ScarlettPasé el resto de mi día haciendo uso del servicio al cuarto. Pedí helado, comida, dulces e incluso una botella de vino. Ellos quisieron decirme el precio de la botella, pero les dije que no lo hicieran, Sebastian debía pagar por meterse en mi cabeza. Cambié el color de mis uñas a un rojo intenso, que por supuesto, hacía juego con el vestido rojo que decidí ponerme en la noche para el evento.A las 7 de la noche estuve lista. Me había preparado para sobrellevar la noche con una cantidad moderada de alcohol, y decidí dejar mi teléfono en la habitación. Esta era un evento en el que no iba a trabajar, así que no tenía por qué estar detrás de Sebastian.Mientras avanzo por los jardines del hotel, las palmeras se mecen suavemente y siento la suave brisa sobre mi piel y cabello. La luz tenue de las linternas ilumina el camino de piedra. El sonido distante del océano me relaja al momento de disipar cualquier pensamiento no deseado.En mi trayecto, paso por un puente que cruza un pequ
SebastianAbro los ojos en la penumbra de la habitación del hotel, los recuerdos de la noche anterior llegan de inmediato. Mi cuerpo se llena de euforia cuando siento los labios de Scarlett todavía en los míos. Volver a besarla fue como llenar mis pulmones de vida después de haberlos mantenido vacíos por demasiado tiempo.Me siento en el borde de la cama y respiro hondo. La bruma de la mañana filtra la luz por el ventanal, iluminando débilmente la habitación. Pero cuando mis ojos se enfocan en el espacio vacío a mi lado, suspiro con pereza. Scarlett no está allí todavía.James apareció justo cuando la canción acabó, y Scarlett, aprovechando la oportunidad para escapar, desapareció. La confusión en sus ojos reflejaba su lucha interna, la lucha que tuvimos el día que nos separamos y la que compartimos durante años. Sabía que Scarlett estaba confundida, pero también sabía que no fui el único que sintió ese beso como la gloria. Si pensaba que escapar de mí, me haría cambiar de opinión, se
Scarlett—¿Por qué no lo hiciste? —la pregunta se escapó de mis labios, o quizá, realmente quería saberlo porque necesitaba una excusa que desapareciera por completo el dolor que volvía todo el tiempo cuando pensaba en nuestro pasado. Entonces lo miré, miré el rostro de Sebastian y casi me derrumbo. Aquella fue la misma mirada de dolor que tuvo cuando me dijo que se iba, y yo no lo detuve, simplemente le dije que se fuera, que no lo necesitaba. Pero sí lo hice, lo necesité mucho y en ese momento no pensé que me haría tanta falta.—No supe manejar la idea de que podía perder a la persona más importante de mi vida—contesta lentamente, como si estuviera lejos de sí mismo—. Mi inseguridad se mezcló con mi orgullo, con mi miedo a no ser suficiente para ti. Entonces me alejé, creí que la distancia... creí que olvidándote evitaría el rechazo y el dolor que me ocasionarías cuando tú te dieras cuenta de que era mejor dejarme, incluso aunque todos los días estuviera al borde de tomar la decis
Sebastian Durante el camino a la empresa, invertí mi tiempo en averiguar las cosas que no sabía de la Scarlett que había perdido durante los últimos 8 años. Quería saber si tenía un nuevo color favorito, si algo en su paladar infantil había cambiado; aunque considerando que pude convencerla de ir conmigo a la oficina con ayuda de una hamburguesa, pensé que en cuanto a la comida, Scarlett seguía siendo la misma. Hablamos durante los siguientes 40 minutos sobre sus padres, la universidad y la oscura época en la que Scarlett tuvo que dar en adopción el gato de Riley en secreto porque Riley tenía alergias. Esa mañana también me había preparado para sorprenderla por completo en la empresa. Cuando llegamos a la oficina, la esperaba en su escritorio un ramo de flores rojas. Ella se quedó paralizada frente a su escritorio, mirando las flores fijamente. Luego, cuando pasé a su lado para continuar hacia mi oficina, Scarlett estrechó los ojos hacia mí. Sin embargo, ya no había irritación, sino
