El lunes Lucero se dirigió a la universidad, tomo asiento y se preparó para comenzar esta nueva etapa de su vida, pudo ver algunos estudiantes que se notaba eran norteamericanos, y pensó que sería buena idea hacer amigos, después de todo durante estos 18 años, nunca interactuó con alguien que no sea de su familia, su imagen fue aún más protegida que la de su madre, el mundo desconocía como era Lucero Simons Bach.
Para cuando termino la clase, ya tenía a una amiga, Dulce Ángel. Una joven pelinegra con ojos celestes que llamaban la atención.
— Entonces en ¡¿verdad tu nombre es Dulce Ángel?! Y yo que me quejo porque me nombraron la primera estrella que se ve en el cielo al caer la noche. — La joven se reía de su nueva amiga y de ella misma.
— Lo supuse, tienes el nombre de la estrella de los enamorados. Tus padres son muy cursis, mi nombre es en honor a mi tía, Candy Ángel, ya sabes Candy es Dulce en castellano y mi apellido es Ángel.
— Tu tía debe de ser muy especial.
— Si supieras... aún que mejor no, además el mío no es nada comparado con el de mi hermano y primo.
— Y ¿cómo se llaman ellos?
Las jóvenes caminaban enfrascadas en su conversación, y en ese momento Lucero chocó con algo grande y duro, que casi la hace caer, si no fuera por unas enormes manos que la sujetaron en ese momento.
— ¡Eros! Ten más cuidado casi tiras a mi amiga. — Dulce miraba a su primo de forma acusadora, su nueva amiga era de su misma estatura metro sesenta, aproximadamente y su primo y hermano pasaban el metro ochenta.
— Lo siento, es culpa de tu hermano. — se justificó el rubio de ojos verdes, mientras la dejaba en pie.
— Claro, si yo te dije que no prestara atención al caminar. — se defendió un castaño de ojos celestes, hipnotizaste.
— Bien, solo olvídenlo, te presento a mi primo Eros Zabet y mi hermano Hades Ángel.
— ¡¿Nombre de dioses?! oh perdón, no quise... no lo tomen a mal, no es que me esté burlando, es solo... — Lucero hablaba de forma apresurada mientras los jóvenes la observaban con diversión.
— Raro, nuestros nombres son raros, lo sabemos. — respondió Eros dejando ver una hermosa sonrisa y Lucero sentía que se derretía.
El corazón de la joven latía a una velocidad frenética y su mente no pensaba con claridad, no eran solo sus nombres, ella realmente estaba en frente de dos hombres que parecían tallados por los dioses, pero algo en el brillo de sus ojos le advertía que nada bueno pasaría estando cerca de ellos.
—Hola, soy Lucero Simons. — Y al momento que sonrió, Hades supo que daría todo por conquistar a esa mujer.
— Un gusto, ahora señoritas, ¿Qué les parece si vamos a la cafetería?
Caminaron en silencio, la joven Bach descubrió que sus tres nuevos amigos llamaban la atención de muchas personas, por no decir de casi toda la universidad, apenas entraron a la cafetería Lucero dio con Neri, no era difícil, estaba sentado solo, y alrededor de su mesa la gente no se acercaba ni por accidente, ahora entendía lo que el joven futuro mafioso le había dicho.
“Nadie se acerca a un Neizan.”
No pudo evitar sentir un poco de penas, pero antes de decir nada, la voz de Eros llamo su atención.
— Zafiro, ya te dije que dejes de mirar al idiota de Neri. — Lucero miro a la joven que estaba sentada en la mesa, su cabello rubio era casi blanco, sus ojos parecían dos zafiros como su nombre y su piel daba una sensación de porcelana blanca.
— Dulce, Eros, Hades y Zafiro, bien por lo menos nadie se burlará de mi nombre. — dijo en un susurro pensando en voz alta la joven Bach, pero los cuatro la escucharon.
— ¿Y tú quién eres? — Zafiro clavo sus ojos azules en ella y un escalofrió subió por su espalda.
— Tranquila prima, es mi amiga, Zafiro Lucero, Lucero Zafiro. — intervino la joven Ángel, sabiendo el mal humor que su prima se cargaba.
— Una niñita consentida, ¿en verdad? — le pregunto Zafiro a Dulce, como si Lucero no estuviera allí.
