Sebastian
Mi vida laboral es la misma, y como de costumbre, estoy sentado en mi ridículamente amplia oficina, rodeado de papeles sobre mi escritorio, pero con la mirada perdida en el horizonte de la ciudad que se ilumina lentamente al caer la noche. Las luces destellan en los edificios y el ruido de la ciudad se desvanece a medida que me permito sumergir en mis pensamientos sobre lo que sucedió hoy.
Scarlett y su repentina aparición en mi vida han removido algo dentro de mí, despertando emociones que creí haber dejado atrás hace años. En realidad, emociones que creí que solo fueron falsas, solo química de cuerpos, una infatuación que duró demasiado tiempo. Eso creí hasta el día de hoy, cuando la vi y mi universo se descolocó, mi vida perdió sentido, la gravedad fue solo teoría, mis ojos un imán sobre ella y su cuerpo maduro. El tiempo solo la hizo más hermosa, más audaz, logró estudiar una carrera y ser la mejor de su clase, es inteligente, siempre lo fue, nunca lo he dudado. Incluso el día en que le dije que nunca podría lograr nada por sí misma porque estaba muy ocupada criticándome.
Pateé la papelera junto a mi escritorio y los papeles cayeron al piso. Fui un completo hijo de perra en ese entonces, un idiota que jamás se detuvo a pensar en sus palabras. Mentiría si dijera que no sentí que Scarlett me lastimó con sus acciones, con algunas de sus críticas, pero jamás me dijo el tipo de cosas que yo a ella, yo siempre estuve dispuesto a lastimarla con esta boca.
Así que mi mente vuela hacia aquellos días tumultuosos en los que nuestra juventud e inmadurez nos llevaron al borde del abismo y finalmente al divorcio. Me siento extraño, como el mismo joven irresponsable que una vez lastimó a la mujer que amaba. Y es por eso que me detengo a pensar ahora; En lo más profundo de mi mente, reconozco que fui egoísta al obligar a Scarlett a convertirse en mi secretaria, impulsado por caprichos y celos sin fundamento. Pero una parte inmensa de mí nunca ha dejado de desear su presencia en mi vida. Si la pierdo de vista de nuevo, temo que desaparezca por mucho tiempo.
Pero, ¿qué significa eso? ¿Significa que todavía la amo? Me preocupa que ahora no la quiera perder de vista porque la extraño. Finalmente acepto para mí mismo que estoy asustado. Me preocupa que, si la pierdo de vista de nuevo, desaparezca de mi vida durante demasiado tiempo. Pero, ¿es esto una razón suficiente para mantenerla cerca? ¿La estoy ayudando o solo la estoy usando? La idea de que la pueda lastimar otra vez me atormenta.
Antes de que pueda encontrar una respuesta a mis propias preguntas, un golpe en la puerta rompe mi enredado torrente de pensamientos. Es Marco, mi primo, con su sonrisa cálida levanta su mano hacia mí.
—¿Cómo estás? —me pregunta desde la puerta. Entonces se da cuenta de la basura tirada junto a mi escritorio—. Necesitas salir a tomar algo.
Asiento con la cabeza y agradezco la distracción, dejando mis pensamientos en pausa por un momento.
—Lo necesito.
Me pongo la chaqueta de mi traje azul marino y tomo mi teléfono antes de cerrar la laptop. Al salir de mi oficina encuentro el escritorio de la secretaria totalmente vacío. Elena hizo lo que le dije, recogió sus cosas y su considerable liquidación que le permitirá vivir tranquila el resto de su vida. Le dije a Scarlett que podía comenzar mañana, fue una excusa para que ambos pudiéramos descansar de nuestra pequeña pelea. Ni en un millón de años creí que estaría teniendo esa discusión con mi exesposa justo hoy.
Me sentía muy cansado, por primera vez desde que EnerGreen se posicionó en una de las mejores empresas del país.
—Oye, yo comprendo que ha sido un día… difícil—comentó Marco cuando llegamos al ascensor. Pulsó el botón para la recepción—, sobre todo, porque me has quitado a mi secretaria que resultó ser tu exesposa que claramente te odia. Pero tengo curiosidad, ¿qué pasó para que te odiara tanto? Letty es… parece una mujer dulce y amable. De solo verte se transformó en Fiona.
Sonreí apenas y recosté mi cabeza de la pared de metal detrás de nosotros.
