Lucero abrió los ojos y aunque en un principio la desorientación la molesto, muy pronto la deseo con desespero, pues cada vez que recordaba las voces de los doctores y los ojos de Eros cubiertos de lágrimas la agonía se desataba en su interior.
— Eros. — dijo en un susurro y el mencionado levantó con rapidez su cabeza, esa misma que tenía apoyada en una de las manos de su esposa.
— Lu. — el joven no lo soporto, el entendimiento bailaba en esos ojos celestes casi azules, la princesa lo sabía, lo intuía, la maldición de los Bach la había alcanzado.
— Él no lloro, Horus ni siquiera dio un respiro en este mundo, ¿verdad? — necesitaba confirmarlo, tenía ese derecho.
— … No lo hizo. — Lucero no quito sus ojos de los de su esposo, en silencio ambos lloraron la muerte de su hijo, uno más resignado q
Eros era su esposo, estaban casados ante la ley y ante Dios, él era suyo, siempre lo fue, como ella le pertenecía, no permitiría que sus miedos o pasado se interpusieran, ella era Lucero Bach y solo quería ser feliz, algo que solo podría hacer con aquel rubio de ojos verdes.Llevo sus manos alrededor del cuello del alto hombre, y colocándose en puntas de pies lo beso, suave y lento, al tiempo que sus ojos se cerraron para darle paso a solo poder sentir, su corazón se aceleró aún más cuando Eros envolvió su cintura y la presiono contra su cuerpo, y cuando sintió que los brazos del joven la elevaban, de manera automática abrió sus piernas para de esa forma poder enredarlas en la cintura de su esposo, Eros lejos de llevarla a la comodidad de la cama, la empotro en una de las pocas paredes que allí habían, ya que el lugar en su mayoría estaba cubier
Lucero no perdió tiempo y luego de hablar con Mateo regreso a su mansión, Eros aún estaba en la oficina, necesitaba tranquilizarse, no podía creer que su esposo le ocultara cosas, no quería discutir con él, no ahora que por fin parecía que todo iba de maravilla, habían comenzado con los trámites para postularse para adoptar a un niño, o niña, claro que desde el anonimato, ya la prensa había filtrado que la gran heredera de los Bach estaba embarazada, corrían con la suerte de que desconocieran todo, incluso en su boda su gran abdomen fue ocultado por el hermoso vestido de novia que llevo, no sabían de cuantos meses estaba, mucho menos la horrible y dolorosa verdad, eso le daba tiempo, sabía que cundo todo saliera a la luz no la dejarían tranquila hasta saber y tener la primicia de su dolor, porque conocía como eran los periodistas, peores que carr
Neri escucho las palabras de Hades, mientras Zafiro llegaba a su lado.— Está segura, está en la camioneta.— ¿Dónde la déjate? ¿Cómo se te ocurre dejarla sola? — Neri vio como el lateral izquierdo de Tiago sangraba, el lobo no había asegurado bien el chaleco antibalas, tenía ganas de golpearlo.— Ella me pidió venir por ti, es mi hermana, no pude decir que no.En su mente pudo ver tan claro como el agua como el fin de Dulce era sellado, pero no lo permitiría, su madre se lo dijo, el futuro puede cambiar, no le fue necesario preguntar donde había dejado a las jóvenes, su visión fue fuerte y clara, lo que quería decir que los sucesos pasarían en escasos segundos, si tenía suerte en minutos, los suficientes como para llegar a ella, a Dulce, su amiga, porque esa era la verdad y lo que siempre dec&i
Dulce descendió del automóvil al tiempo que Lucero era ingresada, casi no podía distinguir el rostro de su amiga, por la cantidad de sangre que en el había, aun así, obligo a sus pies a continuar caminando, mientras presionaba a su hijo contra su pecho, sentía el latir desenfrenado de su corazón golpear violentamente contra sus costillas, pero se mantuvo de pie, no podía ser débil, no ahora. Neri no se veía mejor que la princesa, solo basto conque pasaran por la puerta y se terminó desplomando allí, donde rápidamente fue ayudado por personal médico.— Necesito que me informen de todo con respecto a Lucero Zabet Bach y Neri Neizan. — exigió Hades aun con sus ojos clavado en la puerta por donde habían ingresado a los jóvenes, uno peor que el otro, uno era su cuñado y la otra… la mujer que nunca tendría, pero aun as