ScarlettEse día, como de costumbre, Sabrina, Regina y yo nos encontramos en nuestro restaurante favorito para comer en la hora del almuerzo. El lugar, normalmente abarrotado de ejecutivos y trabajadores de otras empresas a esta hora del mediodía, estaba extrañamente vacío. Era tan inusual y sospechoso como el comportamiento de Sebastian esa mañana. No había intentado besarme, tocarme, ni siquiera habíamos hablado de nada personal después de esa corta conversación sobre el exagerado ramo de rosas que había dejado en mi escritorio. Lo admito, había estado esperando que intentara besarme, y eso me hacía sentir confundida. Estaba siendo todo un caballero, pero a la vez, era tan extraño. —Entonces, déjame entender—dijo Regina mientras abría su botella de agua saborizada—, ¿vas a volver con tu exesposo ahora sí?Su pregunta me hizo sentir que estaba despertando en la realidad por primera vez desde que volvimos de Hawái. No me pregunté lo que pensarían las personas en nuestras vidas si volv
SebastianTan pronto como mencioné que iba a asistir a la subasta de la hermana de Scarlett, Serena me miró con el ceño fruncido mientras me ayudaba a acomodar la corbata.—¿En serio vas a ir a esa subasta? —preguntó, ajustando el nudo con un tirón más fuerte de lo necesario.Asentí, viendo la preocupación en sus ojos. Serena y yo siempre estábamos ocupados, así que los momentos que teníamos para vernos eran breves pero valiosos. Hoy había venido para visitarme por unos minutos y de paso me ayudó a elegir qué ponerme para esta noche en la subasta de la clase de Riley.—Sí, voy a ir —respondí con calma, intentando apaciguar sus dudas—. Tengo un plan para que todo salga bien esta noche.—¿Un plan? —Serena arqueó una ceja, cruzando los brazos—. ¿Y cuál es ese plan? Porque si no recuerdo mal, el que va a estar siendo subastado eres tú, no Scarlett. No podrás escapar de tu responsabilidad tan fácilmente.Solté una risa suave, admirando su carácter directo y protector. Me acerqué a ella y l
Sebastian Estoy sentado en mi escritorio, revisando algunos documentos cuando escucho un golpe en la puerta. Levanto la vista y veo a Elena, mi secretaria, la mujer trabaja conmigo desde que comencé con EnerGreen. Elena tiene 65 años y hace 2 años se pintó el cabello de blanco para no seguir luchando contra sus canas, incluso una vez se le ocurrió bromear conmigo y decirme que podía hacer lo mismo por mí, mis canas prematuras son heredadas por mi padre.—El señor Wilson está aquí para su reunión de las 9—anunció Elena.Asentí e hice un gesto con la mano.—Que pase.Benjamin Wilson es el CEO de una de las empresas más destructivas oculta bajo el nombre de una empresa de logística cuando en realidad solo tienen flotas de vehículos que consumen combustibles fósiles. El hombre hizo tantas llamadas como pudo a mi secretaria, e insistió mucho en que debía ser mi empresa quien lo ayudara. La idea de asociarme con una empresa que consume combustibles fósiles no es precisamente mi ideal de e
LettyMe despierto sobresaltada con el sonido del despertador de mesa que he dejado sonar. Al abrir los ojos y mirar hacia la ventana, veo que la luz del sol ya ilumina la habitación. Me siento en la cama y miro el reloj de mano en mi mesita de noche y en medio de mi bruma mental me doy cuenta de que el despertador ha sonado por cuarta vez, es demasiado tarde para ir a mi entrevista de trabajo. ¡Maldición! ¿Por qué siempre me pasa esto? ¿Por qué no puedo llegar temprano a ningún lado?En ese momento, entra mi hermana menor en mi habitación, con una taza blanca de Lilo y Stich llena de humeante café y una sonrisa burlona en su rostro.—El desayuno está listo, Letty—me dice mientras revisa su propio reloj de mano—. Y ya es tarde.La miro siniestramente. No necesitaba su sarcasmo ahora mismo.Me levanto rápidamente de la cama y corro hacia el baño para ducharme y arreglarme lo más rápido posible. Incluso creo que lastimé mis encías mientras cepillé mis dientes. Tomo un pedazo de pan de l