—Eras muy joven cuando me casé, Marco. Mi madre y mi padre la querían, pero… la verdad es que éramos muy jóvenes e inmaduros. Lo intentamos, cambiamos de ambiente, pero nos dijimos cosas que marcaron nuestras vidas y eso causó nuestra separación. Quizá lo intentamos demasiado, no estábamos hecho el uno para el otro.
Marco asintió reflexivo.
—Ahora entiendo por qué buscas mujeres que no valen la pena. Después de perder a Letty, se entiende que todo viene en picada—entonces se echó a reír.
—Quizá no te di demasiados golpes cuando eras pequeño—le advertí.
Marco levantó las manos en señal de rendición. En ese momento llegamos a la recepción, entonces salimos. Ambos saludamos a Sabrina, la recepcionista, con un asentimiento de cabeza, y continuamos hacia el estacionamiento subterráneo de la empresa.
—Hablé en serio cuando te dije que me debes una secretaria, Sebastian—me recordó mientras caminábamos hacia nuestros autos que por lo general estacionábamos uno junto al otro—. Letty era perfecta. Bueno, casi perfecta. Llegó casi 40 minutos tarde a la entrevista.
—Un hábito que jamás se le quitó. Las sábanas la atrapan en las mañanas, ella odia las mañanas.
Marco no dice nada, solo se queda en silencio y cuando encontramos nuestros autos, cada uno sube para dirigirnos hacia el club que frecuentamos.
***
El club nocturno es una explosión de luces y música que llena el aire con una energía electrizante. Las paredes están adornadas con colores vivos y reflejos de espejos, creando un ambiente de sofisticación y diversión misteriosa en medio de los momentos en que no hay luz. La pista de baile es el corazón del lugar, donde los cuerpos se mueven al ritmo de la música, liberando cualquier tensión acumulada. El bar, con su amplia variedad de licores y el talentoso barman Edgar detrás, un amigo de casi toda la vida, es el epicentro de las conversaciones animadas y las risas contagiosas.
Pido mi vodka y Marco pide un brandy mientras conversamos sobre el trabajo y cómo va todo en la empresa. Pero de repente, Marco le dice algo a Edgar.
—Hey, ¿sabías que Sebastian robó mi secretaria?
Edgar se ríe y me mira.
—¿Nueva afición por los 35 años que ahora tienes?
—Es su exesposa—aclara Marco frunciendo el ceño mientras se toma todo el interior de su vaso—. Letty era perfecta para ser mi secretaria. No quiero más entrevistas.
Hasta ese momento me doy cuenta de que Marco ya está un poco ebrio.
—Espera, ¿hablas de Scarlett Lewis? ¿Esa Letty? —Edgar enarca las cejas.
—¿Qué? ¿Te has casado más veces de las que sé? —bromea Marco—. ¿Hay más exesposas secretarias?
—Marco—le advierto.
Marco resopla.
—Sé lo que quieres con ella, pero yo solo quiero sus habilidades. No seas egoísta.
Edgar vuelve a estallar en risas.
—Recuerdo cuando Scarlett y tú estaban juntos. Eran unos tortolos y parecía que no podían estar lejos del otro—enarca una ceja—. ¿La retienes para recuperarla, Sebastián?
No sé cómo responder a eso, pero no quiero dejarla sola.
—Solo quiero ayudarla, no sé cómo dejarla sola después de todo lo que hemos pasado. Necesita el trabajo y es demasiado testaruda para aceptarlo, el puesto de mi secretaria paga mejor.
Edgar se queda pensando un momento y finalmente habla.
—Te conozco bien Sebastian, y a Letty también. Tenerla cerca te dará los resultados contrarios. Lo mejor es dejarla sola, no la lastimes una segunda vez. A veces, las cosas simplemente no funcionan y es mejor seguir adelante.
Marco interviene.
—Bueno, si no la quieres de vuelta, al menos devuélvemela como secretaria. Hay mucha química entre ustedes y seguramente terminarán follando sobre tu escritorio, y para eso no necesitas que trabaje como tu secretaria.
—Ya no tenemos nada en común, somos muy diferentes y siempre lo hemos sido—levanto mi vaso y le doy un sorbo al vodka—. Es por eso que ya no estamos juntos.
Edgar enarca las cejas de nuevo, como si no estuviera de acuerdo.
