6 Pelea.

Cuando los cinco jóvenes ingresaron en la cafetería, llamaron la atención de más de uno de los que allí se encontraban, mientras que a su espalda el chisme de última hora se expandía, Neri había increpado a Max y un morenazo casi golpea a Ian, pero nadie entendía o se preocupaba en saber qué era  lo que había provocado aquellas acciones, después de todo si Neizan estaba involucrado de seguro era su culpa, un mafioso no era bien visto en la alta sociedad, sin importar que más de uno de los padres de los que cursaban sus estudios en aquella prestigiosa universidad pidieran los favores de dicha familia, la hipocresía y la doble moral era algo fácil de encontrar entre las personas que poseían poder y riquezas.

Tiago estaba perdido en su mente como lo estuvo desde el día anterior, y la culpable de todo eso era Dulce, esa pequeña joven de piel pálida y ojos celestes, el moreno trataba de entender que era toda esa paz y tranquilidad que sentía con solo tenerla a su lado, ¿Qué era lo que esta muchacha provocaba en él? No lo sabía, pero quería averiguarlo.

— ¿Qué sucede entre ustedes? — una voz tan dulce como su dueña llamo la atención de los jóvenes.

— ¿Entre quién? — pregunto haciéndose la desentendida la princesa Bach, y Dulce la observo levantando una de sus cejas perfectas.

— Entre tú y el ruso. — apunto la peli negra, y Tiago se tomó un segundo para observar el rostro de ambos amigos suyos.

— Nada. — respondieron al unisonó, no estaban dispuestos a recrear la pequeña discusión que habían tenido a primera hora de la mañana.

— Porque no toman asiento, mientras Tiago y yo vamos por el almuerzo. — Neri tenía cosas más importantes que hacer en este momento que preocuparse por su discusión con Lucero, debía deshacerse de Tiago antes que Hades llegara.

Así, bajo la atenta mirada de las tres jóvenes, los hombres caminaron a paso lento por el almuerzo, Neri se maldecía interiormente, ¿por qué le había ocultado el apellido de Dulce a Tiago? Eso se podía considerar traición a su único amigo. ¿por qué se había dejado convencer por la Bach de llevarla con ellos el día anterior? Sabía que no solo era una mala idea, también era consciente de que la llevaría a la boca del lobo.  ¿Por qué se dejaba manipular por la princesa Bach? Debía alejarse de esa castaña cuanto antes.

— Debes alejarte de Dulce, es un Ángel. — susurro el vidente y espero la explosión de enfado de su amigo, sabía que esto lo tomaría a mal y se arrepentía por no a verle dicho antes quien era realmente la pequeña peli negra desde un principio.

Tiago achico sus ojos y lo miro con fiereza, ¿acaso su amigo quería quitarle a la pequeña? ¿no se conformaba con Zafiro? ¿desde cuándo a Neri le gustaban los tríos? No, eso no era posible, no pudo contener el enfado que crecía en su interior al igual que las preguntaras se acumulaban. Decidido hablo.

— Se que es un Ángel, el más hermoso que he visto, confórmate con Zafiro y deja de jugar a ser un casanova. — el ruso lo miro como si tuviera dos cabezas, ¿en qué momento su amigo se volvió tan cursi? Fue lo primero que pensó al descubrir lo que Tiago había interpretado en sus palabras.

— Eres un idiota, no es un Ángel de los que tienen alas, ella es Dulce Ángel. — casi grito de la frustración que sentía. Y entonces se dispuso a contar.

“uno, dos, tres, cuatro”

— ¿Qué m****a? — cuatro segundos le llevo al cantinero procesar la información, quizás podía salir vivo de esta, conocía a su amigo, a mayor tiempo de proceso de entendimiento, mayor su furia.

— Ella es hermana… — Neri no pudo terminar su explicación ya que el puño de Tiago impacto de lleno en su rostro, tirando al rubio al piso de la cafetería frente a la vista de todos.

— Estas tan jodido Neizan, por tu bien, mantén la distancia. — sin decir más el moreno comenzó a retirarse de aquella lujosa y prestigiosa universidad.

Si antes la mente de este joven era un lio, ahora era el verdadero caos, la belleza y hermosa sonrisa de Dulce se desvaneció de sus recuerdos, para darle pasos a otros, esos mismo que lo habían llevado a Europa en busca de venganza.

