"Mi niña, discúlpame por no decirte esto de frente, pero quiero que sepas que tu padre sigue con vida.
Tal vez sea un poco difícil para ti aceptarlo, pero creo que ya es hora de que todo salga a la luz. Tú tienes el derecho de pelear por lo que te pertenece.
No tengas miedo, tu padre te protegerá de cualquier cosa, como hasta ahora.
Dejé un cheque con esta carta. En caso de que no quieras acercarte a él, este dinero será suficiente para que puedas terminar tus estudios y vivir una vida cómoda por muchos años.
Sí, viene de tu padre. Pero te puedo asegurar que lo dio con todo su corazón y preocupación. No soy quién para decirte nada de esta situación, pero si lo buscas; te prometo que no te arrepentirás.
Te amo, mi niña.
Tu nombre a partir de cuándo leas esta carta es Miranda Martínez..."
Mientras fruncía el ceño, la mujer que leía la carta sentía una increíble sensación de celos. Apretó los dientes y rompió la carta furiosa hasta dejarla hecha trizas y en los más pequeños trozos que pudo. Después de respirar profundamente por lo menos durante unos cinco minutos, cambió su expresión y se convirtió en una dulce, amable y dolosa mujer. Salió de la habitación y miró a la triste niña en la sala y sonrió comprensiva.
—Miranda, sé que no debes sentirte muy bien. Pero hay cosas que se deben arreglar mi niña. —Cuando vio la mirada sin cambios. Contuvo su emoción y la abrazó con fuerza, tratando de consolarla. —¿Necesitas ayuda?
Miranda la miró apenada y bajó la cabeza. Vanessa por su lado sintió como si su sangre estuviera hirviendo de rabia.
"¿Cómo una cosa tan estúpida podía tener tanta suerte? Si logro casar a Manuel con esta mocosa; se lo diré, de esa manera mi hijo no tendrá ninguna limitación y viviremos como debimos serlo para siempre”
—Cariño, hay cosas que no puedo hacer sin tu firma, ¿Me puedes dar autorización firmando aquí?
—Claro, discúlpeme por molestarla con tantas cosas. —respondió Miranda mientras firmaba el endoso del cheque. Poco o nada sabía sobre las verdaderas intenciones de su “considerada” vecina.
El tiempo pasó y Miranda estuvo deprimida por bastante tiempo. Vanessa la cuidó, ayudó en la limpieza, comida y varias cosas más. Arregló papeleos, sepelio y puso en orden las cosas referentes al departamento. Y, al notar los sentimientos de su hijo, dio un suspiro de alivio y casi saltaba emocionada. Comenzó a darle consejos a Manuel para que conquistara a Miranda, no obstante, debido al poco interés de parte de ella, varias veces se contuvo de intervenir.
Miranda por otra parte, trató de recomponerse debido a la presión que le provocaba la madre de Manuel, aunque en ningún momento dijo algo o se quejó. Siempre estaba ahí, pasivo agresivamente. La mujer era muy noble y amable. Aunque tenía una manera de pensar un poco anticuada y rara, nunca quitó el hecho de que siempre recibió su apoyo incondicional para lo que fuera que necesitara.
Miranda siguió estudiando y trabajando para poder mantenerse al día. Aunque Vanessa le entregó el dinero que su tía le había dejado; no era suficiente para mantener sus estudios y vivir sin preocuparse.
Estuvo muy agradecida con ella, y también cuando ellos tenían dificultades, Miranda ayudaba en lo que podía.
Manuel por otra parte, era un joven muy entusiasta y se mostraba ante ella, con una sonrisa todos los días sin importar que tan malo o pesado fuera. Cuando podía acompañaba a Miranda o la cuidaba en las noches cuando ella salía tarde de trabajar. Él notó la favorable imagen que tenía su madre de ella y se sintió bastante satisfecho. La conocía bastante bien, si Miranda no le cayera bien o no le pareciera, sería muy impaciente y grosera con ella. Afortunadamente, no era así.
