La revelación de Raquel es la gota que derrama el vaso.Una vez que dejo de reír histéricamente, logro llegar hasta un sitio de taxis. El día que desperté en el baño de sangre no reaccioné como debí, traté de mantener la calma y la presencia de los demás sobrevivientes me ayudó a no entrar en pánico. Pero con cada suceso desde entonces, todo se vuelve más difícil, más ilógico, más incomprensible. Y todo el miedo, la ansiedad, la preocupación y el agobio lo he enterrado lo más hondo posible, pero ya no puedo más.Llego a la universidad, entro a mi habitación y me acuesto en la cama. Respirar me cuesta trabajo, una opresión en mi pecho me impide mover, simplemente me dejo llevar por la oleada de sentimientos. Por fuera apenas parece que estoy viva, pero por dentro estoy llorando, gritando, golpeando, suplicando. Es increíble que un simple dato como que tu amiga muerta es dealer, logre derrumbarme tanto. Porque en mi cabeza da vueltas una y otra vez los escasos días en que conviví con el
Lo único seguro es que alguien entró aquí antes que nosotros y olvidó poner el librero de nuevo. Y por suerte porque si no habríamos sido cuatro curiosos cadáveres.Al otro día, en Anatomía, hay examen sorpresa. Agradezco al cielo el haber estudiado toda la tarde de ayer. De las cinco preguntas abiertas, tuve duda en una. El acosador no tendrá que cambiar mi calificación... ¿Cómo verga supo que me iba a ir mal en el examen? Solo yo (porque era mi jodida prueba), podía saber que me fue mal. El acosador debe saber que estoy cursando Anatomía con este doctor en específico e ir a buscar mi examen para ver si me estaba yendo mal.Instintivamente, volteo el rostro hacia Tristán. Mira distraído por la ventana, su rostro se ve sereno, tranquilo. Está ausente, pues ni nota que lo estoy mirando. En esa posición no parece feroz ni imponente, se ve tan normal.―Se le perdió algo, doctora.La puta mierda. El profesor me pega un susto, maldita sea no voy a negar que me atrapó en una posición muy so
Escondo las manos detrás de mi cuerpo, no estaba haciendo nada malo, solo que no era apropiado. Sacudo la cabeza para borrar de mi mente ese par de ojos color esmeralda.―¿Qué hace este cuaderno en el suelo?Lo levanta y lo avienta hacia mi escritorio, ah, nos despertamos bravas ¿eh?―Maldita sean todos y todas ―avienta la mochila hacia su cama y abre la ventana―. ¡Jódanse!Grita hacia afuera y vuelve a cerrar la ventana. Se sienta en la silla de su escritorio y comienza a dar vueltas. Espero a que se calma, deje de dar vueltas y se cruce de hombros para preguntarle si todo está bien.―Son una mierda ―exclama―. Hernán me ha cortado estos últimos días, me dijo que soy una chica irritante mandona. Joan solo se rio y dijo que éramos más dramáticos que el teatro griego ―bufa y ríe amargamente―. Elige bien a tus amigos, Kendra, a veces no son lo que parecen.Se mete al baño y cierra de un portazo. Creí que era imposible que Giuli se enojara, siempre es tan alegre, animada, platicadora...sí
En algún momento nos parece buena idea subirnos sobre la cama y saltar para alcanzar el techo, no me gusta la idea de un techo, impone un límite cuando en realidad los límites deberían desaparecer, siempre hay llegar a más, aspirar a más no conformarse cuando alguien más te frena; no, él límite lo pones tú y de aquí a la cima nadie te debe detener. En la cima hay espacio para todos, podemos brillar juntos.―Eres increíble ―digo entre carcajadas―. Deberíamos ser amigas ―caigo a la cama, sonrío bobaliconamente―. Me haría bien tener una amiga.―Claro que sí ―Giuli me abraza―. Podemos dibujar mandalas ―sí, por supuesto, es una increíble idea―. Son los colores de tu aura, puedo verla.Yo nunca creí en esas mierdas de auras, lecturas de manos y demás, pero ahora que mi nueva amiga lo menciona creo que tiene razón, es más, si nuestros colores son parecidos significa que podemos ser mejores amigas porque los colores no mienten. Entrecierro los ojos mientras miro atentamente a Giuliana, necesi
