ScarlettEse día, como de costumbre, Sabrina, Regina y yo nos encontramos en nuestro restaurante favorito para comer en la hora del almuerzo. El lugar, normalmente abarrotado de ejecutivos y trabajadores de otras empresas a esta hora del mediodía, estaba extrañamente vacío. Era tan inusual y sospechoso como el comportamiento de Sebastian esa mañana. No había intentado besarme, tocarme, ni siquiera habíamos hablado de nada personal después de esa corta conversación sobre el exagerado ramo de rosas que había dejado en mi escritorio. Lo admito, había estado esperando que intentara besarme, y eso me hacía sentir confundida. Estaba siendo todo un caballero, pero a la vez, era tan extraño. —Entonces, déjame entender—dijo Regina mientras abría su botella de agua saborizada—, ¿vas a volver con tu exesposo ahora sí?Su pregunta me hizo sentir que estaba despertando en la realidad por primera vez desde que volvimos de Hawái. No me pregunté lo que pensarían las personas en nuestras vidas si volv
SebastianTan pronto como mencioné que iba a asistir a la subasta de la hermana de Scarlett, Serena me miró con el ceño fruncido mientras me ayudaba a acomodar la corbata.—¿En serio vas a ir a esa subasta? —preguntó, ajustando el nudo con un tirón más fuerte de lo necesario.Asentí, viendo la preocupación en sus ojos. Serena y yo siempre estábamos ocupados, así que los momentos que teníamos para vernos eran breves pero valiosos. Hoy había venido para visitarme por unos minutos y de paso me ayudó a elegir qué ponerme para esta noche en la subasta de la clase de Riley.—Sí, voy a ir —respondí con calma, intentando apaciguar sus dudas—. Tengo un plan para que todo salga bien esta noche.—¿Un plan? —Serena arqueó una ceja, cruzando los brazos—. ¿Y cuál es ese plan? Porque si no recuerdo mal, el que va a estar siendo subastado eres tú, no Scarlett. No podrás escapar de tu responsabilidad tan fácilmente.Solté una risa suave, admirando su carácter directo y protector. Me acerqué a ella y l
Sebastian Estoy sentado en mi escritorio, revisando algunos documentos cuando escucho un golpe en la puerta. Levanto la vista y veo a Elena, mi secretaria, la mujer trabaja conmigo desde que comencé con EnerGreen. Elena tiene 65 años y hace 2 años se pintó el cabello de blanco para no seguir luchando contra sus canas, incluso una vez se le ocurrió bromear conmigo y decirme que podía hacer lo mismo por mí, mis canas prematuras son heredadas por mi padre.—El señor Wilson está aquí para su reunión de las 9—anunció Elena.Asentí e hice un gesto con la mano.—Que pase.Benjamin Wilson es el CEO de una de las empresas más destructivas oculta bajo el nombre de una empresa de logística cuando en realidad solo tienen flotas de vehículos que consumen combustibles fósiles. El hombre hizo tantas llamadas como pudo a mi secretaria, e insistió mucho en que debía ser mi empresa quien lo ayudara. La idea de asociarme con una empresa que consume combustibles fósiles no es precisamente mi ideal de e
LettyMe despierto sobresaltada con el sonido del despertador de mesa que he dejado sonar. Al abrir los ojos y mirar hacia la ventana, veo que la luz del sol ya ilumina la habitación. Me siento en la cama y miro el reloj de mano en mi mesita de noche y en medio de mi bruma mental me doy cuenta de que el despertador ha sonado por cuarta vez, es demasiado tarde para ir a mi entrevista de trabajo. ¡Maldición! ¿Por qué siempre me pasa esto? ¿Por qué no puedo llegar temprano a ningún lado?En ese momento, entra mi hermana menor en mi habitación, con una taza blanca de Lilo y Stich llena de humeante café y una sonrisa burlona en su rostro.—El desayuno está listo, Letty—me dice mientras revisa su propio reloj de mano—. Y ya es tarde.La miro siniestramente. No necesitaba su sarcasmo ahora mismo.Me levanto rápidamente de la cama y corro hacia el baño para ducharme y arreglarme lo más rápido posible. Incluso creo que lastimé mis encías mientras cepillé mis dientes. Tomo un pedazo de pan de l