Un día, algo nervioso, se acercó a su madre a pedir un consejo y expresándole sus planes a futuro . Ella lo miró con una sonrisa y lo escuchó atentamente, él tragó un poco inquieto pensando que no le gustaría la idea. Pero contrariamente a lo que creía, ella hasta se emocionó al saberlo. Curiosamente ambos parecían cómplices de alguna travesura, Vanessa incluso leía revistas para jóvenes para darle ideas a su hijo.
Manuel estaba tan feliz, que trabajó aún más arduamente por su familia y Miranda.
Un día, que llegó a casa, se bañó y cambió para ir a buscar a Miranda a su trabajo. Pero su madre lo detuvo antes de salir.
—Cariño
—¿Sí mamá? —respondió Manuel inquietándose al ver la expresión preocupada de su madre. —¿Qué pasó? —Vanessa bajó la mirada y mostró su lado más “preocupado”.
—Hijo, sé que no debería. Pero... encontré esto en las cosas nuevas que Miranda compró. —la mujer sacó varios cosméticos y ropa que ella le había comprado a Miranda. A la que había hecho prometer no le dijera nada a Manuel para que no se preocupara.
Aunque Miranda se sintió incómoda por los extravagantes regalos, también se sintió conmovida por la atención de Vanessa. Aunque Manuel se sorprendió un poco, en realidad no era gran cosa, dado que Miranda vivía sola y en realidad no tenía muchas preocupaciones, era normal que quisiera comprar una que otra cosa valiosa de vez en cuando. Pero al ver la preocupación de su madre, entendió su preocupación. Se giró y suspiró profundamente.
—Madre, te prometo que no habrá ningún problema. No pienso casarme antes de poder darles a todos una buena vida. Mi proyecto no es cualquier cosa, te podré dar a ti, a Miranda y mis hermanos la mejor vida posible. Créeme. —después de eso, Manuel le sonrió y le dio un beso en la frente, después, salió a buscar a Miranda. En cuanto se cerró la puerta, la preocupada mirada de Vanessa, se convirtió en una cara de exasperación y frustración insoportable.
—¡¿Cómo parí a un hijo tan estúpido?! ¡¿No debería pensar en atraparla lo más rápido posible?! ¡Demonios! — Arrojó las cosas de nuevo a la bolsa y fue a regresarlas rápidamente.
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Miranda que salió del restaurante bastante tarde, comenzó a caminar a la parada del autobús. Mientras se acercaba, vio al alto y guapo chico de cabello negro, recargado en la esquina. Se detuvo un segundo, pero después con una sonrisa se acercó a él.
—¿No fuiste hoy a tu segundo trabajo? —Preguntó ella, mientras veía su cabello aún húmedo.
—Debiste descansar en lugar de venir a buscarme. Trabajas mucho. —Manuel, sonrió y casi no prestó atención a lo que dijo por admirarla un poco más.
Su personalidad, sonrisa y apariencia. Eran como los de una hermosa joven acaudalada.
“Sí, ella de verdad merece lo mejor”
Se dijo a sí mismo mientras se proponía trabajar más duro por su futura esposa.