Observo como mi hermosa esposa respira de manera agitada, con sus mejillas sonrosadas y unas perlas de sudor adornando su frente, ¿puede a ver una imagen más perfecta que esta? Lo dudo. Mi esposa es única, un ángel perfecto, más después de hacer el amor.— Lobo, juro ante Dios y todo lo sagrado que jamás te dejare.— El tiempo de los votos matrimoniales ya paso caperucita y si mal no recuerdo juraste ser mi guía, mi brújula, quien me guiara por el resto de la vida. — sonrió, porque no puedo evitar el recordar la cara de Matt al descubrir que su hija sabe muy bien que voy perdido en esta vida, peor que un barco a la deriva y que solo ella puede guiarme, si, ella es la única que me guía la única que puede hacer de mi alguien de bien.— Sigo manteniendo esos votos, pero también quiero que sepas… que no te libraras de m&iacut
Los días que siguieron fueron los más dolorosos, a medida que Lucero mejoraba físicamente el dolor por la pérdida de Dulce y Tiago se profundizaba, en igual medida que el amor por Horus crecía. Cada día Lucero se aseguró que la familia Ángel -Zabet viera y convivieran con el pequeño Horus, mientras Hades luchaba con la culpa que lo asechaba cada vez que veía los celestes ojos de su sobrino.— Sabia que te encontraría aquí. — Hades giro solo para encontrarse con su mirada cristalina, como un lago en calma de Lucero, había pasado mucho tiempo desde que no hablaba a solas con ella, desde días antes a la boda, cuando el joven asesino creía que su único sufrimiento seria perder a la estrella de los enamorados.— Es el lugar donde Tiago le pidió matrimonio a … — no pudo decir su nombre, desde el día del ent
Lucero y Felipe ingresaron al comedor, viendo a casi toda su familia, solo Rosita faltaba allí, y Lucero se sentía culpable por ello, fue ella quien llevo a Rosita a trabajar con Vincent.— Ya déjalo princesa. — la voz baja de Neizan a su lado la hizo girar.— ¿Lo viste? — Lucero estaba casi segura de que Neri había visto lo que le pasaba a Rosita, por lo que sabría qué tan culpable se sentía ella.— Si te contara las cosas que he visto en este último tiempo no me lo creerías, por ahora… no le quites los ojos de encima a Alejandro.— ¿Enemigo? — pregunto clavando sus ojos en el moreno italiano.— Aún no lo tengo claro, pero si sé que no es quien dice ser, si aún vive es porque Vicky lo ama. — Lucero suspiro con pesar, si Victoria lo amaba, nadie diría nada, era como una l
¿Podría quejarme de la vida que tengo? ¿De las responsabilidades que recaerán sobre mi de hoy en adelante? No, no podría hacer tal cosa, ¿quién tiene mi suerte? Creo que nadie o muy pocos, antes de cumplir 20 años encontré no solo al amor de mi vida, también a los mejores amigos que pude pedir tener, es verdad, perdí a dos de ellos, pero dejaron a mi cuidado a su hijo, la representación de su amor, y creo que hice un buen trabajo, no solo cuidando de Horus, también amándolo como un hijo propio, hoy veo al joven de 15 años que es y sé que Dulce y Tiago están felices, donde sea que se encuentren, aun amándose, porque estoy segura que su amor no termino con su partida de este mundo, eso no sería posible.— ¿Estas lista amor? — Eros esta aún más nervioso que yo, lo veo en sus ojos, se que parte de lo que seré de hoy en adelante lo afectaran a él, como sucedió con mis padres, aun así, él sigue a mi lado, siempre a mi lado, podrá ser Eros Zabet, el CEO de Diamnons, pero a partir de hoy esta