— No soy una niñita y no soy consentida. — rebatió Lucero dejando salir el carácter de su padre, no le gustaba que la subestimaran.
— Sabes niña, no importa que tan ricos sean tus padres, será mejor que no busques problemas conmigo, no tienes idea de quién soy. — Zafiro estaba de mal humor, y su estado tenía nombre y apellido Neri Neizan, se había enamorado de él apenas lo vio el año anterior cuando llego a estudiar en la universidad, pero su hermano y primo le tenían prohibido acercarse a él, o así sea hablarle, aun así, ella se las arreglaba para tratar de conquistarlo, el problema era que cuando regreso de sus vacaciones, sus amigas le informaron que Neri estaba saliendo con una castaña, una de primer año.
— Oye Zafiro ¿Qué rayos te pasa? — Hades no iba a permitir que su prima espantara a la joven que lo había embelesado.
— Yo, mejor los dejare solos, nos vemos luego Dulce, adiós, chicos. — la joven Bach no estaba dispuesta a soportar los desplantes de aquella rubia.
— Espera, no necesitas sentarte sola. — Eros por alguna razón se sintió ansioso, pero antes que Lucero pudiera decir nada, Neri estaba a su espalda, conocía muy bien a los Zabet Ángel, y no quería que su amiga se relacionara con alguno de ellos.
— Ella no está sola. — dijo el pelinegro con rosto de asesino mientras colocaba su brazo por los hombros de la joven.
— Hola Neri. — dijo la joven sonriendo y comenzó a caminar a la mesa donde Neizan ya tenía el almuerzo para ambos, no solo los cuatro jóvenes clavaron sus ojos en ellos, todos en la cafetería también lo hicieron.
— Princesa, no te relaciones con ellos, no son buenos. — dijo el ruso en su idioma natal, sabía que Lucero también hablaba ruso.
— ¿Qué problema tienes con ellos? Se ven simpáticos, menos la rubia con cara de asesina. — respondió la castaña, provocando que Neri rompiera a reír con unas sonoras carcajadas, eso era aún más raro, él no se carcajeaba, Neizan ni siquiera sonreía.
— Sus apellidos son ZABET- ANGEL, ¿te suenan princesa? — Neri se había acercado y le hablaba al oído de manera conspiradora, mientras Zafiro se moría de celos. La joven Zabet no podía hacer nada en presencia de su hermano, por lo que envió un mensaje a una de las tantas lame botas que tenía, Sandra.
— No puede ser, el Ángel de la muerte, ¿Cómo no me di cuenta? Definitivamente mi madre se decepcionaría de mí, ¿cómo se supone que guiare a mi familia si estoy perdida? — susurro haciendo un puchero y provocando que Neizan la abrazara, él mejor que nadie conocía el peso de no defraudar a los padres, la presión de llenar un lugar que te pertenece aun si no lo quieres.
— Tranquila princesa… — Neri no termino de hablar cuando Sandra había tirado “accidentalmente” un refresco sobre la joven, provocando que algunos rieran y otros observaran ansiosos.
— Pero ¿qué rayos? — dijo la castaña poniéndose de pie junto con Neri.
— Perdón, te vi tan caliente que creí que necesitabas refrescarte. — Neri jamás golpearía a una mujer, todos lo sabían, se sentía impotente, había tratado con Lucero durante todo un mes y le parecía una joven buena y tierna, incluso inocente, apretó sus puños mientras fulminaba a Sandra con la mirada y le pasaba unas servilletas a Lucero para que se limpiara.
— Realmente no sabes a quien estas molestando ¿verdad? — Neri no tenía idea que su nueva amiga quería pasar desapercibida, de a verlo sabido hubiera quedado en silencio.
— ¡Oye Neizan! que molesten a tu novia no te da permiso de que te metas con una mujer. — Hades estaba molesto con el ruso por una vieja pelea que habían tenido, y su furia pudo más que querer conquistar a la joven castaña.
— ¿Crees que ella necesita que la defienda? — Neri se carcajeo con cinismo puro, mientras Lucero seguía secándose.
— ¿Acaso es como tú? — refuto Zafiro desde su lugar, quería saber quién era su competencia, quien le estaba sacando a su ruso, debía saber contra quien competía.