Cuando Miranda y Manuel llegaron a su casa, ya era bastante tarde, habían ido a cenar y caminaron un poco.Ambos se veían muy cómodos y sonrientes, cualquiera que los viera jugaría que era una pareja pacíficaMiranda no mucho después, se percató de las Miradas de Manuel. Cuando ella pasaba por las tiendas o quería comprar algo, por pequeño que fuera; él pagaba y la miraba con cierto grado de autosuficiencia, combinado con arrogancia y un toque de vergüenza. Ella alzó la ceja ante el curioso descubrimiento, aunque le pareció más como si viera a un niño pequeño, le pareció algo gracioso, al inicio; no le dió mucha importancia, no obstante, algunos de sus comentarios "románticos", comenzaban a erizarle la piel, pero también trataron de ignorarlos debido a su personalidad."Sólo está jugando" pensó varias veces.Al llegar a la puerta del departamento de ella, Manuel la tomó de las manos y jugueteó con ellas por un momento—Miranda, mañana presentaré mi tesis. Sé que tal vez no es la gran co
Al terminar, Manuel se fue de inmediato al baño mientras Emily lo seguía con la mirada con una sonrisa encantadora; cuando comenzó a vestirse ella, acarició suavemente el dorso de su mano. —¿Vas a irte así simplemente?Manuel la miró indiferente y Emily sintió un pinchazo de vergüenza. Tragó incómoda y trató de no romper su tierna imagen. Lo miró como si se sintiera apenada e impotente.—Sabes que no tengo opción ¿verdad? No tengo a nadie, estoy sola y necesito pagar mis propios estudios y todo. Manuel, sé que soy una mujer que ya no puede considerarse decente pero… —Él se acercó y la miró desde arriba, de una manera fría y distante.—¿Desde cuándo una prostituta le da explicaciones a sus clientes? —Él terminó de vestirse y arrojó el dinero a la cama. —Lo dijiste muy bien antes, sólo buscaba una cosa. Pagué por ello, ahora me voy. No me interesa tu difícil existencia. —Manuel encendió un cigarrillo y se fue sin mirar atrás.Emily, rechino los dientes furiosa por la envidia y la humil
Un pequeño niño, escuchaba del otro lado de la puerta. —Ése niño no es nada para mí, sí quieres puedo dejarlo en un orfanato o algo. Ya te dije que sólo… —El hombre que fumaba recostado en la cama sonrió y se acercó a ella, acarició su mejilla y su cara mostró una expresión de burla.La mujer se sintió incómoda, pero trató de conservar su sonrisa. —¿De verdad crees que me voy a tragar el cuento de que ése niño no es tuyo? No hace falta mucha imaginación o inteligencia para saber de quién es. Vanessa, ese niño es mi hermano menor ¿No es así?Ella sintió como cada gota de su sangre cayera de golpe, se quedó sin palabras y su mirada consternada provocó otra sonrisa de burla del hombre. —Fuiste su secretaria casi diez años, y repentinamente desapareciste. Me rompiste el corazón ¿Sabes? traté por todos los medios de crecer y hacerme un lugar en la empresa para que mi padre aceptara nuestra relación. Pero no fuiste más que una sucia, traidora y mentirosa. —Vanessa más que nadie en ese momen
Pasaron varios meses más, Tobías y Manuel comenzaron a llevarse bastante bien. Aunque se escondían para hablar la mayoría del tiempo, a Vanessa en realidad nunca le importó. Al contrario, debía reconocer que Tobías era una persona íntegra, que siempre hacía todo con legalidad. Llegando al punto de no casarse o salir con nadie mientras estaba con ella. Ese día la habitación estaba a oscuras y sus respiraciones comenzaban a normalizarse. Vanessa estaba a punto de levantarse e irse cuando Tobías la tomó de la mano.—Por hoy... Duerme conmigo. —Ella suspiró y se recostó junto a él. Tobías estaba esperando que se recostara en su pecho, pero ella le dio fríamente la espalda y se durmió. Se sintió tan vacío y patético…En el transcurso de la noche esperó que en sus sueños se moviera inconscientemente y como en muchos dramas amanecieran abrazados. Pero eso no era más que ficción, ahora también se sentía ridículo. Se levantó, se puso su bóxer y comenzó a fumar en la ventana mientras l