Letty Lo sigo hacia el interior de su oficina bonita en colores blanco, beige y gris. Me siento en frente de su escritorio cuando él toma asiento en su butaca. El hombre debe ser menor que yo, se ve muy joven, y, además, demasiado guapo. Me lamento de que sea tan guapo, siempre he sido una tonta con ellos, digamos que no tengo un buen historial con chicos guapos, son de lo peor. Sin embargo, como este chico guapo puede ser mi jefe, decido confiar en su dulce sonrisa amigable y hacer mi mayor esfuerzo por ganarme el empleo.—Dígame, señorita…—Letty—lo interrumpo casi frenéticamente, pero sonrío para desviar la atención—. Es mejor así.Él asiente mirando mi curriculum en papel sobre su escritorio.—Entonces, Letty Lewis—me mira finalmente—. ¿Por qué te gustaría trabajar en EnerGreen? ¿Por qué en este momento?Hago lo posible por mirarlo con seguridad al dar mi respuesta.—Siempre me ha gustado la idea de trabajar en una empresa diferente, que trabaje por un propósito mejor, algo que i
Letty —¿Scarlett? —la voz desconcertada de Sebastian casi hace que mis piernas flaqueen, pero me mantuve firme mientras caminó hacia mí. Cuando me alcanzó lucía todavía más desconcertado mientras las dos perlas coloridas de sus ojos me observaban casi con fascinación—. ¿Qué haces aquí Scarlett? Mi cuerpo traicionero reaccionó a su voz llamándome por mi nombre completo. Era el único que siempre me llamó así, el resto del mundo sabía que lo mejor para su salud era decirme Letty, porque Sebastian siempre me dijo que adoraba mi nombre, que no había razón para cortarlo de esa forma. Hice puños mis manos para hacerme daño con las uñas en mis palmas y despertar de nuevo en el presente. Porque Sebastian era parte de mi pasado, ahora éramos dos extraños. Y así debía quedar. —Letty—lo corregí. Miré a Marco que nos alcanzó e ignoré el ceño fruncido de Sebastian a causa de mi respuesta. —¿Conoces a mi nueva secretaria Letty Lewis? —le preguntó Marco deteniéndose a nuestro lado. Sebastian co
Sebastian Mi vida laboral es la misma, y como de costumbre, estoy sentado en mi ridículamente amplia oficina, rodeado de papeles sobre mi escritorio, pero con la mirada perdida en el horizonte de la ciudad que se ilumina lentamente al caer la noche. Las luces destellan en los edificios y el ruido de la ciudad se desvanece a medida que me permito sumergir en mis pensamientos sobre lo que sucedió hoy.Scarlett y su repentina aparición en mi vida han removido algo dentro de mí, despertando emociones que creí haber dejado atrás hace años. En realidad, emociones que creí que solo fueron falsas, solo química de cuerpos, una infatuación que duró demasiado tiempo. Eso creí hasta el día de hoy, cuando la vi y mi universo se descolocó, mi vida perdió sentido, la gravedad fue solo teoría, mis ojos un imán sobre ella y su cuerpo maduro. El tiempo solo la hizo más hermosa, más audaz, logró estudiar una carrera y ser la mejor de su clase, es inteligente, siempre lo fue, nunca lo he dudado. Incluso
Scarlett Cerca de nuestra casa está Bennis, la pizzería que nos salva de cocinar por lo menos dos veces a la semana. Es el lugar más barato y con la pizza más deliciosa, por lo menos para nosotras. El día de pizza era algo sagrado para nosotras, hablábamos de nuestros peores días, nos desahogábamos ese día, ya que nuestros días son atareados, ella en la universidad y yo en el trabajo. Y hoy era ese día, el día de soltarlo todo. El día en que me reencontré con mi exesposo. Quería tirarme del puente Brooklyn, por lo menos ese puente era bonito. Sé que el día de pizza es para desahogarnos, y yo necesitaba desahogarme hoy, pero vacilé en contarle a mi hermana la verdad en el trasfondo de la buena noticia. Ella quiso mucho a Sebastian, creo que le dolió la noticia de mi divorcio tanto como a mí, ella solo tenía 12 años. Pero eso no fue lo peor para Riley, nuestros padres murieron en un accidente de auto un año después, por lo que tuve que encargarme de ella. Cuidar en todo aspecto de mi h