qué avergonzarse si nadie me veía de esta forma, aunque también tuve el pensamiento de que quizás esa soledad era mala suerte. Allí estaba, sola en una parada de autobús solitaria, y solo a mí me aterraban tanto los truenos. Era paradójico, el miedo a los truenos era mi tormento, pero también tenía miedo a que alguien pudiera aprovecharse de mi vulnerabilidad en ese estado. Sabía que tenía que moverme, encontrar un refugio más seguro, pero los truenos seguían golpeando mis tímpanos, mi corazón latía desbocado, y me quedé inmovilizada, empapada por la lluvia y por mi propio miedo.Otro sollozo escapó de mí y las lágrimas fluían sin control, como si el cielo hubiera liberado no solo su tormenta eléctrica sobre mí, sino también mi tormenta interna. Me encontré llorando como
Scarlett Salí casi demasiado rápido del apartamento. No había una razón por la que debería mentirle a mi hermana, anoche no pasó nada que no debiera pasar, pero por alguna razón, prefería mantener en secreto todo lo que sucedió, así podría fingir que nada sucedió, y él tampoco tendría que fingir que le intereso y que está preocupado por mí. 40 minutos después, llegué a la empresa. Saludé al guardia de seguridad, y a Sabrina. —Espera, Letty—me llamó Sabrina, haciendo ademan con su mano para que volviera a su escritorio. Hice lo que me pidió. —¿Sucede algo con el presidente? —No. Solo quería invitarte a almorzar. ¿Quieres? Conozco un buen lugar en la otra calle. Es cerca. Sonreí. —Claro. Será divertido. —Llevaré a otra amiga. —Mejor aún. Continué hacia el ascensor y presioné el botón para subir, con los nervios apoderándose de mí. Mientras me acercaba a mi piso de trabajo, la valentía que obtuve para decidir actuar como si nada hubiera ocurrido, vaciló. Y cuando las puertas de