—Sebastian, el problema aquí es que Scarlett y tú son como el vodka y el jugo de arándanos, dos bebidas diferentes, pero que juntas se complementan perfectamente en sabor.
Scarlett Cerca de nuestra casa está Bennis, la pizzería que nos salva de cocinar por lo menos dos veces a la semana. Es el lugar más barato y con la pizza más deliciosa, por lo menos para nosotras. El día de pizza era algo sagrado para nosotras, hablábamos de nuestros peores días, nos desahogábamos ese día, ya que nuestros días son atareados, ella en la universidad y yo en el trabajo. Y hoy era ese día, el día de soltarlo todo. El día en que me reencontré con mi exesposo. Quería tirarme del puente Brooklyn, por lo menos ese puente era bonito. Sé que el día de pizza es para desahogarnos, y yo necesitaba desahogarme hoy, pero vacilé en contarle a mi hermana la verdad en el trasfondo de la buena noticia. Ella quiso mucho a Sebastian, creo que le dolió la noticia de mi divorcio tanto como a mí, ella solo tenía 12 años. Pero eso no fue lo peor para Riley, nuestros padres murieron en un accidente de auto un año después, por lo que tuve que encargarme de ella. Cuidar en todo aspecto de mi h
Sebastian Al entrar en mi oficina, me dejo caer en la silla con un suspiro profundo. ¿Cómo se me ocurrió hacer que Scarlett trabaje para mí? Es como si estuviera buscando problemas a propósito. Por un momento, una pizca de remordimiento me atraviesa al darme cuenta de que estoy utilizando mi poder y posición para obligar a ser mi secretaria, si ella aceptó está realmente necesitada. Pero esos pensamientos se desvanecen rápidamente cuando la imagen de Scarlett, con su belleza desbordante, trabajando como secretaria para mi primo Marco o cualquier otro hombre, provoca una mezcla de rabia y celos que no puedo ignorar. Es completamente inaceptable. Lo peor es que no tengo claro lo que siento por ella ahora. Después de todo, han pasado ocho años desde nuestro divorcio. Pensé que habría borrado todo rastro de Scarlett de mi sistema, especialmente de mi corazón. En ese momento, recuerdo las hortensias que ordené para decorar su escritorio. ¿Por qué demonios estoy haciendo eso? Me siento com
ScarlettLloré un poco más cuando otro trueno retumbó, acompañado de la luz cegadora de un rayo. Me quedé congelada bajo el banco en la parada de autobús, agradecida por estar sola en ese momento ya que no habría por qué avergonzarse si nadie me veía de esta forma, aunque también tuve el pensamiento de que quizás esa soledad era mala suerte. Allí estaba, sola en una parada de autobús solitaria, y solo a mí me aterraban tanto los truenos. Era paradójico, el miedo a los truenos era mi tormento, pero también tenía miedo a que alguien pudiera aprovecharse de mi vulnerabilidad en ese estado. Sabía que tenía que moverme, encontrar un refugio más seguro, pero los truenos seguían golpeando mis tímpanos, mi corazón latía desbocado, y me quedé inmovilizada, empapada por la lluvia y por mi propio miedo.Otro sollozo escapó de mí y las lágrimas fluían sin control, como si el cielo hubiera liberado no solo su tormenta eléctrica sobre mí, sino también mi tormenta interna. Me encontré llorando como
Scarlett Salí casi demasiado rápido del apartamento. No había una razón por la que debería mentirle a mi hermana, anoche no pasó nada que no debiera pasar, pero por alguna razón, prefería mantener en secreto todo lo que sucedió, así podría fingir que nada sucedió, y él tampoco tendría que fingir que le intereso y que está preocupado por mí. 40 minutos después, llegué a la empresa. Saludé al guardia de seguridad, y a Sabrina. —Espera, Letty—me llamó Sabrina, haciendo ademan con su mano para que volviera a su escritorio. Hice lo que me pidió. —¿Sucede algo con el presidente? —No. Solo quería invitarte a almorzar. ¿Quieres? Conozco un buen lugar en la otra calle. Es cerca. Sonreí. —Claro. Será divertido. —Llevaré a otra amiga. —Mejor aún. Continué hacia el ascensor y presioné el botón para subir, con los nervios apoderándose de mí. Mientras me acercaba a mi piso de trabajo, la valentía que obtuve para decidir actuar como si nada hubiera ocurrido, vaciló. Y cuando las puertas de