Tiago Anderson recordó cuando era apenas un crio, era su cumpleaños número doce, cuando su madre al fin decidió salir de la miseria y locura en la que vivía, saltando de la azotea del edificio donde se habían establecido, al fin había decidido seguir a su padre más allá de la muerte, dejándolo solo, desamparado o eso creía el moreno hasta que al cumplir 18 años le informaron del orfanato que su padre le había dejado un bar en Londres, solo eso era todo lo que le quedaba, y todo gracias al gran asesino Matt Ángel, todo era su culpa, el mato a su padre y por ende llevo a la locura a su madre, sobre sus tumbas juro vengarse y así lo haría, él le arrebataría a Matt lo que más quería, a su sucesor, Tiago debía matar a Hades, solo así sus padres estarían en paz, o eso creía.

Estaba a punto de salir, solo era cuestión de unos pasos más, pero parecía que la vida y la suerte no se había burlado de él lo suficiente, frente a Tiago dos jóvenes ingresaron en la cafetería, a uno de ellos lo conocía muy bien, llevaba dos años siguiendo sus pasos, Hades Ángel.

Fue solo cuestión de milésimas de segundos lo que necesito Tiago, él tenía un plan, pasar desapercibido, observar y cuando menos lo espere el nuevo Ángel de la muerte, seria él quien acabara con su vida, para luego disfrutar del dolor de su padre Matt, pero en ese momento lo único que podía pensar era en que Neri lo había traicionado, y que él era un idiota por no darse cuenta de que tan iguales eran el color de ojos de Hades y Dulce, el mismo tono celeste que tenía Matt, el responsable de su soledad y sufrimiento.

Fue cuestión de segundos, para que un furioso moreno cayera sobre Hades, repartiendo golpes de puño como si de una maquina se tratara. Eros fue aún más rápido en tratar de ayudar a su primo, que al estar desprevenido y desconocer quién era aquel hombre, aun no comenzaba a defenderse, el rubio quiso quitar al moreno de encima de Hades, pero no pudo siquiera tocarlo, ya que al siguiente momento tenia a Neri cortándole el paso.

— No te atrevas a interferir. – dijo con voz aterradora el ruso y Eros dejo atrás su faceta de niño bien portado y vergonzoso, para sacar la casta Ángel que en su interior dormía.

— Estas muerto Neizan. — fue todo lo que el rubio dijo y se trenzaron en una nueva pelea.

Mientras los estudiantes casi no salían de su asombro, esto era mejor que una lucha de UFC, esto no tenía precedente, Hades Ángel era alto, musculoso y un entrenado asesino, pero se estaba enfrentando a una mole morena que le sacaba casi una cabeza de altura y el cual parecía tener anestesiado el cuerpo ya que no importaba donde Hades golpeara, Tiago recibía el golpe y lo devolvía con una fuerza bruta innata.

A su lado el futuro jefe de la mafia rusa demostraba sus conocimientos en lucha de cuerpo al cuerpo, moviéndose con una agilidad que dejo a más de uno con la boca abierta, pero Eros era un Zabet Ángel, la combinación de musculatura y cerebro justa, un ser casi indestructible, que fue capaz de llevar al piso más de una vez al futuro mafioso.

Parecía que la pelea solo terminaría cuando alguno de los involucrados muriera, pero ninguno contaba con las jóvenes que casi volaron a donde todo se estaba desarrollando.

Zafiro aprovecho el golpe que su hermano le dio a Neri y que lo hizo retroceder un par de metros, esa separación era lo que necesitaba para actuar, sin pensar demasiado como si fuera un koala, se trepo a la espalda del mafioso, envolviendo sus brazos en el blanco cuello de Neizan y sus piernas a la cadera del hombre para susurrar en su oído.

— Si vuelves a tocar a mi hermano te matare Neri, juro que lo hare. — su voz estaba agitada, no por el esfuerzo, sino por el contacto cuerpo a cuerpo con el ruso.

Neri se quedó de piedra, pero no por la amenaza de la rubia, era el hecho de tenerla sobre él una vez más, sentir su aliento rozar su piel, como aquella noche que la hizo suya, aquella noche donde se permitió mostrarse a Zafiro como realmente era.

Eros por otro lado estaba enceguecido por la furia, él se parecía mucho a su madre Candy, era un lago tranquilo y cristalino, pero cuando se enojaba, nada lo podía detener, o eso pensaban.

Eros dio un paso decidido a terminar con Neri, pero un torbellino castaño se interpuso, unas pequeñas manos en su abdomen y tórax detuvieron su caminar, y no fue por la fuerza empleada, sino por el calor que liberaban y que recorrían cada parte del cuerpo del hombre.

— Detente, si te atreves a tocar a Neri una vez más… juro que acabare con todas tus empresas, te destruiré Eros. — por primera vez en la vida Lucero Bach amenazaba a alguien, y esa persona era el hombre de quien se había enamorado a primera vista, pero a quien defendía era su amigo, su único amigo, ¿valía la pena? Para ella sí.

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