Hay un sofá descuidado pegado a una pared, el hombre que no ha perdido oportunidad alguna para hacerme sentir como una idiota, me guía suavemente hacia allá. Gentilmente, me ayuda a recostarme, me aferro lo más posible a él, posiblemente le estoy haciendo daño en el brazo, pero no se queja ni se aparta.―Necesitas agua, espera.―No, no me dejes ―mi lengua se siente pastosa―. No te vayas.Me lanza una mirada que no sé interpretar, pero hace caso omiso a mi súplica y afablemente se deshace de mi agarre.―No me tardo.Lo veo alejarse hasta perderse en la oscuridad, maldito sea este foco, hace que todo esté en penumbras, se ve tétrico. Voy a cerrar los ojos un segundo, solo para humedecerlos y que se me quite el ardor, solo un segundo...un segundo.Me despierto sobresaltada, abro los ojos y me hallo rodeada por la oscuridad. Estoy tapada con una colcha que tiene un aroma agradable, tenue, apenas perceptible. Parpadeo varias veces para que mis ojos se acostumbren a las sombras. Ya no estoy
Un tatuaje en forma de p.Eso me lleva a una única persona, esta vez no hay duda de que Juan Pablo tiene algo que ver. Un fuerte dolor mi pecho aparece: Mi ex novio es un jodido asesino. Si mató al hacker, bien pudo matar a todos los de la casa de Silvio. Por el santo infierno, necesito ir a la policía, tienen que saberlo.Sebastián dijo que el video estaba en mi correo, efectivamente, tengo un correo de él en el que está el video. Antes de verlo tengo que llegar a la avenida, debo buscar un taxi que me lleva a la comisaría. Vuelvo a llamar a los chicos, pero ninguno responde, maldita sea, esto es una emergencia. Lo último que escuché de Sebastián fue que el video estaba en mi correo...luego dijo el nombre de Pavel...luego un golpe y la llamada se cortó.La luz se pudo haber ido y con ello la señal, tal vez por eso me manda a buzón. Intento de nuevo con Dalia, pero ahora manda directamente a buzón. Lo primordial es conservar la calma, una vez que esté con la policía todo se resolverá,
Alguien grita, los aullidos son de furia, dolor, sufrimiento, ira. Una mezcla de aflicción que clama por ser externada, es un monstruo atrapado que ruega por ser liberado porque fue tanto su tormento, que no aguanta más. Y sus lamentos desgarran mi ser, me dan ganas de llorar, siento su martirio como el mío y me uno, en una muestra de empatía intento comprender su tortura y ayudarlo a sanar, a que tanto daño sea aliviado."Ven" quisiera decirle, "quédate conmigo, puedo ayudarte a detener tanto dolor". Excepto que no soy nadie para hacer desaparecer el sufrimiento. Soy una persona común y corriente que tiene problemas, que apenas puede encarrilar el rumbo de su vida y que atraviesa mal de amores. Tal vez la que sufre soy yo, quien quiere gritar y sacar todo lo que tiene dentro para deshacerse de la opresión en el pecho. Algo me impide respirar, presiona con fuerza y no me suelta.Estoy atada, me doy cuenta, es imposible moverme. Me remuevo y lo único que logro es que un dolor punzante
No, no es cierto ¿Esto debe significar algo? Sebastián también se nota receloso, alterna su mirada interrogante entre la casa y yo. Como si una señal divina cayera del cielo, recuerda que tiene un teléfono móvil y lo revisa.―No podemos pedir ayuda en esa casa ―digo tajante―. Te vinieron a botar acá cuando te secuestraron.―Vaya, al menos me dejaron en una casa elegante ―dice y me suelta bruscamente―. Acá ya hay señal, podemos asomarnos y ver quién está.El novio de Dalia, debo decirle, es una situación desesperada. Si yo tuviera un secreto y alguien se enterara de él, no me gustaría que lo contaran. Le daré un ultimátum a Dalia.―No lo conocemos, lo vimos la vez que vinimos por ti ―explico entrecortadamente―. Solo vámonos.Sebastián me mira con pena y un brillo de comprensión, entonces asiente y me ayuda para llegar a la avenida.En el camino hacia la civilización relata lo ocurrido desde que encontraron el video. Les entregaron el disco duro o algo así para que vieran los archivos,