— Jamás me compararía con un Bach, menos con la hija de Kimberly BACH. — Si el ruso hubiera sacado un arma y hubiera apuntado a la cabeza de Sandra no le hubiera causado tanto miedo como el que sentía en ese momento. Quien posee dinero o poder, sabe muy bien quien es Kimberly Bach, como también saben que su única hija es quien ocupara su lugar.
— ¡Neri! — al momento que la castaña lo llamo se dio cuenta que ella no quería que nadie sepa quién era, pero ya era tarde para arrepentirse.
— Lo siento princesa, dejemos a estos perdedores y mejor vamos a nuestro lugar, seguro Tiago se alegrará de vernos.
Neri pasó su brazo por arriba del hombro de Lucero y salió con ella de la cafetería, provocando diversas sensaciones en los jóvenes Zabet Ángel y en todos los demás allí presentes.
— Si el clan Neizan forma alianzas con los Bach, nadie los detendrá. — dijo Eros mientras observaba la puerta por donde los jóvenes habían salido.
— Yo lo único que sé es que ella es muy simpática y desde ya les digo que no pienso dejar de hablarle y no me importa tus problemas con el ruso, ¿entendiste Hades?
Dulce no espero respuesta y se marchó enojada de aquel lugar, con la firme idea de seguir a su nueva amiga.
Dulce camino deprisa por los pasillos de la universidad, hasta que pudo divisar como Neri y su nueva amiga Lucero se subían al Chevrolet Camaro ZL1 convertible negro noche que poseía el ruso, se vio en un pequeño dilema, ya que ella viajaba con Hades o alguno de sus primos, mientras se decidía porque automóvil adquirir, no le había dado mayor importancia al tema, pero ahora se arrepentía, pero, aun así, tomo coraje.— ¡Lucero! — grito a todo pulmón, sin importarle mucho lo que pensaran las personas que se encontraban yendo y viniendo por todo el lugar.Pudo ver como su amiga quedaba de pie al lado del vehículo y parecía que estaba discutiendo con el ruso, por lo que se apresuró a llegar con ella.— Disculpa, disculpen los dos. — dijo casi sin aire, apoyando sus manos en las rodillas.— ¿De qué hablas? — pregunto confundida Lucero.— Lo de la cafetería, me siento culpable y avergonzada por lo que dijo mi prima y hermano, no sé porque defendieron a esa tipa. — explico haciendo una mueca
¿Quién es Zafiro Zabet? La primer princesa del imperio de joyas Zabet, la sobrina del Ángel de la muerte, la princesa de su padre Amir, la alegría de su madre Candy, desde que nació se crio con su hermano y primos, Dulce y Hades, una niña normal se podría decir, siempre se la podía encontrar en la cocina de la mansión, corriendo alrededor de Rosa, la cocinera que estaba casada con Miguel el chofer de la familia, si, Rosa era una gran amiga para Zafiro, cuando se enteró que estaba embarazada de una niña ayudo a sus padre a elegir un nombre para ella.— Losita, ese es un elmoso nomble. — dijo la pequeña rubia de 4 años, que estaba sentada en medio de Miguel y Rosa.— ¿Rosita? — quiso estar seguro Miguel, sabía que la niña cambiaba la R por la L.— Si, si Losita, polque su mamy se llama losa y va a tenel una losita.Fue ella quien eligió el nombre de la niña, la esperaba con una gran emoción al igual que Dulce quien tenía 3 años, esa bebé sería una amiga más, pensó, pero su corazón se de
Dulce no podía dormir, solamente miraba el techo y en el veía reflejado el rostro de Tiago, su piel bronceada contrastaba de buena manera cuando se tomaron de las manos, eran como el día y la anoche, pero no solo su piel, Dulce era buena pero no tonta, sabía que aquel joven escondía algo, un brillo peculiar en sus ojos mieles le advertía que era peligroso, pero aun así cayo rápido bajo los embrujos de la sonrisa y voz del joven, aun ahora se encontraba tocando sus labios un poco hinchados por ser besados con tanto desenfreno y pensando en él, solo en él, Tiago Anderson había capturado el corazón de la más inocente de los Ángel.La luz entro por la ventana y el primer pensamiento de la joven al despertar fue Tiago Anderson, se sentía estúpida y más niña que nunca, gracias a sus primos y hermano nadie jamás se había atrevido así se a