Scarlett —¡Cómo lo odio! —grité cuando estuve dentro del cubículo—. ¡Te odio, Sebastian Campbell! Luego de decirle a una de las mujeres que limpia, que en el piso 30 la necesitan en la oficina del presidente, fui al único baño que no era muy concurrido por los trabajadores, el de la recepción. Me dejé caer sobre la tapa del inodoro y solté todas las maldiciones que he escuchado de la boca de mi hermana menor. ¿Cómo podía hacerme esto? ¿Qué le hice para que volviera a mi vida e intentara tomar el control de ella? ¡No es justo! Apenas si estaba comenzando a sentirme mejor después de divorciarnos. Solo a mí me podía admitir que 8 años no habían sido ni cerca de suficiente para dejar de sentir algo por Sebastian. Sin embargo, eso se iba a quedar en mi cabeza por el resto de mi vida. —¿Está todo bien? —preguntó una persona. Sabrina—. ¿Letty, eres tú? —Sí—a estas alturas, después de haber gritado tanto, no podía mentir—. Saldré en un momento. Cuando salí, Sabrina estaba ahí, esperándom
SebastianEsperaba que Scarlett pasara todo el camino hacia la casa de mis padres, quejándose o intentando convencerme de que era una mala idea que mi familia la volviera a ver a mi lado, pero en vez de todo eso, ella está sentada a mi lado, mirando por la ventana, en silencio absoluto. Y sé que ella está pensando muchas cosas, es la única forma en que Scarlett tenga tiempo de pensar, ya que todo el tiempo, de seguro está odiándome. Yo diría que actúa como si me odiara, porque incluso en este momento, mientras conduzco hacia la casa de mis padres en Greenwich Village, Scarlett está nerviosa, lo percibo en el tic nervioso de sus piernas, y en cómo, a pesar de que tiene puesto el cinturón, se aferra con sus manos al asiento.Si tuviera que darle la razón en algo a Scarlett, sería que sí, no debería dejar que mi familia la vea ahora conmigo, ella todavía está en contra de nuestra reconciliación, y la familia de mi mamá, al ser latinos, son un poco extrovertidos, bueno, demasiado extrover
Scarlett Escuché mi alarma sonar a lo lejos. Quizá era mi imaginación, pero tenía la sensación de que no era la primera vez que la escuchaba en ese momento. Dos segundos después lo comprendí, mi alarma sonó 5 veces antes. ¡No puede ser! ¿Por qué tuve que nacer con esta maldición? Abro mis ojos y corro hacia el baño, me doy una ducha rápida, lavo mis dientes, seco mi cabello lo más que puedo antes de soltar el secador sobre mi cama y meterme a mi almario y ponerme el conjunto que había elegido la noche anterior, entonces recuerdo lo que pasó el viernes. Recuerdo lo que hice el viernes en la noche y siento frustrada una vez más, incluso los niños de esa familia se dieron cuenta de que me divertí como nunca, ¿cómo pude tomarme 7 cervezas en frente de los padres de Sebastian? Sé que siempre he sido así, pero ahora tengo 32 años, ya no era una veinteañera desorganizada amante de las cervezas y un terrible problema con los juegos de mesa y mi competitividad. Cuando termino de vestirme sal
Sebastian A las 12, Scarlett me llamó para recordar mi almuerzo con Benjamin. Luego de que Marco hiciera un informe, decidí que podíamos avanzar con la empresa de Benjamin Wilson, ya que al parecer todo sobre ellos estaba limpio. La verdad es que necesitaba a Scarlett en la empresa, redactando unos contratos y revisando algunos documentos, pero no era una opción alejarla de mí, sobre todo después de escuchar a un par de hombres que trabajan en Marketing, hablando sobre Scarlett y su “cuerpo de sirena”. Idiotas, si los volvía a escuchar hablando algo sobre Scarlett, iba a encontrar una forma de despedirlos. Es obvio que ella no le presta atención, nunca lo ha hecho. Nació tan hermosa que duele, y no se regodea en ello, es una de las tantas virtudes que me enamoraron de ella. Sin embargo, eso la ponía en constante peligro, ella parecía ser dulce para todos menos para mí. Quería enojarme por eso, pero me gustaba demasiado verla enojarse de esa forma infantil en que lo hacía. Eso no es