No, no es cierto ¿Esto debe significar algo? Sebastián también se nota receloso, alterna su mirada interrogante entre la casa y yo. Como si una señal divina cayera del cielo, recuerda que tiene un teléfono móvil y lo revisa.―No podemos pedir ayuda en esa casa ―digo tajante―. Te vinieron a botar acá cuando te secuestraron.―Vaya, al menos me dejaron en una casa elegante ―dice y me suelta bruscamente―. Acá ya hay señal, podemos asomarnos y ver quién está.El novio de Dalia, debo decirle, es una situación desesperada. Si yo tuviera un secreto y alguien se enterara de él, no me gustaría que lo contaran. Le daré un ultimátum a Dalia.―No lo conocemos, lo vimos la vez que vinimos por ti ―explico entrecortadamente―. Solo vámonos.Sebastián me mira con pena y un brillo de comprensión, entonces asiente y me ayuda para llegar a la avenida.En el camino hacia la civilización relata lo ocurrido desde que encontraron el video. Les entregaron el disco duro o algo así para que vieran los archivos,
¿Qué pude haber hecho? No soy ni la mitad de fuerte que ellos, seguro habría sido la primera en ser sometida. Además, lo hice porque necesitaba robar lo que malditamente...joder. El sobre. Anteriormente lo tenía debajo de mi sostén, lo saqué para revisar la dirección, pero lo escondí de nuevo. Soy consciente de que debajo de mi ropa no hay nada, el acosador debió quitármelo, debió meter su mano bajo mi blusa para poder tomarlo. Me lo imagino descubriendo mi piel, levantando el sostén para jalar el sobre...Oh, por el infierno, me siento mutilada.―¿Rechazaste todas mis llamadas porque estabas follando? ―Sebastián sisea―. No es ningún secreto que Ventura se ha interesado en ti, pero no quería creer que lo prefirieras antes que a nosotros ―su mirada es una daga que me apuñala el estómago―. Fui por ti porque pensé que nos teníamos el uno al otro, de haber sabido iba primero a la policía.Abro los ojos en sorpresa y suelto un jadeo ofendido.―Pude haber ido a la policía y mostrar el video,
No tenía sentido que un extraño supiera cada paso que dábamos, tal vez todo ha sido un maldito montaje para extorsionarme y evitar que vaya a la policía porque ellos son los responsables. Tal vez a quien olvidaron matar fue a mí y ahora no es tan fácil llevar a cabo un asesinato sin que sospechen y por eso me han buscado cuando estoy más vulnerable. Quisieron ganarse mi confianza lo suficiente como para que llegara el punto en que no pudiera acudir a la policía. En la madrugada no tenían con qué extorsionarme, así que necesitaban asegurarse de que no hacía una tontería, entonces podían investigar y encontrar algo con lo que controlarme, como mi pasado. Casualmente, los tres culparon a los Diener inmediatamente, seguramente creyeron que lo aceptaría por los rumores sobre ellos, pero no contaban con que yo era nueva y de los Diener apenas sabía el nombre.Hijos de puta, caí derechita en la trampa.Casualmente, Sebastián mencionó que durante su secuestro salió el nombre de mi ex, segura
Ventura me lleva en brazos hasta el segundo piso, reconozco la puerta de la habitación en la que desperté después de que me drogara accidentalmente...mierda, el café. Debe existir una razón en específico por la cual me drogaron; ahora que todo indica que los malditos tres bastardos que jugaron conmigo son los que están detrás del acoso y el asesinato, rememoro los eventos de la tarde, pero fuera de la vez que me separé para seguir a Juan Pablo, no hay otro lapso en el cual, cualquiera de los tres, pudiera entrar al local para manipular nuestras bebidas.Claro, como ni Giuli ni yo estábamos presentes, decidieron drogarnos a las dos y así no fallar. Lo único que no me explico es el objetivo que tenían con todo lo ocurrido. Si yo armara todo ese plan solo tendría el objetivo de hacer sentir culpable a quien más resultó afectado, o sea yo. Porque me quedé dormida fue que no escuché el mensaje de voz, por eso no me dio tiempo de ir a la policía, obviamente preferí salvar a los chicos antes