En el hospital, Vanessa no podía creer lo que el doctor le había dicho. A Manuel no se le permitió quedarse, así que tuvo que quedarse en casa. Cuando Tobías llegó se sorprendió al ver al niño frente a la puerta, como una estatua. Juntó las cejas y fue como si entendiera que algo había pasado. —Mamá está en el hospital. —en ése momento, la fachada del hombre se quebró y con una cara de pánico se acercó a Manuel. —¿Qué pasó? ¿Fue por lo que dije? Tú... Yo...—El niño, exasperado se alejó un poco y lo interrumpió. —No te comportes como un idiota, está en el hospital general. Ve a buscarla, yo no puedo ir. —Ah, si, si. tienes razón. —Tobías reaccionó y nervioso salió corriendo. En cuanto llegó, Tobías comenzó a preguntar y buscarla muy nervioso, después de que una enfermera lo llevara personalmente a la habitación de Vanessa, no se calmó hasta que entró, ni siquiera pudo dar un suspiro de alivio, dado que la encontró sentada y completamente devastada. Nuevamente se preocupó y se a
Varios días antes en el trabajo de Vanessa.— ¡Pero vaya! ¿No eres la zorra que estafó a mi exesposo?Todos en el lugar miraron curiosos a la mujer que detuvo a Vanessa. Ella trató de conservar la calma apesar de que ya todos la miraban como una basura. Se trataba de Eloísa, la exesposa del difunto padre de Manuel.En automático los susurros e indirectas no se hicieron esperar. Resultó que su jefe actual era un viejo compañero del padre de Manuel. Y, que hasta ese momento se enteró que era cuñado de Eloísa.Suspiró profundamente y entró a la oficina de su jefe a anunciarla. —Señor, la señora El... —¿Cómo está ése bastardo tuyo? ¿Ya saben tus vecinos que eres una mujer de la vida fácil? ¡Hump! Lo dudo, de ser así ya te habrían sacado a patadas de ése edificio. Aunque bueno, como ahora te estás acostando con el hijo de tu ex amante. Y te cuida bastante bien, supongo que se detienen por eso. Eres lo suficientemente calculadora y facil como para buscar hombres con algo de influencia y di
El doctor entró y al ver a Vanessa, sorprendiéndose al verlos, pero no dijo nada. Debido a la época era relativamente normal que las parejas pelearan y era bastante extraño que aún así, se sintiera tanta calma a pesar de todo.Lo raro era que las heridas del hombre se veían más aparatosas. Dejándolo ver bastante mal. Después de un rato una de las enfermeras entró y molesta atendió a Vanessa, se veía bastante irritada.En automático ella notó el motivo de su enojo, miró a Tobías, pero éste parecía perdido en sus pensamientos. Mientras la mujer retiraba su canalizacion, le dió un tirón. — Ah! ¡¿Estás loca?! ¡¿Qué demonios te pasa?!—Gritó Vanessa furiosa.La enfermera la miró con satisfacción y se preparó para salir. Mientras miraba a Tobías esperaba que por lo menos le dedicara una mirada, antes de pasar junto a él, miró espectante al hombre. Él permaneció impasible, y Vanessa casi vomitaba sangre de la ira.Pero lo soporto...«Maldita zorra»Apretó los dientes y se volvió a recostar en
Tobías creyó en algun momento, que si la mantenía en su mano, y la apretaba fuertemente, ella no pensaría en dejarlo nuevamente. Tal vez sonaría cruel y posesivo, pero la quería, la quería tan cerca y solo para él, lo que le quedaba de vida.Sin embargo, se equivocó...Su sangre se heló, y la soltó suavemente. Incluso dio varios pasos hacia atrás incrédulo, su pecho dolía como el infierno y se sintió tan aturdido que la cabeza le comenzó a doler junto con su garganta que se cerró de golpe dejándolo incapaz de hablar.Vanessa se sorprendió, al ver como sus lágrimas comenzaban a caer. Tobías mostró una expresión de dolor insoportable. Se apretó el pecho y se inclinó tratando de controlarse.No obstante, ella únicamente lo miró unos momentos y logró contener el impulso de acercarse a él, no podía flaquear en ese momento, al final, simplemente se dio la media vuelta y se fue.Tobías se acercó a la pared más cercana y con una sonrisa indefensa llena de lágrimas solamente pudo ver su espald