Veinte.2

Alguien grita, los aullidos son de furia, dolor, sufrimiento, ira. Una mezcla de aflicción que clama por ser externada, es un monstruo atrapado que ruega por ser liberado porque fue tanto su tormento, que no aguanta más. Y sus lamentos desgarran mi ser, me dan ganas de llorar, siento su martirio como el mío y me uno, en una muestra de empatía intento comprender su tortura y ayudarlo a sanar, a que tanto daño sea aliviado.

"Ven" quisiera decirle, "quédate conmigo, puedo ayudarte a detener tanto dolor". Excepto que no soy nadie para hacer desaparecer el sufrimiento. Soy una persona común y corriente que tiene problemas, que apenas puede encarrilar el rumbo de su vida y que atraviesa mal de amores. Tal vez la que sufre soy yo, quien quiere gritar y sacar todo lo que tiene dentro para deshacerse de la opresión en el pecho. Algo me impide respirar, presiona con fuerza y no me suelta.

Estoy atada, me doy cuenta, es imposible moverme. Me remuevo y lo único que logro es que un dolor punzante
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