―¡Qué rayos te pasó!La voz armónica y a la vez altanera de Marlene me sobresalta. Me separo del librero de un salto aun cuando sé que no estoy haciendo nada malo y me sonrojo. Desde el primer día que vi a Marlene me percaté de su belleza, tengo que reconocerlo, pero ahora que la veo ceñida en su vestido de satén color rojo carmín y su melena perfectamente peinada y adornada con un broche color rojo, entiendo qué quiso decir Giuli acerca de los pensamientos lésbicos. Los ojos de la chica brillan bajo la luz de la habitación, la expresión en su rostro es entre confusa y asqueada.―Alguien me atacó.Inmediatamente, sus facciones se suavizan y su expresión se torna preocupada.―¿Estás bien? ―se lleva una mano al pecho mientras se acerca a mí―. Ventura dijo que necesitabas ayuda, pero no creí que fuera algo como...mira, podemos denunciar, si algún imbécil se quiso pasar de listo...―No fue ataque sexual ―me apresuro a explicar cuando me doy cuenta de lo que pasa―. Me asaltaron en la calle
―Hablé con mi padre y tendré que irme ―la voz de mi acompañante rompe mi mirada con Tristán―. Es imposible decirle que no a mi padre, pero mi habitación es tuya. Si quieres encerrarte ahí, nadie te culpará.Acerca sus labios a los míos y me da un casto beso, su mano en mi antebrazo provoca un cosquilleo que recorre mi cuerpo entero, tengo que contenerme para evitar lanzarme de lleno hacia él. Rápidamente se separa de mí mis labios siguen los suyos y me doy cuenta demasiado tarde, ya cuando hice el ridículo. Él ríe por lo bajo, orgulloso de mi reacción, pero se despide. Suspiro, derrotada, estoy teniendo sentimientos que ni de cerca logro entender.Antes de largarme para encerrarme en la habitación de Ventura, miro de nuevo a su hermano, pero él no me ve, ahora está de espaldas a mí.Al otro día me despierto lo más temprano posible, me aventuro a asomarme por la puerta, vaya sobresalto que me llevo cuando me topo con Marlene.La noche anterior se la pasó increíble, lo último que vi ant
El irrefrenable deseo de gritar se mete por mis poros e invade cada centímetro de mi cuerpo. Me centro en observar a Giuli intentar por todos los medios arreglar el caos en tan solo un par de minutos; por supuesto que falla, pero mirarla proporciona un ancla en mi para evitar sucumbir al pánico impregnado de locura.Lo primero que acomoda son los barnices, cada uno formado de acuerdo a los colores del arcoíris, una vez que coloca el último barniz, espiro una profunda bocanada de aire que, sin darme cuenta, contenía. Parpadeo un par de veces antes de acercarme lentamente a la cama y tomar mi teléfono, el cual tiene carga completa. Una vez que lo desbloqueo noto el cambio en el fondo de pantalla que pasó de flores azuladas a la foto en donde estoy dormida en el sillón la madrugada de la masacre.Algo dentro de mí está mal, pues fuera de sentir ese terror que apenas debería permitirme respirar, estoy tranquila, las manos ni siquiera me tiemblan. Entro a la galería debido a una corazonada
Hasta antes de esa pregunta no me imaginé una sola persona que pudiera competir con Ventura, tal vez Tristán, pero su actitud de mierda no ayuda, pero Ulruir sí es esa persona a la que verías más de dos veces si te lo cruzaras por la calle. Al contrario que los hermanos, carece del esplendor sobrehumano, pero tal vez ahí reside su atractivo; me viene a la mente la imagen de él por la mañana amarrándose la corbata, despreocupado y algo se remueve en mi interior. Entonces me doy cuenta de que no es por él, si no por el hecho de que Ventura acaba de decirme que lo conocieron en Alemania, no son de aquí. Sebastián lo dijo.―¿Naciste en Alemania?Ríe por lo bajo, me mira como si estuviera hablando con una niña.―Mi madre es de allá, por negocios se conocieron, después de casarse se trasladaron acá ―llegamos a su automóvil, me abre la puerta y entro―. Cuando nació Marlene nos fuimos para allá y en el dos mil doce regresamos.Se encoge de hombros, aparta la mirada y mira mucho más allá de es