Cuando los cinco jóvenes ingresaron en la cafetería, llamaron la atención de más de uno de los que allí se encontraban, mientras que a su espalda el chisme de última hora se expandía, Neri había increpado a Max y un morenazo casi golpea a Ian, pero nadie entendía o se preocupaba en saber qué era lo que había provocado aquellas acciones, después de todo si Neizan estaba involucrado de seguro era su culpa, un mafioso no era bien visto en la alta sociedad, sin importar que más de uno de los padres de los que cursaban sus estudios en aquella prestigiosa universidad pidieran los favores de dicha familia, la hipocresía y la doble moral era algo fácil de encontrar entre las personasque poseían poder y riquezas.Tiago estaba perdido en su mente como lo estuvo desde el día anterior, y la culpable de todo eso era Dulce, esa pequeña joven de piel p&aa
Dulce corrió los pocos metros que la separaban de la pelea que protagonizaban su hermano y el hombre que le había dado su primer beso y que había puesto de cabeza su mundo. Era consciente que no podría hacer mucho, ella a diferencia de su hermano y primos solo sabia unas técnicas de defensa personal, siempre confió conque su familia pudiera defenderla y protegerla, pero ahora se arrepentía, ¿Qué podría hacer para detener todo aquello? Fue así como sin pensar demasiado se interpuso entre ambos, quedando de frente a Tiago y de espaldas a su hermano.Muchas veces había escuchado a su padre y madre decirles que jamás le dieran la espalda a un enemigo, nunca debían subestimar a su oponente, y en esta situación el enemigo era Tiago, por lo que se plantó frente a él sin tener muy claro que haría, lo que nunca ima
Los días pasaron, los primeros en llegar a la prestigiosa universidad fueron los primos Zabet Ángel, a la vista de todos, ellos eran las víctimas de alguna jugarreta del mafioso Neizan, por lo que fueron recibidos como héroes, Dulce estaba ansiosa, dando miradas furtivas a su alrededor, no había podido comunicarse con Lucero en todo ese tiempo, no entendía que le había pasado a la joven Bach, pero no tocaría el tema frente a su familia, ya que para todos Lucero y Neri eran el bando problemático de toda la ecuación, inclusive para Zafiro, aunque esta última prefería mantener la distancia de la Bach por no encontrarse con Neri, parecía infantil, pero así lo había decidido.Casi era hora de entrar cuando unos silbidos llamaron la atención de Eros y Dulce que eran los que más cerca del estacionamiento se encontraban, sus ojos fueron a un Lamborghini
Los días pasaron y Lucero no comprendía porque Neri no quería contactar con Tiago, al ruso se lo veía mal, por lo que, decidida en ayudar a su amigo, la princesa Bach partió al bar del moreno.— ¿A dónde vas? — la voz de Dulce la detuvo justo antes de subir a su automóvil.— Casi me matas de un susto, ¿Por qué no hacen ruido cuando caminan? — se quejó la castaña y Dulce sonrió.— Porque soy un Ángel. — respondió con picardía.— ¿Cómo interpreto eso? — rebatió con cara de confusión.— Como quieras, dime ¿a dónde ibas?— Vamos querrás decir, iremos a ver a Tiago. — un sudor frio corrió por la espalda de la pelinegra.— ¿A qué? O ¿para
Tiago se separó de Dulce al momento que vio a Eros ingresar a su bar, maldijo por lo bajo, realmente había extrañado los labios rellenos de la joven, le sabían a gloria, con un leve gesto de cabeza le hizo ver a la pelinegra porque ese alejaba, mientras la joven arrugaba el entre cejo.— Mierda, no creo que Eros venga en plan de pelea. — dijo no muy segura de sus propias palabras y al girar a ver a Tiago lo encontró sacando un bate de beisbol de debajo de la barra mientras mostraba una gran sonrisa.— Blanca nieves, te presento a Sofy. — dijo el moreno mostrando una siniestra sonrisa surcando su rostro.— Es una lástima. — respondió con un suspiro pesado la joven mientras veía el hermoso color de piel de Tiago.— ¿Qué cosa?— Me gustas… demasiado para mi propio bien, es una l&aac